Yossu! Ha pasado un tiempo desde mi última aparición por Fanfiction. Pues aquí vuelvo, con un fic que supone todo un reto para mí. ¡No más bloqueos de inspiración, por favor! XD Tengo más ideas en la recámara, pero creo que con este estoy bastante motivada, espero que os guste.

DISCLAIMER: Los personajes de este manga pertenecen a Hajime Isayama, que está tardando en hacer yaoi en su serie.

A leer!


– Cuenta la leyenda que hace mucho tiempo, en un pequeño pueblo escondido en las montañas del sur, nació un niño con un poder especial. Podía ver a los muertos y comunicarse con ellos. Los veía como entes, o como diríamos ahora, fantasmas, que a veces se le acercaban y hablaban con él. Por miedo a que lo tacharan de loco, lo mantuvo en secreto a sus padres, unos condes muy ricos, y se dedicó a buscar algún amigo entre aquellas figuras que deambulaban por el gran castillo en el que vivían. A medida que fue creciendo, su poder fue aumentando, y los entes tomaban una composición algo más sólida; para él, dejaron de ser translúcidos.

– Anda, si la historia trae hasta clase de física.

– Cierra el pico, jamelgo de mierda, como vuelvas a interrumpirme te parto la cara.

– Eso no me lo repites en la calle, gilipollas.

– ¿Quieres comprobarlo, subnormal?

– ¡Parad los dos, que la historia está interesante!

– Haced caso a Armin. Jean, como vuelvas a interrumpir a Eren te voy a matar.

– Tranquila, tía, ya me callo.

Eren carraspeó.

– Joder, ahora me he perdido.

– Has dicho que dejaron de ser translúcidos- recordó Armin.

– Ah, sí, gracias – dijo Eren. – Pues eso, que los veía como gente normal. Incluso hizo un amigo, un hombre de mediana edad, que aseguraba haber sido brujo y haber muerto quemado en su pueblo. Este hombre fue su única compañía desde que, a sus quince años, sus padres murieron en un accidente, cuando su carro se precipitó por un acantilado durante un viaje, y él se convirtió en conde.

– Qué trágico todo, ¿no? – Jean captó las miradas gélidas de los demás. – Sólo era un comentario, leches. Ya me callo.

Eren suspiró.

– Un día, a sus 23 años, una mujer fantasma se le acercó y le pidió que le siguiera. Curioso, el joven le hizo caso y siguió a la mujer hasta el pueblo. Callejeó y callejeó hasta llegar a una pequeña casa derruída. Allí pudo ver el cuerpo de la mujer, medio sepultado. Todo indicaba que se había producido un derrumbe, pero al ser una casa pequeña y estar situada en la zona más pobre del pueblo, nadie se había fijado en ello.

«"¿Y qué quieres que haga yo?", preguntó el conde, "Ya es demasiado tarde, has muerto", añadió. La mujer le miró y, con voz triste, le dijo: "Yo sí, pero mi hijo no. Él sigue ahí dentro, luchando por vivir". El joven abrió los ojos de par en par y entró en las ruinas de la casa, siguiendo a la mujer. Poco después, encontró a un chico, bajo unas piedras del techo. Inmediatamente se las quitó de encima y lo cogió en brazos. Estaba malherido, pero vivo. La mujer le dio las gracias y se desvaneció, y él llevó al chico al hospital. Cuando el chico despertó, el conde se enamoró de sus ojos turquesa y sus hermosas facciones, y decidió llevarlo con él a su castillo, donde además se enamoró de su dulzura, su picardía y su alegría. »

– Vamos que era gay.

– Jean, en serio, te vas a ir a la mierda ya.

– Tío, tu historia es muy larga, espero que dé miedo de verdad.

– Si te callas y me dejas seguir igual lo descubres.

Jean se encogió de hombros, acomodándose en el asiento del autobús, y levantó las manos, en señal de que ya se callaba.

– Pues bien, se trataba de un amor prohibido, que mantenían en secreto de todos, ya que si alguien les descubría, las consecuencias serían devastadoras para ambos. La homosexualidad estaba considerada como un tipo de brujería. Otro secreto más para el conde.

« A medida que pasaba el tiempo, más se enamoraban los dos jóvenes. El conde, influenciado por su amante, suavizó su carácter frío inculcado por sus padres, y se dedicó a ayudar a más gente, vivos o muertos, haciendo creer a los pueblerinos que se trataba de un gran detective para ocultar su verdadero don, y guiando a los muertos hacia la paz eterna. Se ganó un buen nombre en el pueblo, e incluso nuevos amigos. Sin embargo, cuando esos amigos murieron debido a una epidemia que sacudió el poblado, el conde se traumatizó y se aterrorizó al pensar que podría perder también a su amor. Por eso, pidió ayuda a su amigo el brujo, quien no había sido capaz de alcanzar la luz en todo aquel tiempo. Éste le indicó cómo fabricar una poción que le haría inmortal, tanto a él como a su amante, para que pudieran estar juntos por toda la eternidad. El conde, sin dudarlo, consiguió todos los complicados ingredientes que se requerían, y creó la poción. La probó, e inmediatamente se clavó un cuchillo en el pecho. Se retorció de dolor, pero no murió. Cuando se sacó el arma del pecho, la herida se regeneró. Sólo quedó la sangre de su camisa como prueba de aquel incidente. Con gran entusiasmo, fue corriendo a buscar a su amante para que bebiera también. El chico había salido a comprar al pueblo, y debería haber vuelto para entonces, pero no estaba en casa. El conde, que no podía esperar más, fue a buscarlo. Cuando llegó al pueblo, escuchó gritos y mucho jaleo. Entre todos aquellos gritos furiosos, pudo distinguir los chillidos desesperados de su amante. Cuando llegó al lugar del que provenían, se encontró a los pueblerinos alrededor de una gran pira, envuelta en grandes llamas. El conde tenía el corazón en un puño, pues estaba seguro de haber escuchado a su amor. Cuando un hombre le vio llegar, se acercó corriendo a él, y le dijo que ya había pasado todo, que le habían liberado del brujo que les había engañado a todos y había traído la epidemia al pueblo. Entonces, el conde comprendió que en aquella pira que se convertía en cenizas, habían quemado a su querido amante. »

El silencio se hizo en el automóvil. Todos los jóvenes miraban expectantes a Eren.

– Hecho una furia, convocó a los espíritus y asesinó a todos y cada uno de los habitantes del pueblo, fueran niños, mujeres o ancianos, eso le daba igual. La sangre bañó las calles como si fueran ríos. Sus ojos grises por un momento se tiñeron de rojo, hasta que escuchó una voz. Al girarse, vio a su querido amante, o más bien a su fantasma, que le miraba con tristeza. Corrió a abrazarlo, pero sus brazos atravesaron el cuerpo del chico. Se dice que los gritos de rabia del conde llegaron a kilómetros de distancia.

Eren se calló un momento, escuchando los sollozos de alguna de sus compañeras. Después, continuó.

– El espíritu le pidió que volviera en sí, que él alcanzaría la luz y que el conde debía aprender a vivir sin él. Sin embargo, el conde ya no le escuchaba. No quería volver a perderlo, así que le prohibió ir hacia la luz y lo retuvo a su lado. Como él había bebido la poción, era inmortal, y jamás podría volver a encontrarse con él si se iba en aquel momento. Así que ambos permanecieron en el gran castillo del conde, por los siglos de los siglos, tiempo en el que el conde enloqueció por la frustración de no poder ni siquiera rozar a su querido. Por eso, mucho cuidado si vais a las montañas del sur y os encontráis una villa en ruinas, con restos de sangre por las calles y una gran pira funeraria, pues si el conde os descubre, os llevará a su castillo y no volveréis a ver la luz del día. No sigáis a los gamos del bosque, pues son aliados suyos. De hecho, tened mucha cautela, pues si en las montañas repetís el nombre del conde tres veces, aparecerá ante vosotros y os robará el alma. Incluso puede que alguna noche, cuando den las doce, salga a pasear por los bosques, buscando nuevas víctimas con las que desahogar su profunda ira.

Algunos de los presentes dejaron escapar un grito sordo. Eren observó, complacido, cómo germinaba la semilla del miedo en sus compañeros. Se habían propuesto contarse historias de terror en el autobús mientras se dirigían a su destino en el viaje de fin de curso. ¿Y qué mejor historia, que una que transcurriera en las cercanías del camping de cabañas en el que iban a pasar toda una semana? ¡Una vieja historia que su abuelo le contaba para darle miedo!

– ¡Qué miedo!- exclamó una chica rubia, de ojos claros. – ¿Eso que cuentas no es cerca de donde vamos?

Eren asintió. Se escucharon algunos murmullos. Una chica de pelo castaño y pecas abrazó a la rubia.

– No te preocupes Christa, yo te protegeré.

– Joder, Jaeger, menuda basura de historia – se burló Jean.

– Yo la encuentro fascinante – dijo Armin, con los ojos brillantes. – Quizá encontremos el pueblo.

– ¡No, ojalá que no!- chilló Christa.

Mikasa cogió de la mano a Eren.

– Sea lo que sea, no permitiré que te pase nada – dijo Mikasa.

Eren la miró con fastidio.

– Mikasa, es sólo una historia, no te pongas en plan madre.

La chica suspiró.

– Bueno, a mí no me va a robar las patatas ese conde – comentó una chica con el pelo recogido en una coleta, mientras abrazaba con fuerza una bolsa de patatas fritas.

– Tú solo piensas en comer, ¿eh, Sasha? – comentó un chico de cabeza rapada.

– De vez en cuando pienso en ti también, Connie.

El aludido se sonrojó.

– Tonta.

– Mira qué tortolitos – se burló Jean. – Buscad un hotel.

– ¿Soy el único que piensa que hoy está especialmente gilipollas? – preguntó Eren, señalando a Jean.

Varios de sus compañeros negaron con la cabeza, mosqueando al aludido.

– Iros a la mierda – dijo, cruzándose de brazos. – Por cierto, no os preocupéis, si el conde ese viene a hacernos una visita, no os pasará nada. Seguro que va a por Eren.

– ¿Y eso por qué? – preguntó el moreno.

– Su amante tenía los ojos turquesa, ¿no? – dijo Jean con una sonrisa de medio lado.

– ¿Y qué pasa con eso? No significa que sea como yo, imbécil – repuso Eren. – Además es sólo una historia, supéralo, que lo que te pasa es que estas cagado de miedo.

Se pusieron a discutir acaloradamente, convirtiéndose en la fuente de diversión del resto de sus compañeros, y así estuvieron hasta llegar a su destino. Era invierno, y en aquella zona montañosa, la nieve se amontonaba a ambos lados de la carretera, lo cual le hizo difícil al autobús el acceso a la zona del camping, a la que se accedía por un camino de la anchura justa del automóvil. Los estudiantes se maravillaron con el hermoso paisaje que se extendía ante ellos. Un pinar inmenso, nevado, y unas montañas altísimas, también blancas. El camping estaba situado en un claro del bosque, bastante amplio, donde habían puesto un vallado de seguridad para evitar la presencia de animales salvajes. Había unas quince cabañas, bastante grandes, donde los estudiantes pasarían las noches.

Cuando por fin bajaron del autobús, el ambiente frío les hizo estremecerse, pero a la vez sentirse en plena naturaleza.

– Vale, chicos, coged vuestras maletas y repartíos en las cabañas tal y como lo organizamos en clase- dijo Hanji, una de las profesoras que les acompañaba en el viaje. – Como ya es tarde, repartiremos las cenas en las mismas cabañas y si queréis podéis dar un paseo por el camping, pero no os alejéis mucho, que de noche no se ve nada.

– ¡Vale!- respondieron los alumnos.

Cuando recogieron sus cosas y las llevaron a las cabañas, Armin propuso dar ese paseo antes de cenar. Eren le acompañó, y al poco se les unió Mikasa, a quien habían obligado a dormir en otra cabaña, con las chicas.

– Es un lugar muy guay, ¿eh?- comentó Eren.

– Sí, tenía ganas de venir- dijo Mikasa.

Armin se mantuvo en silencio.

– ¿En qué piensas?- le preguntó Eren.

– En tu historia, y en lo fascinante que sería encontrar ese pueblo derruido.

Eren se rió.

– ¿Es que quieres que el conde te asesine?

– ¡No, hombre!- exclamó el rubio. – Sólo quiero tener alguna aventura. El lugar se presta a ello.

Los otros dos asintieron.

– Por cierto, ¿cómo se llamaba el conde? – preguntó Armin. – No lo has dicho ni una vez.

Eren trató de recordar lo que le había dicho a su abuelo.

– Levi, creo – dijo el chico.

Los chicos siguieron su paseo y fueron a cenar, ajenos a que, lejos de allí, en un gran castillo perdido en las montañas, un hombre de aspecto joven despertó de un largo sueño al escuchar su nombre.


¡Hasta aquí este "teaser- primer capítulo"! Espero que os haya gustado. Dejádmelo saber en los reviews!

Voy sobre la marcha con este fic, así que no hay nada escrito, literalmente XD Ok ya.

Ciaossu!