Volver con un nuevo fic no ha sido un fácil desafío. Es que después de haber escrito cuatro historias diferentesde los merodadores las ideas se van acabando. jeje me dediqué a leer otros fics que me han dejado anondada. Hay personas que realmente saben escribir jeje
Pero empecé esta historia en un arrebato, y creo que así va a ser. La escribiré en momentos de arrebato, cuando se me cante la gana jaja porque sino siempre escribo para subir pronto y que la puedan seguir y creo que le quito algo de emoción a esto. Las demás historias las escribí a pedido, esta la escribo para mí, pienso disfrutarla y escribirla saboréandola, no a los apurones! jejeje
Así que luego de esta auto promesa les revelo una historia que a mi me fascina escribir y espero a ustedes los fascine leer :)
¡Quien iba a decirlo!
-Capítulo Uno-
"Volver al principio"
No mamá, no pienso leer ninguna de esas cartas del creído de Potter.- contestó cortantemente una pelirroja de ojos verdes a los "ruegos" de su mamá.
Pero desde que empezaste el colegio con él que te ha enviado cartas y jamás las has leído. Y no sabes lo que lamentarás perder a ese muchacho.- Clarise de Evans era una señora muy buena y paciente, por eso perseveraba, jamás se rendía y era capaz de convencer a cualquiera, por eso insistía a su hija.
Mamá- empezó a decir Lily con un tono de voz cansado.- tú no sabes nada de Potter, cómo trata a las chicas, cómo se burla de todo el mundo. Es tan creído que va por los pasillos jugando con su maldita pelotita de quiditch para que las chicas suspiren.- su madre la interrumpió diciendo:
Pero está enamorado de tí.- y antes de que su hija pudiera refutar lo dicho agregó:
Lo sé por todas esas cartas que arrojaste a la basura sin si quiera haberlas leído. Pues yo me encargué de recuperarlas todas y leerlas. Te da su corazón en cada palabra, realmente te ama y dudo que alguien te pueda amar como él lo hace. Pero si sigues despreciándolo de esa manera, prejuzgándolo en lugar de dignarte a darle una oportunidad para conocerlo, lo lamentarás jovencita.- Dicho esto cerró la puerta tras ella y dejó a una pensativa Liliane Evans con lágrimas en los ojos.
Una vez más no se podía dormir, el día anterior había llegado a su casa, para pasar las últimas vacaciones antes de terminar su curso, en el colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.
Se revolvió su pelo azabache y secó una lágrima rebelde por debajo de unos anteojos redondos, que enmarcaban tremendos ojos avellana. Lily no había respondido a su última carta, ni a la última, ni a la primera, ni a las demás. James Potter era un muchacho bastante crecido ya, su cuerpo estaba bien formado gracias a que desde su segundo curso jugaba al quiditch, un deporte del mundo mágico. Sus padres eran ambos aurores, y él aspiraba a lo mismo. Era un excelente alumno, aunque algo propenso a romper las reglas, pero sólo por algunas travesuras, nada hecho con maldad. James tenía un grupo de amigos a los que consideraba como hermanos. Sirius Black, Remus Lupin y Peter Pettigrew junto con él, habían formado un grupo al que ellos mismos decidieron nombrar como "Los Merodeadores". Compartían travesuras, anécdotas, risas, juegos, tristezas y momentos difíciles, todo menos las chicas. Cada cual tenía su grupo de "seguidoras", a excepción de Peter, ya que era algo feo. Eran muy populares y eso se debía sin duda, a su carisma. Todos pertenecían a la casa Gryffindor, gracias a su valentía.
Su familia y sus amigos eran prácticamente la misma cosa para James, y los quería muchísimo, tanto como para dar su vida por ellos. Eran ellos los que siempre lo hacían feliz. Pero, para que su felicidad fuese completa, el moreno necesitaba el amor de la única chica que había logrado enamorarlo, Liliane Evans. "Lils" como él la llamaba cariñosamente. Desde primer año él la invitaba a salir y le decía que la quería pero ella, sin darle explicación alguna se negaba a aceptarlo, y sus respuestas eran cada año más crueles. James estaba destruido, ya no sabía que más hacer para demostrarle lo que sentía.
Ese día rememoró su primer encuentro una y otra vez, y miró su foto tantas veces, que se quedó dormido con ella en la mano, aprisionándola contra su pecho, como queriendo mostrarle a la pelirroja que le quitaba el sueño, todo el amor que guardaba para ella.
La noche llegó finalmente a Privet Drive, y Lily no podía conciliar el sueño. Pensó en sus amigas, en su primer año, en sus planes para el futuro, en todo lo que le permitiese borrar las palabras de su madre.
Lily era hija de muggles, pero desde los once años iba al colegio Hogwarts, ya que era una hechicera, y una muy buena por cierto. Lo tenía todo. Familia, amigas, educación, talento, salud, todo. Pero sin embargo algo hacía que su felicidad fuese incompleta. Nunca se había enamorado de nadie, o al menos eso pensaba ella. Ya iba en camino a sus diecisiete años y no había nadie que cautivara su corazón. Tenía muchos chicos detrás de ella, dado que su cuerpo poseía bellas curvas y era acompañado de una melena pelirroja muy hermosa, y una carita de muñeca increíble, con grandes ojos verdes y una pequeña y delicada boca de labios carmesí. Pero ninguno le atraía, algunos eran muy buenas personas pero, no los quería como más que amigos.
Sus amigas eran: Amanda kotler y Catalina Dumont, las quería muchísimo a ambas, ellas siempre habían sabido entenderla y estaban con ella en las buenas, en las malas, en los días agotadores y en las diversiones, hacían todo juntas y confiaban sus vidas las unas a las otras. Eran archienemigas de los Merodeadores y amaban hacerles bromas a ellos. Oficiaban de hermanas, pues Lils tenía una sola hermana verdadera, Petunia, pero ella la odiaba desde el momento en que llegó su carta de Hogwarts. Aunque ya se había acostumbrado a ese odio, seguía sin gustarle, y deseaba que su hermana mayor volviese a ser la de antes.
Su mamá y su papá por el contrario la apoyaban desde un principio, en todo. Jamás le habían puesto trabas, e incluso le costeaban sus estudios, ambos estaban orgullosos de la pequeña maga.
Por eso las palabras tajantes de su madre en la mañana, luego de que otra carta de James llegara a ella, la habían dejado triste. Clarise jamás la había contradicho, salvo con ese "pequeño asunto", como le llama ella. Pues la pelirroja ni pensaba en darle oportunidades a Potter pero, las insistencias de su madre podrían ser terriblemente efectivas. No se había imaginado nunca que ella leía la cartas del merodeador, y cuando esa mañana de Martes se lo había confesado, había dicho que en cada carta le entregaba el corazón, y su madre no era de esos "cholulismos", si lo decía era verdad, pero… Potter no quería a nadie, eran todos caprichos, una vez que lograba acostarse con la chica en cuestión, la dejaba, sin importarle nada. Ella definitivamente no quería eso; el miedo a que la lastimara de esa manera era muy grande. Se había jurado no caer en esos brazos jamás. En el fondo eso era porque sabía que si lo hacía, jamás querría desprenderse de los abrazos que pudiese darle el merodeador.
Pero la duda había sido sembrada¿qué decían esas cartas para que su madre dijera semejante barbaridad? Debía averiguarlo, y no esperaría más.
Salió de su cuarto decidida a encontrar a su madre que debía de estar por acostarse. La encontró en el cuarto matrimonial y como su padre estaba en el baño entró y le dijo:
¿Mami guardaste alguna de las cartas de Potter?- su madre la miró con el entrecejo fruncido.
No seas tan dura con él, al menos llámalo por su nombre, James es un hermoso nombre.- la regañó Clarise.
Bueno… ¿tienes alguna carta de James mamá?- Clarise sonrió.
Las tengo todas guardadas en este baúl para ti, sabía que en algún momento querrías verlas.- Lily se puso colorada y su madre rió satisfecha. Le entregó un cofre que guardaba cuidadosamente en su placard.
Aquí tienes, léelas con mucha atención, son muy tiernas todas, te encantaran.- lily agradeció a su madre y se fue a su habitación antes de que saliera su padre, pues no era muy cómodo hablar de Potter con su padre.
Se recostó en su cama y bajo la luz de un velador que se encontraba en su mesita de luz, abrió el cofre que tantos secretos le guardaba. Las cartas estaban ordenadas por fecha, tomó la primera y la leyó:
"Princesa Lily:
Sé que odias que te llame así, pero aunque tú no quieras creerlo lo eres. No sé que es lo que ha pasado, pero si he dicho o hecho algo que te ha lastimado te pido disculpas. Estoy preocupado por ti, se que los idiotas de Slytherin te molestan, no les hagas caso Lils eres mejor que todos ellos, tan solo te tienen envidia porque sabes usar tu varita y ellos no saben ni rascarse la nariz." – Lily rió ante esas palabras, James siempre había sido así de gracioso, eso había que reconocerlo. Continuó leyendo:
"La última vez que te enojaste conmigo fue durante el viaje en tren, porque molesté a Snape. Discúlpame otra vez, yo sé que lo quieres y lo consideras tu amigo, y sé que tu corazón es muy bueno como para creer lo que voy a decirte, pero es la verdad y tarde o temprano lograrás darte cuenta. Hice que Snape escupiera babosas porque dijo que tú eras una cobarde sangre sucia que le temía a la oscuridad. Lils te quiero, y no puedo soportar que hablen así de ti, y puede qu me haya propasado pero es que no lo pude controlar, sentí como fuego dentro, y necesitaba hacer que escupiera esas palabras tan feas que se había atrevido a decir de ti. No entiendo como puede hacer eso si eres la persona más buena del mundo.
Bueno, no quiero molestarte más, nada más espero que puedas perdonarme y que me contestes que me tienes preocupado.
Besos, te quiero.
James.
PD¡Felicitaciones por todos los puntos que conseguiste para la casa¡Eres la mejor hechicera del mundo!"
Lily se secó una lágrima, ese año se había peleado con Severus, pues se enteró de muchos episodios como esos, de hecho, le había tocado presenciar uno, y James tenía razón, ahora entendía por qué el moreno lo odiaba tanto y siempre le hacía maldades.
Siguió leyendo miles de cartas del merodeador, todas las noches durante ese verano, y cada vez entendía más y más cosas, incluso las palabras de su madre comenzaban a sonarle cuerdas. De igual manera no se atrevía a contestar ninguna carta, estaba confundida. Pero sí sabía que ese año todo sería distinto.
Le daría esa oportunidad que tanto le había negado a James. Sí, no se equivocan, ahora era "James" pues empezaba a gustarle el nombre.
jajaa y?? cómo estuvo? cursi? tonto?
lindo? tierno? lo que sea pero please comadézcanse de mi y dejen un review poe más pequeño que sea me hará feliz :)
Besos y hasta el próximo arrebato!
Annie!
