La noche anterior en el hotel había sido muy movida, pero quizás no en el sentido que él buscaba. Fue a dormir a su cama, junto a la de Nagisa tras pasar toda la tarde con él y sus sempai. Habían acabado rendidos, y estaban muy emocionados tras ver de lejos el gran recinto en el que la mañana siguiente iban a luchar por proclamarse campeones del torneo. Se sentía feliz de haber conectado tanto con su grupo de natación, todavía más cuando recordaba que ingresó para salvarles de desaparecer por la insistencia de Nagisa, que no le dejaba ni respirar. Había conocido a grandes amigos, por fin se sentía parte de algo, y de algo que le gustaba. Pero había algo que no le encajaba, cada vez que se sentía pleno con ellos, algún comentario sobre Matsuoka Rin surgía. Era como un fantasma para él, que aparecía cuando más seguro de su amistad con Makoto, Haruka y Nagisa estaba. Entonces sentía que su amistad no era suficiente para ellos, quizás su falta de compañeros durante la primaria le había provocado aquel malestar actual. A pesar de haber soñado siempre con una amistad verdadera, una amistad hermosa, jamás la había tenido hasta ese momento, y dudaba de ella cada vez que Haruka-sempai entraba en esos "trances" sobre cómo echa de menos a Rin, cómo preferiría nadar con Rin, cómo duda haber destrozado las esperanzas de Rin.
Ja, nadar. Como si él pudiera nadar, o al menos "hermosamente", ya que si algo no es hermoso, no es digno de hacerse. A pesar de sus continuos esfuerzos, no prosperaba, quizás el "problema" con el grupo le bloqueaba? Nagisa-kun le había ayudado mucho, pero eso no daba sus frutos, o al menos no todos los que él quería. Esto no le ayudaba. Desmoralizarse en ese momento era lo peor que podía hacer.
Fue al encuentro con Rin pasada la medianoche, con cuidado de que Nagisa no despertara. Allí Rin le descubrió las cartas, le contó todo lo que no le había contado la vez que le arrinconó. Rin también tenía sus problemas, claro. Pero cómo debía sentirse en ese momento? Cuando acabaron de hablar volvió al hotel y Nagisa había dejado la pose en la que estaba cuando él se había ido, ahora una pierna le colgaba por un lado y entre leves ronquidos murmuraba "Rei". "En qué estará pensando Nagisa-kun?" En algo poco hermoso, seguro. –Suspiró el de gafas con una risilla. Se acercó a su cama entre los trastos del rubio tirados por el suelo e intentó dormir, aunque no pudo. Solo deseó no tener un rastro de ello al día siguiente.
Llegaron muy emocionados al recinto, realmente iban a competir en un torneo importante. Primero tendrían que observar el turno de Samezuka, Rin recorrería a nado los 100 metros. Cuánto se sorprendieron todos al ver la actuación del pelirrosa. Fue embarazoso y nada hermoso, pero seguro que todavía más lo fue para él. Al acabar, fueron a buscarle para descubrir lo ocurrido, pero solo escucharon gritos y vieron a Rin alejarse, tras él, Nitori. Allí descubrieron que Rin no participaría en el relevo, la principal razón del esfuerzo del grupo. La mirada de Rei expresaba tantas cosas, por un lado quería ser lo bastante bueno para que sus amigos olvidaran a Rin, pero por otro lado quería lo mejor para ellos, y necesitaba que estuvieron bien. Decidió contarles lo ocurrido la noche anterior. La verdad sobre por qué Rin casi abandona la natación, porque sabía que solo nadaba feliz y por lo tanto, rápido y bien, cuando estaba con ellos. Así lo confesó todo, se igualó a Rin, expresando que sus sentimientos eran claros, quería nadar con los mejores amigos que había tenido. Estaba feliz de haberles contado eso y haberse quitado un peso de encima. Pero un pequeño nudo que se fue ensanchando en tu garganta se formó cuando Haruka-sempai pronunció que él quería nadar con Rin. Por ello hizo uno de los mayores sacrificios que jamás había hecho, aunque le sorprendió la facilidad con la que todos aceptaron: Rin nadaría en su lugar.
