Mi Voluntad

¡Hello! Me he decidido por publicar un loco fic en el que he estado trabajando, protagonizado por uno de mis personajes favoritos de esta gran saga, en la que Tails tendrá que enfrentar incontables peligros para salvar a su mejor amigo, y al mundo entero de las garras de Eggman. Ahora que Sega ha dejado en ridículo a nuestro querido zorrito amarillo de dos colas, pensé en alzarlo de nuevo, y ¿qué mejor forma de hacerlo que en un fic?

Sin más que decir, espero que lo disfruten.

Chapter 1: Día gris…


Nadie pudo predecir lo que sucedería…

Solo un día común y corriente en Central City, que se salió de nuestras manos. Y ninguno de los dos lo vio venir.

Yo estaba ahí, junto a él, cuando el ataque inició. Jamás pensé que fuera a llegar tan lejos…

Ni como iba a terminar.

Central City, al igual que el resto del mundo, se vio envuelto en una épica inquietantemente pacífica. Desde hacía meses que Eggman no atacaba con sus locas máquinas asesinas, con ansias de destrucción, y aunque era un respiro para los habitantes de la Tierra, no podían evitar sentirse intranquilos, como previendo la peor catástrofe que estaba por desatarse en todo el planeta, y que nadie iba a poder detener.

Y sin embargo, Sonic y sus amigos ya se habían acostumbrado a la ausencia de Eggman, y ahora vivían grandes experiencias en paz y armonía en su tan amado planeta, que habían protegido muchas veces de la devastación.

–¡Vamos, Tails! ¡No me digas que eso es todo lo que tienes!

La tranquilidad de la ciudad se vio interrumpida con súbito, cuando una ráfaga azul avanzó a la velocidad del sonido, dejando tras de sí un destello azulado, que desapareció segundos después. La ventisca que levantaba al pasar llamaba la atención de más de una persona, quienes sonreían al reconocer a su flamante héroe, que los había rescatado de la muerte en varias ocasiones.

Sonic the Hedgehog, con su típica mirada tranquila y llena de paz, se trasladaba calle tras calle con una pacífica sonrisa, sin dejarse llevar por ninguna preocupación.

Detrás de él, su mejor amigo, Miles Prower, lo seguía de cerca, determinado a alcanzarlo, mientras se impulsaba con sus dos colas para desplazarse con más velocidad.

–¡Solo… espera y verás! Uf… uf… –Respondió Tails, esforzándose por no desmayarse.

A pesar de todos sus esfuerzos, aún no era capaz de igualar a Sonic en ningún aspecto. Nunca se había concentrado en ello exclusivamente, pero deseaba no ser siempre superado por el erizo azul, para serle más de ayuda.

Aunque de que él y Sonic formaban un gran dúo, siempre deseaba ser más útil, y dar más de sí mismo para apoyarlo, aunque fuera difícil.

Sonic miró hacia atrás, observando al joven zorro amarillo acercándose con todo lo que tenía, y sonrió. Recordó cuando se conocieron, en Emerald Hill, donde el zorro, admirándolo, se decidió ayudarlo en su tarea de derrotar a Eggman, y se determinó a serle de utilidad, a pesar de su corta edad y su inocente torpeza que le metía en problemas en más de una ocasión. Aunque su asistencia siempre fue excelente, ayudándolo a hackear programas del Dr. Eggman, que servían para usar la fuerza vital de los animales primitivos como fuente de energía para sus máquinas, o conducir su confiable avión, el Tornado, para perseguir la Wing Fortress.

Siempre valoró a Tails, y siempre lo haría, sin importar lo que sucediera…

Y ahora mismo, tendría que poner toda su confianza en él para conseguir salir de esta…

Sonic finalmente llegó a su destino: el laboratorio de Tails, que se encontraba en un pequeño pueblo junto a Central City, Emerald Town. Se detuvo de golpe, sintiendo la brisa de viento que levantó al frenar tan bruscamente, y esperó a que Tails apareciera.

En esos instantes, pensó en todo lo que había vivido últimamente.

La guerra que se desató en todo el planeta vaya que afectó a la civilización, y habían tardado meses en arreglarlo todo. Sin embargo, lo consiguieron, y, por ahora, podrían respirar con calma, al menos, hasta que Eggman apareciera una vez más a fastidiarlos con sus robots lunáticos.

No pudo evitar pensar en Infinite, y en todo el daño que hizo. Sintió un escalofrío al recordar el poder de aquel oscuro chacal, que, con la ayuda del Rubí Fantasma, logró someterlo, e hizo creer a sus amigos que había muerto en sus manos. Recibió lo que merecía, y de cierta forma se alegraba de que ya no estuviera presente. Infinite era de temer, y no tenía la más mínima intención de volvérselo a encontrar.

Pensó en él… Aquel valiente, pero joven héroe que demostró un valor que no todos poseían, y que, aunque pocas veces no tuvo el valor o la fuerza necesaria para enfrentar las circunstancias, siempre fue lo suficientemente fiel para acompañarlo, batalla tras batalla, y se sentía agradecido por ello.

Un último choque de puños hasta que nos volvamos a encontrar…

–¡Sonic! –El erizo se sobresaltó, antes de observar con una sonrisa al zorro de pelaje blanco y amarillo que se acercaba como un relámpago hacia él.

Volvió a sonreír, cuando el exhausto Tails cayó enfrente de él sin fuerzas.

–Muy bien. Te has vuelto muy rápido.

–Pero no lo suficiente. –Replicó el zorro, poniéndose de pie con algo de dificultad. –Y me cansé mucho en las últimas trece calles. Mi resistencia aún no es lo bastante buena.

–Vamos, Tails. Recorrimos la mitad de la ciudad. No todos pueden correr por tanto tiempo.

–Tú lo haces. –Señaló Tails con una mirada determinada. –¡Y pienso esforzarme en ser tan rápido como tú! ¡Ya lo verás!

–Y no espero nada menos de ti, compañero. –El erizo azul le levantó el pulgar a su mejor amigo, quien imitó el gesto. Se miraron a los ojos con una sonrisa, gozando de cada segundo de paz que disfrutaban con el otro.

Que terminaron tan rápido como llegaron.

Una explosión en Central City los alertó, poniéndose en guardia de golpe. Observaron a la enorme flota de Eggman acercándose en el aire, y bombardeando contra el centro de la ciudad sin piedad alguna. Sonic apretó los puños, preguntándose cómo rayos no lo vieron venir, pero no se preocupó más por esto y salió disparado hacia el centro de la ciudad.

–¡Sonic!

–¡Tails, asegúrate de que Amy y Cream se encuentren bien! –Gritó Sonic, desapareciendo de la vista del zorro y de Emerald Town.

Tails se limitó a mostrar los colmillos y usó sus colas como hélices para impulsarse como un rayo a través de la ciudad, volando al ras del suelo mientras su mente le rogaba a gritos ir a ayudar a Sonic, pero no se atrevía a desobedecer una orden directa del erizo.

Primero, se concentraría de que sus amigas estuvieran a salvo.

–Doctor, los cañones de plasma están cargados. –Le informó Cubot a su amo, un hombre cuyos lentes azules se iluminaban en la oscuridad.

–Los radares detectaron a Sonic. No tardará mucho en acercarse. –Añadió Orbot, examinando unas computadoras junto a él.

–Todo está perfecto… –Susurró Eggman, con una sonrisa maligna en su rostro. –Es el momento de dar el golpe final. Esa rata azul se arrepentirá de haberse metido en mi camino hace años, y deseará nunca haber nacido. Hoy es el día en que el Eggman Empire nace. Liberen a Metal Sonic, y que Sonic descubra quién es en realidad…

–Ese anciano me las pagará… –Masculló Sonic, encolerizado, mientras corría a gran velocidad a dirección hacia la nave principal de Eggman.

Miró de reojo la destrucción a su alrededor, y el deseo de que Eggman pagara por ello se hizo más grande. No tardó en acelerar, y salió despedido a una rapidez insuperable con un nuevo turbo, que provocó un estallido sónico devastador, acompañado por un ensordecedor estruendo. Las naves dejaron de bombardear de golpe, y sus cañones apuntaron al erizo, siguiéndolo a través de Central City, donde múltiples edificios se encontraban ya en ruinas…

El erizo azul subió por las paredes de un edificio a la velocidad de la luz, y llegó a la cima en segundos, con una mirada seria, mientras se posicionaba al borde del rascacielos con los puños apretados, y furia brillando en sus ojos.

Y entonces, fue que sucedió.

No lo vio, pero supo de inmediato quien era.

El golpe que recibió fue lo suficientemente poderoso como para lanzarlo del edificio, y hacerlo desplomarse decenas de metros hacia el suelo. Sin embargo, Sonic se acomodó en el aire y cayó de pie, sin menores dificultades. Se limpió las piernas con seriedad, antes de alzar la mirada para observar la figura de Metal Sonic, con sus ojos rojos como la sangre iluminándose peligrosamente.

–Hola, Metal. –Le saludó el erizo, indiferente. –Ha pasado un tiempo.

El robot ni siquiera se molestó en responder, mientras bajaba del edificio lentamente, con sus garras metálicas extendidas y listas para desgarrar.

–¿Qué sucede? ¿Eggman finalmente te quitó tu conciencia para volverte una simple máquina? Predecible. Ahora solo eres otra de sus piezas en su juego de ajedrez, y yo le daré un jaque mate.

–Es todo lo contrario, erizo. –La voz de Metal Sonic paralizó el corazón del Sonic orgánico, quien se colocó en una posición ofensiva, preparado para cualquier movimiento. –Ahora, soy perfecto.

El erizo robótico se abalanzó sobre Sonic, embistiéndolo con un brutal Spin Dash, que el erizo detuvo con sus propias manos. Sonic sonrió con suficiencia, antes de lanzar a la máquina contra los restos de un edificio en llamas, derrumbando la estructura encima del robot.

–¿Sabes? Después de que Eggman me venciera, encerrara y torturara en una sucia prisión por seis meses entendí que no puedo confiarme más. –Explicó Sonic, sonriendo. –Así me que aseguré de volverme más fuerte la próxima vez que nos encontráramos.

–¿Y crees que así podrás vencerme? –Metal Sonic no tardó en emerger de los escombros del edificio, usando sus propulsores para llegar a Sonic más rápido, e intentar apuñalarlo con sus garras. No obstante, el erizo logró evadirlo, para después girar con gran velocidad en el suelo, de manera estática.

Metal Sonic, previendo lo que estaba por suceder, creó un escudo de energía a su alrededor, protegiéndose de la ráfaga de viento que Sonic le disparó. El erizo azul cayó de pie, y de inmediato, empezó a arremeter una y otra vez contra el campo de fuerza de Metal Sonic, intentando destruirlo. El robot, sin embargo, electrificó la barrera de energía que lo rodeaba, y cuando Sonic la tocó, una descarga eléctrica surcó su cuerpo en unos segundos, y cayó de rodillas, debilitado.

Metal Sonic no titubeó, expandiendo su escudo como una onda expansiva para derribar a su enemigo, y una vez en el suelo, empezó a castigarlo con un frenesí de rayos láser que causaban pequeñas explosiones sobre el cuerpo del erizo.

Sonic giró por el pavimento de la destruida calle, hasta terminar acostado, boca arriba, y muy malherido. Respiró con agitación, mientras intentaba levantarse con ayuda de sus brazos, pero Metal Sonic se lo impidió, pisando su mano izquierda. El erizo soltó un aullido de dolor, antes de desplomarse, casi sin energías. Metal Sonic lo observó sin ningún sentimiento, ni un signo de remordimiento, y sin piedad alguna, comenzó a torturar a su adversario con dolorosas descargas eléctricas.

–Neutralizado. –Dijo Metal Sonic, analizando los daños de su rival. –No deberías ser capaz de moverte en unos minutos.

–¿Y qué harás ahora? ¿Matarme? –Rugió Sonic, desafiando a su oponente, aunque sabía muy bien que ya no estaba en condiciones de continuar. Odiaba recurrir a esa táctica, pero lo mejor que podía hacer era esperar a que Tails volviera con refuerzos y enfrentar juntos a Metal Sonic.

–No, en realidad no. –Sonic se sobresaltó al escuchar esa voz, y no tardó en ponerse de pie, hazaña que pareció sorprender a Metal Sonic. –Vaya, vaya. Siempre lleno de sorpresas, erizo.

Finalmente lo vio. Aquel humano al que tanto ha intentado vencer de manera definitiva. Aquel a quien ha enfrentado vez tras vez, con la intención de detener sus nefastos planes. Aquel que ha causado tanta destrucción y ruina en el pasado.

El Dr. Ivo Robotnik, mejor conocido como…

–Eggman. –Las espinas de Sonic se erizaron, mientras sus ojos relampagueaban, fijos en su eterno enemigo.

–Sonic, la Encarnación del Caos… –Le contestó Eggman, sonriendo con malicia. –Es un placer conocerte por lo que realmente eres.

–¿Por qué esas naves no liberan algún robot? –Se preguntó Tails, sin dejar de mirar los buques aéreos del doctor, sin encontrar una explicación por la cual dejaron de bombardear la ciudad. –¿Acaso… querían llamar la atención de Sonic?

No alcanzó a responder su propia pregunta cuando su rostro se estampó contra un edificio que, al separarse de él y verlo con detenimiento, reconoció como el departamento de Amy. Tocó incesantemente, y cuando nadie le respondió, forzó la puerta para abrirla de par en par. Entonces, fue cuando se percató de un hecho escalofriante…

La casa entera estaba desolada…

No tuvo tiempo de ni siquiera preguntarse donde estarían Cream y Amy cuando una devastadora explosión se escuchó a la distancia. El zorro amarillo se sobresaltó, pero enseguida voló hacia el lugar, con un muy mal presentimiento…

–Arg. –Gruñó Sonic cuando su cuerpo volvió a estrellarse contra el muro de un edificio, con una fuerza tan bestial que éste se fisuró. –¿Cómo demonios es… tan poderoso ahora?

–Es curioso que lo preguntes, pero la respuesta es sencilla. –Contestó Eggman, y, como si su amo se lo hubiera ordenado, el robot levantó una de sus garras, que empezó a ser rodeada de una energía púrpura. –La Chaos Energy abre muchas puertas, Sonic.

–Una Esmeralda del Caos… –Sonic finalmente lo entendió, pero fue demasiado tarde…

Metal Sonic lo golpeó directamente con un Spin Dash, impactándolo contra el mismo edificio con una potencia catastrófica. La edificación no aguantó más y se desplomó encima de Sonic, quien, sepultado bajo tantos escombros, no alcanzó a moverse…

–Y finalmente todo termina aquí. –Eggman controló su Egg Mobile hasta llegar al suelo y rápidamente bajó de él. Con un paso lento y tranquilo empezó a encaminarse hacia Sonic. –Mi querido enemigo, al que he soportado año tras año, derrota tras derrota, humillación tras humillación… Pero ya no más. Hoy es el día en el que todo cambia, Sonic. Hoy es el día en el que te unirás a la causa que tanto odias. Hoy es el día… en el que te sumarás al Eggman Empire.

–Preferiría morir… –Fue la respuesta de Sonic, quien, con mucha dificultad y dolor, se incorporó, enfurecido.

–Y lo harás, Sonic. –Aseguró Eggman, provocando un escalofrío en el erizo, quien perdía la conciencia poco a poco. –Te aseguro que lo harás…

Y sin más, el erizo se desplomó en el suelo, con su pelaje azul ensangrentado y con múltiples heridas, raspaduras y moretones.

Metal Sonic solo lo observó caer, pero no sintió ningún sentimiento de satisfacción o superioridad al vencer a su versión orgánica.

No sintió nada…

Eggman sonrió con una oscuridad inusual, incluso en él, mientras llegaba junto al erizo.

–Buenas noches, Sonic. –Le dijo Eggman, sin conseguir ahogar una sonora carcajada.

Una vez el científico terminó de reír, recuperó la compostura y volvió a su Egg Mobile.

–Metal Sonic, recoge al erizo y llévalo a la nave.

–Como ordene. –Asintió el robot, quien, justo antes de poner un dedo encima de Sonic, recibió un latigazo en la cabeza que lo lanzó contra una casa vacía, destruyéndola.

Eggman arqueó una ceja, observando con poco interés al zorro amarillo, con una expresión feroz en su rostro, quien llegaba volando junto a su mejor amigo y ejemplo a seguir.

–Oh, pero si es la mascota de Sonic. Quién diría que volveríamos a encontrarnos. –Dijo Eggman, sin muchas energías.

–Eggman, ¿acaso nunca te rindes de molestarnos?

–¿Acaso debería? Creo que sabes mejor que nadie que mis métodos y propósitos son los correctos. Tienes algo de cerebro, a diferencia de esta plaga azul. –Al ver como Eggman señalaba a Sonic, Tails dio un paso enfrente, interponiéndose entre el doctor y su objetivo. –Y no deberías interponerte en mi camino.

–Te vencí en el pasado, y lo haré otra vez si es necesario. –Aseguró Tails, determinado.

–Mis últimas derrotas están en el pasado… –Aseguró el doctor, con un tono frío. –No necesito a Infinite para vencer a Sonic. Como puedes ver, ya lo he hecho, y ahora, si no quieres morir, es mejor que te quites de mi camino.

–¡Inténtalo, anciano! –Respondió Tails, intentando imitar los insultos de Sonic hacia Eggman.

–Entonces… ¡Que así sea! –Eggman presionó un botón de los controles de su Egg Mobile, disparando con precisión una oleada de misiles, que se dirigían peligrosamente hacia Tails.

El zorro dio un salto para evadir los misiles, que estallaron debajo suyo. La onda expansiva que provocó la explosión lo impulsó hacia arriba, pero logró equilibrarse gracias a sus colas. No obstante, rápidamente tuvo que moverse para evitar un láser de energía que fue disparado directamente hacia su rostro.

Tails aterrizó de nuevo, y no tardó en arremeter contra Eggman con furia. No obstante, ni siquiera logró acercarse. El zorro chocó contra un campo de energía alrededor del transporte del doctor, que lo protegía. No alcanzó ni a orientarse cuando Eggman contraatacó. De su transporte, extrajo múltiples bombas que aterrizaron alrededor del aturdido zorro, quien ni siquiera las vio venir.

Cuando Tails recuperó la compostura, fue demasiado tarde.

El estallido fue abrumador, y su potencia mandó a volar al zorro lejos de ahí, hasta atravesar una ventana de un pequeño edificio. Cayó en el suelo de la edificación, inconsciente y lleno de heridas, y sin siquiera conseguir moverse…

–Tardaste mucho. –Le reprendió Eggman a Metal Sonic, quien acababa de aterrizar a su lado, sin mirarlo.

–Mis sistemas se paralizaron por unos momentos. El golpe de Sonic pudo causar más daños que lo que imaginé.

–Eso no interesa ahora. –Le respondió Eggman, mirando hacia su eterno rival, ahora inerte a sus pies, como tanto había soñado desde hace años. –Lleva a nuestro invitado a la nave y ponlo cómodo. Cubot y Orbot se encargarán de atenderlo muy bien… –El doctor se acercó peligrosamente al rostro inconsciente y raspado de Sonic, y no pudo evitar susurrarle sus palabras finales. –Es el momento de que te conviertas en lo que tanto desprecias, Sonic. Tú serás mi boleto para que el Eggman Empire se haga realidad. Y esta vez… nadie se interpondrá en mi camino.

Tanto el humano como el robot se elevaron hacia la enorme nave que se mantenía en el aire encima de ambos y abordaron en ella, llevándose consigo al famoso héroe, Sonic the Hedgehog, que por segunda vez, había caído en las trampas del nefasto científico.

Y esta vez, las consecuencias serían igual de devastadoras que la anterior…

Y así fue como inicio…

Al principio, me negué a creer que todo estaba perdido.

Que Eggman había ganado.

Sin embargo, recordé lo que había sucedido hace un par de meses, y no planeaba en cometer el mismo error de nuevo. Una situación muy similar, pero no pienso volver a quedarme fuera de esto.

Voy a luchar, como Sonic hubiera querido, para que la paz reine nuevamente en nuestro mundo.

Y nadie evitará que lo logre.

Mi voluntad será la fuerza que me hará levantarme, batalla tras batalla, guerra tras guerra, para que cumpla mi único objetivo…

Salvar a Sonic.


¿Y qué les pareció?

Como ya habrán de suponer, este fic estará centrado principalmente en Tails, pero también en varios personajes que no habrán sufrido un Terrible destino, algunos, recordados, pero otros, olvidados.

Espero que les haya gustado, y que estén presentes en la siguiente parte de este fic, que tanto me ha gustado escribir.

Cuídense y nos leemos.