La tarde estaba teñida de un color un tanto claro, era la mezcolanza de un rosa con naranja y lila la que hacia la atmosfera mas romántica en esa tarde.
-Vee~- dijo el italiano tumbado en la cama –Hoy no quiero hacer nada-
La puerta de aquella iluminada habitación se abrió y la mirada acosadora de Lovino se fijo en lo primero que vio. Feliciano acostado en su cama y con su ropa.
-¿PERO QUE COÑO HACES AQUÍ FRATELLO?-
Aquellos estrenduosos gritos por parte del castaño despertaron causaron que el mas chico saltara de la cama cual gato y justamente se golpeo la cabeza en la pata de la cama. Al principio , el chico de ojos verdes le llamos esperando que se levantara, pero al ver que no servia se hacerco un poco mas.
-Hey fratello,¡Contesta!-Dijo mientras lo zarandeaba-¡Contesta!-
La exprecion del mas joven era tan pacifica. Parecia que estaba profundamente dormido. La dulce exprecion del chico atrairia a cualquiera . Lovino, al principio pensando que tal vez se estaría ahogando, comenzó a darle respiración de boca a boca, pero poco a poco se fue convirtiendo en un apasionado beso.
-No, esto esta mal. Somo de la misma sangre…- Dijo mientras dejaba de besarlo.
Convencido que era lo mejor, lo tomo en brasos como a un niño y lo llebo a su habitación. El tiempo paso rápido para el castaño, esperar a que su fratello despertara le quito la tarde, ya que para cuando vio atravez de la ventana lo que antes era tarde ahora era noche.
-Che palle, Fratello me quito el tiempo muy rápido- Se murmuro a si mismo.
El estomago comenzó a rugirle, su cuepo exigia comida asique rápidamente busco uno de sus tomates en la cosina y cuando regreso encontró a Feliciano despierto, aunque un poco confundido.
-¿Donde estoy?-dijo mientras se levantaba de la cama, sobándose la cabeza.
Al ver como el castaño lo espiaba por la puerta entr abierta se lanzo hacia el.
-Woo, eres muy guapo, ¿no podrias decirme donde estoy? Me he perdido y seguro que tu sabes donde estoy vee~-
El otro quedo en shock ¿Era posible algo mas loco? Su propio hermano le estaba coqueteando y no solo eso, estaba consiguiendo toda la atención de Lovino.
Esa actitud tan mujeriega, esa que el castaño conocía muy bien estab siendo utilizada por su hermano y aunque se resistiera, esos ojos color ambar lo hacia caer.
-Anda, seguro que tu sabes, además me caes bastante bien y ese lindo risito tuyo me atre ¿sabes?- dijo mientras se acerba a el otro acorralándolo en una esquina.
El castaño se comenzó a asustar, ese no era su hermano, era la actitud casanova y pervertida de su hermano. ¿Y que mejor que sacarle provecho? Despues de todo, podría jugar a la casita un rato y luego regresarlo con otro golpe a el mundo real. Era un plan perfecto, solo que había algo que a lovino le preocupaba ¿Sus padres se darían cuenta? Si los encontraban les meterían una golpisa y los enviarían otra vez a casa separadas. Lovino no quería eso, pero la seductora mirada de Feliciano era mas atractiva que la de cualquier mujer.
-Sabes tu nombre?-Pregunto un poco mas tranquilo
-No
-¿Tu edad?
-No
-Tu nacionalidad?
-¿Somos italianos no?-dijo mientras miraba hacia la ventana por donde a lo lejos se veía el coliseo romano –Aquí esta el coliseo-
Lovino sonrio pícaramente, tenia un plan y no podría fallar.
-Muy bien, tu nombre es Feliciano Vargas, y como hacertas en la nacionalida te dare un premio-
Dicho aquello, tomo a el chico de las mejillas y lo beso hasta que se quedaron si aire. La exprecion de Feliciano se veía sonprendida, relamente no esperaba que el otro hablara en serio, pero la sonrisa traviesa retornaba a al rostro del mas joven.
-¿Qué edad tengo?-pregunto manteniéndose a la misma poca distancia entre Lovino.
-Tu tiene 20 años yo tengo 20 años, somos de la misma edad.-
Feliciano solto un largo sus piro, como si todos sus problemas se se fueran con solo soltar aire.
-Uff, que bueno que eres de mi edad, me sentiría raro si fueras mayo pero ahora libremente puedo hacer esto-
En eso, abrió la bragueta de otro y comenzó a toquetear un poco su parte."Ha joder, si sigue asi terminere por tiarmelo" Penso Lovino mientras se agunataba las ganas de hacerle lo mismo a su hermanito. Lo miro con esos ojos de "A mi no me ganas bastardo" y comenzó a besarle el cuello.
Lo que comenzó como un juego ahora era una lucha inútil en donde lovino tenia la desventaja total.
