Hola! soy nueva en esto de publicar historias, así que si hago algo mal, por favor perdonarme :)
Espero que os guste este pequeñito one-shot sobre mis dos actores favoritos, Edward y Bella.
Advierto que esta historia tiene una escena de celos, drama, y un poquito de "pasión"
-UN SUEÑO IMPOSIBLE-
- CAPÍTULO 1 -
Acababa de venir del instituto en mi vieja y muy estropeada camioneta roja; un Chevrolet. Salí y cerré la puerta del coche. Subí las pocas escaleras que habían en el porche, antes de encontrarme con la puerta. Saqué las llaves de mi mochila y metí la llave en la cerradura, dando una pequeña vuelta a la izquierda y haciendo que esta se abriera.
Entré, dejé las llaves, me quité la chaqueta y cerré suavemente la puerta.
- ¡Mamá, ya estoy en casa!- grité.
- ¡Cariño, estamos en la cocina!
Me dirigí a esa estancia, y una vez allí me di cuenta de que mi madre estaba preparando la comida, mientras que mi padre estaba sentado en una de las sillas.
Dejé mi mochila en el suelo, y me senté.
- ¿Qué tal el día tesoro?- preguntó Charlie mirándome fijamente.
- Bueno ya sabes, lo de siempre; deberes, estudios, más deberes, más estudios.
En ese momento mi madre vino con los tres platos de comida.
Pasamos el rato hablando de trivialidades y riendo.
Ayudaba a mi madre a fregar los platos cuando anunciaron por la televisión:
- Seattle está en un estado de terror. La policía está confundida por la escalada de asesinatos y desapariciones. Las teorías van desde una despiadada banda de criminales, hasta las acciones salvajes de un asesino en serie. Con ustedes, Mary Castle.
Mi padre apagó la televisión y salió de la cocina dirigiéndose al salón con mi madre pisándole los talones.
Cogí mi mochila y subí corriendo a mi habitación.
Estaba acabando los deberes de Literatura, los cuales consistían en hacer una pequeña redacción sobre el libro de Romeo y Julieta, y después preparar un pequeño debate con preguntas, ideas y conclusiones del libro para debatir en clase, cuando de repente me fijé en el pequeño porta fotos que tenía en la esquina del escritorio. En la foto salíamos Edward, mi mejor amigo, vecino y el amor de mi vida (claro que él no lo sabe) y yo abrazados con un precioso atardecer en la playa La Push, el día de su cumpleaños. Como echaba de menos a Edward, al antiguo Edward.
No quería recordar aquellos tiempos en los que no importaba el lugar, la hora o la distancia, siempre estábamos juntos. Podíamos contar el uno con el otro sin importar el resultado. Muchas personas pensaban que teníamos algo más que amistad, pero solamente éramos dos mejores amigos cogidos de las manos, riendo y tomando helados en los parques; hasta que pasamos a bachillerato. Él se apuntó como capitán del equipo de fútbol y yo seguí en mi comité de estudiantes y lectores. Él socializó con otras muchas personas, sobretodo con chicas despampanantes, rubias, altas y delgadas con buena delantera, y sin embargo yo seguía con mis dos mejores amigas, Alice y Rosalie. Él empezó a dejar atrás sus estudios y centrarse en el deporte, las fiestas y las chicas.. Yo, seguía con mis libros de segunda mano, encerrada en la biblioteca o en los aseos donde la estúpida de Tanya y su tropa no podían encontrarme y humillarme delante de todo el instituto. Él comenzó a salir con Tanya y con su equipo de fútbol, dejándonos atrás a sus verdaderos amigos. Yo sin embargo empezaba a hacerme la idea de que ya no volvería a recuperar a mi Edward, ya nunca sería el mismo. Ya nunca volveríamos a vernos a escondidas por la noches de los sábados para irnos por ahí con Rose, Emmett, Alice y Jasper. Ya no volveríamos a ser los mismos de antes…
Salí de mis recuerdos cuando noté las pesadas lágrimas recorriendo mis mejillas seguramente sonrosadas. No podía seguir haciendo esto. No podía seguir haciéndome daño con el recuerdo; ésta es la realidad y tengo que asumirla.
Bajé a la cocina para merendar algo, ya que eran las 6:30h de la tarde. Me decanté por un sándwich de jamón y queso.
- Bella, tu padre y yo nos vamos a dar un paseo y luego iremos a cenar con unos amigos, ¿te importaría quedarte sola?- me preguntó mi madre mirándome fijamente y seguramente dándose cuantas de mis recientes lloriqueos.
- No claro que no me importa, tranquila vete con papá y pasadlo bien.- dije con seguridad.
- Bueno vale cariño, gracias.
- Oye Bella, en cuanto nos vallamos cierra las puertas y ventanas. No quiero que te pase nada, ¿vale?- me comentó mi padre un tanto.. ¿nervioso?
- Esto… vale, pero ¿porqué si se puede saber? -pregunté con cierta curiosidad.
- Vivimos en Forks pero Seattle tampoco está tan lejos y con lo que han dicho hoy en las noticias me quedaría mucho más tranquilo si lo hicieras, ¿vale?.
- Está bien, divertiros. -sentencié con tranquilidad.
Me fui al salón y me puse la película de "Las colinas tienen ojos". Trata de un pueblo al que le llegó una radiación nuclear, dejando a todas las personas deformadas, con otro estilo de vida, etc.
Desperté en el sofá a mitad de la noche y me di cuenta de que la película había vuelto a empezar, así que apagué el televisor y subí a trompicones las escaleras.
Me duché, me puse mi pijama de franela y me acosté en la mullida cama.
Estaba en un precioso claro, todo rodeado con preciosas flores de colores y diferentes aromas. Aspiré con deseo, oliendo los árboles y pinos que me rodeaban, una fresca brisa de mar y el aroma de fresias de algunas flores.
Miré hacia abajo y vi que llevaba puesto un precioso vestido liso de color blanco ajustado con unas sandalias del mismo color, y mi pelo todo liso brillaba con los rayos del hermoso atardecer que se presentaba ante mis ojos.
Escuché un crujido de unas hojas a mi derecha, así que miré con rapidez quién o qué había justo ahí, y para mi suerte me encontré con unos ojos verdes esmeralda y una preciosa sonrisa ladina.
- Edward, ¿qué haces tú aquí? -pregunté con rapidez.
- No te enfades pero te he seguido. Verás tengo que hablar contigo. - me dijo.
Me quedé unos segundos anonadada ante su belleza, para después decir:
- Tú dirás. - le animé un poco difundiéndole seguridad y tranquilidad.
- Bella, desde el primer día en que te vi supe que te quería. - me confesó acercándose rápidamente hasta mi y sujetándome las dos manos con cariño: - Me encanta la forma en que te apartas el pelo con un suave movimiento de la cabeza, o cómo frunces el ceño cuando te concentras en algo importante, o cómo simplemente se te forman dos hoyuelos al reírte. Te quiero decir que me gustas y mucho, pero ahora me toca preguntar: ¿Tú sientes lo mismo por mi?
- Edward yo…. te amo.- susurré cerca de su cara.
No pude seguir hablando, pues en ese instante Edward me sujetó fuertemente por la cintura y me atrajo a su cuerpo, para así dejar nuestros labios unidos en un dulce y apasionante beso al que yo correspondí alegremente, pero de repente todo se volvió oscuro.
- ¡ Despierta dormilona, despierta dormilona! -canturreaba mi despertador. Hice mi cama y me vestí. Me puse unos pantalones ajustados negros, una camiseta holgada de rayas blancas y grises y mis inconfundibles Converse negras. Desayuné de forma rápida y partí con mi camioneta hacia el instituto, alias "mi sala de tortura personal".
Hoy era 18 de Octubre, el cumpleaños de Edward. Pensaba felicitarlo y hablar con él antes de que las clases se acabaran. No me había invitado a la fiesta que organizaba esta noche en su casa, pero tampoco me importaba demasiado.
Después del primer almuerzo decidí ir un rato a la biblioteca a consultar unas dudas sobre un libro, pero a mitad del camino, unos sonidos me hicieron parar mi marcha de forma bruta. Seguí los sonidos, sé que espiar estaba mal, pero me había parecido escuchar a Edward por alguna parte, seguramente estaría hablando con alguno de sus amigos. Cuando giré el pasillo hacia la izquierda, me quedé pasmada con la escena que estaba viendo: Tanya estaba acostada en la mesa del profesor de Biología con Edward entre sus piernas, besándose apasionadamente mientras ella intentaba desprenderse de su camisa. Edward la cogió por la espalda la sentó haciendo que ella rodeara su cintura con las piernas, pero pararon el beso debido a que Tanya me miró fijamente por encima del hombro de mi mejor amigo.
- Emm, perdona Bella pero ¿te importaría irte de aquí?, es que tengo ganas de echar un buen polvo con mi novia y nos estás cortando todo el rollo. - me dijo Edward fulminándome con la mirada. No me lo podía creer.
Mis ojos ardían y mi garganta se había secado debido al fuerte nudo que tenía. Como no me salían las palabras, agaché la cabeza y asentí, saliendo corriendo de la clase que compartíamos desde un principio Edward y yo. Allí fue donde nos conocimos por primera vez, donde nos hicimos los mejor amigos de una semana a otra, donde nos reíamos sin parar y el profesor nos regañaba, donde sin que nadie me viera le miraba a él y solo a él en cada minuto…
En ese momento me di cuenta de que mi amor y mejor amigo, era arena que se iba deslizando de entre mis dedos. Nunca conseguiría estar con él, pero sin embargo, siempre permanecería en un lugar en el que nadie había estado; mi corazón.
-FIN-
Espero que os haya gustado.
Plis comentar y me decís que os ha parecido y así me animo a publicar otras historias y one-shots :)
By: Andrea 14 de Cullen.
