Recuerdos


Estaba subida al muro del puente. A la barandilla de piedra del muro. Había suficiente espacio para que ella pudiera ponerme encima de él.

Se recordó porque estaba allí, encaramada al muro de un puente, en una noche lluviosa y con el río debajo de ella, desbocado. Lloraba. Y sus lágrimas se mezclaban con la lluvia, que caía por sus mejillas.

Estoy aquí porque él no me hace caso. Porque él no quiere. Porque él jamás podrá quererme como yo lo hago.

No pudo evitar rememorar alguna de sus 'pequeñas aventuras' junto a él.


-¿No le gusta esto? –dijo mientras se reclinaba un poco para recibir los rayos del sol sobre su piel. Estaban en la playa. Solo recibió un gruñido-. ¡Oh, venga! Si se que le encanta.

-Está bien –tuvo que admitir. Él estaba tumbado sobre una toalla.

-Yo me voy a dar un paseo. ¿Viene? –ofreció ella-.

-No.

-¡Oh, por favor! ¡Será divertido! –se levantó y le cogió el brazo, tirando de él-.

-Oh, maldita sea. ¡Está bien, está bien! –se rindió-. ¡Pesada! –murmuró cuando ya estaban junto a la orilla.

-Que le he oído –le salpicó ella un poco de agua.

Era un día soleado, perfecto para ir a la playa. Había bastante gente, pero no la suficiente para que estuviese abarrotada. Como unas 30 personas en una playa de 10 kilometros.

-¡Toby! –llamo la Sra. Lovett-. ¡Nos vamos a dar un paseo! ¡No te muevas de ahí!

-¡Claro, mama! –estaba jugando con otros chicos en el agua.

Empezaron a caminar bordeando el agua. Cuando se alejaron lo suficiente de la gente, Sweeney le devolvió la salpicada de agua. Ella comenzó a reírse sin control, pero le devolvió de nuevo la salpicadura. En momentos, estaban inmersos en una batalla de agua. Menos mal que ambos llevaban el bañador, porque acabaron tirados en la arena riendo como posesos.

No supieron como, pero él acabo aprisionándola entre su cuerpo y la arena. En ese momento, ambos callaron.


Aquel momento si que había sido embarazoso. Menos mal que Toby había llegado corriendo proclamando que había encontrado un cangrejo y se los había encontrado en aquella extraña posición. Después de eso, había vuelto a ser el frío barbero de la habitación de al lado.

Porque él solo me utiliza…

Aquella vez en el mercado…


Era un día precioso, y ella había conseguido convencerlo de ir al mercado a hacer algunas compras y divertirse un rato. Más que nada para sacarlo de aquella horrible y mortífera habitación.

Habían llegado al centro del jolgorio, justo a tiempo para irse a casa –acababan de terminar las compras- cuando ella se vio arrastrada por la multitud a una especie de corro que había. Sweeney tardó bastante en darse cuenta de lo que sucedía hasta que no la notó bajo su brazo. Fue entonces cuando se alarmó. Empezó a buscarla con la mirada. La boca se le cayó a los pies cuando de repente la vio bailando de pareja en pareja en el centro de un corro –porque obviamente, ella no tenía-. Se acercó al corro y comprobó que era por una especie de fiesta. Había varios hombres y mujeres y todos daban vueltas sobre si mismos y alrededor del centro, cambiando constantemente de pareja. No tuvo más remedio que meterse al baile para sacarla de allí.

Porque él odiaba el mercado.

Se metió como pudo y consiguió atraparla como pareja –lo suyo le costó-. Empezaron a bailar, esta vez sin cambios. No se dieron cuenta de que la gente había dejado de bailar a su alrededor y se les quedaba embobados mirándolos.

Estaban atrapados en la mirada del otro mientras sus cuerpos ejecutaban los movimientos que conocían a la perfección.

Entonces él desvió un centímetro la mirada y paró en seco. Ella, como era llevaba por él, también paró. Entonces se dieron cuenta, en medio de la pista, de que bailaban solos.

Avergonzados, se separaron. La gente comenzó a aplaudir. "¡Que se besen! ¡Que se besen!" comenzó un muchacho. Con las mejillas tintadas, la Sra. Lovett recogió la cesta –que se había visto obligada a soltar cuando la habían arrastrado y echo a correr con tal de salir de aquel bochorno. Cuando estaba a un metro del final del circulo, la gente se puso a aplaudir. Ella se inclino susurrando un tenue "Gracias" y escapó arrastrando al Sr. Todd. Se escuchó un sonoro "Oooooh" de la multitud cuando vieron que no pensaban repetir.


Desde su situación encima de la barandilla, sonrió. Aquel día había sido condenadamente feliz, pensando que había sido como una fantasía. Después, el barbero le confesó que solo había entrado al baile porque quería largarse de allí y ella tenía las llaves de la casa, que si no, la hubiese dejado allí, bailando hasta que se marease.

Aquello le había regalado una noche entera de sollozos incontrolables.

Y ahora, podría olvidarlo todo. Ella no tenía amigas, la habían abandonado cuando se había quedado sin dinero. Tampoco tenía marido o hijos a los que cuidar –salvo el barbero-. Y Toby estaba muerto… por culpa suya.


Estaba muy asustada. Había leído en el periódico que Jack El Destripador estaba suelto. Eso significaba que ella corría peligro. No habían conseguido avistarle y no daban datos de donde podría estar, tan solo que había escapado de Newgate. Y su casa no estaba muy lejos de Newgate (me parece). Era muy de noche y ella estaba amasando en su tienda. Estaba muy nerviosa. Sabía que un asesino andaba suelto. Aunque luego pensó que eso era una soberana estupidez. Ella disponía de un asesino para que la protegiera a ella sola. ¿Verdad? Así que no tenía nada que temer.

Pero alguien abrió la puerta de la tienda, y ella olvidó que Toby estaba limpiando las mesas. Cogió lo primero que tenía a mano –un cuchillo- y lo lanzó contra lo que fuese que estuviera en la puerta con los ojos cerrados.

-A… -se escuchó una ligera queja y algo que caía al suelo.

Entonces vio, con horror, que Toby, su Toby, estaba muerto en el suelo. Apuñalado por un cuchillo en el pecho. Le había dado de lleno en el corazón.


Recordó haberse desplomado gritando de dolor. Llorando. Escuchar las lejanas pisadas de alguien bajando las escaleras a ver qué sucedía. Después sentirse sacudida por alguien que intentaba averiguar qué había pasado, aunque quedaba claro.

Recordó que se le nublaba la vista y se desmallaba.

Aquellos recuerdos dolían. Decidió que su ultimo pensamiento sería para Toby.

Avanzó con cuidado –ironico lo del cuidado- hacía el borde. Miró al cielo y cerró los ojos. Preparándose para el enorme dolor y después vacío que sentiría.

Estaba a punto de saltar cuando escucho una voz conocida llamarla por su nombre.

-¡Nellie, NO!

Porque él no piensa en mí

Era el Sr. Todd


Lo siento, es producto también de mis delirios enfermos xDDD

Espero que os guste ;)