Amor en medio de la oscuridad
By: Miko Dark of the Moon
CAPITULO UNO
``Sangre´´
En la parte más oscura del bosque, mientras la luna se ocultaba entre las nubes, privándolo de su bella luz, el cruel silencio que se cernía sobre él, fue roto por gritos de dolor , miedo y angustia que clamaban por ayuda, por un poco de piedad, mientras una oscura carcajada hacía eco en medio de los árboles.
-0o0o0-
-No nos ma… mates, por… por favor entiende solo seguíamos ordenes –murmuro uno de ellos.
-Sí, sí... Él nos pagó para hacerlo –dijo el otro desesperado.
Acerque mi espada Al cuello de uno de esos malditos mientras en mi rostro aparecía una mueca de enojo y akamaru mordía con mayor fuerza la pierna del otro infeliz, casi arrancándosela, mientras que este solo podía emitir gemidos de intenso dolor.
- ¿Quién? – pregunte con voz sombría.
-No, no lo sabemos, por favor no nos mates – dijo el otro al borde del llanto.
Mi mirada se volvió oscura y le hice una seña a akamaru, quien de inmediato arranco la pierna del malnacido.
-Ahhh- el gemido de dolor que profirió aquel malnacido arranco una pequeña sonrisa de mi rostro.
-no por favor -Suplicaba el otro mientras me acerba a él lentamente disfrutando cada instante.
-AYUDA –grito desesperado
Otra cruel carcajada salió de mi garganta, pues no podía hacer otra cosa más que reírme de esos infelices, los muy idiotas jamás imaginaron que los encontraría, jamás les paso por la mente que podría matarlos, mientras seguía riendo como una loca, disfrutando su miedo, su dolor, pobres estúpidos – jajaja-sin poder evitarlo solté otra carcajada, pero por dios aquellos infelices se atrevían a pedir mi piedad, una piedad que los muy malditos no tuvieron, no… en mí ya no existe la piedad solo oscuridad y sed de venganza.
Me acerque lentamente, con la mirada perdida, podía observar la sangre de sus múltiples heridas correr bajo mis pies y decidiendo que ya había tenido suficiente le di el tiro de gracia al pobre idiota que se arrastraba cual gusano, tratando de alejarse de mí, un gesto inútil, al cual le puse fin al darle alcance y apuñalándolo justo donde se encontraba su podrido corazón, que poco a poco dejaba de latir, mientras akamaru le arrancaba la cabeza al otro con sus filosos colmillos, una mueca de sonrisa aparecía en mi rostro bañado de lágrimas, lagrimas que me jure no derramar hasta haber matado a aquellos malnacidos, pero mi venganza no terminaba aun, no, tenía que encontrar a ese maldito infeliz que lo mando matar, no tardaría mucho en averiguar su identidad, y cuando eso sucediese, el infeliz lloraría lágrimas de sangre, las mismas lagrimas que yo derrame.
Y cuando al fin su sangre manchara mis manos podría encontrar la paz en mi maltrecha alma.
Saque mi espada de su inmundo cuerpo mientras admiraba la cara de esos desgraciados, aun podía ver su miedo, su dolor, desfigurando sus caras.
Sin dejar aquella oscura mueca, que solo era apenas una sombra de la que un día fue mi sonrisa degollé su cuerpo y coloque ambas cabezas en estacas mientras akamaru aventaba sus cuerpos a un lado, a modo de mensaje, para que el maldito temblara de miedo cuando se diera cuenta de que el próximo seria él, lo que me permitiría dar con él más rápido.
Cuando ya no había más que hacer me monte en el lomo de akamaru y acaricie su cabeza llenándola de sangre. –bien hecho amigo, pronto lo encontraremos y podremos al fin alcanzarlo-,le dije con un pequeño mote de alegría, el me ladro con energía en respuesta y yo sonreí sinceramente, como hace años no lo hacía, pero la sola idea de volverle a ver me daba un poco de felicidad, solo imaginar su sonrisa perruna, sus bellos ojos cafés que siempre me miraban con amor, con un amor que nunca nadie me había dado, y sin darme cuenta las lágrimas volvían, era algo inevitable…
Pues aunque ya no quedaba nada de aquella niña tímida y débil que apenas y podía defenderse sola, que solo era un estorbo a los demás incluyendo a su equipo y una vergüenza para su clan y su familia, no, ya solo quedaba un cascaron de esa hinata, un cascaron que solo estaba lleno de odio, un odio que me consumía poco a poco, día a día, sin embargo la imagen de kiba era mi debilidad y mi fortaleza, lo único que nos dejaba continuar a akamaru y a mí. Pues cuando al fin cumpla mi venganza podré volver a sus brazos y perderme en la oscuridad.
-ya casi kiba… ya casi- susurre al viento antes de que akamaru y yo nos internáramos en la espesura de aquel bosque.
CONTINUARA…
