El regreso
Desde su regreso al 12 Peeta y yo solo intercambiamos palabras aquella vez que le pille sembrando las Primoroses en mi jardín y por un momento sentí que no estaba sola con mi dolor pues en sus ojos alcance a ver compasión pero muchos días han pasado después, más de los que puedo contar y a pesar de tenerlo cerca sigo sola envuelta en esta tristeza no me importa nada.
Mis días transcurren con lentitud y son oscuros, algunas veces no sé si estoy despierta o dormida pues las pesadillas me persiguen todo el tiempo así tenga los ojos abiertos. Casi no soy capaz de comer aunque Sae se esmera por preparar platillos suntuosos esperando que sean de mi agrado ellos solo me recuerdan la decadencia y el despilfarro del Capitolio y me asquea. Los bollos de queso que Peeta hornea se han convertido en la base de mi alimentación, es lo único que me recuerda que aún hay bondad en este mundo y su única morada es el corazón de Peeta.
El teléfono suena todos los días solo que nunca respondo aunque sé que algún día debería hacerlo. Mi rutina es abrumadora levantarme me obligo a comer, me obligo a salir a cazar, finjo que algún día contestare las llamadas del loquero, luego finjo que puedo dormir y así se escurren los días y los meses entre el dolor y la soledad lo único que no entiendo es por qué mi cuerpo se empeña en seguir con vida.
Hoy no es un día diferente, solo que en lugar del teléfono sonando me doy cuenta que alguien llama a la puerta con la misma insistencia. Sae no está así que me resigno a que deberé ser yo quien atienda. Sea quien sea no fue invitado así que no es bienvenido.
-Catnip
-Gale?- No puedo dar crédito a lo que ven mis ojos, aunque no me siento feliz de verlo, en realidad ya lo había dejado ir.. ¿entonces que hace aquí?
-Esperabas a alguien más?
-Solo no te esperaba a ti- le respondí secamente, acaso esperaba que me arrojara a sus brazos?
-Bueno aunque estoy conmovido con tu efusividad mi visita será corta, solo tengo unos minutos y tengo algo importante que decirte, perdona que no ande con rodeos.
-Dispara de una vez, es lo que mejor sabes hacer- note como mi comentario le molesto por la forma en que arrugo sus labios y luego resoplo.
-Catnip escucha... hay inquietud en el Capitolio. Después de lo que hiciste con Coin, los funcionarios quieren asegurarse que apoyaras a Paylor. Ellos no son tontos y saben que mientras aceptaste ser el símbolo de la revolución tenias tus propios planes de venganza y no quieren correr riesgos contigo. Quieren asegurarse que vas a mantener tu imagen y que la usaras en favor del nuevo régimen- sus palabras me aterraron. Un terrible pensamiento pasó por mi mente. Querían que volviera a ser el Sinsajo. No puede ser no otra vez.-Escucha me entere que quieren que trabajes para Paylor, o que hagas algo que demuestre que apoyas el nuevo régimen.
-Pero yo la apoyo, ella lo sabe desde que nos conocimos.-
-Pero hay muchos intereses de por medio.
Trato de reprimir un ataque de panico, yo ya no soy aquella chica que se atrevió a desafiar a Snow aun sin ser plenamente consciente de las consecuencias de mis actos, ahora después de todo lo que he perdido solo quiero dejar todo atrás, olvidar y ser olvidada hasta el punto de olvidarme a mi misma y desaparecer... hasta ya no sentir dolor. Aunque quizá deba resignarme a ser una pieza en los juegos de alguien mas y nunca tendré opciones.
-Escucha sé que te falle una vez pero te prometo que hare todo por protegerte. Yo… volveré al capitolio, averiguare todo lo que nos pueda servir te lo hare saber- Yo solo asentí.
En ese momento sentí como si una niebla venenosa se hubiera posado en mi cabeza cuando las palabras de Gale cobraron sentido. Se develo ante mí una verdad aterradora, si Paylor y su gente querían que mostrara mi apoyo y no lograba convencerlos tratarían de acabarme tal como Snow, arrasando con todo a su paso principalmente por aquellos a quienes quiero. Es decir Peeta está en peligro.
Debo decirle, pero como hacerlo? Ya no hablamos de echo creo que me odia y la verdad en este momento no soy capaz ni de mover mis piernas, estoy aterrada, desesperada. Al cabo de un par de horas reuní mis fuerzas y salí a buscar a Haymitch, al entrar a su casa y me aterre aún más al encontrarlo sobrio y aseado eso no es buena señal viniendo de él, si siente la necesidad de permanecer sobrio es porque se prepara para pelear.
-Preciosa a que debo el honor de tu visita.- me comenta un Haymicht pedante como de costumbre
-Eres mi mentor no? Pues te necesito.-
-Oh me alegra estar despierto para no pensar que he soñado que la invencible Katniss está rogando por mi ayuda.-
-Nadie te va a rogar... pero si no cooperas que obligare.
Hice silencio cuando un ruido proveniente de la cocina llamo mi atención, me gire rápidamente y me encontré de frente con sus ojos azules mirándome fijamente.
-Estas aquí- No puedo disimular mi asombro.
-¿Katniss sucedio algo?- inquiere Peeta pero yo aun no logro articular una respuesta- ¿Que es tan malo que no puedes decirlo o debemos buscar a Gale y preguntarle?- Me sorprendió con su afirmación, acaso me estaba espiando? ¿como sabia con quien he hablado hoy?
-No! Es que hay algo que deben saber.- No sé si debo decirle que estamos amenazados nuevamente por el Capitolio pues el temor puede llevarlo a una crisis, tampoco puedo ocultárselo.
Los versos del árbol de la ejecución volvieron a hacer eco en mi mente, acaso prefería verlo colgado junto a mí? O preferiría que él estuviera a salvo y así ambos seriamos libres. Mis ojos se humedecieron ante este planteamiento reprimí mi llanto pero no por mucho mire a Haymicht y me desahogue, les conté todo lo que Gale me había confiado, sus temores sobre mi seguridad y mi propio temor de ser tomados nuevamente como imagen de alguna loca campaña.
-Vaya que te siguen los problemas preciosa- Dijo tratando de sonar gracioso.
-Ayudame Haymitch, ayúdame a salir de esto.
-Está bien, mañana haré algunas llamadas y tratare de ver a que nos enfrentamos esta vez, pero si de algo esto seguro es que tienes que hacer algo grande para calmar la marea, tendremos que pensar en algo creativo- se llevó la mano a la barbilla como si estuviera pensando- Ya se! Qué tal si esta vez ejecutas a Peylor.-Su carcajada me hizo enojar y lo fulmine con la mirada.
-Esto es serio! Peeta está en peligro- Le grite logrando que dejara de reír.
-Está bien, no nos apresuremos, mañana pensaremos en algo.
Peeta solo me observo la mayor parte del tiempo por momentos se llevaba las manos a la cabeza por la preocupación pero luego se veía tan tranquilo que parecía como si no le importase nada.
Se ofreció acompañarme a mi casa supongo que debió notar la debilidad de mis piernas, caminamos a una distancia prudente y en silencio hasta llegar a la entrada, se despidió de mi asintiendo con su cabeza y nos dimos la espalda para tomar caminos separados.
-Así que Gale solo vino a hablar?- me gire rápidamente.
-Así es, me dijo que me llamaría si tenía más información.
-Entiendo… que descanses Katniss.- se despidió de mi con una expresión extraña como si no creyera del todo en mis respuesta quizá temía que estuviera reteniendo información, ojala supiera algo más.
Los días siguientes fueron más lentos y agonizantes aun, mi temor crecía cada minuto, imaginaba aerodeslizadores bombardeando el distrito y Peeta siendo torturado. No puedo soportar la idea de perderlo otra vez.
Al cabo de una semana de silencio Haymicht se apareció en mi puerta con Peeta a rastras, se notaba que no quería venir y yo no podría recriminarle por eso.
-Buena noticia preciosa tengo la solución a todos tus problemas.
-Por favor dime que no es una botella de licor blanco.
-Pues definitivamente mi plan incluye licor, sí y una solución.
-Tienes mi atención.
Haymicht invito a Peeta a ponerse cómodo en mi casa para explicar cómo las personas cercanas a Paylor insisten en que luego de haber desafiado a Snow de todas las formas posibles esperan que demos una muestra pública de nuestra aprobación a la nueva presidente. Nos contó sobre como habíamos hecho quedar en ridículo a las leyes del capitolio al publicar nuestra boda secreta mientras que Snow en persona planeaba oficiar una suntuosa ceremonia y ofrecer una extravagante fiesta en el Capitolio.
-En conclusión que propones- replica Peeta.
-Vamos galán tú además del apuesto eras el inteligente del equipo- dice mientras me dedica una mirada sínica.-Tendremos boda!
Sus palabras me cayeron como un balde de agua helada, no puedo creer que no se me permita vivir y morir en paz, ahora tendré que vestirme de blanco y sonreír como si nada hubiera pasado, hasta cuando seremos marionetas sirviendo a aquellos poderosos que tiran de nuestros hilos.
Mi discusión con Haymicht fue muy intensa, tratando de hacerle entender que no estoy dispuesta a permitir que me utilicen y mucho menos a permitir que vuelvan a dañar a Peeta por mi culpa.
-Está bien- Peeta rompió su silencio.- Podemos hacerlo, solo que no esperen una nueva proposición publica, Tampoco nada ostentoso, será aquí en el distrito y será modesto como solemos hacerlo aquí, si Paylor necesita que demostremos nuestra aprobación será bajo nuestras condiciones.
Haymicht y yo nos quedamos fríos ante la reacción de Peeta, personalmente pensé que iba a sufrir un ataque o simplemente se negaría pero una vez más me demostró que está dispuesto a hacer sacrificios con tal de protegerme o… quizá solo quiere que lo dejen en paz. Pero por alguna razón solo puedo pensar en que tendremos que besarnos.
Avance:
No podría dormir aunque quisiera pensando en lo que dije. Pero antes que mi cara explotara de vergüenza el llego casi sin ruido, solo sus ojos azules muy abiertos mirándome, pidiéndome permiso para entrar en la cama y rodearme con sus brazos, y lo hizo así que simplemente me entregue a su abrazo
