N/A: No, no olvidó que tengo 2 historias pendientes sólo que no me he sentido de "humor" para continuarlas y tampoco mi tiempo ha sido el más favorable.
Este es un one-shot. Nada de magia, completamente AU y debo advertirles que no es muy feliz. Hoy estaba con la inspiración para escribir algo así y a pesar de que debo levantarme en un par de horas sentí la necesidad de escribirlo ahora.
Pd. Lamento si hago sufrir a alguien.
Aflicción
Recuerdo perfectamente la primera vez que mis ojos cayeron sobre ella. Fue un 7 de Julio en la parte Oriente del parque de la Alameda, recuerdo que era un verano esplendoroso y que me sentía especialmente motivada aquella tarde. Quizás fue casualidad, destino, coincidencia, nunca estaré segura de ello, lo único que puedo aseverar es que a partir de ese momento mis días no volvieron a ser igual.
Estaba sentada sobre una banca algo vieja y oxidada, mirando hacia ningún lado en particular, simplemente con la mirada fija en el horizonte. Cuando ella se acercó a mí y con su dulce voz me sacó de mis pensamientos
- ¿Me ayudarías?
Fueron dos simples palabras que marcarían, sin saberlo, mi vida. Me giré hacia ella y entonces la vi, tenía las facciones más delicadas que había visto en una mujer, su cabello rubio estaba amarrado en una coleta y portaba una sudadera gris con un pantalón que tenía doblado por encima de la rodilla, la sangre corriendo de su pantorrilla rompió el rumbo de mis pensamientos y me hizo levantarme de un solo movimiento.
- ¿Estás bien? -Era una pregunta tonta pero fue la primera que pude formular
Ella me sonrió- Claro, deberías ver a la rama que se metió conmigo -se acercó a mí, como si tratara de contarme un secreto- la pobre está completamente destrozada
No pude evitar la risa, la chica estaba sangrando y aun así tenía un sentido del humor admirable- Mejor siéntate, no queremos que el vigilante del parque se entere de tu pequeña riña
Me dio una pequeña sonrisa mientras ocupaba un lugar en la banca y yo me arrodillaba frente a ella- ¿Está bien si…? -Señalé su pierna, esperando que no le molestara que hiciera contacto físico
Continuaba sonriendo y negó ligeramente con la cabeza
Mis manos temblaban ligeramente cuando sostuve su pierna, pude sentir el calor que su cuerpo emanaba en contraste con la frialdad de mi mano y ella también pudo sentirlo porque se sobresaltó- Lo siento -susurré y con toda mi fuerza de voluntad me enfoque en la herida en su pantorrilla, a simple vista pude notar que no era grave. Solté su pierna por un instante y tomé el bote de agua que minutos antes de su llegada había estado sosteniendo- Te voy a lavar la herida, te va a arder un poco porque tienes tierra pegada -levanté la mirada esperando su consentimiento pero ella continuaba sonriendo, únicamente tenía la ceja levantada. Tomé eso como un si y me enfoqué nuevamente en su pantorrilla.
Cuando el agua tocó su piel fue la primera vez que la vi perder su sonrisa fue tan sólo un instante antes de que la retomará con un poco de dificultad- Entonces -su voz sonó un poco rasposa- ¿Eres doctora?
No pude evitar sentir orgullo ante su suposición- Aún soy estudiante -observé su herida limpia y esbocé una ligera sonrisa- Así que sobrevivirás
Permanecimos un momento en silencio pero recuerdo haber aprovechado de él al máximo, observé lo lacio de su cabello y la forma en que sus pestañas adornaban lo azul de sus ojos. Siempre me pregunté cómo era posible tener un rostro tan hermoso y si todos los años vividos a su lado no eran parte de un sueño, un juego traicionero de la vida que me había llevado lentamente hacia ella y hacia un final terriblemente inevitable.
- Fleur
La observé un momento más, no porque no entendiera el significado de sus palabras, sino porque me encontraba demasiado sorprendida por su presencia.
- Me llamo Fleur -aclaró con una sonrisa burlona, que yo aprendería a conocer perfectamente al pasar de los años- ¿Tiene algún nombre, Doctora?
- Hermione -extendí mi mano, deseando continuar con el contacto físico. Ella me observó por un momento, pude observar la duda en su rostro- Es un placer conocerte -durante unos momentos temí que fuera a irse o creyera que estaba siendo demasiado entrometida pero aquello no ocurrió. Ella se inclinó hasta mí y tomó mi rostro con sus manos, nuestras miradas se cruzaron por un instante hasta que ella se inclinó hacia mí, acercando su rostro al mío y regalándome un beso en cada mejilla. Soltó mi rostro y se distanció tan sólo un poco pero yo podía sentir su aliento fácilmente chocar contra mi cara
- Así es como saludamos de dónde vengo -pronunció quedamente, sabía que probablemente el tono carmesí de mis mejillas estaba delatándome pero no me importó- El gusto es todo mío, Hermione.
Y en ese instante supe que deseaba escuchar a diario mi nombre de sus labios.
- Hermione
- Mmm -dejé salir un pequeño gruñido, dejándole creer que estaba igual de soñolienta que ella. Tenía mi brazo sobre su cintura y mi pecho desnudo pegado contra su espalda. Pude sentir con facilidad que ella estaba completamente despierta y quizás, al igual que yo, era víctima nocturna de sus propios pensamientos.
- ¿Te quedarías esta noche? ¿Te quedarías conmigo?
Su voz era apenas un susurro pero yo la conocía demasiado bien a pesar del poco tiempo que llevábamos "saliendo" y me di cuenta del nerviosismo en su voz.
Sentí pesar, sentí culpa y una indescriptible sensación de ira hacia mí misma.
La mujer que más me había llegado a importar a lo largo de mi existencia estaba a lado mío, desnuda físicamente y con el alma, atreviéndose a dejarme ver su miedo y yo simplemente estaba, sólo estaba a su lado sin estar. Poseyendo su cuerpo en las noches y marchándome por las mañanas por mi apretado horario. Sabía que la deseaba, sabía que la extrañaba por las mañanas… Sabía que la quería de la misma forma en la que sabía y reconocía que yo no era lo mejor para ella. Ella se ofrecía entera y yo apenas podía darle horas de mi día.
Besé su hombro desnudo mientras una lágrima rodaba en mi mejilla, mi mente continuaba diciéndome que yo no era la adecuada, que ella merecía algo mucho mejor que yo. Sentí su respiración agitarse, su rostro temblar ligeramente con miedo ante mi tardía respuesta- ¿Te quedarías conmigo?
Se giró y a pesar de la penumbra pude observar lo claro de sus ojos, la transparencia de su alma y dejé que me viera directamente, dejé que me leyera de la forma única y especial que ella sabía, dejé que conociera mis miedos e inseguridades. Ella podía leerme tan bien, cómo si supiera cada facción de mi rostro, cada sonido que emitía, era como si compartiéramos el mismo pensamiento y eso solía aterrarme pero no ahora, no en ese momento, no cuando sentía que le debía tanto.
Ella acarició mi mejilla por un largo instante y me sonrió tiernamente, era su forma de hacerme sentir mejor, la forma en que me mentía piadosamente haciéndome creer que todo iría bien- Te equivocas -susurró- algún día te darás cuenta que siempre has sido lo que necesito
Dejé salir un par de lágrimas más antes de poder recomponerme y responderle- ¿Confías tanto en mí?
Esta vez su sonrisa fue sincera pero no respondió, asintió con la cabeza y se acercó a mis labios. Me besó lentamente y le devolví el beso de forma insegura. Mi mano continuaba en la curva de su cintura y sin pensarlo la atraje hacia a mí. Nuestros cuerpos conectaron al instante como tantas noches antes y sentí que ella respondía a mis caricias, sus manos rodeaban mi cuello y el beso cada vez se hacía más ansioso.
Dejé que mis manos exploraran la longitud de sus muslos mientras mis labios se habrían paso por su cuello y pecho. Ella comenzaba a soltar gemidos y un par de palabras en su idioma natal. Mordí los costados de sus pechos haciendo que arqueara la espalda y sonreí con orgullo porque conocía tan bien sus puntos débiles. Sentí fugaces besos en mi oreja y cuello mientras sus manos se aferraban a mi espalda, había abierto sus piernas para mí y pude sentir su humedad en mi vientre, supe de inmediato que ella me necesitaba y no quería hacerla esperar.
Dejé que mi mano se colara en su intimidad, abriéndose paso con facilidad. Una respuesta gutural emanó de forma inmediata de sus labios y me dediqué a besarle el cuello, a morderle el hombro. La forma en que sus uñas se clavaban en mi espalda me decía que estaba cerca y no dudé en acelerar el ritmo mientras trataba vagamente de entender sus palabras. Su cuerpo se contrajo momentos después y pude sentir que lentamente se relajaba en mis brazos, continué sobre ella, sin querer soltarla. Y ella continuó abrazándome, susurrando palabras inentendibles a mi conocimiento.
Aún continuaba sobre ella, sosteniendo mi peso con mis codos y continué observándola hasta que ella abrió los ojos, sus mejillas estaban ligeramente coloradas- Lo haré
Ella pareció confundida, su respiración aún no regresaba a la normalidad. Levantó la ceja y sonrió, esperando que yo fuera más clara
- Me quedaré contigo esta noche
Sus ojos se mojaron de alegría y supe que en ese momento se sentía incapaz de contestar
- Me quiero quedar contigo, para siempre -Susurré antes de unir nuestros labios.
Sabía que la necesitaba, sabía que la quería y quería ser una constante en su vida
- ¡Fleur! -Corrí a su lado cuando vi que parecía desfallecer
Ella sacudió la cabeza ligeramente- Estoy bien, no te preocupes
Asentí pero permanecí a su lado- ¿Quieres un poco de agua? ¿Te quieres sentar y descansar un poco?
Ella sacudió la cabeza como si acabara de insultarla- No, estoy bien -Y se irguió, demostrándome una vez más la entereza que tenía, lo autosuficiente que se sentía- Es sólo que el viaje me afectó, el cambio de alturas y además todas estas cajas me ponen de mal humor
Sonreí inconscientemente- Podríamos cancelar la boda y hacer que se lleven todas estas cajas
Ella se acercó seductoramente hacia mí- Eso quisieras -me sostuvo de la cintura, atrapándome con sus brazos pero si soy plenamente sincera ella me había atrapado varios años atrás en una tarde de otoño- Pero yo tengo al mejor partido que pudiera obtener
- ¿En serio? -inquirí para alargar la conversación aunque moría de ganas de besarla
Ella asintió mientras mordía su labio inferior, sabía perfectamente el efecto que causaba en mi- Mis padres te aman, estás subiendo rápidamente de posición en el hospital y lo más importante -hizo una pausa para darse suspenso- eres increíblemente buena en la cama
Contuve la risa- Te amo Fleur Delacour
-Granger -Agregó ella con una sonrisa juguetona- Delacour Granger… es para irme acostumbrando
Sentí mi corazón palpitar con fuerza y no pude hacer otra cosa más que besarla. Guardando aquél momento en mi memoria
- Granger
Me sobresalté al escuchar mi nombre, los pasillos del hospital solían estar vacíos a aquellas horas. Giré lentamente hacía la voz de Irma, una enfermera que conocía de tiempo atrás, le sonreí tratando de verme lo más normal posible- Hey
- Deberías ir a casa y dormir un poco
Bajé la mirada y sacudí la cabeza- No puedo… hoy -traté de contener las lágrimas- Hoy necesito estar aquí
Irma abrió la boca pero de inmediato la cerró, quizás meditando sus palabras- Saluda a Fleur de mi parte, ¿Si?
Asentí ligeramente mientras retomaba mi camino, tenía la mano en mi bolsillo. Sostenía con firmeza el frasco en su interior.
Caminé lentamente, escuchando el sonar de mis pasos a través del corredor. Dejando que todos mis pensamientos y mis culpas corrieran libres por mi mente. Había conocido a Fleur una tarde de verano 9 años atrás y me sentía tan culpable de haber esperado casi un año para proponerle un noviazgo fijo y de haber esperado otros 7 para proponerle matrimonio. Hoy era el día en que se supone me casaría con ella, era el día que se suponía íbamos a unir nuestra vida para siempre y todos esos sueños se habían ido, curiosamente, una tarde de verano. Cuando la vi llegar al hospital, no con su usual sonrisa y un almuerzo en la mano, llegó en una camilla y un tanque de oxígeno.
Siempre me vanaglorié de mi habilidad con las palabras pero nunca había sido plenamente consciente, al menos no hasta ese momento, de la fuerza que una sola palabra podía tener. Del gran significado e importancia con la que podría impactar la vida de muchas personas. Una palabra: Cáncer. Fue suficiente para hacer que mi vida cambiará de una forma inesperada, un Condrosarcoma grado III que se había expandido rápidamente a sus pulmones.
Bajé la cabeza, esperando que la gente que pasará a mi lado no viera las lágrimas que brotaban de mis ojos. Fleur había llegado de una forma inesperada a mi vida y de la misma manera se estaba yendo.
Limpié mis lágrimas con el dorso de mi mano y continué caminando pausadamente hasta finalmente llegar a mi destino. La habitación 213 y con pesantes giré el pomo de la puerta y ahí estaba ella, dedicándome aquella sonrisa acogedora que tanto amaba. Levantó la mano incentivándome a acercarme.
Sentía las lágrimas correr por mis ojos y no deseaba que ella me viera así pero en esos momentos era la mejor compostura con la que podía presentarme. Me acerqué a su lado y sentí tanta culpa, tantos remordimientos por lo que pude haber hecho a lo largo de los años que pasé a su lado. Sentí tantas ganas de echarme a llorar desconsoladamente pero sabía que no podía, sabía que se lo debía.
- ¿Qué sucede, Doctora? -Esbozó una ligera sonrisa mientras se quitaba la máscara de oxígeno- Nadie que la viera en ese estado podría pensar que es una diosa en la cama
Solté algo similar a una risa, tenía la garganta cerrada por el cúmulo de sentimientos. Ella estaba postrada en la cama mucho más pálida de lo que la había visto jamás, seguramente estaba sintiendo un dolor casi insoportable y aun así intentaba hacerme reír.
- No me interesa nadie más -Susurré luego de un largo momento, sostuve su mano con la mía y llevé el dorso hasta mis labios- Tú eres la única para mi
Soltó un suspiro, probablemente tratando de contener su propio llanto- Sabes que eso no es lo que quiero
- Aún podríamos casarnos -le imploré como tantas otras veces y de la misma forma negó con la cabeza
- No -sólo fue capaz de sostener la sonrisa por un instante- Quiero que sepas que tú vas a ser la única mujer en mi vida pero no voy a vivir demasiado ¿Cierto? -Trató de sonreír pero sólo salió una mueca triste- y tú… -Acarició mi mejilla- tú tienes mucho por delante, Doc.
Negué con fiereza- No, yo no
Pero ella me acalló poniendo su mano sobre mis labios- Quiero que seas libre y encuentres a alguien
No sé si era más difícil para mí tener que oírle decir aquello o para ella pronunciarlo. Pero estaba segura que ninguna de las dos queríamos imaginar la vida a lado de otra persona
- Quiero verte sonreír
Bajé la cabeza, deseando que olvidará eso
- Abrázame -Su voz fue casi un sollozo
Y yo no dudé en complacerla, me lancé a sus brazos sabiendo que quizás era la última vez que sentía su calor contra mi piel. Sentí que ella me abrazó con sorpresiva fuerza, probablemente sintiendo mucho dolor por hacerlo ya que su débil cuerpo ni siquiera le había permitido ponerse de pie en los pasados meses. Sentí que ella rompió en llanto en la hendidura de mi cuello y no pude hacer más que sostenerla contra mi cuerpo.
Permanecimos en aquella posición durante bastante tiempo, lo supe porque podía ver el sol comenzar a asomarse por la ventana. Ella había dejado de llorar tiempo atrás y yo sentía que las fuerzas se iban de mi cuerpo.
- ¿Me ayudarías?
Me distancié para poder verla a los ojos y mordí mi labio inferior, luchando porque las lágrimas no se apoderaran de mí nuevamente. Aquellas dos palabras con las que la había conocido eran aquellas que la estaban alejando de mí de una forma desgarradora
- ¿Me ayudarías? -repitió pero está vez su voz se quebraba
Levante la mirada y luché en la mayor medida con mi dolor y asentí, se lo debía.
Me sonrió con gratitud- Podrías… ¿Podrías llevarme a la ventana? -su voz era temblorosa
Asentí buscando la silla de ruedas con la mirada y cuando me dispuse a buscarla, ella me tomó de la mano y negó con la cabeza.
- Quiero… Quiero que me lleves en tus brazos
Asentí sin pensarlo y acomodé el sillón del cuarto para que diera directamente a la ventana. La tomé con delicadeza, con miedo, entre mis brazos y sin dudarlo la besé. La besé mientras la sostenía y ella rodeó mi cuello con sus brazos devolviéndome el beso. La asenté sobre el sillón y pretendí alejarme pero ella me sostuvo nuevamente.
- Quiero que me abraces -murmuró- No conozco mejor sitio en el mundo que estando en tus brazos
Y nuevamente no pude negarme, jamás pude negarme a ella y no lo haría cuando ella más me necesitaba. Con dificultad me coloqué detrás de ella- Estás… ¿Estás segura?
Ella asintió- Le he dicho a mis padres todo lo que quería y estoy segura que mi hermana se recuperará -Recostó su cabeza sobre mi hombro mientras su mirada rodeaba la vista que tenía de la ciudad- Les he dejado una carta
Y supe que no se refería sólo a su familia
- Y espero que puedan dejarme ir en algún momento
Giró la cara y nuestras miradas se entrelazaron, pude ver su rostro afligido y cansado. Después de tantos meses en terapias, después de infinidad de pastillas y consultas externas, lo había aceptado. Ella había aceptado aquella palabra que yo aún me negaba a aceptar: Terminal. Y me había preguntado aquellas dos palabras con las que había cambiado mi vida "¿Me ayudarías?" y yo no podía continuar su dolor, no deseaba hacerla sufrir más.
Con mi mano temblorosa saqué el frasco de mi bolsillo y una jeringa del otro. Mi mano temblaba demasiado pero ella la sostuvo y me dedicó una sonrisa cómplice, la misma que recordaba en aquel encuentro en el parque. Regresé el frasco vacío a mi bolsillo y miré con tristeza, con rencor, la jeringa.
Ella soltó un suspiro mientras observaba el amanecer- Así soñé que sería este día… es decir, amanecería a tu lado viendo el amanecer después de la boda.
Contuve las ganas de llorar, ella no iba a verme por última vez llorando.
- Te dije que estabas equivocada -sus palabras me sacaron de mis pensamientos- Tú, Hermione Granger, eres mucho más de lo que pude desear -Acercó su rostro a mí y me besó tiernamente, nuestras narices permanecieron unidas un instante y supe que sería la última vez que podría sentir su aliento en mi rostro.
Estaba demasiado familiarizada con su cuerpo y con mi oficio, que sin quitar la mirada de sus ojos apliqué la inyección. El efecto fue casi instantáneo porque contuvo un gruñido- Todo va a estar bien -Me miró de esa forma piadosa que yo odiaba y que sin embargo no pude objetar
- Te amo -sollocé mientras sentía su cuerpo debilitarse en mis brazos-y siempre lo haré
Ella tenía una sonrisa en el rostro- Siempre tuya -Soltó un último suspiro y me guiñó el ojo con la sonrisa con la cual la conocí. Y supe que se había ido.
Entonces dejé que las lágrimas y el dolor corrieran por todo mi cuerpo, apenas me sentía capaz de respirar, lo único que pude hacer fue apretar su cuerpo contra mi pecho, escuchaba mi propio llanto a lo lejos mientras mi rostro se hundía en su cuello, respirando por última vez su aroma. Escuché a alguien llamarme pero mi cuerpo, mi alma, estaba aferrada a Fleur.
Necesitaba a Fleur, siempre lo había hecho y siempre lo haría.
