¿Casados o divorciados?
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Este fic está dedicado a ChemicalFairy y forma parte de los retos del Proyecto 1-8. Bueno, ChemicalFairy, espero que te guste mi fic y que cumpla parte de tus expectativas, voy a esforzarme para que así sea :)
Aquel día, fue el día más feliz de su vida y así le gustaba recordarlo siempre. Le agradaba rememorarlo para recordarse a sí misma el porqué había hecho eso siendo tan joven. La respuesta no tardaba en llegar a su cabeza. Era tan obvia y tan sencilla. La respuesta era que había estado muy enamorada, mucho. Eso hizo que se casara muy joven cuando todavía era una muchacha un tanto irreflexiva, y eso que ella siempre había sido la madura del grupo. Se casó tan joven que en ese momento no pensó que apenas unos pocos años después el fuego que ardía entre ellos iba a extinguirse de tal manera hasta quedar reducido a unas pobres cenizas que brillaban trémulamente amenazando con apagarse en cualquier momento.
Aquel día, había ido vestida con un precioso vestido blanco que su madre y sus amigas la habían ayudado a elegir. Había caminado erguida, con una pose orgullosa, hasta el altar. Allí, le estaba esperando su novio y futuro marido con una mirada repleta de cariño y determinación un tanto escondida por la habitual capa de escarcha que el chico formaba ante sus sentimientos para evitar que la gente se acercara demasiado a él. En pocas ocasiones, ella había visto realmente lo que había tras aquella pared de hielo pero lo había conseguido. Ella y otra persona lo habían conseguido. Esa persona estaba de pie detrás del novio con una sonrisa de oreja a oreja animándola a dar ese último paso. Sora alzó los ojos y miró a Matt. Éste esbozó una media sonrisa y después la joven miró a Tai, que estaba detrás de Matt, ya que había tenido el honor de ser el padrino en la boda.
El resto de la ceremonia para Sora siempre pasaba borroso, tan solo conseguía recordarse a sí misma en el altar junto a Matt, mirándolo a los ojos y perdiéndose en el profundo mar azul que podía ver en ellos. No conseguía recordar ni las palabras del cura, ni a los invitados, tan solo sus ojos que siempre habían reflejado ternura cuando la miraban a ella. Sin embargo, ahora eso había terminado hacía un tiempo. ..
Llevaban cerca de tres años casados, Sora estaba a punto de cumplir los veintiséis y Matt ya los había cumplido. Hacía cerca de seis meses que Sora intentaba abordar un tema peculiarmente escabroso. Lo había intentado de mil y una maneras, a cada cual de ellas más extraña que la anterior pero obtenía siempre el mismo resultado. Lo que ocurría es que la pelirroja podía ver como su matrimonio estaba yendo a la deriva, se estaba yendo a pique. El problema venía a la hora de comentar ese problema con Matt pues él se limitaba a encogerse de hombros y a dirigirle una mirada indescifrable. Aquella especie de indiferencia, estaba mermando cada vez más el cariño y la confianza que hasta ahora habían compartido y ese fue el detonante para que un día Sora se marchara de la casa.
Ella ya no podía más viendo como algo que había creado se estropeaba porque no eran capaces de colaborar para subsanar las grietas. Así que, una tarde, en silencio, empezó a recoger todas sus cosas y a guardarlas cuidadosamente en una maleta ante la mirada desconcertada de Matt que nunca había esperado que ella realmente fuera a marcharse a pesar de las veces que lo había dicho. No quería que Sora se marchara pero no dijo nada.
Lo último que vio la joven al salir de su apartamento fue a Matt sentado en el sillón frente al televisor, en una pose rígida, inclinado hacia adelante y con la mirada fija en la pantalla. Ella cerró la puerta tras de sí con un leve chasquido…
Ahora, Sora estaba sentada en el sofá junto a Tai. El moreno estaba mirando atentamente unos papeles que la joven tenía esparcidos por la mesa baja que había enfrente del sofá. Todos ellos eran apuntes de la universidad ya que Sora se había tomado en serio sus estudios pues cuando se había casado los había dejado de lado y aún le quedaban asignaturas pendientes.
Tai estaba rebuscando entre los folios cuando encontró algo que no eran apuntes, precisamente. Los miró con los ojos abiertos de par en par sin creerse que Sora los tuviera.
─ ¿Qué ocurre? – Preguntó Sora al ver la cara de espanto de Tai.
─ ¿Qué es esto?
Le giró los papeles para que pudiera ver a cuáles se refería.
─Son los papeles de divorcio…
El murmullo, a pesar de ser dicho en voz muy baja, llegó hasta oídos de Tai que leyó aquellos papeles. Lo único que faltaba eran las firmas de los cónyuges.
─ ¿Se lo has dicho a Matt? – Ella asintió mientras ocultaba el rostro entre las manos. Tai dejó los papeles y se arrodilló ante ella –. ¿Estás segura de esto, Sora?
─Tai, me he marchado de mi casa. He vuelto a vivir con aquí con mamá.
─Tal vez solo necesitáis tiempo para pensar y reflexionar sobre lo vuestro, no tiene porqué ser el fin.
─Nuestro matrimonio, ahora mismo, está hundido.
─Podéis intentar levantarlo.
─Yo sola no puedo, ¿sabes? Y, en los últimos meses me he sentido más sola que en toda mi vida. Un matrimonio es cosa de dos y si no es capaz de ver los problemas que tenemos e intentar buscar una solución, yo no voy a estar a su lado.
─Seguro que Matt también se preocupa por vuestro matrimonio, me jugaría mi mejor pie a que es así…
─Ojalá fuera así, Tai. Pero, él nunca dijo nada, nunca dijo qué pensaba, nunca me mostró realmente sus sentimientos…
Sora esbozó una sonrisa triste pero no dijo nada más. Tai dejó los papeles entre los montones de apuntes y se marchó tras revolverle el pelo a su amiga. De ahí, decidió que era hora de hacerle una visita a Matt porque ya hacía cuatro o cinco días que no lo veía. Siempre que había ido a su casa nunca lo había encontrado y, para variar, el móvil siempre lo tenía desenchufado. Caminó lentamente hasta el apartamento donde habían vivido Matt y Sora desde que se casaron. Llamó a la puerta y tras esperar un rato no hubo respuesta. Golpeó también la puerta con los nudillos y al hacerlo, ésta se abrió un par de dedos con un suave chirrido. El chico se quedó mirando el resquicio pero finalmente entró.
Una fuerte olor a sudado le tiró hacia detrás y se llevó la mano al rostro para taparse la nariz y la boca. El apartamento tenía todas las persianas bajadas y aquello olía como la madriguera de un oso, terriblemente mal. Avanzó por el pasillo y no tardó en encontrarse a Matt en la cocina, sentado en el suelo frente a la nevera, en ropa interior. Estaba medio dormido. Llevaba una botella de cerveza en la mano y había otras muchas a su alrededor, por encima de la encimera y de la mesa. Además, a su lado, en el suelo había también un cenicero que tenía una gran montaña de colillas que ya rebasaban los bordes. Tai puso los brazos en jarras y Matt al ver en el suelo unos pies que no había visto allí antes alzó la cabeza pero tuvo que bajarla de nuevo, le pesaba demasiado.
Tai desapareció y fue a dar una vuelta por la casa, el resto no era mucho más alentador. Se pasó la mano por el pelo y se subió las mangas de la camiseta. Tendría que tomar medidas drásticas. Se dirigió a la cocina y procedió a coger una bolsa de basura para retirar todas las botellas de cerveza vacías, incluso le quitó a Matt la que llevaba en la mano. Después, le vació el cenicero y alzó las persianas de la casa para que entrase luz.
─Matt, venga – El rubio alzó un poco la cabeza y vio que el moreno estaba frente a él con los brazos extendidos. Matt negó con la cabeza, no quería levantarse de allí –. Menuda borrachera me llevas y hueles como un muerto. ¡Venga a la ducha!
Lo cogió por los brazos, por debajo de las axilas y lo levantó hasta que pudo pasarse uno de sus brazos por los hombros. Luego, lo arrastró en contra de su voluntad hacia el cuarto de baño. Tai podía oír las quejas que Matt dejaba escapar entre dientes sobre que tenía una gran resaca y que no quería moverse pero, no le hizo ningún caso. Lo dejó sentado en la ducha.
─Más vale que te duches o tendré que hacerlo yo y no te gustará – Advirtió Tai con una sonrisa malévola. Matt no dijo nada pero con esfuerzo se puso en pie y e indicó con un gesto a su amigo que podía salir fuera. Tai asintió y cerró la puerta tras de sí. Cuando salió borró la sonrisa que había dibujado en su rostro enfrente de Matt para tratar de animarlo, le había dolido muchísimo encontrarlo así. Tenía que conseguir que aquellos dos volvieran a estar juntos. Estaba claro que era a Sora a la que se le daba bien dar a conocer los sentimientos, hablar sobre ellos. Pero, Matt podría abrirse un poco de vez en cuando, tenía que aprender que la pose defensiva no le iba a valer siempre y que tenía que abrirse a los que lo querían, sobre todo a su mujer. Tai suspiró, sabía lo difícil que era para Matt mostrar sus sentimientos, lo sabía de sobra. Y, sin embargo, estaba decidido a empujarlo, a hacer lo que hiciese falta para no verlo así de devastado por no poder decirle a Sora que seguía amándola con locura.
Matt sintió el agua correr sobre su cuerpo. Le dolía horrores la cabeza y podía notar como todo le daba vueltas, era consciente de que se había pasado bebiendo, y mucho. Para él aquel dolor de cabeza era como un pequeño castigo por no haber hecho algo con su matrimonio, por no haber retenido a Sora a su lado hacía cosa de un mes cuando ella se había largado harta de su aparente indiferencia. Suspiró, se sentía solo a pesar de que Tai se estaba esforzando por ir a verlo todos los días…
Habían pasado cinco días desde que Tai y él se habían visto y en ese tiempo no había hecho más que beber y fumar recordando a Sora a marcharse del apartamento. Apoyó la cabeza en la mampara trasparente, le escocían los ojos y a medida que se le despejaba la cabeza más fuerte se hacía el dolor que sentía en el pecho. Luchó contra aquello que peleaba por salir de su interior. Un minúsculo sollozo, tan imperceptible como un suspiro que fue aplacado con rapidez y violencia.
Hasta aquí llega el capítulo, espero que haya gustado y pronto subiré el resto. Creo que van a ser tres capítulos en total :)
