The Road to Recovery
Hola Chicos les traigo una traducción de un fic muy bueno que lei , la autora es Jamie sommers yo solo me dedico a traducirlo, debo decir que lo amé y por eso me decidí obviamente previa autorización de la autora a traducirlo espero les guste tanto como a mí me gusto =)
En este fic es la versión de la autora de como Katniss y Peeta vuelven a enamorarse y se ubica después de que Peeta vuelve al distrito 12 después del último capítulo de Sinsajo e incluye la boda y el epilogo…
Espero les guste =)
NOTA: el recordatorio de que los juegos del hambre no me pertenecen son de la autora susanne Collins y este fic tampoco me pertenece es de Jamie Sommers yo solo me dedico a traducirlo .
Chapter One: Tratando Por el bien de Prim
Lo intentaras? - Escucho la pregunta de Prim desvaneciéndose con la salida del sol atravesando mi ventana. Mis parpados se abren y me quedo viendo fijamente el techo de mi habitación… pienso en Peeta...
– Lo intentaré Prim – Pienso para mí… Hoy será el día en que iré a preguntarle si le gustaría ayudarme con mi libro, no hemos hablado mucho últimamente pero sé que él ha estado en mi casa, puedo oler su pan cada día cuando yo regreso de cazar y sé si ha dejado un pedazo de pan o no..
Hoy debería intentar poner las cosas en orden con Peeta, y pienso que no tengo idea de cómo hacerlo, Debería dar el primer paso y realmente necesito su ayuda con el libro, además seria el momento perfecto para arreglar nuestra amistad - sí- Mi amigo, el hijo del panadero.. lo extraño.
Lanzo mis piernas a un lado de la cama y me siento sobre la misma, no sé qué horas son pero puedo oler la comida cocinándose en la cocina y esa es mi señal para tomar un baño y vestirme. Camino escaleras abajo y puedo escuchar dos voces, una de ellas dice adiós, es Sae la Grasienta y cierra la puerta; La otra voz: Peeta, deja escapar un suspiro muy pero muy pequeño – Pienso que no debería dar su posición en el juego, si yo estuviera cazándolo ya estaría realmente muerto… rápidamente alejo ese pensamiento lo más lejos de mi mente, la sola idea me hace querer vomitar el desayuno que todavía no he comido.
-Hola- dice Peeta en tono gentil. – Solo te estaba trayendo un poco de Pan-
-Lo puedo oler- le digo e intento sonreír, pero no puedo encontrar mi sonrisa… De nuevo escucho la voz de Prim en lo más profundo de mi mente pidiéndome que lo intente. Cierro mis ojos y tomo un profundo respiro y lo dejo salir, Peeta toma esto como una señal de disgusto de mi parte porque inmediatamente me dice – Bueno me tengo que ir-
-No!- le chillo y tomo nuevamente un profundo respiro, y esta vez abro mis ojos – Por favor quédate- es todo lo que consigo decir, es más difícil de lo que pensaba.
El entre cierra los ojos y se me queda mirando, luego encoge los hombros y dice – De acuerdo, de todas formas Sae hizo suficiente desayuno para dos personas –
Respiro, no me había dado cuenta de que había estado reteniendo el aire hasta que finalmente lo libero. Me permito relajarme un poco y luego entro a la cocina y tomo un plato con comida y un pedazo de pan. Peeta comienza a untar capas de mermelada en nuestras rebanadas de pan y yo hago el té para los dos. Y me parece que el té le da alivio a mi estómago que comienza a recibir el desayuno y veo que es una tarea más fácil de lo que creía.
Peeta está llevando toda la conversación, el habla cosas al azar solo por hablar, cosas sin importancia: quienes ahora venden en el mercado, quienes ya han regresado al distrito, quienes son nuevos en el distrito. Cuando él comienza a hablar de sus pinturas y como él ha tenido dificultad para encontrar la correcta mezcla para una particular forma de dorado inmediatamente pienso en el delineador de Cinna y el brillo que este le daba a sus ojos, este recuerdo me saca de mi estupor y me trae de regreso a la realidad: El libro.
-Así que estas pintando de nuevo? - Le pregunto,
-Lo estoy intentando- él me dice, pero me parece que él no ha conseguido mezclar y llegar al color que quiere.
-Sí dorado- Le digo
-Mmmmm- el mueve su cabeza y hace un gesto frunciendo la boca y me dice –No es cualquier dorado. Es un cierto tipo de color que tengo en la mente y que no he conseguido lograr obtenerlo todavía-
-Esto es importante para ti o no?- Le pregunto, y sé que es cierto. En ese momento es cuando puedo ver la dulzura dentro de los ojos de Peeta y recuerdo el cuento que él le contó a Morphling del distrito 6 – fue cuando ella sacrificó su vida para salvarlo- el cuento era acerca de los días que el paso intentando encontrar el tono perfecto de amarillo y como un rayo la imagen fue tan vívida para mí y tan real que pensé que estaba sucediendo enfrente de mis ojos y después la misma se había ido.
- No soy tan diferente de cualquier otro artista supongo, cuando tengo un una pintura de algo en la cabeza quiero que sea perfecta como cuando me preguntaste si podía dibujar aquellas bayas en tu libro te acuerdas?- él me dice y yo asiento, el libro yo necesito preguntarle acerca del libro pienso…
En ese momento él dice- Tú me dijiste que la pintura tenía que ser perfecta porque si esta estuviera mal esta podría…- él dejó la oración a medias,
-Matar a alguien- termino la oración por él.
-sí- él contesta.
El pensamiento de las bayas venenosas llena mi mente, las jaulas de noche, la primera vez que yo me crucé con ellas estaba en el bosque. Mi padre me golpeó la mano haciendo que estas volaran lejos de mí y me dijo: - Esas No Katniss..- de repente el silencio fue abrumador y un zumbido en mis orejas comenzó a hacerse más y más fuerte. La habitación se comenzó a sentir enorme como si fuera uno de los salones comedores del Capitolio, mi corazón comenzó a palpitar aceleradamente y el sonido hizo eco en mi pecho y se unió al zumbido de mis oídos.
-tiene que ser perfecto, tiene que ser perfecto, tiene que ser perfecto- escucho que grita una y otra vez, parpadeo por unos minutos intentando concentrarme en lo que mi padre me dijo acerca de asegurarme de que las pinturas fueran perfectas, pero no es la voz de mi padre la que escucho en mi cabeza, es Peeta en mi mesa de cocina.
Sacudo mi cabeza intentando limpiar las telarañas de mis pensamientos y lo miro y le digo –que es lo que estabas diciendo?-
Una sonrisa de alivio aparece su cara –lo que quiero decir- su voz es tierna ahora,-la forma de la mezcla tiene que ser perfecta para la pintura que quiero pintar-
Este es el momento cuando debo de intentarlo Prim, pienso, es el momento cuando debo intentar arreglar las cosas, es cuando hablo y le digo -hablando de las pinturas yo tengo una idea acerca del libro- y le informo que hablé con el doctor y le muestro el libro aun en blanco que el doctor me envió de la Capital y comienzo hablar- Me estaba preguntando si estuvieras interesado en ayudarme con él… llenar las páginas con las cosas que pasaron?- Le pregunto.
-Claro que me gustaría Katniss – él dijo y pude escuchar algo en su voz: Esperanza…
Desperté esta mañana con un dolor en mi estómago, la necesidad de alimento, eso es algo que no había sentido por un buen tiempo y me ha traído recuerdos felices a la memoria, por lo que hoy debería compartir el día con Peeta y trabajar los dos en el libro. Me preparo para el día: me baño, me cambio, lavo mis dientes y cepillo mi cabello y me dirijo escaleras abajo, me di cuenta que había mucho silencio el día de hoy en mi cocina. No estaba Sae la Grasienta ni tampoco Peeta. Nadie más que yo, no me sentí triste pero tampoco estaba feliz solo estaba sola. Mire dentro de la sala de estar pero tampoco había nadie, el estudio estaba cerrado, me dirigí para allí, estaba parada ahí a mitad de mi casa mirando alrededor, y por primera vez sentí como si regresara atrás, sentí una soledad total, yo suelo estar sola en las tardes y noches pero normalmente yo despierto por el olor de la comida que hace Sae; estar sola muy temprano en la mañana ha tenido un efecto casi devastador para mí. Mi piel comenzó a hormiguearme en la base del cuello y ahí estaba el: Peeta. Estaba ahí descansando en esa cueva fría a muy tempranas horas de la mañana, el envenenamiento de la sangre amenaza con quitarle la vida, puedo escuchar el sonido del bosque haciendo eco afuera de nuestro pequeño refugio y yo me encuentro congelada en el tiempo… El miedo a perderlo es abrumador, estoy petrificada, sé que debo ir al festín por su medicina pero soy incapaz de moverme. Todo lo que yo puedo hacer es mirarlo morir, me mantengo ahí sin poder moverme, mi cuerpo se ha convertido en piedra,- querido dios por favor que no muera!, por favor no mueras Peeta!, no me dejes aquí!-
Katniss?- Peeta me llama, -por favor por favor! -Le ruego, - estoy bien katniss, estoy bien- Me dice.
Volteo mi cabeza y abro mis ojos y me encuentro con su mirada tan cálida y preocupada.
-Hola- él me dice gentilmente y puedo sentir preocupación en su voz.
-Hola- le sigo y estoy insegura de en donde estoy pero no de cómo me siento, ya no estoy en la cueva con Peeta. – Tu estas aquí- le digo
Donde más debería estar?- me pregunta
En la cueva- susurro con voz grave, cierro mis ojos y luego los abro rápidamente.
La cueva? Oh katniss- el da pasos pequeños acercándoseme pero él no me abraza y lo agradezco. Pienso que en verdad quiero sentir la comodidad y seguridad de los abrazos de Peeta, pero no podría soportarlos en este momento, es solo que aún no soy lo suficientemente fuerte… él mantiene su mirada en mí y sé que si no me muevo voy a llorar, y siento las lágrimas venir a mí pero no quiero perder el control enfrente de él, así que comienzo a caminar hacia la cocina y en ese momento es justo cuando mi estómago gruñe, - te gustaría comer algo?- le pregunto
-Katniss- su voz suena calmada-dime porque pensaste que estabas en la cueva?
Lo pensé… volteo mi cabeza hacia él pero continúo caminando -durante el desayuno- le digo y pienso que no quiero volver a vivir el recuerdo que experimenté, me he prometido intentar hacer las cosas mejor entre Peeta y yo así que no puedo guardar eso para mí.
Pongo en la mesa nuestros platos con comida mientras Peeta calienta nuestros panes para después ponerles queso sobre de ellos. Ambos nos preparamos una taza de té y nos sentamos en la mesa de la cocina. Comencé a decirle como como me sentía en la mañana cuando me desperté antes de que llegara Sae la grasienta, pero me salté el hecho de cómo me sentí cuando vi que ella no estaba y cuando me cuestioné a donde se habría metido ella, él no pareció darse cuenta que ella nunca se mostró así como el hecho de que fuimos Peeta y yo quienes hicimos el desayuno, entonces volví a la explicación de porqué pensé que él estaba muriendo en la cueva.
-Asi que esa es la razón por la que gritabas "no mueras peeta"- él dijo.
Esto que él dijo me lleno de sorpresa solo atine a decirle – yo dije eso?-
-Sí- sus ojos me miraron y no me gusto lo que ví, a diferencia de ayer donde yo veía esperanza ahora solo veía miedo. - Me dio miedo verte así- me dijo.
No me gusta que él sienta temor, especialmente si es por mi causa –no fue mi intención preocuparte- le digo.
-Bueno..tu siempre me preocupas Katniss- él dijo esto dejando escapar una pequeña sonrisa y comenzó a decir – Tú siempe ha sido…-
-miedosa- quise termina de decir por él, pero no era eso.
-intimidante- el terminó de decir –demasiado tentadora-, este comentario de él me confundió y supongo que mi cara mostró algo de esto porque él comenzó a explicarse mejor, -tu siempre has sido como el bosque solía ser, Prohibida pero tentadora, a eso me refiero katniss- el miro los rayos del sol atravesar la ventana de la sala de estar y dijo –Nada podía tocarte-
Esta explicación pude entenderla mejor.
-Es la Katniss tranquila, la katniss tímida la que me asusta más que nada, es esa katniss la que me da miedo-
-Pero somos la misma persona sabes?- le contesto
-entonces te sugiero encuentres la forma de juntarlas de nuevo porque separadas son un tanto inaccesibles- me dice.
-Pero tú te acercaste, si no hubiera sido por lo juegos del hambre hubieras podido acercarte a mí?-
Veo que ladea la cabeza y veo la pregunta en sus ojos la misma pregunta que yo también me estoy haciendo a mí misma…se hubiera acercado?
Después de limpiar los platos que usamos en el desayuno, comenzamos con el libro y le muestro a Peeta una foto de mi padre y le digo que es lo que quiero escribir de él. Esto me trae a la memoria un recuerdo feliz que tuve esta mañana cuando desperté. Le cuento a peeta acerca de mi primera vez aprendiendo a nadar, veo a Peeta y puedo ver al chico con el que me pasé un día en la azotea hablando, comiendo, durmiendo y descansando en sus brazos, veo a mi amigo en sus ojos y la esperanza de que él regrese de verdad vuelve a mí, tiene esa sonrisa tan familiar de antes, él me está mirando mientras le cuento mi historia de cómo fue mi experiencia en el lago cuando mi padre me llevo a aprender a nadar, y me doy cuenta que realmente echo de menos este aspecto de nuestra amistad, pero veo que podría no ser tan difícil lograr desarrollar de nuevo la misma. Me siento feliz contando esta historia pero me siento aún más feliz porque es a él a quien le cuento.
El día de hoy Peeta comenzó a hacer los bocetos en pedazos de papel para el libro y el me preguntó –tienes idea con quien quieres comenzar primero?- Sé que me está preguntando si quiero comenzar con Prim o con mi Padre.
-No- Le contesto honestamente. Tengo miedo de que las heridas de la muerte de Prim estén aún muy frescas pero pienso que siempre será así el resto de mi vida.
-OK- Me dice Peeta y veo que toma un pedazo de papel y se sienta en la mesa después de unos minutos dos o tres tal vez él toma sus lápices y escoge uno y comienza a dar una forma café, el ha tomado la decisión por mí.
Veo los dedos de Peeta moviéndose sobre el Papel y aunque no son más que unas cuantas líneas de la pintura de la cara de mi padre lo reconozco inmediatamente, él está dibujando los ojos de mi padre, su boca, su nariz y su sonrisa, -sí- pienso para mí, mi padre, deberíamos comenzar con él.
-Peeta- digo, y pongo mi mano en el deteniéndolo para que no continúe dibujando. Yo solo tengo un par de fotos de mi padre, todavía no le he dejado ver ni copiar alguna de sus fotos, él está dibujando enteramente por el mismo, -que estas pintando?- le pregunto.
-A tu padre- él me contesta inocentemente
-Estoy consciente de eso, pero no es la copia de la foto de la boda o de la foto que deje sobre el mantel- le digo.
-no- me dice Peeta y me mira – esto es lo que yo veía cuando yo te veía saludarlo cuando el caminaba de regreso a casa de las minas, yo solía mirar su cara como se le iluminaba cuando él te veía katniss-
Me levante y recogí el libro de la mesa, tomé el pedazo de papel con el dibujo de mi padre, asiento con la cabeza dándole la aprobación y llevo mis manos sobre su espalda y camino dentro de la cocina por una taza de té. Yo le digo – anda ve y dibuja, es obvio para mí que no necesitas ensayar más el dibujo.-
Mirar a Peeta convertir un pedazo de papel en el retrato de mi padre era algo sumamente notable, él se encontraba en ese momento perdido en su propio mundo y yo me siento tan privilegiada de poder llegar a observarlo cuando él está creando algo magnífico. Primero me encuentro con sus manos y como éstas trabajan, sus dedos siempre parecen saber que colores escoger y cuando. Yo me mantengo observando el papel y lo bien que lo está haciendo, preguntándome cuantos diferentes colores deberá usar para que comience a parecerse a mi padre.
Eventualmente me siento también abrumada por mi obsesión de mirar fijamente a Peeta y a como él trabaja. La intensidad latente en sus ojos me hace compararlo a cuando Cinna diseñaba la ropa para nosotros para el Quarter Bell. Algunas gotas de sudor cruzan su cara haciendo que él bizquee levemente y yo no puedo dejar de mirar su rostro, he visto ese rostro muchas veces antes, cuando él estaba ayudándome con el libro de las plantas, en la arena, en el Capitolio y pienso para mí misma que si él durante los primeros juegos, hubiera mostrado a todo el mundo esa pasión feroz que tenía probablemente hubiera sido el chico en llamas no la chica en llamas.
En algún momento cuando lo observaba trabajar me debí de quedar dormida, y sé que es mejor nunca traer algo de comida o agua cerca de Peeta cuando él está trabajando, él teme que algo pueda estropear su trabajo, me despierto con el olor de algo cocinándose, cuando abro los ojos veo a Peeta parado en mi cocina, se encuentra enfrente de la estufa cocinando algo.
-Hey- lo saludo con una sonrisa
-Hola- me dice y yo me paro a mirar lo que él este cocinando
No es gran cosa el responde a la pregunta de que hay para cenar que acabo de hacerle,
-Me temo que no hay gran cosa para cocinar pero todavía tenemos algo del pan de esta mañana y de la sopa que hicimos- me dice
-estoy segura que está bien con eso Peeta- le digo y mis ojos voltean a mirar la mesa de trabajo buscando el dibujo que él estaba haciendo y que supongo ha terminado, pero no veo el libro por ningún lado.
-Lo puse sobre el armario- me dice señalando hacían un mueble de la sala de estar y una vez más noto que es como si pareciera que él leyera mi mente.
Tomo el libro que está sobre el mueble de madera y puedo sentir las palmas de mis manos comenzar a sudar, por alguna razón parece que no puedo abrirlo, escucho a Peeta caminando lentamente detrás de mí,
-Qué piensas?- me pregunta
-No lo sé aun, al parecer no puedo abrirlo por mí misma.- le contesto
Detrás de mí sus brazos aparecen y sus dedos rozan lentamente el libro dejándolo abierto mostrándome a mi padre con una mirada radiante y una hermosa sonrisa pareciera que dirigida a mí, parece como si mi padre esperara que yo corriera y salte a sus brazos para luego caminar juntos de regreso a casa después de estar en la mina. Sin darme cuenta de lo que hago cierro de jalón el libro y me escucho jadear.
Peeta intenta tomar el libro de mis manos pero no se lo permito, entonces el me voltea de frente a él y me pregunta si me encuentro bien, me sacude un poco y me vuelve a preguntar- te encuentras bien?-
-Sí- asiento con la cabeza, - es solo que… es tan real... Peeta- le digo y bajo mi mirada hacia el libro y de nuevo mis dedos lo abren en la página con la foto de mi padre – como puedes hacerlo? – cómo puedes saber la forma en como él me miraba?- le digo volteando a verlo.
Peeta sonríe y me mira a los ojos y me dice – Solía mirarlo ir rumbo a tu casa cada vez que podía-
-qué?- le digo algo asombrada por esta información.
-No lo pude evitar. Tenía curiosidad por saber acerca del hombre que podía hacer que los pájaros escucharan y después de ese día yo te miraba correr cada día hacía él. Después de eso cada que podía yo intentaba mirarlo cuando el caminaba hacia su casa, los observaba furtivamente a los dos.- me confiesa.
Si tenía aún alguna duda en mi mente acerca de si podía reconstruir mi amistad con Peeta o no, bueno esta se había esfumado.
Espero les haya gustado, espero traducir pronto el siguiente capitulo =)
