N/A: Aquí tenéis mi primera historia, bueno más bien la introducción.
Los personajes de Kannazuki No Miko no me pertenecen yo solo he cogido algunas características para una historia propia. Espero que os guste.
- Valla mierda, vaya mierda, vaya mierda.- Era lo único que mi mente repetía una y otra vez mientras andaba bajo la lluvia intentando tranquilizarme, sme había descontrolado o eso recordaba, ni siquiera sabía que había dicho exactamente lo único que veia en mi cabeza era a mi familia, todos callados de pronto, mirándome fijamente unos con asco, otros con superioridad pero ni una mirada de cariño. Pensé que reaccionarían así y ahora que podía darme cuenta tampoco ayudó salir de casa corriendo como una loca.
Cuando conseguí tranquilizarme miré a mi alrededor y vi que me encontraba en mitad del campo, andando entre girasoles que empezaban a saludar la vida y césped más alto de lo que debería. Me tiré en la hierba y empecé a llorar, no podía ver mis propias manos por las lágrimas pero necesitaba desahogarme. ¿Cómo una solapalabra podía haber hecho que mimadre me diera la espalda? Una malditapalabra. Sí, soy gay, ¿qué tiene de malo?, soy una mujer yme gustan las mujeres, pero mi familia (si es que podía llamarles así) parecía que les acababa de decir que era una asesina, sino no podía entender las caras que pusieron.
Estuve abrazándome amí misma durante horas, lloré hasta que no me quedaron lágrimas y entonces decidí regresar, no creo que me cerraran la puerta de mi propiacasa, o al menos eso esperaba. Me levanté como pude y miré a mi alrededor hasta divisar casas a mi espalda. Tras varios minutos las nubes taparon las estrellas, y el cielo se cubrió de rayos y truenos, con cada az de luz parecía que las estrellas se derramaban sobre mí para guiarme a casa. No me preocupaba que algún rayo cayese sobre mí, mi vida no iba a empeorar más con ellos.
Pero me equivoqué, porque un rayo cayó justo delante de mí y el golpe, aunque no llegó a alcanzarme, me hizo caer. Tendida en el suelo un rayo tras otro caían a mi alrededor y tras muchos fogonazos el último me dio de lleno en el pecho. Me desmayé mientras oía como una melodía llegaba a mi ser y una dulce voz me acunada.
