Y acá empiezo la reescritura! la verdad me sorprendió que tantas personas hayan leído esto. A las dos horas tenía sesenta y pico visitas :) al principio es igual, pero quería hacerlo más "Dark" y traumático. Así que bueno.
Disfruten :)
Hiccup entró al ruedo arrastrando los pies pesadamente. Agarró un escudo circular de madera y un simple cuchillo de menos de diez centímetros de largo.
-Mm… yo escogería el martillo- murmuró el padre del niño, sin darse cuenta de que el martillo era casi más grande que su hijo.
Hiccup suspiró.
-Estoy listo- dijo en voz alta
Él, el "pescado parlanchín" de la aldea, era el mejor adolecente en el entrenamiento contra dragones. ¿Qué como lo logró? Pues, el tenía secreto: el último Furia Nocturna, uno de los dragones pequeños más poderosos y peligrosos, era su mascota y mejor amigo. Nadie lo sabía, ni siquiera sus amigos del ruedo. ¿Y tener un dragón mascota hacía que lucharas bien contra ellos? Algo así. Gracias a su dragón Chimuelo (por sus dientes retractiles) sabía que la Hierba Draguna podía usarse para calmar a los Gronckle, los dragones le tenía una fobia incurable a las anguilas marinas, que sin la cola los dragones no podían volar, que si rascaban cierto punto en el cuello del dragón podía hacer que se tirara al suelo de placer, etc. Y de lejos parecía que los golpeaba o asustaba él, cuando solo un par de herramientas servían para amansar dragones.
Pero ser tan bueno en eso, aunque le daba muy buena reputación, traía algo que todos en la aldea querían. Menos él: matar a un Pesadilla Monstruosa. ¿Y qué tan difícil puede ser? Por empezar, Hiccup no quería matar dragones. Por seguir, el Pesadilla Monstruosa era letal. Y por terminar, ese dragón le prendía fuego a su piel. Una sola falla y terminaría muerto. ¿Y quién protegería a Chimuelo entonces? Hiccup sabía cuanta reputación valía la cabeza del dragón, pero prefería que esta siguiera en su lugar.
Las dos puertas de madera se abrieron dejando salir a, lo que parecía a simple vista, una masa de fuego, pero en realidad era un Pesadilla Monstruosa.
El monstruo recorrió el ruedo trepando por la red de cadenas que tenía por techo (que muy práctica no era en un lugar donde nieva nueve veces al año y graniza los otros tres). Escupió fuego ahuyentando a un montón de personas.
Hiccup solo soltó el cuchillo y el escudo.
-Buen chico- dijo acercando sus manos al hocico de la bestia.
"¿Qué está haciendo?" "es una locura" murmuraban los vikingos de las gradas.
-Paren la pelea- dijo Estoico e n voz alta.
Hiccup se sacó el casco vikingo lentamente para no asustar al dragón.
-No soy uno de ellos- dijo en voz alta arrojando el casco. La confianza y la esperanza se reflejaron en los ojos del dragón. El chico de acercó al monstruo mientras le rascaba el cuello cariñosamente- Buen chico. Te portaste bien- le dijo Hiccup, sin cuidado a que todos lo oyeran.
-¡He dicho que pare la pelea!- gritó Estoico golpeando (y doblando) la baranda de metal del ruedo con un martillo gigante.
Las pupilas del dragón se contrajeron ante el ruido que lo había asustado visiblemente. Este saltó sobre Hiccup tratando de morderlo.
El niño corrió por todo el ruedo tratando de huir del monstruo, ahora enloquecido.
Lo que no sabía era que su mejor amigo corría al pueblo en su auxilio.
El Pesadilla Monstruosa lo aprisionó con su garra en una especie de jaula. Cuando Hiccup pensó que había llegado su final, una explosión se produjo sobre la cabeza del dragón dejando entrar a otro más pequeño y oscuro.
-¡Chimuelo!- gritó Hiccup
El dragón atacó ferozmente al Pesadilla Monstruosa, mordiendo sus alas y rasguñándole el hocico.
Chimuelo consiguió ahuyentar al Pesadilla Monstruosa. Pero los vikingos saltaron dentro del ruedo. Y Chimuelo pensaba defenderse.
Arrastró su cola por el suelo haciendo tropezar a varios vikingos. Luego dos saltaron armados con lanzas hacia el dragón, pero este los arrojó lejos golpeándolos con sus alas.
-¡Chimuelo! ¡No!- lo retó.
Estóico se acercó corriendo al dragón, hacha en mano. Alzó el arma, a punto de clavársela en la cabeza, cuando Chimuelo saltó sobre él, inmovilizándolo contra el piso. Abrió su boca, listo para disparar una bola de fuego.
-¡Chimuelo! ¡No!- El dragón cerró la boca y le lanzó una mirada de víctima a su amigo. Hiccup negó con la cabeza.
Esa pequeña distracción bastó para que otro vikingo le golpeara la cabeza y otro lo inmovilizara contra el suelo.
-¡No! ¡No lo lastimen!- les gritó Hiccup. Trató de acercarse, pero Astrid lo frenó- ¡No! ¡No!- se llevaron a Chimuelo a la fuerza fuera del ruedo. Estóico escupió sangre y tomó a su hijo del brazo, arrastrándolo a la sala de juntas.
-Debí saberlo- murmuró el líder -¡Debí ver las señales!-
-Pero papá…- protestó Hiccup
-¡Teníamos un trato!- le espetó
-Lo sé, metí la pata… Ay, desquítate conmigo, enfádate conmigo… pero a Chimuelo no le hagas nada-
-¿El dragón? ¿¡Eso es lo que te preocupa!?-
-¡El solo estaba protegiéndome!-
-¡Han matado a cientos de nosotros!- le gritó Estóico.
-¡Y nosotros a miles de ellos! ¡Solo se están defendiendo! Entiende hay… problemas mayores en su isla…-
-¿fuiste a su nido?-
-¿dije que nido?- se hizo el tonto.
-¿¡Como lo encontraste!?-
-No, fue Chimuelo. Solo un dragón puede encontrar su isla- dijo Hiccup. Al ver el rostro pensativo de su padre (lo difícil que es hacer que Estóico piense) agregó:- No, papá ¡No sabes a qué te enfrentas, nunca has visto nada igual!- Pero como siempre, él solo lo ignoró-¡Papá, por favor! ¡Por una vez en tu vida escúchame!- chilló lo agarró del brazo tratando de pararlo, pero Estóico lo empujó hacia el suelo haciendo que se cayera.
-Elegiste tu bando con ellos. No eres un vikingo- sentenció- No eres mi hijo.
Hiccup se sentía realmente herido. Él… su propio padre… lo odiaba. Nunca lo escuchaba y ahora iba a enviar a su perdición a un montón de vikingos y seguramente después iba a matar a su mejor amigo…
Pronto, la ira creció dentro del joven. No podía permitirlo. No le importaba lo que diría su padre, o los otros vikingos. Tenía que salvae a su amigo… sin importar el costo. Luego… ya vería.
Estaba anocheciendo, el sol apenas se veía en el horizonte. Y ahí estaba: de pie, sobre el muelle enfrente del barco donde tenía a su mejor amigo atado con sogas y con la cabeza inmovilizada.
Hiccup llevaba una capa de piel con una capucha para que nadie lo reconociera, pues ya era como "el traidor" de la tribu.
Se acercó al dragón negro, que para su suerte lo reconoció. Le sacó las correas de cuero de la cabeza, las cual tenía para evitar que abriera las mandíbulas. Trató de sacarle el aro de madera que tenía en el cuello y, al ver que no podía, sacó un cuchillo de los pliegues de su capa y trató de forzar la cerradura con él. Una vez que el dragón estuve libre, se guardó el cuchillo de nuevo en la capa y se subió a su lomo.
-Tranquilo, amigo- le acarició la cabeza en un intento de calmarlo.
-¡Eh!- gritó un vikingo con un hacha de doble filo en la mano-¡Detente!-
-Ay, genial- dijo Hiccup con su típico sarcasmo.
Chimuelo le gruñó al hombre y se lanzó hacia adelante, atrapándolo contra el suelo. Alzó su cabeza y abrió sus fauces y disparó una bola de fuego. Hiccup no hizo nada para impedirlo.
El dragón alzó el vuelo, entre la oscuridad de la noche.
Muerte.
Muerte era todo lo que el joven jinete podía ver mientras sobrevolaba su aldea. Dragones muertos, sangre esparcida por todas partes, la muerte de cientos de dragones que solo querían vivir. Estos dragones no tenían opción, no podían vivir: si no levaban comida al Red Death, este se los comía. Y si llevaban comida, los vikingos los mataban. No tenían opción. El destino de todos estos dragones era morir.
No era justo. Los vikingos eran ignorantes y brutos. Recordaba ver como sus compañeros en el ruedo rechazaban el Libro de los Dragones. Porque a las personas no les importa el "por qué", solo el "qué".
La ira creció dentro del chico. Ver a todos los dragones que solo hacían lo que tenían que hacer para vivir masacrados. No soportaba esa injusticia.
Chimuelo, quien lo comprendía mejor que nadie con solo una mirada, plegó ligeramente sus alas, descendiendo un poco acercándose a las casas.
-¡Furia Nocturna!- gritó un vikingo
-¡Al suelo!- exclamó otro.
Los vikingos obedecieron la orden, agachándose y cubriéndose con los escudos.
Pero un pobre y distraído desafortunado no escuchó, por lo que la bola de fuego de Chimuelo impactó contra él, dejando en su lugar una mancha oscura de cenizas.
No era exactamente venganza, sino justicia. Justicia por todos los dragones masacrados. Justicia por todas las muertes injustas.
E iba a cobrar todas esas muertes.
El dragón negro disparó a la última atalaya con una catapulta en Berk, pues las otras habían sido destruidas por los dragones. El fuego estaba consumiendo a Berk y los vikingos apuntando al cielo.
Pero Hiccup y Chimuelo ya se habían ido.
Sobrevolando Berk, Hiccup Pensaba en todo lo que había pasado: con su mejor amigo acababa de hacer lo que había querido impedir toda su vida, habían matado a dos vikingos y destruido la atalaya.
Y no sentía absolutamente nada de culpa.
"No eres un vikingo, no eres mi hijo" había dicho Estóico.
Hiccup apretó los puños. No era justo. Los vikingos no sabían absolutamente nada sobre justicia.
"Tenes razón, papá" pensó "No soy un vikingo. Y mejor así"
EL joven y su dragón se introdujeron en la oscuridad de la noche perdiéndose en la penumbra.
¿Ven? más traumático, Dark y profundo :) me di cuenta de que estaba mal cuando vi el video de vuelta... y una imagen de un Hiccup malvado (me encanta el AU DArk, pero cuando entran en razón más tarde) en donde tenía un cuchillo ensangrentado en una mano, un corazón en la otra y decía "¿Estas orgulloso ahora, Papá?". Además me di cuenta de que el estado mental de Hiccup es muy frágil, y me preguntaba que podía pasar si se dejaba llevar por la locura o la venganza. En su lugar, quizas (solo quizas) hiciera lo mismo que hizo él en este cap.
El siguiente capítulo (el 2) va a ser/es igual que en el original. Solo digo
fan-de-caidos-del-mapa fuera
