Sin duda este es uno de los fan fics más extraños que he escrito. Es una especie de sátira a ciertas cosas que soy en un SS/HG. Sólo diversión.
Saludos.
M.S
Severus Snape, hacía su vía hacia el comedor; como normalmente acostumbraba. Era San Valentín, la época que más odiaba en el año. Bueno, quitando la navidad, los bailes, halloween. Sí, él odiaba muchas cosas.
Se sentó en su puesto correspondiente, y miró a su alrededor con hastío. ¡Todos esos adolescentes con sus hormonas alteradas! - ¿Tenso Severus?- meditaba Dumbledore, hablándole. Lo parecía - Odio esta temporada- se quejó con brusquedad- ¡No dejan de llover estúpidas tarjetas rosas! - ¿Te ha llegado alguna tarjeta esta vez Severus? Vector, recibió una esta mañana. - Se la habrás enviado tú- suspiró el hombre con incomodidad- Y no, no necesito nada de esas necedades. El director esbozó una sonrisa, ante lo bien que lo conocía su colega. En cuanto Minerva apareció en el umbrla, sostubo su mano; y le ayudó a sentarse. Luego de ello, se mantuvo en su puesto; y comenzó a caminar hacia el podium para dar su acostumbrada charla pre-almuerzo No duró mucho, en realidad; los alumnos siempre esperaban a comer en vez de escucharlo. Ese día, el bullicio era enorme. ¡Todos querían comer junto a los otros! ¡El amor flotando en el aire! Cómo decía Albus. La cena terminó temprano, y todos los chicos deseaban irse a descansar. Era muy común que Snape se encontrase con estudiantes en actos extraños, y era muy común que los regañase mandándolos a sus respectivas casas; con puntajes negativos. No tenía amor en su vida, eso aservaban algunos. ¿Quién querría amar a alguien como él? Pero lejos de eso, era lo que menos le preocupaba. Él sí amaba a alguien, y no necesitaba tenerla en físico para sentirse feliz. Continuó su camino, hacia las mazmorras; sin ningún tipo de distracción más que sanciones. A mitad de camino, se encontró con una chica que parecía ser de Ravenclaw. La observó de espaldas a él; sosteniendo algo. Sonrió a medias, y se imaginó que esa sería su gran captura. ¡Cómo odiaba a los estudiantes de Ravenclaw! Caminó lentamente, y se detuvo tras de ella; susurrándole suavemente. - ¿Pociones prohibidas?- dijo, y la chica dio un brinco del susto. - Eh no ¡No profesor!- replicó ella volviéndose lentamente- es, es ¡Es un regalo! - Qué curioso, luce como una poción. ¿Alguien a quien enamorar? - Es un regalo- dijo, pero más allá de sonar firme; sonó increíblemente nerviosa. - ¿Puede compartir conmigo ese regalo? ¿O es que acaso? Abatida la joven comenzó a tender sus manos hacia el profesor. Ya lo sabía, ya sabía que eso era "Amortentia" un filtro de amor poderoso. Se río, ante las deprimentes formas de conquistar que existían en el universo. - Lindo. No creo que le importe mucho, que me lo quede ¿O sí? Seguramente se lo ha dado alguien, que seguramente usted odia. - Pero señor. - Ahora ¡Váyase y tiene cincuenta puntos menos! La chica titubeó si moverse o no, pero Snape era demasiado amenazante para dudar. Sin más, se echó a correr por las escaleras, mientras el hombre sonreía divertido. ¡Cómo si pudieran engañar al maestro de las pociones!
Pues mientras pensaba eso, el maestro de las pociones Severus Snape se creía Imbécil. ¡Había confundido las bebidas y se había bebido el filtro de amor! ¡Todo un tonto! Lo mejor era no salir del despacho, para no enamorarse de nadie. Así se enamorase de su escritorio o de sus pociones.
Se sentía extraño. Mareado, y aereado. Todo le daba vueltas, y tenía la sensación de que su cuerpo tomaba calor, cada vez más. Lily comenzaba a hacerse muy atractiva y comenzaba a añorarla ¡Tenía que haber evitado colocar la poción tan cerca de sus enseres personales!
Para cuando llamaron a su puerta, su mundo interno se vino abajo ¡Nadie debía entrar! Si observaba a alguien, se enamoraría sin remedio. Apenas, encontró voz para contestar. La lucidez que le quedaba, amenazaba con irse.
- Profesor Snape ¿Podría pasar? Soy Hermione Granger.
¡Cómo si necesitara algo más! Intentó muchas veces decir que no, pero ya estaba embriagado con "n" sensaciones. Lo último que gritó fue un ¡No vaya a pasar..!
Hermione siguió adelante y pareció no escuchar el mensaje. En cuanto se adentró, observó a Snape que se tapaba los ojos con una mano. "No la escuches" "no la veas"
- ¿Señor? ¿Sucede algo?
- No, sucede que yo.
Era increíble, hasta ¡Su voz! le atraía ¡Por dios y circe, que no quería enamorarse de ella! Intentó decirle muchas veces que se fuera, pero sus labios sólo querían elogiarla.
- Señor ¿Qué le pasa?- suspiró ella, acercándose.
- ¡No se acerque más o juro que..!
Pues bien, ¿qué había que comentar? La observó y aquello fue desastroso. ¡Trató de besarla! y Hermione tuvo que colocarse debajo de su escritorio ¡No podía salir de aquel despacho! ¿Qué sucedía con el profesor? ¡Estaba irremediablemente enamorado de ella y no quería dejarla en paz.
Corrió por las mazmorras, mientras Snape salía. Tenía intenciones de ir tras ella, mientras Hermione subía las escaleras a zancadas. De un momento a otro, llegó hasta el vestíbulo y se colocó detrás de una armadura. Snape pasó por un lado de ella, pero no la detectó.
¿Qué le habría pasado? Se figuró ella con nerviosismo. Parecía que estaba "enamorado/obsesionado" y eso sin duda le sonaba a una sola cosa. Snape se había bebido algo que no debió. ¡Y eso, que era el maestro de las pociones! y eso era poco.
Cuando creyó, que todo estaba bien, salió del pasillo. Sin duda, debía evitar a toda costa, encontrárselo si es que quería vivir para contarlo. Estaba segura, de que cuando Snape la mirase, no dudaría en correr hasta ella. Y estaba siendo ligeramente exagerada.
- Muy bien Hermione, no entres en pánico. Todo va a estar bien, seguro es pasajero.
¿Cómo había sucedido? Pues, Snape solía beberse algo en las mañanas. Había colocado ambos frascos en la mesa, y mientras corregía ensayos no se fijó en lo que estaba tomando como bebida. Sin duda, al terminar de beber, denotó que sabía muy bien. Pero luego, supo lo que había hecho al bajar la vista. ¡Se equivocó de bebida!
Espero que les guste. Si tienen comentarios, pueden dejármelos. Saludos y besos.
