.- Murderer Cupid -.

"Empezamos otra historia… Este fic va dedicado exclusivamente para Betsy17, quien eligió parte de la trama de este fic.

Con mucho cariño para mis fieles lectoras: xilema95, Vegen Isennawa, nana-lilium, Kumikoson4, Scar Lawliet, mari-nyaa, y Chibi-tan.

Enjoy!"

Capítulo I: Serial killer

Yagami Light era uno de los mejores policías que tenía Kanto. Desde que había salido con honores de la universidad había sido todo un prodigio en su campo y había logrado hacerse con muchos casos, resolviéndolos todos con extrema pulcritud.

Su padre, Soichiro Yagami, trabajaba también en la NPA, muy orgulloso del hijo que había seguido sus pasos, y aún mejor que él mismo. Light no había usado en ningún momento las influencias de su padre. Fue a un departamento diferente cuando le permitieron trabajar como pasante en la NPA, y lo que consiguió a partir de entonces fue producto de su propio esfuerzo. Soichiro ahora trabajaba en oficinas, supervisando y ayudando en investigaciones bibliográficas o de escritorio. Apenas lograba ver a su hijo a lo largo del día, pero estaba plenamente satisfecho con él.

Light se dedicaba a las investigaciones de campo. Básicamente, era el mejor inspector que la NPA había tenido en años. Con sólo 25 años Yagami Light era el mejor entre los de su área, por lo que los demás policías estaban prácticamente a su mando. Tenía como compañeros a tres varones: Matsuda, con tres años mayor que él, y Mogi y Aizawa, ambos con cinco años mayores que él. Eran hombres responsables y serios, en su mayoría, y aparte de respetarlo por su intelecto y capacidad deductiva, también le tenían cierto afecto debido a su padre. Light se había formado en la presencia de ellos y de su padre, y todos buscaban cuidarlo en cierta forma. Juntos hacían el equipo de investigación más exitoso de la NPA, y fue por esta reputación que fueron contactados cuando encontraron el cuerpo de un muchacho asesinado en los suburbios de Kanto.

Había ocurrido ya entrada la noche, en la madrugada. Una joven había encontrado el cuerpo de su compañero sin vida. La víctima en cuestión se trataba de un muchacho de 18 años que no había ido a su colegio desde el día anterior.

Light fue el primero en llegar con Matsuda a la escena del crimen, en donde encontraron a varios policías reteniendo a la joven. Light quiso hacerle unas preguntas a solas.

- ¿Por qué viniste su casa? – cuestionó en un cuarto aparte antes de entrar a ver la escena del crimen.

- ¿Por qué? – la joven lloraba angustiada, apenas procesando lo que estaba ocurriendo -. Porque… Siempre iba a la escuela, al menos este año se estaba esforzando mucho… Y de repente se falta dos días seguidos, ése no era él, de modo que pasé a verlo.

- ¿Y tenías la llave de la puerta?

- No, estaba abierta. Cuando toqué la puerta, se abrió.

- Entonces lo encontraste.

- Sí, yo… No creí que estuviera muerto, hasta que vi la sangre…

- Muy bien, tranquila.

La chica se había puesto a llorar nuevamente, Light decidió darle un descanso antes de seguir el interrogatorio. Salió del cuarto dejándola con otros dos policías. Matsuda lo esperaba, juntos se dirigieron hacia la escena del crimen.

Cuando entraron a la habitación, se encontraron con un hombre sentado sobre una silla, de espaldas a ellos. Parecía estar bien, no ser por el charco de sangre que había debajo. Al acercarse comprobaron que la sangre había goteado de sus muñecas, como si se tratase de un suicidio.

¿Qué les hacía pensar entonces que se trataba de un asesinato? Ah, es que sus extremidades estaban atadas a la silla. Además, tenía botones sobre los ojos. No estaban cosidos, sino estaban pegados con cinta adhesiva alrededor de la cabeza de una forma que resultaba imposible que se lo hubiera hecho él mismo.

Alguien más le había hecho aquello. Alguien más había cortado sus muñecas.

- ¿Por qué un chico de su edad usaría esa ropa? – pensó Light en voz alta -. Una camisa formal, con corbata y un pantalón de tela. No es común para alguien de su edad ni de sus características sociales.

- Lo sé. Tal vez planeaba ir a una entrevista o algo así – aventuró Matsuda.

Light se acercó al cadáver y lo examinó un poco más de cerca. No tenía mucho tiempo, pronto los forenses llegarían y se llevarían todo con ellos. Lo observó fijamente, con detalle.

- La ropa no es suya. Alguien hizo que se la pusiera a la fuerza.

- ¿Por qué lo dices?

- La talla no concuerda. La camisa es demasiado grande, el doblez del pantalón es más largo, y el nudo de la corbata se nota que fue hecho antes muchas veces más abajo. Ahora está más ajustada de lo normal.

- Entonces no es ropa nueva, alguien ya la usó antes.

- Muchas veces, sí. Y en definitiva no era él.

Momentos más tarde, ambos regresaban a sus oficinas en la NPA. Light llamó a su padre para enterarse de todo lo que había investigado desde su oficina.

- Su nombre es Yoshi Akushima. Estuvo en un reformatorio por involucrarse con un distribuidor de drogas hace tres años. Salió este año bajo la tutela de un funcionario público. Se le consiguió un trabajo de medio tiempo para que pudiera terminar el colegio. Estuvo limpio desde entonces.

- ¿Qué antiguos contactos tenía?

- Un par de hombres drogadictos, pero ambos están en prisión.

- Será un daño colateral entonces.

- Así parece.

- ¿Algo más?

- No por el momento. Hasta que se sepa más de la escena y se procesen las evidencias me temo que es todo lo que podemos informarte, Light.

- Gracias. Tenme al pendiente de todo, padre.

Cuando colgó el teléfono, observó de nuevo las fotos que había tomado de la escena del crimen. Era apenas un chiquillo, ¿cómo le había podido suceder algo así? ¿Cuánto tiempo habría estado atado en esa silla desangrándose sin poder tener una última visión del mundo real? ¿Su asesino habría estado presente en el momento en que la vida lo abandonaba por completo? Esperaba que hubiera testigos de algún personaje inusual. Si algún vecino hubiera logrado verlo con algún desconocido, ya sería un comienzo. Si alguien lo hubiera visto acompañado de una persona extraña, sería un comienzo.

Pero no hubieron testigos. Nadie había visto nada fuera de lo común. De hecho, apenas recordaban haber visto al muchacho alguna vez esa semana. Sólo sus compañeros de curso asistieron al funeral. El tutor del chico se limpió las manos hábilmente señalando que el hecho había ocurrido de la noche a la mañana. No había nada que se pudiera hacer.

La evidencia tampoco fue concreta. No habían pistas fijas. El asesino había sido muy hábil al no dejar rastro alguno. Ni siquiera un cabello, o un hilacho de ropa. Mucho menos huellas digitales. Fue prácticamente invisible, imperceptible ante los ojos de la policía.

Light colgó la fotografía de la escena del crimen en su muro de casos inconclusos, junto con unas cinco fotografías más de distintos casos pasados. A veces hacía falta algo más que un buen intelecto para resolver crímenes.

Exactamente al mes del asesinato, apareció un segundo. Light fue notificado para acudir a otra escena del crimen a la misma hora y en circunstancias parecidas. Se trataba de otro muchacho de 19 años que fue encontrado en su cuarto de alquiler atado a una silla con las muñecas cortadas. También estaban los botones pegados a los ojos, y nuevamente la desconcertante vestimenta: Camisa suelta, corbata y pantalón de tela.

- Estamos tratando con un asesino serial. Hay que comenzar un nuevo análisis.

Inmediatamente se puso a investigar él mismo las relaciones que pudieran existir entre ambas víctimas. Aparte de las similitudes de edad y de localización, no encontraba más detalles.

- Aguarda, este chico también estuvo en un reformatorio – anunció Mogi luego de algunas horas de investigación -. Fue por unos cuantos meses por agredir a una embarazada con globos de agua.

- ¿Globos de agua?

- Sí. Los lanzó directamente al vientre. Estuvo con un psicólogo durante de su reformación.

- Me gustaría hablar con él, Mogi – indicó Light – ¿No hay nada de su familia?

- No, al parecer fue criado en un orfanato lejos de aquí. Se escapó y vino aquí a tratar de independizarse.

- ¿En qué trabajaba?

- Tenía varios empleos. En un supermercado, como repartidor de periódicos y ayudantes de mecánicos. Lo suficiente para mantenerse decentemente.

- ¿No asistía a clases?

- No.

Entonces, ¿qué los ligaba a estos muchachos asesinados? ¿Qué podían tener en común? Ambos eran de los suburbios, pero desconocidos entre ellos. Ni siquiera sus círculos de amigos se conocían. En los reformatorios tampoco habían hecho contacto. Habían estado en áreas diferentes.

- Lo que más llama la atención es la limpieza con la que se han aplicado estos asesinatos – informó varios días después Light al resto de sus camaradas -. Ambos han quedado limpios de evidencias, los charcos de sangre no tienen huellas, la ropa ha sido rigurosamente escogida, al igual que los botones. Pero no sólo eso, ambas víctimas compartían muy de cerca el color de cabello, de piel, y de ojos. Lo más probable es que en un mes más del segundo asesinato, ocurra otro a un muchacho de iguales características.

- ¿Cómo lo prevenimos, Light? Hay montones de chicos así en esas zonas. Dada la inconexión entre ambos no tenemos un área específica. Podría ser cualquiera – inquirió Matsuda.

- Así es. Debemos dividirnos y ubicar a los más vulnerables, que hayan estado en reformatorios.

- Casi todos han estado en reformatorios – refutó Aizawa con los brazos cruzados.

- Entonces repetiré nuevamente, que ubiquemos a los más vulnerables. Tenemos exactamente veintidós días para hacerlo. No hay tiempo que perder.

Y por mucho que se esforzaron, al día siguiente de la noche del asesinato, nuevamente se encontró otra víctima en idénticas condiciones. Los policías se vieron frustrados, pero Light no se rindió. Llegó primero a la escena del crimen, derrotado desde luego, mas no vencido, y mientras la examinaba ocurrió algo inusual para él en su labor de policía.

Otro equipo de investigación apareció. Varios hombres se apostaron en la zona, afirmando tener permiso del FBI para intervenir en el asunto. Entonces un sujeto extraño ingresó a la escena del crimen mientras Light seguía todavía allí.

- Mi nombre es Ryuuzaki – se presentó vagamente mientras mordía su pulgar y caminaba encorvado hacia el cadáver -. Mucho gusto.

Al llegar ante Light, le extendió la mano.

- ¿Quién eres? – preguntó éste desconfiado.

- Fui enviado por el FBI. No te preocupes, estamos aquí para cooperar con la investigación.

- No necesito ayuda.

El pelinegro cedió ante su apretón de manos y se retiró a ver el cadáver de frente.

- Supongo que éste tendrá 20 años.

- Eso creo. ¿Tienes alguna identificación que mostrarme?

- Desde luego.

El hombre sacó una placa del FBI anexa a una identificación suya con su foto y datos. Light calculó que tendría 27 años, apenas dos más que él. No le gustó ese detalle, significaba que era casi tan competente como él o quizás más.

- Soy Light, de la NPA.

- Lo sé.

Una vez más, se molestó con él. Ni siquiera se conocían, ¿cómo podía saber algo sobre él? ¿Lo había investigado?

- Estoy al tanto de tus conclusiones, Light. Te informo que hemos coincidido en varias. Con esto, claro, surgirán muchas otras. Deberíamos reunirnos algún momento para compartir datos, ¿no crees? – ofreció el pelinegro.

Light no dijo nada. Observó enojado cómo los acompañantes del pelinegro sacaban fotos y recolectaban evidencias.

- ¿Por qué estás aquí? – interrogó con tono irritado.

- Porque me interesa este caso, ¿por qué más? Sólo trabajo en los casos que me interesan. Ahora, si están preguntándolo en un sentido existencial, podría hacerte la misma pregunta y aplicar tu respuesta a mis circunstancias.

- ¿Quién te dio permiso para inmiscuirte?

- El FBI tiene un convenio con la NPA en este tipo de casos. No es como si tuviéramos algún privilegio, aunque ciertamente nos da el mismo derecho a investigar que ustedes.

- No pueden llevarse nada.

- No será necesario, gracias.

Oh, genial. Eso era genial. Ahora tendría que compartir su caso con ese excéntrico tipo que parecía tener un sentido del sarcasmo muy marcado, o bien nulo.

Sólo le queda algo por hacer: Resolverlo primero y presumir los resultados en su cara.

"Así aprenderás quién manda aquí, Ryuuzaki".

Notas de Sume-chan: Otro fic! Yey! Policial, sí, y tendrá un detalle más que debo anunciar ahora antes de que se lleven alguna sorpresa desagradable en futuros capítulos: Tendrá shonen-ai. No digo yaoi porque no será fuerte, sólo algunas cursilerías que puedo escribir, pero nada demasiado descriptivo. A las que no les moleste, o más bien, guste, pues bien, son bienvenidas como lectoras!

Siempre contesto a los reviews, así que no se olviden dejar muchos para continuar!

Es un placer entretenerlas!