Azares del destino
Por
HiKaRi-09
"Amor no correspondido"
La voz de la profesora de literatura se escuchaba a lo lejos, a pesar de que estaba a tan sólo unos metros de ella, no es que no le gustara la clase pero en ese momento simple y llanamente no era capaz de concentrarse…
Se encontró a si misma observando con la mirada perdida a través la ventana, el espectáculo era realmente maravilloso, al estar en otoño los rosados pétalos de cerezo se deslizaban con suavidad de los árboles con los que contaba el espacioso patio de la secundaria Tomoeda, aunque tampoco era eso lo que le llamaba la atención.
La mayoría de sus compañeras escuchaban en ese momento con atención a la joven maestra, que relataba con emoción una bella historia de amor, un amor imposible entre una bella doncella y un apuesto caballero…Si ella no estuviera en ese instante tan preocupada, seguramente se hallaría suspirando como todas por el triste y romántico relato, igual que muchas adolescentes de su edad soñaba con un príncipe azul que viniera por ella para luego casarse en una boda mágica digna de cuentos de hadas. Sin embargo, para su mala suerte, ya había aprendido que eso era imposible, ésta era la realidad, en la que el chico que de verdad quería jamás se fijaría en ella y en la que al final terminaría rompiendo el corazón de alguien que no tenía culpa de nada, y no es que fuera un espantapájaros a la que nadie se le acercaba, es más…varias de sus amigas le habían dicho que les gustaría tener la suerte de ella con los muchachos, mas el único del que quería un poco de atención parecía creer que ella no existía.
¿Por qué había tenido que sucederle eso a ella, Tomoyo Daidouji? Cuánto envidiaba a su mejor amiga, Sakura Kinomoto en esos casos. Por supuesto que de la envidia sana, porque a la misma vez se alegraba mucho por su casi hermana y por el novio de ésta-otro de sus mejores amigos-que se encontraban viviendo una hermosa relación nacida de sonrojos y vergüenzas que al final había prosperado tanto hasta convertirse en una de las pareja más admirada de la secundaria.
¡Ojalá ese fuera su caso! Lastimosamente no era así; a sus tiernos 14 años ya había rechazado a muchos jóvenes que trataban en vano de conquistarla, pero era la primera vez que hacerlo le producía una tristeza tan grande y es que no había perdido a un posible futuro novio, sino que había perdido a un amigo…
No es que el chico en cuestión no le agradara en lo más mínimo, había notado como otras que era muy atractivo y sumándole eso a su amabilidad, caballerosidad e inteligencia, se convertía en el partido perfecto, el problema era que no para ella, ¡por Dios eran casi hermanos! Bueno…no exactamente, lo conocía recién hacía tres años, el punto era que siempre-y seguiría siendo así-lo había visto como un amigo, su mejor amigo después de Syaoran Li, el flamante novio de Sakura.
Ambos llevaban una muy buena relación antes del incidente del fin de semana pasado, en que todo había cambiado para mal, ahora él estaba DEMASIADO distanciado de ella, tanto así que cuando hablaban era únicamente con monosílabos y prácticamente él se alejaba cuando la veía, aunque ella no hacía nada por evitarlo, pues por más que trataba de ocultarlo, también le daba algo de nerviosismo pasar tiempo con aquel al que consideraba aún como alguien especial. Lo que se preguntaba era: ¿Cómo había sido tan absolutamente despistada? Claro que sabía que su prima Sakura lo era, y mucho…sin embargo ella, Tomoyo, se consideraba alguien medianamente perspicaz y que se daba cuenta de las cosas que sucedían a su alrededor, como había sido el caso de la mutua atracción de ambos castaños a los que tenía como amigos de toda la vida. ¿Cómo es entonces que no había notado el interés de él? O es que ese ojiazul tenía una habilidad increíble para ocultar lo que pensaba, o es que ella estaba perdiendo su toque…
Salió rápidamente de sus divagaciones cuando escuchó que la profesora ordenaba que leyeran una obra llamada "Romeo y Julieta"-si no se equivocaba-, y al girar su vista hacia la pizarra no pudo evitar encontrase con la plateada cabellera del único ser por el que sentía mariposas en el estómago. ¿Su nombre? Yue Tsukishiro, el chico más perfecto que había conocido, y que para su regocijo personal se sentaba justo enfrente de ella. Una mirada soñadora se hizo presente en sus bellas y expresivas orbes amatistas, que desapareció por completo al posar su mirada en el joven que le había causado tanta conmoción durante el transcurso de esa semana, emitiendo un hondo suspiro, cerró los ojos con frustración para luego ocultar su cara entre sus brazos, recostándose en su carpeta.
Unos minutos después, el timbre la sobresaltó haciendo que levantara su cabeza extrañada. ¿Tan rápido era hora de salida?, el tiempo sí que pasaba rápido. Se agachó con rapidez, acomodando sus cuadernos dentro de su mochila azul pálido, regalo también de él en su último cumpleaños, y cuando se levantó observó con sorpresa y con una gota en la cabeza que quedaban solamente dos personas en el salón, todos "volaban" a sus casas cuando era la salida del viernes.
-¿Estás lista Tomoyo?-cuestionó la voz dulce de Sakura, su amiga desde que usaba pañales. Una linda joven de su misma edad con rasgos muy diferentes a los suyos, el cabello color miel corto hasta los hombros, una sonrisa agradable y unos ojos jade resplandecientes que cautivaban a muchos, y que según aseguraba Syaoran, eran lo que más le habían llamado la atención de la esmeralda.
-Sí, por favor, llegaremos tarde-insistió un castaño de cabellos un poco alborotados que lo hacían ver aún más apuesto, poseedor de un buen físico gracias a su título de capitán de la selección de fútbol, además de unos profundos ojos ámbares, y que era procedente de China, Hong Kong.
-¿Y por qué tanta prisa Syao?-rió divertida Daidouji, con un pequeño toque de burla hacia su amigo chino.
-Hoy cumplimos un año desde que Sakura y yo estamos juntos-sonrió el pequeño lobo acariciando con ternura una de las mejillas de la flor de cerezo, que enrojeció al instante, ya que todavía no se acostumbraba a las muestras de cariño en público-iremos al cine y…
-¡Oh, no puedo creer que lo olvidé!-gimió la pelinegra-les debí haber comprado algún regalo especial. No se cumple un año todos los días, cómo es posible que yo…
-¡Tommy!-exclamó la ojiverde sacando a su prima de su monólogo-yo se que has estado muy…preocupada últimamente y créeme que te entiendo-sonrió comprensivamente-ya sabes que no tienes que regalarnos nada, después de todo si no fuera por ti nunca nos hubiéramos confesado lo que sentíamos-finalizó tomándole la mano al menor de los Li.
-Igual-siguió tercamente la amatista-nunca en toda mi vida he estado tan distraída-expresó compungida-no sé qué me sucede…
-Si quieres podemos ir a mi casa a ver películas para que te distraigas un poco-sugirió el ambarino, dándose cuenta del estado de ánimo de la nívea, y él sabía bien porqué.
-¡Por supuesto que no!-negó efusivamente Tomoyo-si hacemos eso estaré arruinando completamente su velada romántica y eso sí que no me lo perdonaría nunca-sonrió sinceramente-yo estoy muy bien, y si realmente quieren verme feliz, mejor vayan a su cita y diviértanse mucho.
-Gracias T-chan-la abrazó Sakura con una enorme sonrisa-¿segura que no quieres que te esperemos?
-Muy segura. Me falta mucho por arreglar todavía, así que tengo para rato, si no se van terminarán perdiendo la película
-De acuerdo, ¡nos vemos el lunes!-se despidió agitando su mano, la esmeralda, mientras salía del aula tomada de la mano con su novio
-Adiós Tomoyo-repitió a su vez Syaoran antes de desaparecer por el pasillo
La ojiazul suspiró de nuevo, viernes en la tarde y no tenía ningún plan mas que quedarse comiendo helado de vainilla-su favorito-en su cuarto y viendo películas cursis que seguramente terminarían por hacerla llorar; y es que ella era así, se podría decir que sentimental era su segundo nombre, le fascinaba todo lo relacionado con el amor, aunque últimamente no le iba muy bien en ese tema…por eso no podía evitar emocionarse al pensar en la dulce relación de sus amigos
Bajó las escaleras apresuradamente, quería llegar a su casa lo más rápido posible para así no perder toda la tarde sin hacer nada interesante. Llegó al patio en cuestión de segundos, podía escuchar en el campo de deportes los gritos del profesor de atletismo hacia los integrantes de ese club, al que por casualidad asistía Yue, sin querer sus mejillas se colorearon al recordar al atractivo albino, de rasgos casi inhumanos y que se asemejaba tanto a un ángel con aquellos bellos ojos azul cielo y cabellera plateada.
Su rostro inmediatamente se tensó, siempre que pensaba en Yue tenía que terminar pensando en él…todavía le dolía tanto haberlo lastimado, a él que siempre había estado con ella y que le había brindado su cariño libremente sin presiones, que no se había fijado sólo en su físico, si no en su interior, porque era conciente que sus sentimientos hacia ella eran sinceros y puros, entonces…¿Por qué no podía corresponderle?
Flash Back
Era tarde, el manto de estrellas cubría el cielo y un ligero viento helado le causaba escalofríos, algo normal al estar usando una delgada blusa de seda, si hubiera sabido que se iban a quedar hasta tan tarde, hubiera traído un abrigo.
-¿No es hora de irnos?-preguntó Tomoyo
-Todavía no Tommy, solamente unos minutos más-pidió Kinomoto recostada en el hombro de Syaoran, apreciando la enorme luna llena
-Pero pronto cerrarán todas las atracciones-dijo extrañada la amatista, todos estaban en ese momento sentados en una verde colina desde la cual se podía divisar el iluminado parque de diversiones de Tomoeda, al que había asistido con los castaños y con otro amigo suyo, Eriol Hiraguizawa.
-Enseguida nos iremos-sonrió Syaoran tomándole la mano a la flor de cerezo y levantándose junto con ella-iré a comprar algo de beber con Sakura, tengo un poco de sed
-Vamos con ustedes-saltó Tomoyo poniéndose de pie, refiriéndose a ella y a Eriol que había estado callado hasta ahora
-No tardaremos, mejor espérennos-negó el ambarino, guiñándole un ojo a Hiraguizawa sin que Tomoyo lo notara, para luego "arrastrar" a una confundida esmeralda con él.
-Bueno, parece que nos abandonaron-rió la pelinegra observando a su acompañante, un inglés de cabello negro azulado y misteriosos ojos zafiros cubiertos por unos anteojos que en vez de hacerlo lucir mal, eran el complemento perfecto para su rostro
-Sí-murmuró Eriol-ehmm…¿Tomoyo?
-Dime-sonrió la nívea-¿qué pasa?-cuestionó preocupada por el comportamiento de su amigo.
-Tengo que decirte algo muy importante
-No me asustes así Eriol, hablas como si fuera a ocurrir una desgracia o…
-Tal vez sí ocurra-dijo melancólico el ojiazul-de todas formas es mejor que lo sepas-suspiró-tú…tú eres muy especial para mí Tomoyo
-Eso lo sé-rió con júbilo la amatista-tú también lo eres
-No de esa forma que piensas, hablo de que…me gustas-se dio cuenta del gesto de estupefacción de su interlocutora, sin embargo siguió, ya era tiempo de confesarle lo que sentía-sé que somos muy jóvenes para decir esto pero…te amo Tomoyo Daidouji, eres lo más importante para mí, la que me ilumina el día en la secundaria, y no creas que te digo esto sólo porque eres muy hermosa, que es cierto que lo eres, pero lo digo porque con cada día que pasa me enamoro más de tu forma de ser, de la verdadera Tomoyo a la que otros no ven, a la que yo conozco muy bien, cada día me enamoro más de lo que hay dentro de ti, de la joven dulce, tierna, con los mejores sentimientos que he conocido jamás y con muchas virtudes que no terminaría de mencionar-sonrió con ternura esperando que ella dijera siquiera una palabra, venía la parte más difícil, su respuesta.
-Y-yo…-empezó con la voz cortada, no sabía que decir, todo lo que le había dicho Eriol había sido tan hermoso, lo que sucedía era que ella no sentía todo eso por él, lo quería mucho, mas no de esa manera-no puedo…yo no te amo Eriol. Eres mi amigo y no puedo pensar en ti como nada más-confesó con tristeza, sentía las lágrimas almacenadas en sus ojos-a mí…me gusta otra persona-musitó sintiéndose como el ser más cruel y despreciable del mundo. No quería dañarlo, significaba muchísimo para ella.
-E-entiendo-dijo mirando al suelo con el rostro más pálido que de costumbre-no tienes que preocuparte por mí-agregó al ver que Tomoyo iba a decir algo-todo seguirá igual entre nosotros-sonrió tristemente
-¿Entonces seguiremos siendo amigos, verdad?-buscó la mirada del inglés con insistencia
Hiraguizawa asintió débilmente-Bueno…me tengo que ir, me despides de Sakura y Syaoran-culminó caminando lejos de ella con rapidez, necesitaba urgentemente estar solo, aquel dolor en el pecho era insoportable, saber que ella, que su Tomoyo quería a otro, lo había destrozado sin planeárselo, en ese instante lo entendió, ella nunca sería suya…
-¡Eriol! ¡Espera! Por favor…-gimió, ella lo sabía, presentía que nada volvería a ser igual entre ambos, y eso le dolía profundamente. Cayó sentada en el pasto con las lágrimas corriendo libremente por sus mejillas; no quería perderlo…no a él…
Fin Flash Back
Sintió que sus ojos se cristalizaban nuevamente y que su vista se nublaba, recordar ese suceso le ocasionaba siempre los mismos resultados, la indiferencia de Eriol hacia ella la estaba matando lentamente, lo necesitaba a su lado, añoraba esos viejos tiempos en los que pasaban todos los fines de semana juntos, disfrutando de su amistad. Lástima que para él nunca había significado sólo amistad; y lo que más le dolía era que ella sí deseaba corresponderle, deseaba ser feliz a su lado, pero por mucho que trataba de imaginarse al peliazul como algo más que amigos, le era imposible.
Las perlas cristalinas rodaban irremediablemente por sus blancas mejillas, ya para qué evitarlo, era mejor llorar hasta que no quedara ni una lágrima en sus ojos, lo único que en verdad ansiaba era que todo fuera como antes, que ese hecho jamás hubiera sucedido, quería recuperar a su querido amigo…
-¿Por qué estás llorando Daidouji?-una voz a sus espaldas tuvo la virtud para sobresaltarla, ella conocía esa voz, ese acento amable, era de Yue Tsukishiro.
-Tsu-Tsukishiro-murmuró apenas, limpiándose las lágrimas que aún quedaban en su faz-no es nada, me sentía un poco mal, ahora ya estoy mejor-forzó una sonrisa, no quería que él la viera abatida
-De acuerdo-asintió el albino con su rostro inexpresivo y serio como de costumbre-aquí tienes, esto te servirá. Lo necesitas más que yo-dijo entregándole un pañuelo a la amatista
-Gra-gracias-sonrió verdaderamente Tomoyo con las mejillas sonrojadas
-Me tengo que ir al entrenamiento, nos vemos la próxima semana-se despidió Yue sonriendo casi imperceptiblemente
-Sí…-musitó distraídamente Daidouji; ese día sí que había terminado muy bien pensó, aún con el pañuelo en su mano derecha.
Salió un minuto de su ensoñación y observó su reloj de mano, ya eran las 3.30, en su casa seguramente debían estar preocupados por ella, así que echó a correr en dirección a la residencia Daidouji, no quería tener problemas con su madre.
Detrás de unos arbustos, un simpático adolescente de ojos azules observaba con tristeza la escena, se había quedado esa tarde a practicar en el piano, era una de las pocas actividades que lo ayudaba a despejarse en días como esos, pero jamás había imaginado que al salir se iba a encontrar con esa sorpresa: a la pelinegra a la cual le pertenecía su corazón, sollozando desconsoladamente, su primera reacción fue de asombro…y al mismo tiempo de culpabilidad, tal vez no había hecho lo mejor al alejarse de ella, la estaba lastimando, sin embargo no podía permanecer a su lado, las heridas de su rechazo no cicatrizaban todavía, era muy difícil actuar como si nada hubiera sucedido. Un lamento ahogado de Tomoyo lo había hecho cambiar de opinión y al principio había pensado en acercarse a consolarla, mas justo en aquel instante había hecho su aparición el capitán del equipo de atletismo, Yue. Al estar a una corta distancia no le había sido complicado percatarse de cierto detalle, la amatista se había sonrojado al recibir el pañuelo ofrecido por el peli-plateado, allí todo había cobrado sentido, la persona querida de Tomoyo era…Yue, nunca antes la había visto sonrojarse por nadie, entonces lo había entendido, su corazón ya tenía dueño, un dueño con el que no podía competir.
Se dirigió con pasos lentos hacia la salida de la secundaria, ya había tomado una decisión, era lo mejor para todos, para él y para Tomoyo, debía dejarla libre, dejarla vivir realmente feliz al lado de su persona especial, ya no quería interferir en su vida, lo que menos había deseado al decirle sus sentimientos había sido lastimarla, por eso era lo más adecuado tomar distancia…
oOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOo
El despertador sonaba con insistencia dentro de una habitación excelentemente decorada hasta que una pequeña mano blanquecina y delicada lo apagó con suavidad.
Tomoyo se levantó adormilada de su cama, un hecho no demasiado común, ya que ella tenía por costumbre levantarse temprano. Inmediatamente se puso unas pantuflas color celeste y se dirigió con una sonrisa hacia el baño personal con el que contaba su cuarto. Al llegar allí se desvistió ágilmente para después entrar en la ducha sintiendo el agua tibia recorrer su cuerpo. Pasados unos minutos cerró el grifo, envolvió su cuerpo en una toalla blanca y salió nuevamente a su habitación. Fue directo a su amplio clóset y de allí sacó el uniforme de su secundaria, que constaba de una falda blanca plisada que le llegaba hasta unos centímetros encima de sus rodillas, un saco de mangas largas azul oscuro con la insignia de la institución, unas medias blancas y unos zapatos de cuero negros.
Habiendo terminado de vestirse, procedió a cepillarse su largo y brilloso cabello negro que dejó suelto como todas las mañanas. Finalmente, se colocó el último accesorio que le faltaba, una boina blanca que también era parte de su uniforme; ya lista se acercó a su mesa de noche donde se encontraba un pequeño pañuelo crema, sonrió ligeramente al verlo, lo había lavado y planchado para hoy mismo devolvérselo a su dueño, quien amablemente se lo había prestado, Yue Tsukishiro. Lo tomó como si de un cristal se tratara y lo metió en su bolsillo.
Bajó las escaleras como un rayo, tenía que llegar un poco más temprano pues le tocaba servicio. Se sentó en la enorme mesa del comedor y esperó a que le sirvieran su habitual desayuno diario: dos rebanadas de pan tostado, un jugo de naranja recién exprimido y un vaso de yogurt fresco.
-Buenos días hija-la sobresaltó la voz de su madre cuando se encontraba por terminar de ingerir sus alimentos
-Buenos días-contestó la amatista sonriéndole a su progenitora, Sonomi Daidouji, una mujer de negocios, joven y decidida que normalmente debía viajar a varios lugares para expandir la exitosa compañía de juguetes de la cual era dueña. Aún así, eso no le impedía disfrutar a plenitud de la infancia de su única hija y su adoración, Tomoyo.
-¿Piensas salir más temprano hoy?-cuestionó sentándose al lado de la nívea
-Sí, tengo servicio-respondió Tomoyo terminando su jugo de frutas-Bueno, ya me voy, ¿vas a necesitar a Hiroshi o puedo decirle que me lleve?-preguntó refiriéndose al chofer
-No querida, iré a trabajar un poco más tarde, puedes ir con él
-Gracias-volvió a sonreír la pelinegra-Adiós mamá-se despidió con un beso en la mejilla de la autora de sus días, y abandonó el lugar.
oOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOo
Tomoyo atravesó el pasillo apresuradamente, se había demorado más de lo debido ya que el tráfico había estado muy congestionado, aunque estaba segura de que a pesar de todo su compañera de servicio todavía no había llegado, Sakura siempre tenía problemas con el despertador en las mañanas.
Grande fue su sorpresa al abrir la puerta de su salón de clases y encontrase a la mismísima Sakura borrando la pizarra con una expresión muy clara de sueño en su rostro.
-¡Hola Sakura!-saludó con entusiasmo
-Oh, hola Tomoyo-se apresuró a contestar la esmeralda bostezando agotada-creí que no ibas a llegar
Daidouji rió con diversión-Tuve un percance, pero tú si que me sorprendiste, es la primera vez que llegas temprano desde que nos toca servicio juntas-dijo alegremente
-Para eso tuve que ir a despertarla a su casa-se escuchó la voz de Syaoran desde la puerta, que venía con un ramo de flores en la mano para adornar el aula-ni con diez despertadores puede levantarse sola-bromeó el chino
-¡Syaoran! No es justo que digas eso-bufó furiosa la flor de cerezo haciendo un puchero.
-Vaya, ya decía yo que tenía que haber una explicación razonable-corroboró la amatista-¿vas a ayudarnos con el servicio Syaoran?
-Bueno…como no llegabas fui a traer las flores del jardín como me pidió Sakura. Eso sí, ya no pienso hacer nada más-sentenció el pequeño lobo entregándole las rosas a la ojiverde para que las pusiera en un florero y sentándose en su respectiva carpeta.
-Igual ya terminamos-sonrió orgullosa Kinomoto-pronto será hora de iniciar las clases.
-Lo siento, la próxima vez prometo venir temprano-murmuró arrepentida la hija de Sonomi
-No te preocupes, yo llego mayormente tarde, por un día que tú lo hagas no pasa nada-rió Sakura con una gota en la cabeza
El timbre de inicio de clases sonó fuertemente y poco a poco el salón se fue llenando de alumnos, tiempo después arribó la profesora de matemáticas que al parecer había tenido un mal día pues inmediatamente se puso a dictar la clase sin ni siquiera saludar a los alumnos.
Luego de media hora fue que la amatista se dio cuenta de la ausencia de algo, o mejor dicho de alguien, discretamente se giró hacia su prima que se sentaba a su lado y que en ese momento estaba tratando de entender los complicados ejercicios de álgebra.
-Sakura-susurró para que la maestra no la escuchara
-Dime Tomoyo-contestó la aludida en el mismo tono de voz
-¿Sabes dónde está Eriol? Todavía no ha llegado y él nunca falta-expresó con miedo de la respuesta, no sabía porqué pero tenía un mal presentimiento.
-No quería ser yo quien te lo dijera Tommy-bajó la vista su mejor amiga provocando que el corazón de la ojiazul se parara por el temor
-¿De qué estás hablando? ¿Decirme qué?-preguntó ansiosamente
-Él…él se fue…regresó a Inglaterra.-concluyó Sakura con un hilo de voz
Tomoyo se quedó en shock por unos cuantos segundos, las palabras de la castaña resonaban en su mente y en su corazón como dagas afiladas, tenía que ser una mentira, él jamás se habría ido sin despedirse de ella, ¿o sí? ¿Por qué le había hecho eso? Sin importarle ya el lugar donde se encontraba ni la furiosa profesora que la miraba con indignación, se levantó de su silla y exclamó a todo pulmón con los ojos desorbitados.
-¡¿CÓMO QUE SE FUE?!
------Fin del 1er cap.------
¡Holaa a todos! n.n
Aquí estoy con un nuevo fic, ésta vez un TxE y es que también me encanta esa pareja, aunque también tendrá sus toques de SxS :D Hace tiempo que tenía pensada esta idea jeje pero no había tenido tiempo para al fin empezarla.
Este cáp. es todavía como un prólogo y estuvo un poco triste no? Tomoyo rechazando a Eriol, a mi me rompió el corazón U.U pero así tenía que ser por ahora, en el próximo capítulo ya se verá que sucedió con todos, 7 años después de este día y allí es donde comienza la verdadera historia.
Bueno ya me tengo que ir, espero sus reviews para decirme que les pareció ñ-ñ Ya saben, críticas, comentarios, sugerencias, sólo díganlas ;P
Muchos besos y saludos! Hasta pronto!
HiKaRi-09
