La mejor solución

Resumen: La familia Malfoy está en bancarrota, y Harry Potter se ofrece a cubrir sus deudas, pero a cambio, Draco Malfoy tendrá que 'regalarle' algo más que su cuerpo. ¿Qué pasará con nuestro querido rubio?

Aclaración: 'La mejor solución' salió después de que leyera una novela que me regalaron, de la escritora Helen Bianchi; La cual me inspiro a escribir este fic. Este fic es Yaoi y contiene mpreg. Ademas los personajes se cae de la mata que son de JK ^^

Capítulo 1

Aceptar que tú solito te metiste en la boca del lobo, no era nada agradable. Pensó Draco Malfoy mirando su reflejo. Y mientras se miraba en el gran espejo de cuerpo entero, recordó cómo había acabado metido en esa locura.

Todo empezó cuando él y su padre se quedaron en la quiebra. Lo habían perdido todo, con excepción de la tienda de túnicas para toda ocasión D'Malfoy, la mansión y sus objetos personales. Los carros, muebles y reliquias familiares se habían tenido que vender, la bóveda de Gringotts estaba vacía, las tarjetas de crédito de su padre al límite. Draco había tratado por todos los medios de conseguir una cita con Harry Potter para proponerle un trato, pero cuando al fin Potter le brindó la ocasión, Draco no se esperó lo que en ella sucedió.

Flash Back

Draco se perdió de camino al restaurante y llegó tarde por diez minutos. Eso era algo que cualquiera podría disculpar, menos Harry Potter. Draco vio a Potter en cuanto entró al restaurante, Potter estaba apoyado contra la barra del bar, con una elegante túnica negra. Alto, moreno, fuerte y peligroso, y sus ojos verdes como las mismas esmeraldas tenían un poder hipnótico.

-Siento que haya tenido que esperar.

Dijo Draco con sus instintos en alerta.

-¿Es eso una disculpa?

-Sí, es que me he perdido.

-Podría haber venido en un taxi.

-No, no podría.

Dijo Draco sin alterarse. Su presupuesto no cubría la tarifa de un taxi, es más, ni siquiera cubría la tarifa del autobús noctámbulo.

El maître los llevó hasta la mesa donde cenarían, y pidieron el primer plato.

-Supongo que sabrá por qué quería mantener esta reunión, Potter.

-Relájate Malfoy, disfruta de la comida.

-La única razón que tengo para conversar contigo son los negocios Potter.

-Primero come Malfoy, después hablaremos todo lo que desees.

Dijo Harry y Draco cedió. Ambos comieron en silencio y con excelentes modales. A Draco le impresionaba Potter, sinceramente había cambiado mucho desde que salieran de Hogwarts, y parecía realmente aquello en lo que se había convertido: un hombre rico, de clase. Cuando el mesero se llevó el primer plato para ir por el segundo, Draco respiró hondo mentalmente, y decidió pedir aquello por lo que había accedido a reunirse con su Némesis de la escuela.

-Por favor ¿podrías concedernos una prórroga en el pago de la deuda?

-¿Con qué propósito?

No iba a aceptar, pensó Draco con una punzada en el estómago, aunque ¿qué esperaba? Potter y él se habían llevado muchos años a muerte como para que ahora el ojiverde fuera a tener piedad de él.

-Mi padre, Lucius, llevaría la Boutique y yo trabajaría por cuenta propia.

-¿Para ganar un sueldo que apenas alcanzará para los gastos de una semana? No es una solución factible Malfoy.

Draco sabía que era verdad, la deuda que tenía con Potter ascendía a una fortuna que nunca podría pagar. Era Potter el dueño del local que arrendaban ellos para la Boutique, era Potter quien le había brindado el préstamo de 200 mil galeones, aceptando la mansión Malfoy de garantía. Y a eso había que añadirle la deuda de las tarjetas de crédito de su padre con el banco. Era una fortuna que Draco nunca podría pagar, aunque se matara a trabajar.

-¿Te produce placer verme suplicar, Potter?

Potter enarcó una ceja con elegancia.

-¿Es eso lo que haces?

Draco se puso de pie con elegancia.

-Lo de esta noche ha sido un error - Se dio la vuelta para irse pero Potter le agarró la muñeca con fuerza.

-Siéntate.

-¿Para qué¿Para que sigas viéndome pasar vergüenzas? No, gracias Potter, seré muchas cosas, pero no masoquista.

Dijo Draco con las mejillas rojas y los ojos plateados brillantes de ira.

Harry le apretó la muñeca.

-Siéntate Malfoy, porque no hemos hecho más que empezar.

Le advirtió Potter.

Draco miró el vaso de agua y por un momento pensó en la posibilidad de tirárselo a la cara.

-No lo hagas.

Le advirtió Harry, con una voz suave como la seda, pero que encerraba una clara amenaza.

-Suéltame la muñeca.

-Cuando te vuelvas a sentar.

Aquello era una lucha de voluntades y ninguno de los dos quería ceder. Pero la mirada esmeralda de Harry le dejó claro que no podría vencerlo, así que molesto, Draco se volvió a sentar, frotándose la muñeca inconscientemente. Sintió un escalofrío involuntario al pensar en lo fácil que Potter hubiese podido romper sus delicados huesos.

-¿Qué es lo que quieres?

Preguntó Draco y no de muy buenos modos.

-Primero hablemos de lo que quieres tú, Malfoy.

-La lista de lo que deseo es larga Potter - Le dijo Draco con cinismo - Para empezar quiero volver a tener la plena propiedad del hogar de mi padre, recuperar las reliquias de mi familia, las joyas, las antigüedades y saldar todas las deudas. Además de que quiero reabrir la boutique que creó mi padre, que necesita un buen contrato de arrendamiento. Y todo eso representa una suma de dinero, que los Malfoy ya no poseemos.

-Medio millón de galeones más o menos.

-¿Cómo lo sabes¿Es que has hecho un inventario?

Le interrogó Draco con la sangre ardiéndole de ira.

-Sí.

-¿Por qué?

-¿Quieres que te lo explique con todo detalle? Ordené a algunos de mis trabajadores que compraran en mi lugar, todos y cada uno de los objetos que tu padre se vio obligado a vender, Malfoy.

Sin saber qué diablos pretendía Potter, y a punto de dejar que sus nervios estallaran, Draco inquirió:

-¿Para qué?

-A lo mejor fue sólo un capricho.

-No me quieras tratar como a un estúpido Potter.

Harry sonrió con una mueca más propia de un Slytherin que de un Gryffindor.

-Me intrigas Malfoy, eso es todo.

-¿Que te intrigo¿Con todo Londres, mujeres y hombres, mayores y menores, a tus pies? Permíteme que lo dude Potter.

-Créelo Malfoy, me intrigas. Te conozco desde que tenía 11 años, hace exactamente 19 años ya, y nunca te he conocido realmente. Siempre fuiste una persona odiosamente fría e intrigante. Sabías que eras el chico más guapo de todo Hogwarts, así que humillabas a todos. Me hiciste la vida imposible Draco, y yo me prometí en nuestro sexto año, que algún día te cobraría todas y cada una de las que me habías hecho desde nuestro primer año en Hogwarts. Y ahora mírate tú, el chico rico, el que todo lo tenía, dependes de mi voluntad.

-¿Se trata de una venganza?

-Solamente estoy explicándote la situación Malfoy. ¿Todo tiene un precio, verdad?

-Cierto. ¿Qué es lo que quieres Potter¿Cuál es tu precio?

-Quiero un hijo, que lleve mi sangre, para que un día herede mi fortuna. Y ¿quién mejor que tú para dármelo Draco, un sangre limpia, de buena familia y espectacularmente hermoso?

-¿Estás loco, Potter? Aquella batalla con Voldemort te arruinó el cerebro. ¿Quieres un hijo? Pues hay muchos niños huérfanos en el mundo, adopta uno.

-No. Es una cuestión de necesidades, Malfoy, las tuyas y las mías.

-No, no lo es.

-Esa es mi oferta, la toma o la dejas.

-Déjame entender. ¿Me estás diciendo que quieres que sea el Apa de alquiler de tu hijo... y que luego desaparezca?

-No hasta que el niño vaya al colegio.

Draco sintió deseos de golpearlo, y lo hubiese hecho sino fuera porque contra Potter llevaba todas las de perder.

-¿Me estás hablando de la guardería, del preescolar o de Hogwarts?

-De ninguno de los tres, del post escolar, luego de Hogwarts, la universidad mágica.

-Casi dieciocho años si soy lo suficientemente afortunado como para quedarme embarazado enseguida.

-Sí.

-¿Y por eso tendré una recompensa de más o menos doscientos mil galeones al año? - Draco hizo una pausa para controlar la indignación que sentía y seguir adelante. - ¿De modo que pudiera recuperar la mansión y todos los objetos valiosos de Lucius, para pagar las deudas y reabrir D'Malfoy?

-Sí.

-¿Y qué pasa de los dieciocho años que tendría que pasar siendo tu esposo?

-Disfrutarías de todos los beneficios adicionales que conlleva vivir en mi casa, acompañarme a los eventos sociales, tener una generosa asignación - y esperó un momento antes de añadir - Y compartir mi cama.

Draco lo miró incrédulo.

-Perdóname, pero no creo que acostarme contigo sea ningún incentivo Potter.

-Es una afirmación sin sentido - Contestó Harry con un atisbo de sentido del humor - Sobre todo de parte de alguien que no me conoce como amante.

Draco trató de borrar las imágenes que le creaba su imaginación de aquel poderoso cuerpo en la intimidad, y sostuvo la mirada de Potter mientras le contestaba:

-¿De verdad¿Y esa idea la has sacado de las mujeres y los hombres que están en tu compañía y del tipo de cumplidos de "Ha sido maravilloso cariño"?

-¿Necesitas referencia de otras personas sobre mis habilidades sexuales?

Draco sintió que se estaba metiendo en arenas movedizas.

-Y cuando haya cumplido con mi parte de este trato diabólico ¿qué pasará?

-Sé más preciso Malfoy.

-Después del divorcio.

-Nuestro hijo ya tendrá dieciocho años, así que él podrá decidir si te sigue queriendo en su vida o no, y por supuesto gozarás de una buena manutención cuando nos separemos.

-Y me figuro que pondrás todo eso por escrito ¿No Potter?

-Ya lo está - Dijo Harry deslizando una mano dentro del bolsillo de su túnica y sacando un pergamino enrollado de dentro - Ha sido firmado ante un notario llévatelo y estúdialo con calma, quiero tu respuesta en 24 horas, pero recuerda algo. Si no aceptas tú y Lucius Malfoy están perdidos, Draco.

Fin del flash Back

Su respuesta era obvia, pensó Draco mientras su padre le acomodaba mejor la túnica de boda. Lucius mismo la había diseñado, pues la gran pasión de Lucius desde niño había sido el diseño. Llevaba el cabello rubio ligeramente largo, retirado del rostro por una cinta blanca, la túnica en colores blancos y crema hacía una armonía perfecta con su piel de porcelana, y el colgante de oro blanco que llevaba al cuello, hacía resaltar sus ojos grises.

Habían sido dos semanas muy ajetreadas, con los preparativos de la boda, la firma de los documentos que los comprometían y el saldo de todas y cada una de las deudas que tenían él y su padre. También la insistencia de Lucius de diseñar él mismo la túnica de boda de Draco y el trabajo contra el reloj de los costureros para lograr coser el perfecto diseño en menos de una semana.

La boda pasó como en una nebulosa para Draco. Lucius lo entregó a Potter y la ceremonia empezó. No prestó atención a esta, estaba perdido en su propia mente, mientras el juez los unía, mágica y legalmente.

-Puede besar a su esposo, señor Potter.

Sólo entonces Draco reaccionó, y fue para sentir pánico, pero no pudo hacer nada, pues ya Potter había atrapado su boca en un apasionado beso que removió algo en su interior.

Continuará...