Disclaimer: applied. Este fic está basado en la novela "Pasión".
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CAPÍTULO 1
DECISIÓN
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NACIÓN DEL VIENTO, SUNA
La noche era oscura e implacable, tan fría como sanguinaria, y aprovechando la conmoción que se había desatado en el corazón del país, Sasuke Uchiha corría por su vida lejos de sus atacantes, lejos de la traición a la que había sido expuesto. Estaba furioso, indignado y humillado por huir de esa forma, por dar la espalda y tener que correr como un perro con el rabo entre las piernas, pero tampoco era tan estúpido para quedarse cuando ganar era imposible. No podía permitir que le pusieran una sola mano encima porque sabía que entonces cualquier posibilidad de sacar a relucir la verdad desaparecería.
E Itachi y Madara…su rostro se llenó de una ira ciega que casi le hizo caer, acomodó su paso a tiempo mientras los pasados eventos se repetían en su mente y el odio llenaba el amor que antes había profesado a su tan admirado hermano. Pensar que caería tan bajo para ser cómplice de ese viejo repugnante…
No lo entendía, no comprendía nada y eso lo estaba trastornando.
A lo lejos escuchó el pitido que anunciaba la última llamada del barco, su última posibilidad de escapar.
Se obligó a olvidar lo que sentía: la traición, la ira y el dolor. Se obligó a despejar la cabeza y enfriar su sangre, si no escapaba en ese momento no lo haría jamás y la ayuda de Karin sería desaprovechada. No podía permitir eso.
El dolor y el cansancio empezaban a pasarle factura pero siguió igual de terco corriendo bajo el amparo de la noche y la capa oscura que ocultaba sus facciones. Siguió aunque sus piernas apenas podían aguantar…
—Oye, teme, que rápido te rindes —le reprendió una voz burlona a su espalda que lo sobresaltó. Giró más incrédulo que alarmado para encontrar a quién se había autoproclamado su mejor amigo-rival: Namikaze Naruto.
— ¿Qué…? —juró anonadado.
—Vamos, ese barco no se irá sin nosotros, teme —apuró tendiéndole la mano con una gran sonrisa. Tenía el cabello rubio muy despeinado, signo de que había estado durmiendo hace no mucho y que había sido levantado bruscamente de su siesta. Sasuke se preguntó vagamente como estarían reaccionando todos ante la noticia de la muerte de Fugaku y Mikoto Uchiha.
—¿Qué haces aquí? —le espetó con voz ronca.
—Podemos ahorrarnos las conversaciones para después —señaló Naruto impaciente —, los guardias no tardarán en alcanzarnos, dattebayo.
Sasuke apretó la boca.
—¿Acaso sabes de lo que se me acusa? Mis padres...
— ¡No seas tonto, teme, dattebayo! —interrumpió Namikaze rodando los ojos. Agitó un maletín negro que llevaba en una mano y que parecía estar cargado con dinero y una variedad de joyas finas —. Mi padre no es el gobernador de Suna por nada, claro que sé de qué te acusan y claro que sé que es una gran mentirota, dattebayo. A tu tío Madara le iría mejor de novelista que de hombre de negocios —espetó con una mueca de desprecio, acto seguido le dirigió una mirada muy triste. Sasuke esperó el momento de las condolencias con una expresión de muerte, sin embargo Naruto no dijo nada sobre eso. Parecía comprender que aun todo estaba demasiado fresco y demasiado enredado, y que la única razón por la que aun no estallaba era porque el instinto de supervivencia superaba la locura que le embargaba.
—Papá hará todo lo posible para atrapar al verdadero culpable —prometió en voz baja —. Ahora vámonos rápido, 'ttebayo —insistió sin bajar su mano.
Sasuke demoró unos largos minutos en aceptar la ayuda, unos largos minutos que parecieron toda una vida, pero al final lo hizo, sujetó la mano de su mejor amigo con fuerza dejándose ayudar, dejando que Naruto compartiera su peso.
— ¿Estás seguro de esto? —murmuró sin mirarle —. Eres el hijo del gobernador, ahora soy un fugitivo y pondrán precio sobre mi cabeza. Tu vida placentera se esfumará en el momento en que descubran que te aliaste a mí.
—Ni que fuéramos una especie de mafia, teme.
—Minato y Kushina no querrán que tires tu vida la basura.
—Preocupándote por mí, que tierno eres, teme —se burló tirando de él con fuerza —. Mis padres están seguros de tu inocencia, convencerlos fue más sencillo de lo que imaginé, además…—se interrumpió y los ojos azules le brillaron con emoción —…jamás he salido de Suna ¡Será una aventura!
—Serás…—se aguantó de darle una patada y se puso a correr de nuevo. ¿Cuánto tiempo habían tardado en esa emotivamente ridícula charla? No quería saberlo, lo único bueno era que sentía más ligero…
—Tu siempre con tus grandes respuestas —se quejó Naruto en un chillido siguiéndole al instante —, estoy arriesgando el pellejo por ti, al menos agradéceme…
—Nadie te obliga a acompañarme —le espetó irritado.
Naruto rodó los ojos, sabía que Sasuke se lo agradecía aunque no lo dijera en palabras. Abrazó el maletín lleno de joyas contra su pecho y empujó a su amigo con más fuerza cuando el pitido volvió a sonar. El barco estaba a punto de partir.
—Apresura el paso, dattebayo —ordenó sin dejar de empujar. Ambos estaban en sus límites, Sasuke se había limitado a huir de un lado a otro desde que empezó esa pesadilla, y para Naruto había sido una cosa de locos poder organizar bien esa huida, cargar con las joyas de su madre había sido indispensable. Una vez fuera de Suna y con las noticias recorriendo el resto de los países, sobrevivir sería una catástrofe sino tenían algo en que sostenerse. Al menos esas joyas les aseguraban unos cuantos meses de subsistencia.
Meses que esperaba fueran suficientes para que se aclarara todo.
Sasuke no se quejó, tampoco intentó golpearle o le dirigió una mirada asesina. Sabía que era la única forma de seguir.
Sin embargo, cuando dio todo por perdido, se sorprendió al ver que el barco aun no se había ido. No estaba anclado al puerto pero tampoco se había alejado mucho y, no muy lejos, dos jóvenes les hacían señales con sus manos para que se apresuraran.
— ¿Por qué han demorado tanto? —exigió uno de ellos de forma sombría. Su cabello era tan rojo como el de la madre de Naruto y sus ojos aguamarina estaban enmarcados con pesadas ojeras. Gaara No Sabaku, el último hijo de una de las familias más poderosas de Suna, y uno de sus…amigos…si se podía catalogar así.
Naruto había sido un incordio desde pequeño, se le había pegado como garrapata arrastrando en el proceso a Gaara y Sai para formar su improvisado e inadaptado grupo.
— ¿Declarándose amor eterno? —se burló Sai de forma inexpresiva. Sasuke le dirigió una mirada asesina, Sai no obstante solo sonrió de forma falsa sin prestar atención a los chillidos indignados de Naruto.
El humor negro que tenía a veces (siempre) le sacaba de sus casillas. Pero el simple hecho de que estuviese allí cargando una maleta llena de dinero tal como Naruto, tal como Gaara, fue suficiente para sedar su ira.
Quizá, al final, algo bueno había tenido la insistencia de Naruto.
Frunció el ceño pero no dijo nada. Gaara y Sai eran menos densos que Naruto, no necesitaba advertirles como sería todo si lo acompañaban.
—Podemos alargar la conversación para después, tenemos que partir —apuntó Gaara —. El barco se irá de lo contrario.
Era cierto, se miraron un momento, miraron la tierra que dejaban atrás, tan árida, sofocante a veces, helada otras veces…pero al fin y al cabo su tierra, el lugar donde habían nacido y crecido, el lugar de donde debían partir…fue un segundo de tristeza, el pitido del barco se escuchó por última vez, subieron y no miraron más atrás.
Horas más tarde, en las recamaras asignadas, sobre el vaivén del mar y con la luz de las lámparas de aceite, Sasuke, echado en su cama mirando el techo de madera, los enfrentó.
—Esto no es una aventura, pueden morir y lo saben. Son unos imbéciles completos, pero…gracias…
Naruto boqueó un momento levantándose bruscamente de su cama, miró hacia Gaara que arqueaba una ceja y Sai que parpadeaba, y sonrió anchamente, animado.
De pronto todo parecía menos turbio y terrible, menos empañado de rencor y sangre.
—Para eso están los amigos, dattebayo —exclamó.
—Exacto —el murmullo de Gaara fue muy bajo.
—Completamente de acuerdo —dijo Sai mostrando una de sus escasas sonrisas verdaderas.
—Hmp…
Sasuke sabía que ellos estaban arriesgando demasiado en nombre de esa amistad, su libertad, su posición y su vida, no quería que les pasara nada.
Sin sus padres y con la traición de Itachi eran lo único que le quedaba en el mundo, podría volverse realmente loco de lo contrario.
Tenía que protegerlos. Se prometió no permitir que pagaran por su lealtad.
Cerró los ojos, parpadeó, y antes de darse cuenta ya estaba sumido en un sueño profundo y turbio. Naruto, Gaara y Sai tampoco tardaron en dormir. Con el pensamiento de que momentáneamente tenían un momento de alivio y descanso durmieron sin imaginar lo que iba a suceder.
Horas después, durante la fría madrugada, se avistó un barco no muy lejos con velas negras que se dirigía hacia ellos a máxima velocidad. Los marineros sabían que lo que significaba un barco de velas negras: piratas.
Resistirse fue vano, pronto los ladrones del mar tomaron el barco y la lucha comenzó. Sasuke, Naruto, Sai y Gaara despertaron en medio del alboroto; confundidos, sorprendidos y alertas, sin creer la mala suerte que les perseguía. Desenvainaron armas e intentaron ayudar en la lucha manteniendo a algunos piratas a raya, pero su número era superior e iban conquistando cada sector de la embarcación sin problemas, matando a los hombres, robando el oro y las joyas y violando a las mujeres. Sus habilidades fueron superadas tras unas horas de lucha y cuando todo terminó se vieron de rodillas ante sus enemigos.
El líder de los piratas, un hombre de cabello naranja y ojos azules al que todos llamaban Pein, hizo matar a la mayoría de los hombres y escogió a algunos para que fueran vendidos como esclavos, también ordenó que pasaran todo objeto de valor al barco y cuando llegó hasta donde estaban ellos los miró durante largos minutos, pensativo.
— ¿Qué piensan? —pregunto mirando a los únicos que parecía tomar en cuenta, un hombre pelirrojo y una joven muy bonita de cabello azul.
—Son muy fuertes —opinó el hombre con simplicidad —, pueden ser de ayuda. Necesitamos manos.
—Nueva mercancía atractiva —la mujer les sonrió coquetamente aunque los analizaba a conciencia ya que sus ojos grises parecían buscar algo más allá del atractivo físico —. Algo tontos pero valientes…
—Sí, supongo que tienen razón —concordó el líder frunciendo el ceño. Dejó de mirar a sus compañeros y les prestó atención, su rostro lucía serio pero expectante — ¿Y bien?
Naruto gruñó.
— ¿Y bien qué, dattebayo?
—Únanse a nosotros —ofreció Pein, sus ojos fríos barrieron al grupo de amigos y luego cayeron sobre Sasuke que estaba en medio mirándolo con un infinito rencor —. Toda la vida que han tenido terminó, en el mismo momento en que se convirtieron en un objetivo ustedes murieron, en el peor de los casos habrían terminado con el cuello cortado y arrojados al mar, en el mejor de los casos vendidos como esclavos.
— ¡Las personas nacemos libres, 'ttebayo! —Naruto era el único que gruñía, el resto estaba demasiado indignado para hacer más que mirar con resentimiento e ira a los que le estaban quitando lo único que creían de lo que eran dueños: su libertad.
—Si, por eso existen los mercados de esclavos y los compradores —ironizó Pein —. Eres joven y tonto.
— ¡Tú…!
—No tengo todo el tiempo para oír sus lamentos —le cortó bruscamente — ¿Qué eligen? ¿La esclavitud o la vida pirata?
— ¿Acaso hay alguna diferencia? —finalmente Sasuke habló y su voz era baja y cortante.
—La misma que existe entre la vida y la muerte —la mujer respondió. Se había acercado más hasta Pein tocándole el hombro de forma sutil pero íntima, como diciéndole algo en silencio de modo que ellos no podrían comprender. Él asintió con la mandíbula tensa —. No tengo que mirarlos mucho para deducir su origen noble, sus ropas, sus posturas, su ingenuidad tonta dice a gritos lo que ustedes no dicen ¿Qué hacen cuatro nobles que apenas pisan los diecisiete años en un barco como este? No está a su nivel…—marcó una sonrisa agria.
—Están huyendo de algo, fallando en intentar pasar desapercibidos —el pelirrojo continuó la perorata de su compañera. Se cruzó de brazos con firmeza —. Incluso si no hubiésemos atacado este barco no habrían durado mucho, la vida se trata más que de sobrevivir improvisadamente…
—Pueden ser esclavos y morir bajo un látigo, o pueden unirse a nosotros y continuar…—Pein hizo un gesto y un pirata cortó las cuerdas que los ataban. Naruto se frotó las muñecas con gesto insolente, pero Gaara y Sai permanecieron quietos mirando hacia Sasuke, lo habían seguido a él y si decía que prefería ser esclavo también lo apoyarían.
—Sasuke…—murmuró Naruto.
— ¿Hay otra opción? —la respuesta desprovista de emoción de Sasuke hizo que Naruto suspirara fuertemente. En realidad no había más opción, una vida de esclavo era una muerte segura, y si iban a morir más piadoso sería que les cortaran el cuello y los tiraran al mar.
Todas sus oportunidades se habían visto reducidas a una: ser piratas.
Sasuke miró hacia los otros, ellos asintieron de forma silenciosa y entonces alzó el rostro de forma sombría, no dijo nada pero fue suficiente.
—Excelente —a pesar de sus palabras a Pein no le parecía que la situación fuese "excelente". Giró y fue flanqueado automáticamente por sus amigos —. Vámonos.
Dejaron atrás el barco destrozado y subieron al nuevo sin saber lo que les aguardaba, sin saber nada más que todo eso era necesario para vivir, para que llegara el día en que Sasuke pudiese proclamar su inocencia en el terrible crimen que le habían adjudicado.
Irían por un camino peligroso e incierto pero al final triunfarían, regresarían a casa y también aprenderían a amar.
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Editado (14/05/17): Algunos fics son muy difíciles de editar por el argumento y el OoC, pero hago lo que puedo, intento darle más credibilidad aunque no sé si lo estoy logrando. ¿Por qué? quiero dar algo más de calidad a mis fics aunque no es algo sencillo, es más tedioso y ya no guardo muchas simpatías ni al SasuSaku ni al NaruHina. Cuando termine estas ediciones dejaré estos fics por fin en paz y quedarán enterrados como se enterró mi amor por esas parejas. Es una forma de avanzar, no es una declaración de que ya no escribiré más NaruHina ni SasuSaku, lo haré, muchas de mis ideas antes del fin de Naruto tienen que ver con esas parejas pero serás más crudo y menos idealista, quizá ni tengan final feliz, en fin…sigo con lo mío.
Gracias.
Besos, Bella.
