¡Hola! Okay, traigo de nuevo un fic sobre mi bebé Timmy. Con la trama más cliché de la vida, pero meh. Por favor tengan en cuenta que la comedia no es lo mío, así que todo sale muy raro.


Este fic participa en el Reto # 7: "Dos Meses de Long-fic" del foro "Los héroes del mañana".


Básico.

Contrario a la creencia popular sobre el tercer hijo de Bruce Wayne, acerca de cuán nerd y tragalibros que podía llegar a ser, Tim Drake conocía apenas lo necesario de literatura —y sólo porque mucho de ello era necesario para la escuela de altos estándares a la que asistía. Y si bien disfrutaba de sentarse junto a la chimenea tallada de la gran biblioteca en la mansión, los clásicos y las novelas no eran de su preferencia: Lo que le atraía eran libros densos de ciencia, mecánica cuántica, psicología y todo lo que estimulara su cerebro con lógica, teorías y aprendizaje.

(La poesía era algo de lo que apartarse. Si alguien volvía a preguntar su opinión sobre Emily Dickinson y sus sinsentidos, Tim iba a asegurarse de arruinar su cara con el libro más grueso de su colección.

Probablemente el de genética, con sus dos mil páginas a doble columna, gráficos de hojas enteras y apariencia de biblia.)

Pese a lo banal que podría parecer el que sus gustos no se alinearan con los rumores, cuando su familia se enteró de todo hubo un drama mucho más fuerte del que habría sido sano. Pero Tim entendía, más o menos. No era una sorpresa, ni la primera o última vez que su disfuncional familia eligiera un tema al azar para arruinar el recién recobrado buen humor que disfrutaba las últimas semanas.

El primero en enterarse, por razones obvias, fue su padre. Bruce, que sacó el tema en uno de esos lunes familiares en que Alfred había insistido (una idea fenomenal, en la que el primer lunes de cada mes Bruce era obligado a convivir un par de horas con cada uno de sus hijos y que siempre, sin excepción, terminaba en Batman y Red Hood haciendo un show del que ya nadie estaba asustado. Tim podía jurar que un niño en las calles murmuró "¿Otra vez?" la última ocasión que se les vio peleando en público).

Aquel lunes en específico, Tim había estado ayudando a su padre con el papeleo de Wayne Ent. durante media hora. El silencio llevaba rato de haberse prolongado, pero él no lo hubiera querido de otra forma —tal vez antes sí, cuando tenía trece y le aterraba la forma en la que Bruce nunca buscaba hacer conversación con él de no ser necesario, a saber si era porque le pensaba incompetente o sin interés—, porque los años y los intentos le enseñaron que incluso si B se lo proponía, ambos eran terribles manteniendo una charla liviana. Aun así, ocurrían raras ocasiones —como esa— en que Bruce en realidad intentaba.

—Tim… —empezó su padre. Los ojos alzándose del desastre sobre el escritorio de madera oscura para mirarle, sin duda incómodos—. La navidad está cerca.

¿La navidad está cerca?

Tim sabía que, para Bruce, aquella forma de ponerlo tenía sentido. En el cerebro ingenioso de Batman, de seguro masticó la frase por horas antes de decirla. Pero Tim no entendía, y eso sólo probaba las pobres habilidades de comunicación que ambos poseían —no era una sorpresa en realidad; Tim podía recordar el rostro afectado de Conner la última vez que Batman y Red Robin tuvieron una conversación de sólo gruñidos y miradas durante una más de una hora(a Tim le ponía triste, porque estaba seguro de que antes de conocer a Bruce, él podía manejarse a la perfección en conversaciones decentes).

—Lo está —Tim declaró—. ¿Qué tiene eso que ver con nada?

Porque, sí, Segundo mejor detective en el mundo y todo eso, pero en verdad no podía descifrar qué, de todas las cosas en el infierno, quería Bruce la mayoría del tiempo.

—Mm —B parecía frustrado—. Tu regalo. Sé que te gusta leer, así que pensaba ordenar alguna primera edición este año para ti. ¿Quién es tu autor favorito?

Siendo sincero, la forma en que los hombros de Bruce estaban tensos y las cejas juntas en una mueca de concentración, casi como si las palabras dolieran, era graciosa. Tim habría tomado una foto para Snapchat de haber tenido oportunidad, los fans lo habrían amado. Sin embargo, la pregunta le tomó por sorpresa; Tim creía que Bruce, de todas las personas, le conocía mejor que eso.

(El vuelco en el estómago era inevitable, pero la desazón jamás obtuvo una reacción física.)

—Oh, no me gustan las historias. Cualquier otra cosa estará bien. Los últimos meses encuentro interesante la clonación de órganos, pero todo está en los archivos de la cueva.

Bruce asintió y volvió al trabajo. Tim debió haber tomado su mueca como lo que era: una amenaza, pero en el momento había confiado en que para B la información era sencilla como cualquier otra cosa (como la forma en que Tim prefería el café o el orden en que mezclaba el cereal y la leche: Cosas inútiles que a veces podían ser ignoradas).

No se dio cuenta de su error hasta más tarde —demasiado tarde—, cuando Alfred le llamó para la cena en la mesa larga de la casa —que se reservaba para reuniones con otros miembros de la alta sociedad— y seis pares de ojos le observaron desde sus asientos en cuanto puso un pie dentro del salón. Tim fue consciente de su sweater roto, de sus shorts marrones y de sus ojeras oscuras, pues todos sus hermanos, su hermana y su exnovia-mejor-amiga-hermana-crush-de-por-vida, estaban mirándole como si fuera un monstruo salido de un portal interdimensional.

(Y Tim sabía de lo que hablaba, todos combatieron monstruos de otras dimensiones en algún momento de sus vidas con esa expresión en las caras.

Esa que gritaba "Problemas" y prometía una disección tortuosa.)

En ese momento, él no sabía qué cosa estaba mal. No, al menos hasta que Jason habló, con una curva aterradora en su sonrisa:

—No te gustan los clásicos, reemplazo. Nada de buena literatura, ni siquiera romanticismo. Nada de Shakespeare, al menos. ¡No llegas a un maldito básico!

(Woah. Tim estaba mucho más sorprendido de que Jason Todd estuviera sentado en la misma mesa que Bruce Wayne y Dick Grayson sin iniciar otra guerra. Llevándose bien, al menos lo suficiente para planear este asalto.

…Aunque no por ello menos molesto acerca de las nimiedades con las que su estúpida familia perdía la cabeza.)


1042 palabras.

¡Gracias por leer! Pronto estaré subiendo el resto de capítulos.