Nota: Estos personaje no nos pertenece. Son de Masami Kuramada y Shiori Teshirogi. Sin embargo existe un personaje que fue creada totalmente por nosotras.

Hola a todos, espero que esta historia sea de su agrado. Este fic lo hicimos entre dos autoras que ya hemos publicado algunos ffc anteriormente: Zoteria y Okami Akai. Que creamos una cuenta en común para subir estas historias compartidas. Nos divertimos mucho haciéndola, disfruntenla c:

¡Saludos!


Capitulo I

El sonido de las personas reverberaba por el lugar, sonidos de cubiertos contra platos, personas charlando animadamente, otras quejándose de una cosa u otra, risas y gritos. Si alguien le preguntaba a una persona que no perteneciera en ese lugar, diría que era como un gallinero. Pero las personas allí reunidas diferirían, llamándolo un comedor.

Una chica de largo cabello castaño claro, ojos verdes oliva y piel clara con tono oliváceo camino pasando de largo por el comedor sin siquiera una mirada de reojo. Su destino, uno de los jardines de la vastas tierras en de la universidad en la que ella y muchos otros estudiaban. Sus pasos eran rápidos pero no tanto como para considerarse trotar, ella simplemente caminaba así; su cola de medio lado se balaceaba con su caminar, ignorando todo y a todos a su alrededor con unos audífonos en sus oídos reproduciendo música, mientras en su hombro cargaba una mochila con libros y su almuerzo.

A lo lejos diviso a la persona que buscaba y sonrió apresurando su paso, quedando al lado de una chica de ojos castaño medio, cabello pasando de los hombros, de un rojo vibrante y piel clara, la cual estaba engrosada en un libro.

"¿De nuevo repasando para la clase?" pregunto la joven de largo cabello sentándose al lado de la chica pelirroja.

La pelirroja desvió su atención del libro que sostenía en sus manos y sonrió a su amiga.

"Sí, bueno… quizás esta vez no me ira tan mal…" fue su única respuesta, haciendo una mueca de resignación.

Su amiga asintió comprendiendo totalmente su problema. Ambas estudiaban idiomas en aquella gran universidad, pero por cosas de un error al inscribirse, terminaron tomando clases distintas ese año. La pelirroja estaba tomando Griego Antiguo con profesor Asmita Relish, quien era un profesor joven, de largos cabellos dorados, ojos azules claros como el cielo al alba y de piel pálida, con una contextura delgada pero musculosa, alto y grácil, era uno de los profesores más atractivos y solicitados de la universidad. El enseñaba Griego Antiguo, y de vez en cuando daba seminarios sobre Ingles Antiguo cada dos meses, su manera de enseñar era peculiar pero educativa y la mayoría de sus estudiantes salía de cada clase con algo nuevo aprendido. Su personalidad era igual de agradable que su apariencia, calmado y afable, pero sin dejar de ser estricto cuando se era necesario. Era para los estándares de muchas personas, mujeres en particular, el perfecto espécimen masculino.

Y el primer y recurrente problema de concentración en clase, de su amiga.

Desde hacía ya unas semanas que la concentración en clase de la pelirroja en Griego Antiguo dejaba mucho que desear, y todo porque de un momento a otro su apreciación del hombre había cambiado a algo mucho más profundo que admiración. Y le estaba costando caro en sus estudios.

"Mis condolencias, amiga… aunque yo no puedo hablar mucho la verdad…" la castaña comento sacando el almuerzo de ambas de su mochila. Ese día era su turno de cocinar algo para las dos, mientras su amiga traía el postre. "Con mi suerte, mis calificaciones se irán a la basura en menos de dos semanas"

La pelirroja la observo mientras tomaba el primer bocado de carne en su boca. Ellas no solo compartían la misma edad, y gusto, y similares facciones fisionómicas del rostro y cuerpo, sino que además estaban juntas en el mismo predicamento. Su amiga castaña, recientemente había tomado un interés en su profesor de Gaelico Antiguo, profesor Albafika Volstov, quien en ocasiones daba seminarios de Ruso en la universidad. Él era igual de joven que profesor Asmita Relish, de largos cabellos azul claro, ojos cobalto, piel blanca, alto y musculoso pero de contextura delgada, era paciente con sus alumnos, centrado y bastante distante cuando de personas fuera del aula se trataba. ¿Lo peor? Era jodidamente atractivo e inalcanzable, igual que su amigo Asmita.

Y a la castaña le estaba yendo mal en clases ese días por andar distraída con su profesor. Era penoso y ambas trataban de evitar ser llamadas al frente de la clase, o responder a cualquier pregunta, mientras se deslizaban por el asiento para hacerse lo más pequeñas posibles en un intento de no llamar la atención; sentarse en lo más alto y lejos de la pizarra y ser las primeras en poner pies en pólvora al sonar la campana.

"Shae mejor vamos a comer, al fin de cuentas nuestro receso no es muy extenso y aún tenemos que caminar hasta el aula del profesor Relish" la castaña murmuro, abriendo su caja de almuerzo, conteniente arroz, carne y tajadas. Lo mismo contenía la otra caja.

Shae solo soltó un suspiro, puso el libro a un lado y tomo su propia caja de almuerzo, casi desganadamente. El solo pensamiento de su siguiente clase casi le quitaba el hambre, la palabra clave ahí era, casi.

"Sabes, Agasha… puedo entrar a escondidas en tu clase y tomar apuntes para ti, si no logras concentrarte… y tú podrías hacer lo mismo por mi" Shae comento, sonriendo ampliamente ante su brillante idea.

Agasha elevo de sopetón la cabeza al escuchar semejante idea y sonrió, asintiendo vigorosamente. Eso resolvería muchos problemas.

"Bien, entonces en este nuevo periodo entraras conmigo, ¿No tienes nada ahora no?" Interrogo Shae, curiosa.

"No. Usualmente me la paso estudiando o jugando con los perros o gatos que andan por ahí en los pasillos… Así que podre ir" Agasha sonrió y se metió otro bocado de carne a la boca. "Según puedo recordar nuestros horarios… solo poder entrar a tus clases tres veces a la semana, que son las horas que tengo libre en la semana, por lo menos las que coinciden con tu clases"

"Me parece bien, igual yo…" dijo Shae después de chequear su calendario.

Poco tiempo después las dos jóvenes se levantaron y recogieron sus pertenencias, encaminándose hacia el lugar donde Shae iba a tener su próxima clase. Agasha iba caminando de espaldas hacia el frente, mientras hablaba con Shae del nuevo anime que estaba viendo llama Kyoukai No Rinne, cuando súbitamente su amiga abrió los ojos como platos.

"Agasha ten cuida-" pero no fue lo suficientemente rápida y vio con horror y pena a su mejor amiga estrellarse contra una figura muy alta que había salido de uno de los pasillos.

Agasha sintió que se estrelló contra algo macizo en su camino, que rápidamente reconocido como una persona. Avergonzada y con la intención de disculparse, se giró abriendo la boca con un 'lo siento' en la punta de la lengua cuando sus ojos dieron a parar a un pecho cubierto por una camisa blanca, confundida, elevo la mirada hasta dar con unos tranquilos, distantes y ligeramente curiosos ojos azul cobalto, con un lunar en el ojo izquierdo.

Agasha sintió que la tierra se partió en dos bajo sus pies. Había logrado con éxito evitar encontrarse con él en particular ese día, y hasta el momento todo había estado de maravillas. Hasta que su suerte se acabó, y termino chocando con la misma persona que anhelaba y evitaba ver por igual. La comida que acababa de ingerir hizo un vuelco en su estómago y por un momento pensó que iba a vomitar ahí mismo de los nervios, mientras sus mejillas se coloreaban y como gesto nervioso comenzó a mordisquearse el labio.

"¡L-lo siento mucho, profesor Volstrov!" la castaña tartamudeo, y con las ganas de perderse en un bosque y no ser nunca encontrada, se giró, tomo a Shae de la mano y corrió lejos, hacia el salón destino.

Con la mirada azul cobalto siguiéndola lánguidamente.

Pocos minutos después, ambas se encontraban jadeando por la corrida frente al aula.

"El Dios de turno me odia…" murmuro Agasha, recuperando el habla y su color de piel natural. Busco en su mochila su termo de agua, pero noto que estaba vacío. "Rayos… iré a llenar la botella del bebedero aquí a la esquina, no tardo"

Shae solo asintió sintiendo sincera pena por su amiga. Saco su teléfono y después de chequear sus mensajes y llamadas, lo puso en silencio. Miro con desconfianza la puerta que daba entrada al salón, un nudo en su estómago comenzó a formarse al pensar en lo que le deparaba el futuro cercano cuando sintió una presencia a su espalda, seguido de una voz que le helo la sangre un segundo, para después mandar lava ardiente corriendo por su cuerpo.

"Señorita Wulf, ¿Piensa entrar ahora o esperara a la campana?" la voz calmada y suave, perteneciente a nadie más que a Asmita Relish.

"Er…" en su cabeza, una alarma que solo se activaba con la presencia de ese hombre comenzó a gritar '¡Peligro! ¡Peligro! ¡Desastre Inminente! ¡Huye lo más lejos que puedas!' pero con fuerza lo aplasto y se giró con el rostro arrebolado hacia su profesor. "Yo, si… er, en cuanto suene la campana"

"Ya veo" Y sin agregar más que una inclinación de cabeza, el joven profesor rubio entro al aula, seguido poco después de muchas chicas de su misma edad riendo tontamente y señalando al rubio.

Shae pasó de estar arrebolada a tener instinto asesino en menos de dos minutos. Fulmino con la mirada a las chicas y se contuvo para no romperle la cara a ninguna… ni para darles un abrazo… con una soga… alrededor del cuello. La pelirroja se entretuvo con esos pensamientos sangrientos por unos minutos, riendo de vez en cuando y haciendo que algunos de los alumnos que iban entrando la observaran con miradas extrañadas.

"¿Que es tan divertido?" Inquirió Agasha, habiendo llegado justo en ese momento.

"Oh, tu sabes… ver idiotas en Scarred, contemplar sacarle los ojos a algunas chicas porque miran donde no deben… tu sabes, lo usual" fue lo que comento, sonriendo diabólicamente.

Ambas se miraron por unos segundos y estallaron seguidamente en carcajadas. Que fueron rápidamente interrumpidas por la campana. Shae tomo aire y con pasos vacilantes se encamino al aula, tomando ella y su mejor amiga asiento en los primeros de la fila superior que se encontraba al lado de la puerta. Su mirada de ojos castaño pegada al hombre de largos cabellos rubio que en ese momento se levantó de su escritorio y dio comienzo a la clase.

Conitnuara...