He aquí otra nueva idea surgida de otra infructuosa tarde de estudio. Debo aclarar que la idea original pertenece a Linda Howard, escritora de novelas románticas. En concreto, la novela de El hombre perfecto, claro que mi idea se limita a tomar prestada la licencia de crear una lista y sus consecuencias en versión mucho más light. Sobre el desarrollo de la historia, me limitaré a decir que en mi mundo, el grupo de los Merodeadores se reduce a tres: la rata no sale por motivos higiénicos. No obstante, si en algún momento del futuro necesito algún cebo, no dudaré en ponerla en peligro. He dicho.

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Las Chicas de la Lista

I

Decididamente, la primera visita a Hogsmeade del que sería su último año en Hogwarts no estaba saliendo según lo planeado. Lily Evans se había levantado esa mañana con la feliz actitud de un anuncio de compresas, sintiendo que nada ni nadie podría estropear la cita que tanto esmero le había costado conseguir. Y "por nada ni nadie", sus amigas sobreentendieron que se refería a James Potter.

.- Os aseguro que este año va a ser diferente – se defendió Lily de las miradas irónicas de sus compañeras de estudio – Al final del año pasado no estuvo tan pesado.

De camino a Las Tres Escobas, y después de haber dejado a Potter retorciéndose en el suelo con una maldición cosquillas, Lily se culpaba por ser incapaz de pensar mal de nadie.

Las Tres Escobas estaba, como era de esperar, hasta los topes, pero por suerte sus amigas se las habían ingeniado para conseguir una mesa en una de las zonas más apartadas de la taberna. Aún murmurando injurias contra Potter y algunos miembros de su familia, se acercó a ellas quienes bebían cerveza de mantequilla ajenas a la furia que destilaba la pelirroja.

.- Déjame adivinar – habló Alyssa cuando vio a su compañera Gryffindor sentarse en el banco junto a ella – Potter otra vez.

Las otras dos chicas, Amanda y Sophie, estallaron en carcajadas cuando vieron la mirada de advertencia que Lily le dedicaba a Alyssa.

.- El muy engreído – sentenció – Nos ha interrumpido cuando por fin estaba consiguiendo avances con Charles...

.- ¿Quieres algo de beber mientras nos lo cuentas? – Preguntó Alyssa colocándole un mechón de pelo tras la oreja.

.- Sí, Lyss, por favor.

Dándole un beso en la frente, la joven se levantó para pedirle a Madame Rosmerta otra cerveza de mantequilla, sin percatarse siquiera de las cabezas que se giraron para seguir su recorrido. Alyssa era, en pocas palabras, la chica que todo chico podría soñar. Le apasionaban los deportes casi tanto como reírse y bromear. No conocía la vergüenza y fácilmente podría ajustar su lenguaje al de un camionero sin escrúpulos. Todo ello envuelto en un físico envidiado hasta por sus amigas, que todos los veranos la utilizaban como gancho para ligar en las discotecas muggles a las que iban. Quizá el mayor problema de la chica era que sabía las reacciones que provocaba entre el sector masculino, por lo que a pesar de sus múltiples ligues, jamás había llegado a salir con nadie en serio por miedo a un desengaño.

Dos minutos más tarde, Alyssa volvía a sentarse en la mesa con una jarra llena de cerveza de mantequilla que la pelirroja vació de golpe. A falta de algo más fuerte, la cerveza de los magos también servía para lo mismo...

.- Y bien¿qué ha sido esta vez? – Preguntó Amanda.

Al contrario que Lily y Alyssa, Amanda, junto con Sophie, eran Ravenclaws. Aunque la verdad, las cuatro pasaban tanto tiempo juntas que poco importaba la casa de la que fueran. Y es que el año en que ingresaron, las pocas chicas que había se repartieron en su mayoría entre Hufflepuff y Slytherin. Tan sólo hubo dos Gryffindors y dos Ravenclaws, lo cual era, ahora que ya habían pasado casi siete años, maravilloso puesto que tenían habitación de sobra por cada pareja.

.- Pues lo mismo de siempre – contestó Lily – Ha aparecido de la nada y ha empezado a tirarme los tejos¡delante del propio Charles! Pero lo peor de todo ha sido que a Charles no ha parecido importarle...

.- Capullo– murmuró Alyssa en desacuerdo con la actitud pasiva del chico. Seguramente no se atrevería a enfrentarse con Potter en una duelo porque tenía todas las probabilidades de perder.

.- ¡Ah! – Exclamó Sophie cuando la escuchó– Un taco. Diez knuts – habló mientras extendía la mano.

.- ¡De eso nada! Capullo no es un taco.

.- Pero es un insulto, da lo mismo – aprobó Lily bajo la divertida mirada de Amanda.

Visto que la Gryffindor sufría de incontinencia verbal, habían llegado al acuerdo de que cada vez que dijera algún taco debía pagar diez knuts a quien la escuchase. Esperaban que así consiguiera modificar su lenguaje.

.- Encima que estaba a tu favor – murmuró la joven cuidando de no decir nada más mientras se metía la mano en los bolsillos para pagar la deuda – Toma – dijo dándole el dinero a Sophie – Espero que te lo gastes en algo de Honeydukes y que te siente mal.

Sophie la miró con una sonrisa, pronunciando más aún unos diminutos hoyuelos que otorgaban a su cara un aspecto de muñeca de porcelana que contrastaba claramente con su forma de jugar al Quidditch. Y es que hasta Alyssa, su amiga fuera del campo y rival dentro de él, reconocía que la Ravenclaw podía ser muy bestia a la hora de lanzar la Quaffle.

.- No te preocupes, Lily – Amanda volvió al tema principal con la misma voz apagada que llevaba utilizando toda la tarde – Un año más y te olvidarás de Potter para siempre.

.- ¿Por qué hablas así? – Preguntó curiosa Lily - ¿Ha pasado algo?

.- Verdad que está rara – Sophie interrumpió su guerra de poner caras con Alyssa para atender la nueva línea de conversación – Lleva desde ayer igual y no quiere decirnos nada.

Todas las miradas se centraron en una incómoda Ravenclaw. Y es que, al contrario que las otras tres, Amanda era la más tímida del grupo, en gran parte, por una grave falta de seguridad en sí misma. Quizá por eso se obligaba a seguir una relación con un Hufflepuff de su mismo curso desde hacía ya casi año y medio, para creerse que podía acabar teniendo una relación tan estable como la de sus padres. En opinión de sus amigas, dicha relación la estaba limitando toda clase de libertad.

.- Creo que Matt está liado con alguien – declaró al final.

Sucesivamente, Lily, Sophie y Alyssa exclamaron distintos improperios hacia el Hufflepuff. Ésta última volvió a rebuscar en sus bolsillos gruñendo para sacar otros diez knuts.

.- Lleva un tiempo raro – siguió Amanda – Pero es que ayer le vi en actitud muy cariñosa con una de su casa.

.- ¿Qué vas a hacer? – Preguntó Lily.

.- No lo sé... – Amanda las miró - ¿De verdad creéis que lo nuestro puede seguir después de Hogwarts? – preguntó – Desde hace algún tiempo me estoy replanteando qué es lo que hacemos juntos...

.- Ya era hora de que te dieras cuenta – exclamó Alyssa con su tono despreocupado - ¿Qué? – Preguntó cuando Lily y Sophie la censuraron con la mirada – Es lo que todas pensamos, que ese gili... – se cortó al pensar lo que estaba a punto de decir – que ese "chico" no le pega nada.

.- ¿Debería dejarle? – Amanda buscó una opinión en la cabeza sensata del grupo.

.- Eso sólo puedes decidirlo tú – le respondió Lily – Por muy mal que nos caiga – añadió mirando a Alyssa de reojo. La Gryffindor no se dio por aludida.

.- Sí que deberías hacerlo, así volveríamos las cuatro a salir de fiesta – Alyssa sonrió con inocencia.

.- Pero es que pensé, por un tiempo, que Matt era el hombre perfecto¿sabéis? – continuó Amanda – Al principio era tan amable, tan atento...

.- Sí, pero cuando se dio cuenta de que ya lo había conseguido todo de ti, volvió a fijarse en los productos del mercado – terminó Sophie por ella – Cariño, todos son así, por los menos los de nuestra edad. Así que desengáñate, el "Hombre Perfecto" no existe.

Las dos Gryffindors asintieron apoyando las palabras de su compañera.

.- Los más parecido es un esclavo sexual – Alyssa arqueó las cejas con picardía mientras las demás se reían.

.- ¿Y dónde puedo encontrar un esclavo sexual? – Preguntó Amanda.

.- Pues por aquí cerca no. Todos los chicos que he conocido son demasiado orgullosos como para someterse a una mujer: necesitan tenerlo todo controlado, por eso no he salido con ninguno en serio.

Lily, Sophie y Amanda se miraron entre ellas, pensando en la mentira que Alyssa siempre se empeñaba en repetir. Pero ese día Amanda decidió que la Gryffindor les contaría de una vez por todas qué era lo que, por lo menos ella, buscaba en una relación.

.- Entonces¿cómo debería ser el "Hombre Perfecto"? – Preguntó pillándola desprevenida.

.- Pues perfecto – bromeó Alyssa.

.- No, en serio.

.- No lo sé... – la Gryffindor se puso seria – La verdad es que nuca lo he pensado...

.- Esperad un momento – dijo Amanda mientras se levantaba en dirección a la barra. Poco después volvió a la mesa con un pergamino y una pluma que le había prestado Madame Rosmerta.

.- ¿Para qué es eso? – Preguntó Sophie mientras su compañera escribía como título en la parte superior del pergamino "El Hombre Perfecto".

.- Una lista – contestó mientras lo adornaba un poco – Vamos a establecer las cualidades que debe tener un hombre para que sea la pareja perfecta.

Con miradas divertidas, Lily, Alyssa y Sophie se irguieron en sus asientos atentas a la proposición de Amanda.

.- Primer punto – comenzó - ¿Qué es lo más importante que debe tener el Hombre? – Preguntó haciendo hincapié en la última palabra.

.- Que sea capaz de ayudar en las tareas de limpieza sin que haya que obligarle y/o suplicarle – Shopie se acordaba en ese momento de su padre y sus tres hermanos, que ensuciaban más que limpiaban. Aún entre risas, Amanda iba a escribir "Que ayude en la limpieza" cuando Alyssa la detuvo.

.- No creo que eso sea lo primordial – dijo – Sí que ayudaría, no lo niego, pero creo que lo importante sería la fidelidad. Que si se lía con otra sea capaz de confesarlo antes de jugar con dos barajas.

Las demás parecieron pensárselo.

.- La verdad es que me gustaría que Matt fuera capaz de decirme si está con otra antes de que yo tenga que sacar el tema – confesó Amanda.

.- Bien, pues entonces, la "Fidelidad" en primer puesto – sentenció Lily mientras Amanda lo escribía.

.- ¿En segundo lugar? – Sophie tamborileó los dedos encima de la mesa.

.- Que sea agradable – habló nuevamente Lily – Alguien que no se pase el día pavoneándose como si estuviera en celo – Indudablemente, James Potter sobrevolaba la cabeza de Lily.

.- Bien – escribió Amanda – "Que sea agradable"... ¿Tercero?

.- Que sea de fiar – Sophie recordaba su breve idilio con Remus Lupin y las continuas evasiones del chico que terminaron cansando a la Ravenclaw – Que si esconde algo pueda confiar en ti lo suficiente como para contártelo.

.- Aún escuece lo del Prefecto¿eh? – Afirmó Alyssa con mirada burlona. Sophie se empeñaba en decir que Remus había sido un error más en el historial de toda su vida sentimental, pero se delataba a sí misma cuando la sorprendían observándole a escondidas.

.- No me hagas hablar de quién te escuece a ti porque del grupo de esos tres, la única que se salva en esta mesa es Amanda – Sophie dio por terminada la broma con la breve alusión al último de los Gryffindors que aún no había salido en la conversación. Inmediatamente, Alyssa borró su sonrisa de la cara.

.- Y continuando con las cualidades – Lily intentó suavizar un poco el ambiente – el tercer puesto se lo lleva "que sea de fiar".

.- Número cuatro... - Amanda se apresuró a escribirlo en el pergamino.

.- Lo evidente – continuó Lily al ver como su compañera Gryffindor seguía despotricando mentalmente contra el primogénito de los Black. Tampoco podía culparla – Que sea inteligente. O por los menos, constante en los estudios y, en un futuro, constante en el trabajo.

.- ¿Todas de acuerdo? – Preguntó Amanda. Sophie y Alyssa asintieron sin mirarse – Bien, pues "Que sea constante"... ¿Algo más?

Con los brazos cruzados y la mirada baja, Alyssa añadió:

.- Que tenga sentido del humor... Black se comportó como un... – se pensó unos segundos lo que iba a decir - ¡oh¡Qué demonios!... ¡se comportó como un cabrón!... ¡un imbécil!... ¡se comportó como el ególatra engreído que es y que no supe ver!... pero por lo menos me hacía reír – terminó en un susurro.

Estaba a punto de sacar el dinero suficiente como para compensar los tacos que había dicho cuando Sophie la detuvo.

.- Esto te lo perdonamos – le dijo – No tienes la culpa de haber caído en los brazos de Black... Perdona que te lo echara en cara, no tenía derecho.

.- No... perdona que yo sacara a Lupin primero... – le dijo Alyssa – Tenéis razón, debería empezar a oír lo que digo.

Las dos chicas se abrazaron en señal de reconciliación mientras Amanda apuntaba en el pergamino: "Número cinco: Sentido del humor".

.- Más cosas.

Las cuatro se quedaron en silencio. ¿Qué más faltaba en lista de "El Hombre Perfecto"? Lo que habían dicho ya era lo que, en su mayoría, las chicas buscaban...

.- Dinero – suspiró finalmente Lily. Las demás la miraron extrañadas – ¡Oh, por favor¡Cómo si nunca lo hubierais pensado! No alguien asquerosamente rico... esos están acostumbrados a mandar, pero alguien con quien no tuvieras que preocuparte por quién pagará la cena del restaurante...

Las demás estallaron en carcajadas. Por fin habían entrado en los aspectos más superficiales de una relación.

.- De acuerdo, dinero – Amanda lo apuntaba bajo las protestas de Sophie, quién no creía que aquello fuera a ser serio – Cielo¿tú has visto el nombre de la lista¡Por supuesto que no es serio!

.- Es ficción – aclaró Alyssa.

.- Vale – se defendió Sophie – Pues entonces tiene que estar bueno – las demás empezaron a reírse – Alguien a quien dé gusto mirar.

Antes de que Sophie pudiera retractarse, Amanda ya había escrito "Que dé gusto mirarle" como la séptima condición.

.- Y como veo que llevamos un rato y ninguna se ha decidido a confesarlo aún... – Amanda dejó en suspense la frase mientras escribía en el pergamino – "Número ocho: ser estupendo en la cama"

Esta vez, las risas fueron aún más fuertes, de manera que la mayor parte del bar se volvió para mirarlas. Entre ellos, varios de sus compañeros de curso.

.- ¿No basta con ser bueno? – Preguntó Lily cuando pudo dejar de reír - ¿Tiene que ser "estupendo"?

.- Por supuesto – fue la respuesta unánime de la mesa – Es más – continuó Amanda escribiendo en el pergamino, esta vez entre paréntesis – "veinticinco centímetros".

Nuevamente, volvieron a reír provocando que la gente volviera a mirarlas.

.- Yo no creo en eso de los centímetros... – comentó Alyssa mientras se limpiaba las lágrimas de los ojos. Las demás la miraron como si estuviera loca – Con veinte es suficiente... todo lo que pase de ahí es de exhibición – Por última vez, una tercera oleada de carcajadas consiguió que el bar entero las mirara.

Finalmente, viendo que llegaba la hora de volver a Hogwarts, Amanda le devolvió la pluma a Madame Rosmerta y le pagó las cervezas de mantequillas.

.- ¿Y con esto qué hacemos? – Preguntó Sophie cuando salían por la puerta.

.- Bah, tíralo – respondió Lily – Ha sido divertido, pero tan sólo es una fantasía.

Y saliendo por la puerta, Sophie tiró el pergamino arrugado a una de las basuras que Madame Rosmerta había colocado en la entrada. Ninguna de las cuatro se percató de que, oculta entre las plantas que separaban las mesas de la taberna, Rita Skeeter, becaria de la nueva revista semanal Corazón de Bruja, no había perdido detalle de toda la conversación. Pagando la consumición a Madame Rosmerta, se dirigió hacia la salida, no sin antes recoger de la basura el pergamino con la lista que unas estudiantes de Hogwarts habían elaborado. Si sabía cómo vendérselo a su jefe, quizá fuera su primer artículo firmado.