Título: Una despedida de soltero para Lucius
Género: Bueno... pretende ser Humor... pero... eh... como se suele decir en estos casos... ¿Porqué la gallina cruzó la carretera?.
Rating: tendría que haber la letra Z para mayores de 666 años. Este fic incluye prostitución, los efectos del alcohol y/o las drogas, los efectos del alcohol y/o las drogas en la prostitución... despedidas de soltero... las Black en ropa interior... y, alguna cosilla más.
Disclaimer: Todos estos personajes (menos las putas y los polis) no son invención mía. Supongo que los inventaría Rowling. Sí, eso. Además, el argumento de esta cosa está tomado a grandes rasgos de un capítulo de una serie que se llama That's 70's Show, en España traducido como "Aquellos Maravillosos 70". La dan en Neox por la tarde a las 6 o así. De todas maneras, me hizo gracia una despedida de soltero, así que corrompí el capítulo y aquí estamos.
Resumen: Snape, Bellatrix, Regulus, McNair y Pettigrew deciden prepararle una despedida de soltero a Lucius, con catastróficas consecuencias para el disfrute del lector.
Dedicatoria: esta... este... bueno, esto va dedicado a mi hermana, que cumple ¡17 años! Qué mayor, Isabellatriiix, dentro de poco podrás ser pederasta (no conmigo, eso ya ocurrió una vez... digo... ¡no, no!) Bueno, da igual, dejemos el tema. El caso es que mi chica preferida cumple años, y yo no tengo pasta porque me voy a Londres este verano para viol... conocer a Sirius, y no se me ha ocurrido otra cosa que escribirle un fic. ¡Te quiero muchísimo miamooooLL!
Nota: La idea se me ocurrió la noche que pillé taja en Andalucía, así que juzguen por ustedes mismas.
Disfrutad en la medida que vuestra imaginación pueda, ¡muchísimas gracias por leer!
Janjan, ¡¡¡NO LO LEAS HASTA QUE YO VENGA A TU CASA!!!
Una despedida de soltero para Lucius
Capítulo 1
Un grupo de chicos (y una chica) estaban sentados desordenadamente en una sala del número 12 de Grimmauld Place. Su anfitrión, Regulus, hablaba en ese momento.
-Lucius merece una despedida de soltero- y le dio otro trago a su Whisky de fuego.
-Sí. Una despedida- dijo Bellatrix.
-Sí- corrobó McNair.
Ambos iban un poco bebidos; especialmente Bellatrix, que tenía tendencia a soltarse cuando su marido estaba ausente.
Snape la miró con seriedad. Era el único que no había bebido, y por eso opinó sin trabarse con su propia lengua:
-Es una soberana estupidez, Regulus. Las despedidas de soltero son una mierda.
-Pero qué dices- exclamó McNair con un timbre de voz algo extraño- ¡las despedidas de soltero son la polla! Alcohol, música, chicas en pelotas...
Snape se puso alerta.
-¿Chicas en pelotas?- dijeron él y Pettigrew a la vez (realmente nunca habían estado en una despedida de soltero).
-Sehh... ¡por un galeón hacen lo inimaginable!- dijo, y para darle más peso a sus argumentos, se llevó la botella a la boca.
Regulus volvió a reclamar la atención de sus amigos tirando un poco de Whisky por el suelo (sin querer).
-El caso es que Lucius se casará... y luego ya no será lo mismo.
-Sí- coincidió McNair- estará muerto cuando esa Black le haya cazado del todo... sin ofender, Bella.
-¿Eh? Jijiji.
-Déjalo.
-¿Vale, dónde lo hacemos?- intervino Snape, alentado por una fémina en paños menores (N/A: o mejor, sin paños).
-En mi casa ni lo soñéis- dijo Reg-. Mi madre me asesina.
-Te asesina de todas formas.
-Anda, cállate. ¿Y en casa de McNair?
-Sí hombre... acabo de conseguir un empleo en el ministerio; tengo algo de prestigio.
-¿Snape?
Bellatrix rió.
-¿En ese cuchitril mohoso?
-Hey, es un sitio enorme y espacioso. Además, lo adquirí a precio de ganga- se defendió Severus.
Regulus chasqueó la lengua
-Sí, y tétrico, y oscuro... y lleno de muggles.
Bellatrix rió de algo.
-¿Sabéis lo que molaría? Dios, hacerlo en casa de mis padres. Jijijiji...
-Sí, claro, Bellatrix; montar una despedida de soltero en casa de los suegros del novio es de lo más inteligente.
Pettigrew suspiró.
-Pues ya me dirás dónde, porque no creo que a Lestrange le haga mucha gracia tenernos en su casa.
-No, no, no, no... está casado- les recordó Bellatrix.
-Sí, querida, contigo.
Y ella rompe a reír, porque claro, lo encuentra gracioso.
-En serio, sólo tenemos que decirles a mis padres que se vayan...
-Bella- dijo Snape- no es que yo sea muy dado a la vida social, pero... joder, ¿cuándo fue la última vez que salieron?
-Hace dos semanas fueron al cine. Mi padre llevó a mi madre y luego la recogió- esta vez no fue la única que se carcajeó.
-También está Narcisa. ¿cómo la sacamos a ella de la casa?
-Yo la distraeré toda la noche- dijo Bella- despedida de soltera para ella también. Y para vosotros toda la mansión de mis padres para hacer locuras.
-Esto sí que es una locura... No, ya vale, en serio- dijo Snape-. Lucius sabe perfectamente lo que hace al casarse con Narcisa, y...
-Chicas en pelooooootaaaaaaaaaaasss- canturreó Regulus, levantando las cejas de forma muy parecida a Grouxo Marx.
-Vale, ¿qué día lo hacemos?
-¡Así se habla, Sev!- le respondió el chico Black.
-¡Nuestro Sevy se suelta para una noche de sexo salvaje!- exclamó McNair con la mirada ligeramente extraviada.
Pettigrew suspiró, desanimado.
-No vamos a convencer a Lucius fácilmente.
-Claro que no- dijo Regulus- tiene que ser una sorpresa.
-Creo que va malpensar si le llevamos a la casa de su novia. Todos. A la casa de su novia.
-¡Hey!- saltó McNair- se me acaba de ocurrir una idea...
-Oh, no...
-... que puede funcionar. Mirad, vosotros metéis a Lucius en su magicoche (N/A: todo objeto muggle con el prefijo "magi" se convertirá automáticamente en objeto provisto de poderes mágicos. Además, ¡los magicoches existen! Harry y los Weasley van una vez en un coche del ministerio) y entonces vengo yo y os detengo. Os meto en el magicoche-patrulla (N/A: ¿véis?) y os llevo a la mansión Black.
-Hey, pues no está mal...
-Hay que perfilar el plan, desde luego...
-Y contratar a las guarrillas...
-Comprar el alcohol...
-Sigo pensando que es una locura- sentenció Snape.
-Pues toma un poco de Whisky.
Snape miró la caja llena de bebidas. Luego a sus compañeros. De nuevo la caja. Finalmente se encogió de hombros y destapó una botella con los dientes.
-¡Pero qué coño!- saltó Bellatrix- ¡a por ellos, tigres!
Y los tigres la corearon con gritos de borracho.
Después empezaron a perfilar el plan, a contratar a las guarrillas y a comprar el alcohol.
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El reluciente magicoche de Lucius Malfoy atravesaba la autopista que iba a Londres desde Wiltshire. El hombre conducía, fijando la vista en la carretera y gruñendo a sus amigos para que dejaran de armar jaleo. A su lado iba Pettigrew (prefería tenerlo de copiloto que vomitando en su preciosa tapicería a causa del mareo) y detrás se sentaban Snape y Regulus. Los tres necesitaban ir al Ministerio y lo habían convencido para que les llevara en magicoche.
Pero eso no explicaba el porqué de tantas miraditas cómplices, murmullos a media voz... o directamente gritos de entusiasmo. El Ministerio de Magia podía tener muchos adjetivos, pero sin duda no era "divertido" o "emocionante".
-¡Snape, joder, para ya de lanzar grititos! ¡Pareces una nenaza!- vale, podía esperárselo perfectamente de Colagusano. Incluso de Regulus. Pero ¿de Snape? Algo iba mal.
Pettigrew lo miró con una cara de "me meo de emoción".
-¡Písale un poco, Lucius!- y metió el pié regordete en el acelerador. El coche dio una violenta sacudida, avanzó incluso más aprisa si cabe y por poco se come al vehículo de enfrente.
Lucius consiguió mantener el control, a duras penas (N/A: el control de su ansias asesinas, se entiende). Miró al chaval sentado a su lado con una atómica mezcla de ira y horror.
-¿¡ES QUE QUIERES MATARNOS A TODOS, ESPECIE DE ANORMAL!? ¡¡IMBÉCIL DEL CULO!!
Y entonces, escucho ese sonido fatídico.
¿Era una ambulancia? ¿Era un coche de bomberos?
No.
Mierda, mierda, mierda.
Era la policía.
Mágica, además.
-Me cago en ti, Peter. Y vosotros dos, ¡dejad de reíros! ¿¡qué os pasa hoy!?
El coche patrulla le hizo señas para que se apartase a un arcén, y él obedeció a regañadientes. Ojalá fuese una mujer. Se preparó su mejor sonrisa, puso las manos atractivamente sobre el volante y bajó la ventanilla con cristales tiznados.
Mierda.
Era un tío.
Algo gordo, con una gran barba rollo leñador y ojillos de cerdo.
Lucius suspiró con fastidio, y el policía miró la estrafalaria escena con aprehensión; desde luego, el cuadro era, por lo menos, pintoresco. Primerio vio al conductor, un tipo con una magnífica y femenina cabellera que primero le dedicó una sonrisa ¿seductora? y luego ensombreció la mirada visiblemente. A su lado un chaval bajito, a todas luces extremadamente emocionado por algo que escapaba a la comprensión del agente. En la parte de atrás del lujoso vehículo, otros dos chicos más. Sin comentarios respecto a ellos, particularmente sobre el cuervo de pelo grasiento; pero ambos cruzaron una mirada de pánico y de horror al ver la cara del policía.
-Buenas noches- saludó el oficial. Lucius notó que era una voz grave y corpulenta. Casi podía imaginarse al tipo con una pinta de cerveza, pantalones tiroleses y sombrero de plumas cantando el Lorelei-. Circulaba usted a demasiada velocidad por la autovía, señor. Tendré que pedirle su documentación. Salga del coche, por favor.
-Oh, vamos...- Lucius miró la placa de del uniforme- ...Darren... mire, verá, mañana me caso, y tenía que...
-¡No me venga con excusas! ¡Me da igual si iban ustedes a una despedida de soltero o a ver al capitán de los Chudley Cannons! Le he pillado conduciendo a 180 por hora.
-¿Despedida de soltero? ¡No! Odio las despedidas de soltero!
-Mierda- dijo el cuervo de pelo negro.
-Mueva el culo- gruñó Darren.
Fue a buscar las notas de multas, dispuesto a arruinar a ese rubio cabrón, que, por cierto... no, no era posible... ¿acababa de decir "Colagusano, estás muerto"? ¿Colaqué?
Los cuatro amigos salieron del coche. Snape, Regulus y Pettigrew vieron cómo Lucius daba un sonoro portazo y les asesinaba con la mirada.
-Mierda- repitió Snape, siendo coreado por Regulus.
Sin embargo, Pettigrew estaba muy alegre. Peligrosamente alegre.
-Seguro que es algún amigo que McNair ha enviado para hacerlo todo más realista.
-Me parece que no, Peter- dijo Regulus.
-Las putas están ya en la mansión Black- dijo Snape, pronunciando la palabra "putas" con más cariño de lo considerado saludable.
-Os digo yo que este es colega de Walden.
-No me parece el tipo de tío con el que McNair se relacionaría- dijo Regulus, observando el trasero del policía, tamaño Wolskwagen California, que estaba siendo rascado por el hombre.
Él y Snape se estremecieron, pero Peter, alentado por las "putas que le esperaban en la mansión Black", volvió a la carga.
Se dirigió con decisión hacia Lucius y su acompañante, que en ese momento le tendía el papel amarillo de la multa.
-¿Qué, cuando vamos a la fiesta?- canturreó el gordito.
Lucius lo miró, receloso, al igual que el policía.
-¿Cómo dice?- preguntó.
-¿Se une a nosotros, agente? ¿Eh?- entonces le arrebató la multa a Lucius, y ante la mirada atónita de los hombres, la rompió en dos.
-Mierda- dijeron Snape y Regulus al unísono.
Lucius intervino, desesperado. En general era divertido cuando Peter la cagaba, pero ahora él se comía el marrón, y sabía que meterse con lo que básicamente era una gran excavadora furiosa y peluda no era un buen negocio.
-¡Peter!- siseó- ¿se puede saber qué...?
Pero el otro, no contento con haberse cargado la factura, dividió de nuevo las dos partes en cuatro. Después se rió infantilmente, al parecer ajeno a la enorme figura del policía cerniéndose amenazadoramente sobre él.
-¿Y si ahora hago ocho partes? ¿Eh?- Lucius gimió abiertamente cuando Peter volvió a partir el papel y lo esparció por encima de la cabeza del oficial, como si fuese un puñado de copos de nieve- ¿Qué va a hacer, agente? ¿Llevarnos a su comisaría?
-Eso es exactamente lo que voy a hacer.
Y el policía volvió a oír, por segunda vez en esa extraña noche, como el hijo de puta rubio llamaba "Colagusano" al hijo de puta enano.
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Bellatrix se felicitó interiormente cuando vió que sus padres abandonaban la casa. Pasarían una alegre velada en un restaurante con Walburga y Orion, para después marcharse a la casa de éstos y pasar allí la noche.
Sólo había hecho falta un poco de persuasión, una pequeña ayudita por su parte. Le habló a mamá sobre lo injusto que era que Cygnus la tuviera en casa tooooodas las noches. Y luego fue con su padre y le dio la tabarra hasta que el pobre hombre accedió a salir con su mujer, más que nada para librarse de Bella. Así era Bellatrix Lestrange. Mortífera, guerrera, indomable. (Por favor, papi, ¡por favor! ¿Cuantas veces voy a tener que decir por favor?¿ Eh? ¿Papi? ¿Eh? ¡Papi! Papi, me escuchas? ¿Papi? ¿Eh? ¿porfi? ¡Por favor, por favor, por favor, por favoooooooor, papiiiiiii, paaaaaaapiiii, venga, vaaaaa! - N/A: esto está inspirado en las pataletas de mi hermana)
Ahora sólo quedaba la difícil tarea de conseguir que Narcisa quisiera irse con ella a pasar una noche loca.
Subió la escalera y fue hacia la habitación de su hermana. Golpeteó en la puerta hasta que la rubia le abrió.
-Qué- gruñó.
-¡DIOOOS!- Bellatrix pegó un salto hacia atrás, rollo ninja, horrorizada. Y es que su hermana, que sin duda quería estar perfecta para el día de su boda, se había tomado la palabra "perfecta" mucho más en serio de lo recomendable.
Lucía una mascarilla blanca con puntitos azules, aplicada por todo el rostro y la frente. Los cabellos tirantes hacia atrás, atrapados entre un montón de rulos; las manos, con una elaborada manicura, sostenían dos rodajas de pepino, evidentemente procedentes de los ojos; éstos miraban a su hermana como si fuera un asqueroso deshecho humano.
Una ceja rubia embadurnada con mascarilla se elevó, corrobando que Bellatrix no entendía los intrincados placeres de la belleza.
-¿Qué quieres?- gruñó de nuevo.
Bellatrix boqueó como un pez, pero consiguió controlar la risa y carraspeó:
-Bueno, como es tu última noche antes del matrimonio, había pensado en hacer una salida sólo para chicas.
-No puedo. Precisamente porque hoy es la última noche antes del matrimonio.
-Vamos, Cissy.
-Que no, Bella.
-Por lo menos déjame pasar.
-Vale, está bien. Pero te quiero sentada en la cama y calladita.
Bellatrix suspiró. Esto iba a resultar mucho más difícil de lo que creía.
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-A ver, recordadme porqué estoy aquí- dijo Lucius por enésima vez. Se sentaba en un banco de piedra frío y duro, en una celda fría y dura, en una comisaría fría y dura, al lado de un frío y duro Snape, que lanzó un suspiro.
-Vamos, Lucius, no te pongas melodramático.
-¿Melodramático? ¿¡melodramático!?- gritó el rubio, dos octavas por encima de lo racional- ¡Por vuestra maldita culpa me han detenido, me han confiscado el coche, me han humillado! Y lo peor de todo, ¡¡me han multado!!
Los otros tres rogaron a todos los dioses inventados y por inventar para que Lucius nunca llegara a enterarse de las diez cajas de Vodka y putas que esperaban en la mansión de sus suegros.
-Buehh, mira el lado bueno- dijo Reg.
-¿El lado bueno? ¿¡el lado bueno!? ¿dónde está el jodido lado bueno?
-Eh... en fin..., mañana te casas, ¿no?
Snape suspiró y Lucius pateó la litera de la celda.
-Eh- dijo una mujer policía- decidle al rubio que se esté quieto. Me duele la cabeza- y puso las enormes botas encima del escritorio, como dando a entender que irían próximamente al culo de Lucius.
Los cuatro magos la miraron con recelo.
Lucius suspiró.
-¿Qué dices, Peter? ¿Qué tenéis que contarme?
Acababa de oír a Colagusano susurrarle algo a Regulus.
-¡Aahh! ¡Ya no aguanto más!- saltó de la litera y agarró a Lucius por los hombros, lloriqueando:- ¡Te organizamos una despedida de soltero! ¡McNair tenía que venir a detenernos y llevarnos en el coche patrulla al lugar- lloró-. ¡¡Vi el coche patrulla por el retrovisor y pensé que era él, y pisé el acelerador, y ahora estamos aquí, lejos de las putas y el Wisky de fuego!!¿Por qué?¿Por qué!?- berreó, echándose dramáticamente a los pies de Lucius.
Éste, viendo cómo el chaval estaba de destrozado no sabía si patearlo o ofrecerle un pañuelo; mas dado que lo tenía a sus pies, decidió pegarle un buen rodillazo a las costillas, por estúpido cabrón.
Luego le tiró un pañuelo.
-¿Pero en qué pensabas, anormal?- le encantaba llamar "anormal" a Peter- ¡¡Y vosotros, especie de homínidos descerebrados!!- se volvió hacia los otros dos, que se encogieron visiblemente en el banco de la celda- ¿Es que no sabéis quién soy? ¿eh? ¡No puedo irme de putas el día antes de mi boda como un vulgar muggle! ¿No lo entendéis? ¿No entendéis que amo a Narcisa, y que casarme con ella es lo mejor que me ha pasado?- luego pensó que la sensiblería era un mal camino si quería parecer aterrador, así que cambió de rumbo: - ¡Idiotas! ¡Sois una manada de gilipollas, sois el eslabón perdido entre el simio y el hombre! ¡Pallasos, imbéciles, humanoides, hombres de las cavernas, mamarrachos, incompetentes, estúpidos, totalmente pirados...!
-Podrías escribir un libro con insult...
-¿sabes qué, Peter? Tienes razón, voy a escribir un libro. O mejor una tesis. Se titulará: "La trayectoria que describe el zapato italiano de Lucius Malfoy hasta el culo mugriento y fofo de Peter Pettigrew". Creo que empezaré la parte procedimental ahora mismo.
-¡¡Señor Malfoy!!- vociferó la mujer policía- ¡¡Estoy hasta el mismísimo de usted!! ¡¡CÁLLESE!!
-¡¡McNair!!- gritó de pronto Peter.
Desde la ventana de la celda podían ver un magicoche-patrulla que aparcaba en medio de la calle, y de éste se bajaba un joven agente que corría en dirección a la comisaría haciendo aspavientos con las manos, como los que están en las pistas de aterrizaje y hacen señales a los Jumbo 740 y a los Boeing 2806.
McNair entró en la comisaría jadeando, y los otros lo miraron con alivio. Particularmente Lucius, que acababa de librarse de la mujer.
-Agente- empezó McNair- no lo entiende, esto es un error.
-Que entre usted como si estuviera en llamas es un error.
-Sí, bueno, verá- dijo él, quitándose la gorra y secándose la frente con su pañuelo- Mire, resulta que el atractivo rubio que ve aquí se nos casa mañana, ¿sabe?
Ella gruñó.
-Vaya, no me había enterado.
-Y habíamos quedado en ese tramo de la carretera, donde forzarían a Lucius a aumentar la velocidad para que yo, estando de servicio, pudiera detenerlos y llevarlos a la fiesta, a beber hasta ponernos ciegos y a follar como monos en celo-. Soltó todo eso muy rápido, casi sin respirar. Cuando acabó empezó a darle la risa floja:- ¿tiene gracia, verdad?
-Abra la celda, agente- dijo la mujer. Le tendió las llaves. McNair suspiró, agradecido, y abrió. Sus compañeros sonrieron, aliviados.
-Gracias, agente, gracias- dijo McNair.
-Sí- respondió ella-. Y ahora, métase dentro.
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-Mi vestido de novia... será... naranja- dijo Narcisa, tirada sobre la cama y echándole una calada a un porro del tamaño de un Land Rover- y con fuego. Naranja de color del fuego- sentenció.
-Sí- corrobó Bellatrix- rojo de color naranja.
-De color de pintauñas.
-De color de pintauñas de fuego.
-¡Hey! ¡De fuego naranja!
Llegados a tal punto de absurdidad en la historia, ya absurda desde un principio, las lectoras se preguntarán cómo han llegado las hermanas a esta situación tan fuera de lugar.
Bien, la cosa es sencilla.
Resulta que Bellatrix no pudo convencer a Narcisa para que se viniera con ella a pasar una noche loca. Lo intentó de mil maneras, pero la rubia dijo que no se movería de su casa. Así que la otra se encogió de hombros y sacó el papel y la hierba. De hecho, le importaba tres pepinos que pillaran a los chicos en una loca despedida de soltero. Ella estaría en casa, tranquila, con su inocente hermana, ayudándola a prepararse para su gran día.
Bueno, eso de ayudarla a prepararse para su gran día no era exacto del todo.
Más bien habían trasladado la despedida de soltera a la habitación de Narcisa, transmutada en un par de petas.
-¡Vale, vale, de fuego naranja!
-Más te vale que seas naranja, Bellatrix- susurró Narcisa en tono lúgubre.
Después, ambas se echaron a reír.
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-No te preocupes, McNair- le dijeron los chicos fuera de la celda-. Nos quedaremos aquí contigo.
-Joder, ya os vale... después de decir que yo tenía toda la culpa...
Lucius suspiró.
-Desde luego, la culpa no es mía.
-Vale, vale, no os peleéis- los tranquilizó Regulus- Nos quedaremos aquí hasta que te dejen salir.
-Qué lástima- suspiró Snape- las putas sólo estarán media hora más en la casa.
Reg, Severus y Peter miraron la puerta. Después a McNair. De nuevo la puerta.
-Hey!- suplicó McNair- ¡¡no os vayáis!! ¡¡Lucius, no me dejes!!
-Me quedaría, pero... tengo curiosidad por saber dónde han montado la fiesta.
Continuará
Espero que os haya gustado hasta aquí:)
B.
