Diclaimer: La mayoría de los personajes usados en esta historia, incluidos el universo y los lugares, no son míos.
El honor todavía le pertenece a JK Rowling.
Notas de la autora:
Fanfictions que han inspirado esta historia o capítulo:
-En palabras de Ginevra Molly Weasley, FabyDePotter
-Quién llamó a la cigüeña!, Anatripotter
Y aquí comienza mi primer Fanfiction.
Seguramente, a medida que lean el primer capítulo, no les calzarán las fechas. Por lo mismo, haré una aclaración: El libro, es post Reliquias de la Muerte, a la edad de 20 y 21 años de Ginny y Harry, respectivamente.
Teddy tendrá en rededor de 1 año, para función de la historia, aunque esta edad no le corresponda. Espero que me perdonen el detalle. Como es comprensible, Lupin y Tonks están muertos, al igual que Fred, y los tantos otros personajes cuyos fallecimientos, hoy seguimos lamentando.
Y lo digo como una fan desolada: ¡¿Por qué tenían que morir?!
Disculpen la pregunta, necesitaba lanzarla.
Los padrinos.
La mañana de aquél lunes era resplandeciente. El sol se dejaba vislumbrar como rara vez ocurría en Inglaterra.
En pocas palabras, parecía que el clima estaba deseoso de burlarse de los presentes.
El hombrecillo que precedía la ceremonia, era el mismo que lo había hecho con Dumbledore.
Entonces, recordó aquél día.
A su mente vino la imagen de cómo Harry se iba de su lado. Sabía que de haberlo intentado, podría haberlo parado. Podría haberle pedido que se quedase ahí, con ella y él lo hubiera hecho. Pero lo dejó ir. No era tan egoísta y sabía que su elegido debía partir.
Entonces, Teddy lanzó un ruidito, sacándola de sus ensoñamientos.
Ginny se preguntó si comprendía que ocurría, por qué estaban ahí. Esperó que no fuese así, mas, el aspecto del pequeño indicaba otra cosa.
Su corto cabello, encargado de enmarcar el redondo y tierno rostro, estaba de color grisáceo, recordando mucho el tono que había tenido el de Tonks cuando sufría por Lupin.
Y por lo demás, lloraba.
Las lágrimas se escapaban de sus pequeños ojos en un llanto casi mudo. No cabía duda que al menos el bebé intuía la situación que vivían.
Con suavidad, la muchacha meció al bebe, intentando calmar su pena.
A su lado, Hermione esbozó una sonrisa triste, mientras le dirigía una mirada al pequeño. Estaba segura que pensaba lo mismo que ella. ¿Qué sería de Teddy ahora?
A su lado, podía ver a Ron, uniendo su mano con la de su amiga.
Por suerte, ambos se tenían el uno al otro.
Dio un suspiro.
-Así, siempre recordaremos a Andrómeda como una mujer muy preocupada por sus seres queridos, luchadora, y acogedora. Hoy, sabemos que se junta con su esposo, hija y yerno, después de una serena muerte, para cuidar a todos sus seres queridos en una silenciosa vigilia…-Ginny no quiso oír más. El recuerdo de Tonks y Lupin la apenaba, además, le hacía rememorar a Fred.
Pronto, el hombrecito de baja estatura calló, dando por concluida la ceremonia realizada en la madriguera. Pronto, los presentes entre los que se encontraban casi en totalidad los miembros de la Orden, comenzaron a retirarse luego de la ceremonia fúnebre. Se preguntó por qué no estaba Harry ahí, en un momento tan importante.
Entonces, su madre llegó hacia ella, extendiendo sus brazos, señalando que Ginny le pasara al bebé.
-Debes dirigirte al salón en un rato, querida. Un miembro del Wizengamot se presentará para conversar que ocurrirá con Teddy. –Ginny asintió, mientras su estómago se retorcía y se encaminó hacia la madriguera, seguida por Hermione.
-¿Qué vas a hacer? –Le apremió su amiga, cuando caminaban solas. Supo enseguida a qué se refería. No estaba segura, era mucha responsabilidad.
-Honestamente… no lo sé.
Entonces, a su mente llegó el momento que había ocasionado que dudase tanto:
Los días en casa de Tía Muriel habían sido realmente aburridos. Ginny se sentía perdida. Totalmente ajena a la batalla que se ejercía en el mundo mágico, a la que se ejercía en el propio Hogwarts, con Neville a la cabeza del Ejército de Dumbledore, tal como ella lo había dejado.
Sin embargo, la chica permanecía ahí, sin poder hacer nada.
De cuando en cuando, miembros de la Orden visitaban la casa, al igual que sus hermanos, que siempre le llevaban noticias y regalos para animarla. Ginny apreciaba mucho aquellos detalles.
Un día, cuando se entretenía viendo un singular programa en la televisión muggle, que su padre, tras varios intentos fallidos, logró explicarle como se utilizaba, sintieño golpes en la puerta de entrada. Eran rudos, por lo que la chica se inquietó al oírlos.
Enseguida, apareció su padre, y con la voz alzada preguntó:
-¿Quién es?
-Soy yo, Remus Lupin –Respondió él tras la gruesa puerta de roble. Su voz se escuchaba algo ahogada, mas era reconocible.- Miembro de la Orden del Fénix y casado con Nimphadora Tonks. Tu, Arthur Weasley, me has dado la dirección de esta casa, protegida por el encantamiento fidelio.
Su papá no dudó y le abrió la puerta a Lupin, que entro enseguida en el lugar.
Lucía una gran sonrisa, su aspecto era muy jovial y era notoria su felicidad.
Por la cabeza de Ginny pasaron diversas ideas, todas involucraban al trío, a Harry…
-¡¿Los has encontrado?! –Le preguntó incorporándose con impaciencia, sin dejarlo siquiera tomar aire.
Él supo enseguida obre quienes hablaba la chica, y asintió, gesto que fomentó un gran cúmulo de emociones en el estómago de Ginny.
Alivio, felicidad, serenidad, ansiedad, pero por sobre todo, preguntas. Cientos de preguntas. ¿Dónde estaban? ¿Cómo estaban? ¿Qué hacían?...
-Están en casa de Fleur y Bill, desde hace…
-¿Los tres? ¿Estaban todos ahí? ¿Están bien? –Molly interrumpió a Lupin, emocionada. El saber de su hijo y sus dos mejores amigos le aliviaba.
-Si Molly. He ido para allá a darles una importante noticia a Bill y Fleur y me los he encontrado –La mención de la "noticia" lo hizo avivar su sonrisa.
-¿De qué noticia hablas?
Parecía que Lupin había estado esperando esa pregunta, por que emocionado, enseguida contestó.
-¡Es un niño! Por fin ha nacido –Exclamó, ocasionando que sus palabras causaran gran felicidad en los presentes- Su nombre es Ted, como el padre de Dora, ¡es metamorfomago! –Acabó, complacido.
-¡Felicidades Remus! –Su mamá se dirigió contenta a abrazarlo, para que luego recibiera una calurosa felicitación del Sr. Weasley que posteriormente salió del lugar señalando que haría llegar el mensaje a los demás miembros de la Orden.
Ginny no sabía que decir. La noticia le emocionaba e impactaba. Un bebé, justo en aquellos tiempos. Era algo extraño y conmovedor.
-Yo… realmente me alegro mucho, profesor. –Trató de dirigirle la más cálida de las sonrisas, intentando traspasarle sus sentimientos. Y pareció que funciono, puesto a que el le devolvió el gesto, mientras se acercaba a ella.
-Ginny... Yo, en nombre también de Tonks, quería pedirte un favor. –Se preguntó qué querrían- Sabes cuanto te apreciamos y lo buena chica que eres, por lo que queríamos saber si… puedes ser su madrina.
No hubo respuesta inmediata. La chica se quedó sorprendida, no se hubiera esperado aquella propuesta de Remus, nunca se le había pasado por la cabeza.
Pronto sonrió, contenta y emocionada a la vez.
-¡Por supuesto que si! Yo... muchas gracias por confiar en mi, de verdad. –Contestó por fin, entusiasmada, pensando en como sería de aquí en adelante su vida siendo la madrina de Teddy Lupin…
La sala de estar de la madriguera volvía a estar bastante concurrida. Ya la mayoría de los asistentes al funeral se habían retirado, incluídos los de la Orden, confiando en la solución que encontrarían los Weasley y los más cercanos a la familia, que seguían ahí.
-Lamento las razones por las cuales se produce esta reunión –Murmuró el hombre que descansaba su cuerpo sobre uno de los mullidos sillones de la Madriguera.- Pero ahora, es cuando más necesitamos velar por el bienestar de el pequeño Teddy, es hoy cuando más nos necesita. Mi nombre es Rodus Derviant y como ya muchos saben, soy parte del Wizengamot, el comité de bienestar de menores.
-Bien, como sabemos, antes de morir… -El miembro calló un momento, cuando con aire solemne, entró Harry Potter a la habitación.
Ginny le lanzó una mirada de desaprobación, molesta por que llegase tarde a tan importante reunión.
Él sabía cuan trascendente era y no había excusa alguna con la cual justificarse.
-Harry, cielo. –Lo saludó con cariño la Sra. Weasley al verlo.
Su rostro, que hasta entonces se mantenía serio, cambió al de una sonrisa dirigida a ella y a la mayoría de los Weasley. Se puso a un lado Ron y se propuso dar la explicación:
-Disculpen la tardanza. El ministerio está muy atareado. Lamento no haber llegado antes.
Todos parecieron entender su explicación, excepto Ginny, que siguió mirándolo con recelo.
-Ahora sí, ya estamos todos –Comenzó de nuevo el Rodus, pareciendo encantado de estar en la presencia de Harry, a quien claramente conocía- Pues bien. Remus y Nymphadora Lupin, por expreso deseo mientras vivían, declararon que si algo les ocurría, quien se hiciera cargo de Ted Lupin debía ser su abuela materna, única familiar directa que le quedaba en ese entonces. Andrómeda cuidó a la perfección al pequeño, sin embargo su vida no se prolongó demasiado y como hemos sido testigos, hace unos días, lamentablemente, nos dejó. Ahora la pregunta es: ¿Qué será de su nieto? –Guardó un segundo silencio y luego prosiguió.- Bien, los padres de Teddy, eran bastante prevenidos, pues en vida, escogieron a los padrinos del niño, en caso de que algo así ocurriera.
-Espere un momento, Rodus. –Lo interrumpió Harry.- Creo que se equivoca. ¿Cómo que los padrinos?
El sonrió, con una expresión de extrañado.
-Claro que no me equivoco Harry. Los padrinos son usted, Harry Potter y G…
Nuevamente se interrumpía la reunión. Ahora una chica entraba a la habitación, provocando que Ginny rodara los ojos, molesta. No sabía por qué ella le desagradaba tanto.
-Disculpen la tardanza –Se excusó Romilda Vane- Pero confundí el horario de la reunión. –Susurró apenada.
Harry parecía algo incómodo. Por la mente de Ginny, pasó la fugaz idea de que él no quería que ella estuviera ahí, razón por la cual no le dio el horario. Pronto la desechó, cuando los vio saludarse de un rápido beso en los labios.
Casi todos los presentes le dirigieron algún gesto de saludo, excepto cierta muchacha.
-Prosigo –Murmuró Rodolus, algo molesto por la interrupción- Pues bien, como decía, los padrinos de Ted Lupin son Harry Potter y Ginevra Weasley.
A excepción de Hermione y la Sra. Weasley, todos los presentes se sorprendieron en gran medida ante aquellas palabras.
-¿Ginny? –Preguntó el Sr. Weasley, como si no hubiese escuchado bien.
-Esta noticia le ha encantado a Harry –Susurró George, divertido con la cara del muchacho. Angelina, a su lado, rió.
Romilda, se removió incómoda al lado de Harry, y él… se mantuvo inmóvil un momento, hasta que miró a Ron.
-¡Yo no sabía nada! –Se apresuró a decir el chico. Pero Hermione no pudo decir lo mismo cuando recibió los ojos de Harry, por lo que solo intentó rehuir su mirada.
-¿Tú? –Preguntó él al fin, observando directamente los ojos marrones de Ginny. Ella fijó los suyos en la mirada verde de Harry y con una sonrisa de suficiencia, respondió:
-Yo.
-Pero… ¿Cómo? ¿Cuándo?
-Cuando tu estabas en casa de Bill y Fleur, Remus me lo pidió. ¿Qué, acaso pensabas que el escogido serías solo tú? –Le replicó, con ferocidad, molesta al escuchar su tono.
-No se hubiesen equivocado. –Le contestó él, enojado por su cuestionamiento.
Ella había estado a punto de responderle, cuando Rodus retomó la conversación, incómodo con la discusión.
-Lamento que no estuviesen enterados de todo. Pero ambos, Harry y Ginny aceptaron el nombramiento. Y como tales, ustedes son los encargados de la tuición de Ted.
El bebé justo en aquél momento lanzó una risita, ruido que todos recibieron con una sonrisa.
Ginny pensó que quizás la situación le gustaba. Harry pareció ablandarse ante tal recepción de la noticia en el bebé.
Al ver que los ánimos se calmaban, Rodus prosiguió.
-Pero hay condiciones. Harry y Ginevra deben cumplir algo específico.
Las palabras de Rodus atrajeron la atención de los presentes. Nuevamente, Romilda observaba al miembro ilustre del Wizengamot con algo de furia.
Él, sacó su varita de color café pálido y tras un leve movimiento, en su mano apareció un pergamino.
No lo ojeó, parecía que lo tenía preparado para las reacciones tras las palabras que diría:
-Si esta no se cumple, entonces Ted Lupin se quedará bajo la tuición de los últimos familiares que le quedan. Los Yaxley Black, familia con la que Nymphadora comparte sangre.
-¿Yaxley Black? –Preguntó asustado Ron.- ¡Pero si esa es la familia es espantosamente tenebrosa! ¡Ahí habían mortífagos!
-Esta pareja no, señor Weasley. Siempre hay quienes rompen el molde. Les aseguro que no tienen tendencias tenebrosas.
-¿Puede decirnos la condición? –Apresuró Ginny, nerviosa. A Ron no era el único al que le incomodaba aquella familia, sin importar lo que dijera Rodus.
-Bien. Para que ustedes puedan quedarse con el pequeño Teddy –Este lanzó una nueva risita, al escuchar su nombre. Harry y Ginny lo miraron enternecidos.- Tú, Harry y tú, Ginny, deben vivir bajo el mismo techo, junto Teddy. Como una familia.
Un aire incómodo invadió la habitación.
Y todos se quedaron en silencio, mientras observaban a los padrinos. Harry se removía, sin saber qué hacer o decir en su puesto, con la mirada molesta de Romilda acosándolo.
Y Ginny… Ginny lamentaba con todas sus fuerzas la condición
Notas de la Autora:
Espero que les gustase el primer capítulo. No tardaré mucho en subir el siguiente, así que estén atentos a la historia, por que se viene muy buena y entretenida.
Saludos y por favor, tanto como si les ha gustado como si no, dejen un review!! Me encantaría saber sus opiniones, serían de mucha utilidad.
