Era una magnifica noche, como diría Alucard

Él se encontraba durmiendo en su habitación. Todos dormían profundamente, todos excepto la señora Integra. Después de terminar el trabajo se duchó y se metió en la cama. Pero algo le impedía dormir; era su profundo amor por Alucard, que desde pequeña le había gustado ese arrogante vampiro diabólico. Integra siempre dormía pensando en él, incluso soñaba que salía con Alucard; que cada ves que empezaba la noche ella esperaba a su amado vampiro por las afueras de la mansión Hellsing, en el parque (jardín).

Ella se soñaba a si misma como una joven alegre con un elegante vestido rojo, en ves de sus típicos lentes usaba lentes de contacto y se pintaba con un labial de rojo pasión.

Ella esperaba a Alucard en la entrada del parque de la mansión, Alucard si bien llevaba el atuendo de siempre, pero sin las gafas y el sombrero. A Integra le daba igual, a ella sólo le importaba el bello rostro de su amado vampiro, y a este a su ves, lo que más le importaba era el bello rostro de su Ama, pero el atuendo el cual ella vestía le parecía muy sensual.

Apenas llegaba el vampiro el momento romántico empezaba, con un poco de vino para Integra, y un poco de sangre para Alucard, ambos festejaban la bella noche de luna llena. Pasaban horas bebiendo y besándose muy románticamente, sin embargo toda noche llega a su fin.

Cuando Integra despertaba siempre se decía a si misma: "Otra ves es de decía, que flojera... pero de todas formas tengo que levantarme a trabajar". Así siempre eran sus mañanas, pero esta era diferente: Cuando despertó, apareció su querido vampiro con su desayuno y diciéndole: "Buenos días, mi Ama querida"

FIN