"El ser humano… es el único ser capaz de equivocarse tantas veces, repitiendo el mismo circulo vicioso una y otra vez, son un mal que debe ser exterminado para que una nueva raza renazca"
En Sabah Nur
El resurgir de un nuevo Apocalipsis
El Cairo, Egipto en la actualidad
Era tarde cualquiera, del 23 de mayo de 2016 en la capital del país donde alguna vez los faraones reinaron, donde se les fue considerados como dioses, seres omnipotentes a los que sus fieles súbditos veneraban como tales y sus enemigos temían por el gran poder que podían adquirir con el paso de años, incluso mismo que podía transcurrir después de la muerte ya que en esa antigua civilización se creía que la muerte no era el final de la vida, sino la transición a otro plano existencial de la misma, donde la inmortalidad era lo más importante. Los mitos y leyendas que rodeaban a estos reyes de generación en generación, sería su legado más grande, legado que quedo inscrito en sus tumbas, en las ruinas de las ciudades que gobernaron, incluso en reliquias antiguas sepultadas en las arenas más profundas del desierto bajo un sol infernal. Todo esto incentivo a una joven estudiante graduada con los honores más altos en la carrera de Arqueología.
Su nombre Umi Sonoda, de 25 años de edad quien ya tenía al menos un recorrido de 5 años de experiencia en esa área de investigación, siendo acreedora a varios premios que le había otorgado una fama de manera asombrosa alrededor del mundo, pero muchos se preguntaran ¿Qué hace ella en un lugar como Egipto? la respuesta era sumamente sencilla: "Buscaba vestigios, rastros, del lugar de eterno descanso de un antiguo faraón que se cree fue el último que gobernó en Egipto antes de que esa civilización se perdiera a través del tiempo, pero ya llevaba 8 meses recorriendo cada rincón de Egipto sin encontrar nada, pero Umi era conocida por ser persistente y alguien que no se rendía tan fácilmente ante cualquier reto, desde la preparatoria en Otonokizaka así fue, aunque fuera tímida y retraída al final junto a sus 8 grandes amigas logro superarse, logro evitar que su instituto cerrara. Buscaba cualquier pista, cualquier señal que la llevara al paradero den "En Sabah Nur", "El gran y Ultimo señor de Egipto". Pero todo intento que realizaba era en vano porque no a donde fuera que se dirigiera no encontraba nada, parecía como si solamente hubieran quedado algunos manuscritos encontrados en las profundidades del Nilo, sobre ese faraón que lo único que la única información que poseía era que: A pesar de haber dado prosperidad a esa civilización en su reinado, también fue un gran tirano, pero desconocía completamente la verdad oculta de ese rey.
Estaba a punto de rendirse porque casi iba para un año su búsqueda e investigación, y no encontraba nada.
Es frustrante…. soy la mejor arqueóloga de todo el mundo, y no es posible que no pueda encontrar la tumba del ultimo faraón de Egipto — Se reclamaba a si misma mientras estaba en un pequeño bar de la ciudad, con un calor infernal de 42 ºC tomando una cerveza bien fría.
Mientras veía sus anotaciones en una libreta completamente concentrada, de un momento su celular satelital comenzó a vibrar recibiendo un mensaje que al menos en se momento le sacaría una sonrisa en medio de su frustración.
[Kotori (.8.) mensaje a las 3:40 pm]
¡Umi – chan! ¡Espero todo este bien por allá!, al fin termine la pasarela que debía presentar en la ciudad de parís, en unos días regresare a Akihabara para tomarme un descanso… espero vuelvas pronto ¡Te extraño! (^8^).
Eso aunque no era mucho al menos era lo que necesitaba para poder sentirse mejor, con pilas recargadas porque el sentir como ella la apoyaba a pesar de la distancia le reconfortaba de gran manera por lo que seguiría con sus anotaciones en su libreta, por un buen rato hasta que nuevamente se vería interrumpida pero esta vez por un niño que se veía que era de bajos recursos ya que estaba sucio, descalzo y con un aspecto deprimente que le estaba observando detenidamente sin decir nada, decidió ignorarlo por completo, pero su mirada era realmente penetrante, era incomoda que soltando un suspiro algo pesado dejo su libreta en la mesa para mirar de la manera más amena posible al menor pero estaba tan decepcionada que trato de sonreír aunque fuera de una forma fingida pero a leguas se le veía el rostro fruncido.
¿ymknny musaeadatak fi shay' saghir ? (¿Puedo ayudarte en algo pequeño?) — Dijo de una forma fría y muy seria.
¿hal 'ant mtakd min alathar? ¿hal tabhath ean qabr 'awn sabah alnnur? (¿Usted es arqueóloga cierta? ¿Busca la tumba de En Sabah Nur?) — Tan pronto escucho esas palabras la peli azul de mirada ámbar fijo su mirada en el pequeño asintiendo, este no se sentía intimidado solamente tomo su mano para que empezara a caminar con él.
Caminando entre las calles del Cairo entre callejones, puestos de comerciantes, en lugares completamente estrechos poco a poco se adentraban por un pequeño pasillo subterráneo del cual al fondo comenzaban a escuchar como si estuvieran rezando, la luz ahí era completamente nula a cada paso que daban por lo que tuvo que prender una linterna para alumbrar el camino encontrándose que en las paredes y techo habían varios jeroglíficos, en donde veía como un hombre estaba postrando en un trono con una gran armadura, tenía marcas en su rostro además de que alrededor del guerreros, como una especie de guardianes le estuvieran custodiando mientras delante de estos el pueblo de Egipto veneraba a ese hombre. Las inscripciones cambiaron encontrándose con imágenes donde el claramente mataba a las personas, haciendo sacrificios al dios sol Ra, para finalmente leer una pequeña frase que le dejaría completamente estupefacta en la entrada a lo que posiblemente seria la tumba del último gran faraón egipcio: "taht rimal hdha alqabr yaqae fi alssabah nur , hayth kan yaqtasir ealaa mane sharrihim yantashir ealaa al'ard marratan 'ukhraa" ("bajo las arenas de esta tumba se encuentra En Sabah Nur, donde ha sido confinado para evitar que su maldad sea esparcida nuevamente en la tierra"). El niño al dejarla en la entrada salió corriendo hacia la salida dejándola a su suerte prácticamente, al fin había encontrado lo que tanto buscaba, al fin podía realizar un trabajo más a fondo sobre este personaje milenario de la mitología egipcia, pero por alguna razón se sentía muy nerviosa, aquellas palabras le habían dejado fría que sentía escalofríos recorriendo todo su cuerpo.
Pero se armó del suficiente valor necesario para entrar a la tumba que estaba cerrada, pero con tenia el conocimiento de que había un mecanismo escondido en la pared el cual podría abrirle paso hacia el otro lado, tocando cada ladrillo de la pared de la izquierda y derecha incluso en los bordes de la puerta de mármol y piedra caliza al fin una piedra se hundió para que la puerta se corriera a la derecha permitiéndole pasar encontrando un pasillo iluminado por antorchas donde a cada lado habían pinturas de ojos mirándole fijamente, además de algunas estatuas que correspondían a la de un hombre alto, robusto, calvo que portaba una armadura de guerrero egipcio muy detallada, sin duda alguna era el lugar de eterno descanso de En Sabah Nur, también noto 4 estatuas de guerreros diferentes, posiblemente su guardia real. Finalmente, después de haber analizado cada dibujo, cada estatua se encontró con otra puerta la cual tenía un ojo rojo pintado que no tuvo necesidad de abrir ya que esta misma lo hizo sorprendiendo a Umi, pero eso no seria todo lo que le asombraría.
Porque lo primero que se encontró del otro lado, fue un gran salón con varias columnas a los costados, todo lleno de oro, riquezas en joyas, reliquias, estatuas, toda una mina de oro que podría ser su tesoro, pero el techo vio una pirada de oro puro que estaba apuntando hacia abajo misma que comenzó a iluminarse de forma extraña. Al dirigir su mirada hacia el frente vio como una gente estaba aglomerada en círculos rezando en el antiguo lenguaje egipcio repitiendo algo que claramente la impacto por completo.
—fi nur alssabah , rabbana , mukhlasuna , wasawf nabdhul 'atfaluk eiqabaan tadhiatan niabatan eank li'iihya' ya juru (En sabah nur, nuestro señor, nuestro salvador, nosotros tus hijos Akkaba haremos un sacrificio en tu nombre para resucitarte oh gran maestro)— Adoraban a una especie de sarcófago alargado y ancho, pero del otro lado había una especie de altar vacío el cual no comprendía la arqueóloga que función tendría, por desgracia pronto lo descubriría.
Qué demonios… — No pudo terminar su frase ya que en el lugar donde estaba parada sintió por la espalda un golpe que nublo por completo su vista dejándola inconsciente.
Paso un tiempo para que lentamente volviera en si sintiendo su cuerpo pesado, no podía moverse y veía borroso, hasta que finalmente su visión volvió a normalidad se percató que estaba amarrada en aquel altar sin posibilidad de moverse. Detrás de ella unas manos le tomaron los costados de la cabeza, era un sacerdote que le estaba mirando de manera fija y algo aterradora, comenzando a revolcarse en aquel lugar quería liberarse gritando que la dejaran ir, preguntando qué le harían, demandando una explicación, pero la única respuesta que recibió fue lo que necesitaba para que sus peores miedos se volvieran realidad: "Perderlo absolutamente todo".
wasawf yakun aljihaz aljadid min sayiduna , wa'ant quy, ladayk 'iiradat qawiat , kunt tamlik alshshabab , kunt shujaeaan ... muthaliatan l munaqadhana (Tu seras el nuevo cuerpo de nuestro maestro, eres fuerte, tienes una gran voluntad, posees juventud, eres aguerrida... perfecta para nuestro salvador) — El hombre lentamente comenzó a hacer un rezo de invocación mientras cerraba los ojos sin soltar los costados del cráneo de Umi, la pirámide sobre el altar y el sarcófago soltó un rayo que no daño a Umi pero estaba sirviendo como una vía para transportar una especie de energía azulada que salía del sarcófago y se adhería a su cuerpo sintiendo un intenso dolor, chasqueando los dientes, arqueando su cuerpo y apretando sus puños.
'annah li'amr mulim ! ! wa'iismahuu li 'an 'adhhab ! ! 'atawassal 'iilaykum ! (!Duele! !Por favor dejame ir! !Te lo suplico!) — Fueron sus palabras llenas de desesperación, sus gritos que no serían escuchados, sus suplicas sordas las causantes de que temiera lo peor.
¡ya waqt ghrand mastir lal qiamatah , wataqbal hdha aleard almutawadie fi eirbun 'iikhlas ladyna! (!Oh gran maestro es hora de su resurrección, acepte esta humilde ofrenda en muestra de nuestra devoción!) — Dijo el sacerdote mientras toda esa energía extraña se unía al cuerpo de Umi, las demás personas solamente rezaban postradas con la cara al suelo.
Fue tanto el dolor, la angustia, su miedo que vio toda su vida pasar ante sus ojos, todos los recuerdos de su infancia, sus momentos alegres, sus momentos tristes, momentos que compartía con Kotori, Honoka, Hanayo, Rin, Maki, Nozomi, El y Nico que entre tanto dolor sus ojos comenzaron a soltar lagrimas viendo como todos esos recuerdos se perdían de su memoria, sentía como su cuerpo perdía peso mientras caía a una profunda oscuridad hasta que al final solamente vio en un pequeño brillo celeste una figura humanoide, de gran porte y presencia que tenía los ojos azul celeste, con marcas en su rostro que solamente la veía caer a las grandes profundidades de un abismo en el cual ella se perdería. Lo que el sacerdote hizo fue traspasar la esencia de En Sabah Nur al cuerpo de la arqueóloga dejando su consciencia sellada en lo más recóndito de su mente, para que el intruso pudiera tomar posesión absoluta de su cuerpo. De golpe el cuerpo de Umi dejo de moverse quedándose con una expresión indescifrable, en sus ojos había un brillo celeste que como apareció se fue volviendo todo a la normalidad aparentemente, sus súbditos los descendientes del linaje Akkaba miraban con detenimiento a la chica postrada en el altar hasta que el sarcófago lentamente se abrió y el cuerpo muerto que estaba ahí dentro con una armadura que había visto ella antes se partía en partes para que de manera magnética cubriera todo su cuerpo.
El material de la cual fue forjada era de procedencia desconocida, pero cada detalle en esta era tan fino que en el centro del pecho era visible una pirámide con un ojo en la punta además de que tenía cables en los brazos que conectaban distintos puntos de esta, saliendo un casco desde atrás que cubriría los cabellos de la chica incapaz de reaccionar. En tan solo segundos poco a poco abrió los ojos mientras todos los presentes mantenía la cabeza agachada en señal de respeto, tranquilamente se sentaría en el altar mirándose las manos, las piernas, el cuerpo con curiosidad hasta que se levantó del lugar quedando de pie frente a esos hombres que esperaban la gratitud de su dios resucitado. Una mirada fría y firme de la chica fue lo que recibieron, poco a poco esta extendió su mano hacia ellos dirigiéndole unas palabras.
eamilat bishakl jayid , eubaydi almukhlasin ... han alwaqt litalaqqi aimtinani (Han servido bien, mis leales sirvientes... es hora de que reciban mi gratitud) — Poco a poco una pequeña luz emergió de la palma de su mano.
Todo parecería que les daría un gran obsequio por su buena labor, que grave error de su parte porque de golpe el suelo comenzó a succionarlos, mientras gritaban de miedo, imploraban misericordia pero su "dios" no se las daría ya que guardaba un profundo rencor hacia la raza humana porque durante muchos siglos, muchas épocas a través de la historia de la humanidad, presencio como ellos se mataban por codicia, como saciaban su sed de sangre, su hambre de poder en guerras innecesarias, que solamente traían una sola cosa: muerte, pensaba que no eran merecedores de la vida y que los únicos capaces de vivir y regir en el mundo eran "sus hijos" los mutantes, personas con capacidades especiales, únicas, marginadas por la sociedad porque les consideraban monstruos, atrocidades de la genética y la biología, el error de dios. Eso era un motivo suficiente como para odiar profundamente al ser humano, para provocar la aniquilación de importantes civilizaciones con pruebas que él les hacía pasar, que fallaban rotundamente.
Esta vez no sería distinto, ahora con su nuevo cuerpo… aunque era humano tenía información sobre mutantes que convivían con ella día a día, 8 chicas mutantes con capacidades y habilidades extraordinarias, a las cuales solamente 4 necesitaba para que fueran sus ángeles del Apocalipsis, para empezar, ya tenía en la mira a cierta peli gris de mirada color miel que estaba dirigiéndose al aeropuerto de la ciudad de Paris para tomar su vuelo de nuevo a Tokio, para llegar al otro lado del mundo solamente le basto crear alrededor de él, una gran esfera de energía color violeta que al instante le transportaría en su nuevo cuerpo hacia su destino: Akihabara, Japón desapareciendo de la tumba sin dejar rastro alguno de su presencia, sepultándola entre escombros y arena.
[Donde estoy…. porque todo esta oscuro…. porque siento otra presencia lejana pero fuerte conmigo… dios mío que está pasando, chicas... por favor cuídense…]
Continuara….
Nota del autor: Pues como prometí, hoy les traería la introducción de esta historia que lleva el título de μ's: Apocalipsis, lo que les puedo decir de esta historia es que habrá una batalla fuerte entre las musas, a muerte, intensa, con mucho drama, acción de la buena, caos y destrucción habrá por doquier. Donde sí señoras y señores Umi dah será la villana. ¿Cuáles serán sus planes? ¿Acabar con la humanidad? ¿Destruir el mundo? ¿Cuándo se den cuenta las demás la detendrán? ¿Se unirán a su causa? descúbranlo próximamente.
