Fujoshi girl
Durante el descanso Sakura, Himawari y Tomoyo siempre discuten sobre cosas interesantes. Sobre un mantel decorado con sakuras, el almuerzo preparado, sus rostros avergonzados, cualquiera pensaría que hablan sobre la persona que le gusta, bueno es algo así.
—Pienso que Kurogane-sensei es el seme del colegio—reflexiona Tomoyo.
—mmm si pero Syaoron-kun es muy maduro, igual puede ser seme—refutó Sakura-chan con la cara colorada de tan solo pensarlo.
—Cierto, pero el silencio de Doumeki-kun lo convierte automáticamente en el seme de Watanuki-kun—declaro Himawari.
— ¡Ahhh!—exclamaron al unísono Sakura y Tomoyo.
**Historia de Himawari**
Los cerezos caen del cielo, es temprano para las clases, pero Watanuki Kimihiro odia llegar tarde, por eso estaba ahí desde esa hora, así que como aún no hay nadie, entró al salón vacío y después de unos minutos cayó víctima en los brazos de Morfeo. Su cara durmiente, tan tranquila y serena, cualquiera estaría cautivado, incluso para Doumeki Shizuka.
¿Cuánto tiempo ha estado esperando el momento indicado? Pero ahora eso no es importante, su cuerpo se movió solo, un sopló en el oído de su víctima, eso lo hizo despertarse y reaccionar de una forma violenta.
—¡¡Idiota!! ¿Qué crees que haces?—pregunta furioso Watanuki. Doumeki sonríe, un reto para su compañero.
Entonces Doumeki, aprovechando la confusión de Watanuki se acerca de forma peligrosa, rodea su cintura, lo acorrala contra la pared, solo para robarle un poco más de esa oreja tan preciosa, un dulce beso, una tierna lamida, y un pequeño mordisco.
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— ¡Suficiente!… es demasiado rápido—dice Tomoyo suspirando con fuerza.
De pronto la reunión se ve interrumpida por la llegada de una nueva invitada. Ella era Mokona Soel, con una enorme sonrisa se une entusiasta a la conversación, pues llevaba rato rezagada escuchando la historia de Himawari.
—No va deprisa, Himawari-chan se acopla a la personalidad de ambos, pero para mí, creo que Watanuki se vería genial junto a Yuui-sensei, ambos disfrutan cocinar…—comentó Soel, Himawari estuvo de acuerdo.
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Watanuki estaba atrapado en los brazos de Doumeki, él siempre fue más fuerte por ello el joven de lentes no puede escapar, deja escapar un pequeño gritó. La puerta del salón se abrió de pronto, y Yuui-sensei entró deprisa, alejó a Doumeki y rescató a Watanuki entre sus brazos.
—Perdóname por no llegar antes—dijo el rubio profesor a su joven amante. Watanuki no dijo nada, Doumeki quedó en silencio.
—Sensei…—susurró Watanuki con dulce voz. Yuui se acercó a su boca y le dio un beso fugaz. Doumeki se marchó por un momento.
—Me gustas tanto, Kimi-chan—dijo el rubio, Watanuki se ruborizo algo molesto.
—El sensei sabe a canela…—exclamo Watanuki para desviar sus emociones.
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—¡Kyaaa! Pobre Doumeki-kun…— dijo Tomoyo emocionada, —pero, bueno, la última parte… "el sensei sabe a canela", ¿no creen qué sonaría mejor con Kurogane-sensei como su pareja?—dijo Tomoyo.
**Historia de Tomoyo**
En el salón de cocina, se hornea algo delicioso, Watanuki es un experto en el quehacer doméstico, en especial si se trata de preparar alimentos, los postres hechos por él son sumamente deliciosos pero nunca ha podido lograr que la persona que quiere, los pruebe. Esa persona es Kurogane-sensei, alguien a quien le desagradan las cosas dulces, pero Watanuki siempre asegura que él hará que Kurogane-sensei pruebe uno de sus postres.
Hasta hoy el joven ha perdido la cuenta de todas las veces que ha sido rechazado, a veces con cortesía, otras con rudeza. Dentro del salón, Watanuki preparaba un postre extranjero, mexicano, algo llamado "arroz con leche", el toque especial de un buen arroz con leche es la canela, pero a pesar de que quedó perfecto, Watanuki se derrumbó ahí mismo al imaginar el rostro de rechazo del moreno profesor.
—Es inútil… debería rendirme *snif, snif, hic*…pero—sin darse cuenta había comenzado a llorar.
Sus sollozos traspasaron las puertas del aula, justo cuando iba pasando Kurogane-sensei. El moreno no es un hombre curioso, pero sabía que su alumno Watanuki Kimihiro era el único que se queda hasta esas horas dentro de esa aula, por ende, era Watanuki quien lloraba.
La puerta se abrió despacio, las fuertes pisadas de Kurogane atrajeron la atención de Watanuki, su rostro lucía como al de un niño, de hecho, para Kurogane el jovencito aún es un niño. Watanuki bajo la mirada avergonzado.
—¿Qué sucede?—pregunto sin tacto el moreno.
—Nada…—contestó por debajo el azabache.
—¿Estás herido? ¿Te quemaste?—indagó Kurogane, Watanuki negó con la cabeza. Cansado el moreno, suspiro con fuerza.
El precioso postre extranjero, brillante y con aroma dulzón, se quedo quieto en la mesa. Kurogane comenzó a reflexionar sobre la situación, entonces creyó que aquella cosa exótica no salió como el chico quería y que esa es la razón de sus lágrimas. Hizo una mueca de asco, pero de un solo movimiento, tomo el postre y lo engulló.
—Sabe bien… para ser algo dulce, no sabe tan mal—reflexiono Kurogane, Watanuki levantó la cara de inmediato.
—¡Imposible!—exclamo atónito.
—No se porque lloras tanto, sabe bien… no seas exigente contigo mismo—dijo el moreno, de pronto el azabache se lanzó golpeando el pecho del mayor.
—¡No es justo! ¡Así de simple! ¡Te odio!…—gritaba molesto, —¡Kurogane-sensei me gustas!—confesó de la emoción.
El moreno se quedo sorprendido, Watanuki se aferró a él como un niño pequeño, no quería escuchar nada del profesor, aquella confesión no debió ser, pero no pudo conformarse con hacerlo comer cosas dulces. Sin embargo la reacción de Kurogane, después de meditarlo unos minutos fue totalmente diferente a la que Watanuki se esperó. El moreno depositó un beso sobre su cabeza, Watanuki levantó la cara, con eso, besó sus labios, tan profundo, que Watanuki pudo percibir en su boca el sabor de la canela.
—El sensei sabe a canela…—exclamo Watanuki sonrojado, Kurogane sonreía, pero desvió la mirada de la vergüenza. Watanuki sonrió feliz, y se recargó sobre Kurogane.
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—¡Qué bonito!—exclamo Soel, Himawari no dijo nada, con su expresión era más que suficiente.
—Aunque bueno, para uke de Kurogane-sensei, al menos joven, me gusta más Syaoron… creo que se ven muy bien juntos…—dijo Tomoyo contenta, entonces Sakura interrumpió.
—Syaoron-kun se ve mejor junto a Syaoran-kun… —se hizo el silencio, Sakura estaba colorada como tomate, —también creo que Fai-sensei luce mejor junto a Yuui-sensei…—las presentes sonrieron picarescas.
—"Complejo de twincesto"—declararon todas al unísono, una terrible estocada para Sakura-chan. Las risas no se hicieron esperar. (N/a. Twincesto: Amor entre hermanos gemelos. Sin intención de morbo, solo con personajes ficticios).
**Historia de Sakura**
La noche era joven como ellos, las estrellas que tanto amaba su progenitora iluminaban el cielo con un brillo intenso, Syaoran podía verlos desde su ventana, algo borrosas debido a las lágrimas retenidas en sus pupilas, esos adorables ojos castaños.
—Hermoso…—exclamo Syaoran perdido en las estrellas.
—¡Qué envidia!—dijo otra voz parecida a la suya, una cabellos castaños le provocaban cosquillas en el pecho, porque esa persona estaba prendada de su vientre.
Sus padres estaban fuera, y así era mejor, quizá sus corazones estarían destrozados si descubrieran la clase de amor que se profesan estos hermanos, pero más allá de eso, su lazo es fuerte, desde que estaban en el vientre de su madre, siempre juntos, era tan natural para ellos.
Syaoran dejo escapar un gemido, aunque intentó ahogarlo en la almohada, desde su posición podía sentir la fuerte mirada de su hermano sobre él. Era inevitable. Syaoron no dejaba de besar el vientre de su hermano, era su parte más sensible, desde niños así ha sido. Syaoron no se conformaría con tan poco, necesitaba hacerle saber a su hermano lo importante que era para él.
—¡Nii-chan!—gritó Syaoran cuando sintió dentro a su hermano, Syaoron sonrió.
—Quiero que me mires a mí… quiero ser tus estrellas—dijo Syaoron sujetando con fuerza a Syaoran.
El tiempo se detuvo para ambos, y solo quedo el tiempo de ellos dos, cuando no eran dos sino uno.
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—¡Increíble! Con esa cara… ninguna diría que fueras tan apasionada—dijo Soel burlona.
—Sakura-chan… tu nariz esta sangrando—exclamo Tomoyo preocupada.
—Yo… funya~ ~…—Sakura en realidad estaba indispuesta.
—Supongo que me toca a mí…—interrumpió Soel, Sakura se recuperó rápido para escuchar el relato.
**Historia de Soel**
Estaba atrapado, no tenía salida, las personas más despreciables del planeta, hace rato que dejo de luchar, ¿Cuándo se pusieron de acuerdo para provocar su desgracia? Cada caricia, cada tacto, era un paso más al vacío, sentía que caía a un enorme hoyo negro. Esas manos grandes, a pesar de que son de la misma edad, dominaban con astucia sus cintura y caderas, mientras que esas otras, delgadas como las suyas, lastimaban su espalda, con esa boca burlona, besaba la base de cuello, debajo de la nuca.
—Por favor… suéltenme—suplico en vano el jovencito.
—Eres nuestro bocadillo, Watanuki Kimihiro…—exclamo el joven delgado, Larg.
—Vamos a comerte—agregó Doumeki con malicia, su lado oscuro.
Si alguien hubiera estado cerca para escuchar las suplicas de Watanuki quizá lo hubieran salvado pero como no fue así, el joven primero de abril fue poseído por Doumeki, mientras que Larg se encargaba de hacerlo callar, Watanuki no pudo evitar llorar. Con el alma destrozada, pendiendo de un hilo, desde el piso pudo ver a sus atacantes, ellos sonreían perversamente.
—Me encantas —dijo Larg pasando sus dedos por los cabellos despeinados de Watanuki, y mordiendo sus labios, los hizo sangrar. El sonido de la campana los alertó.
—La campana, hay que irnos—exclamo Doumeki, Larg tomo sus cosas, se arreglo un poco, incluso se dio espacio para darle un beso en la mejilla a Watanuki, antes de irse.
El joven primero de abril se quedo solo en ese sitio, y solo pudo dejar que su corazón explotara, desahogarse, sus lágrimas inundaron su alma rota.
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Las presentes quedaron atónitas ante tal historia, demasiado dramática, incluso Himawari sintió mucha pena, porque a ella realmente le gusta Watanuki, y nunca ha imaginado tal tragedia para él, pero no puede ocultar el hecho, que a su modo, fue un buen drama.
El sonido de unos aplausos advirtieron la presencia de la directora del plantel, una mujer singular, que entre sus varios pasatiempos, también esta el disfrutar historias de ese genero.
—Fue muy dramático, ¿no lo crees, Soel-chan?—exclamo la directora, Yuuko.
—Je lo siento, no pude evitarlo… tenía ganas de imaginar algo así—declaró Soel con una expresión boba.
—Creo que puedo mejorar eso…—reto Yuuko, todas estaban muy atentas.
**Historia de Yuuko**
Sostenía con fuerza sus muslos para no dejarlo escapar, ese rostro afilado, esos ojos azules tan inocentes, lo habían cautivado desde hace tiempo. Llegó como maestro sustito por un tiempo, impartía la clase de inglés, pero como también sabe hablar italiano y francés, a veces el joven maestro se acercaba con la intención de aprender algunas frases. Esos bellos momentos quedaron atrás, porque ahora solo estaban los malos recuerdos. En ese hermoso rostro solo había gesto de dolor y rechazo, algo que él no podía manejar…
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—¡Oh, por Dios! Esta hablando de Clow-sensei… y Fai-sensei—dijo Tomoyo captando la situación.
—Si, aunque estoy forzando un poco la situación… Clow nunca actuaría de esa forma—explico Yuuko.
—Entonces me permite continuar…—dijo Tomoyo, Yuuko accedió.
**Historia de Tomoyo**
Era todo un caballero, con una sonrisa enigmática que cautivaba a todas las señoritas del plantel, pero su único objetivo era aquel profesor risueño de química. Sin embargo, el rubio estaba perdidamente enamorado de un compañero de trabajo. Clow conoce las circunstancias pero en el corazón no se manda, así que movió su última pieza para poder acercarse a Fai.
Solo Clow podía llevar una situación de conversación en francés a algo incomodo para una persona, al principio, Fai rió confundido, pero a medida que Clow avanzaba, dejo de ser divertido. El mayor se aprovechó de todo, y tomó a Fai a la fuerza para robarle un beso, el rechazo fue inmediato, pero el rubio no quería dañarlo, sin embargo, si hubo alguien que le hiciera daño, el puño de Kurogane.
—¡No me sorprende! Siendo amigo de esa bruja—dijo el moreno profesor atrayendo al rubio a su lado. Clow sonrió, su labio se partió así que sangraba.
—Perdona, Fai-kun… me retiro…—dijo Clow poniéndose de pie, todo el camino no dejo de sonreír.
El silencio reino en el aula, el rubio no sabía que decir para defenderse, y Kurogane era hombre de pocas palabras. Fai se arreglo la ropa, que con el incidente se estropeo. Kurogane lo observaba fijamente.
—Lo siento, fue mi culpa, Clow-san…—intentó excusarlo el rubio, pero Kurogane interrumpió molesto.
—¡Idiota!—exclamo, —¡ibas a permitir que un viejo te violara!—casi afirmo el moreno, esas palabras provocaron las lágrimas del rubio.
El moreno profesor suspiro profundamente y se rasco la nuca, nunca ha sido bueno para controlar situaciones como esa. No sabía si pedir perdón, quizá no, porque el tenía razón sobre las malas intenciones de Clow. Lo único que pudo hacer, fue tomar al rubio y abrazarlo suavemente para demostrarle que no estaba enojado sino preocupado. Fai dejo fluir sus lágrimas sobre la ropa de Kurogane, porque hundió el rostro en su pecho.
El rubio estaba muy avergonzado, es sólo que quería mucho a Clow, era un buen amigo de Yuuko-sensei, y a él le agradaba, por eso no quería decir o hacer algo que lo lastimará, aún a costa de su propia seguridad. Kurogane podía leer a Fai como un libro abierto, a pesar de los esfuerzos del otro por no relevarse nunca al cien por ciento, eso es lo que más le gustaba a Kurogane de Fai.
—Kurogane-sensei… me gustas—confesó Fai aferrándose al moreno para que no huyera, —es más… creo… creo, estoy seguro que… ti amero—agregó el rubio con la mejillas rojas, Kurogane parecía inmutable. El rubio comenzó a ponerse nervioso, y soltó un poco su agarre; ahora era él quien quería salir corriendo.
Kurogane tomo su rostro con suavidad, y lo besó. Fai se perdió en el aroma del moreno, extasiado por el momento, deseoso de más, aún a sabiendas que quizá no ocurriese nada. Estaba equivocado. Kurogane intensifico el beso, tomando al rubio por la nuca, sólo para acercarlo más a él. Con la otra mano, el moreno ciñó a la cintura de Fai, atrayéndolo cada vez más.
Fai no podía respirar, no podía pensar, no podía hacer nada, sentía que se derretía en aquellas manos. La bata de laboratorio cayó al suelo, junto con la chaqueta del moreno profesor. Kurogane solo solía usar camisetas de tirantes debajo del uniforme, por lo que Fai pudo ver claramente esos fuertes brazos, bien formados. Kurogane se deshizo de el suéter que cubría al rubio, Fai se sonrojo al verse semidesnudo frente al moreno. Sin embargo Kurogane hizo lo mismo.
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—Espera un momento… ya me confundí, ¿dónde se supone que están?—pregunto Soel algo insatisfecha con el escenario donde se ambienta la situación.
—¡Ah! Lo siento, debí haber especificado que están en la sala de maestros, claro que para estas alturas la puerta tiene seguro… Clow-sensei lo puso antes de salir, ¿así esta mejor?—explico Tomoyo, Soel sonrió como aprobación.
—OK. Ahora continúa que quiero saber que sigue—dijo la directora ansiosa, Tomoyo dio un respiro.
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Kurogane se apoderó pronto de esos hombros delgados, así como el resto del cuerpo de aquel profesor, tan frágil como porcelana, y tan blanco como el marfil, el rojo de sus mejillas desentonaba con todo los demás.
—Ya no puedo—dijo el rubio que había aguantado mucho.
—Sólo un poco más…—declaró Kurogane, Fai cerró los ojos, pero de nada sirvió porque en cuanto el moreno entró en él, abrió los ojos de golpe y dejo salir unas lágrimas.
Fai se aferró con fuerza al cuerpo de Kurogane, tanto así que rasguño su espalda.
—Tranquilo, relájate… —decía el moreno a su oído.
—¡Duele! Duele mucho…—se quejaba el rubio.
—¿Quieres qué me detenga?—pregunto el moreno preocupado, Fai negó con la cabeza, el de negro deposito un tierno beso en la sien del rubio.
El sufrimiento no duro mucho, poco a poco Fai se fue acostumbrando a Kurogane, y comenzó a ser más placentero. Cuando terminaron, Fai quedó aferrado a Kurogane, relamente no quería dejarlo ir a ningún lado.
—¿Quieres soltarme?—pregunto el moreno cansado.
—No, no quiero—respondió Fai como niño pequeño. No teniendo otra salida, se llevó al rubio en brazos a su propia habitación.
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—¡Kyaaa! ¡Qué hermoso! ¿Me preguntó si la historia continua en la habitación?—exclamaba ansiosa Yuuko.
—¡Claro que sí!—contestó Soel a su pregunta.
—Pero me apena la situación de Clow-sensei… es triste—dijo Sakura, eso atrajo la atención de Yuuko.
—Supongo que se puede hacer algo…—dijo la directora.
**Historia de Yuuko (continuación a la anterior)**
Con el corazón destrozado, Clow ando por los pasillos de aquella inmensa escuela, manteniendo esa sonrisa tan típica de él, que conquista a varios, en especial a alguien en particular. Clow sonreía, no de forma sarcástica, ni nada por el estilo, al contrario, sonreía algo triste porque todo salió como lo predijo, es decir, Kurogane reaccionaría a su insinuación con Fai, y se daría cuenta de sus sentimientos hacia el rubio. Bien, todo estaba bien ahora. Sin embargo, Clow no contó con el factor sorpresa, de la nada, Watanuki venía corriendo y chocó con él.
Watanuki cayó sobre Clow, de inmediato se levantó y ofreció una disculpa con esos ojos azul cielo, enormes. El maestro mitad británico, se quedo extasiado mirando aquellos ojos, de pronto, su cuerpo se movió solo, atrapo su rostro entre sus manos y beso esos ojos. Watanuki se sonrojo, Clow sonrió.
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La campana de la escuela sonó, era tiempo de regresar a clases, la directora volvió a su puesto antes de que cierto profesor de física la regañara por faltar a sus deberes. Las chicas levantaron todo, y se fueron en grupo al salón, Tomoyo se despidió porque estaba en un salón diferente.
Los jóvenes protagonistas de sus historias estaban dentro del salón, todos se saludaron.
—¡Himawari-chan!—exclamo Watanuki con voz chillona, Himawari sonrió.
—Hola Sakura-chan—dijo el castaño, ella hizo una reverencia.
—¡Soel!—dijo Larg abrazando a la susodicha.
—¿Dónde se fueron todo el descanso?—pregunto Syaoron con curiosidad. Las jovencitas se miraron con complicidad.
—Basta de plática a sentarse porque la clase ya comenzó…—interrumpió Fai, el tutor de esa hora.
El rubio se coloco en frente del salón, anotaba unas cuantas reacciones químicas, cuando por la ventanilla de la puerta vio pasar la figura de Kurogane-sensei platicando con Clow-san, de pronto, Fai se sonrojo levemente, pero cayendo en cuenta de su distracción, continuó escribiendo. Las jovencitas se dieron cuenta de eso, sonrieron entre ellas, los jóvenes no entendieron que era tan divertido.
FIN
