Algunos dicen que realmente sucedió, otros más lo limitan a una leyenda, pero todos concuerdan con que fue hace décadas, quizás siglos o poco más, se dice que ocurrió junto a la construcción de un pueblo ubicado posiblemente en medio de la nada, aquí había un obrero era uno de los más jóvenes, posiblemente 26 años, su nombre es incierto, aunque algunos mantuvieron su apellido en la memoria, Oblit.

Mucho o poco se sabe de este joven, que le llamaba la atención la magia y lo oculto, que él quería entender el poder de los dioses, los demonios y demás criaturas que tuvieran un poder que rebasara el límite posible para un humano.

El joven Oblit, tenía una hermana pequeña, posiblemente de 13 años cuando llegaron al lugar, de personalidad amable con quien conociera, la quería más que su vida misma, no era para menos, se encargó de ella desde que eran pequeños. Su pueblo natal era otro, uno donde su madre trabajaba en el campo, y su padre se encargaba de llevar la cosecha a vender a otros pueblos, en ayuda a su madre él la cuidaba.

Sin embargo, a los pocos años de vida su hermana manifestó una salud débil, no tenían esperanza de que viviera mucho más. Para cuando cumplió él la mayoría de edad, asumió la custodia de su hermana, había ahorrado dinero suficiente como para viajar unos meses no se quedaría de brazos cruzados como sus padres.

Recorrió otros pueblos, nada ayudaba, al final siempre eran recaídas, incluso peores que al inicio. Pasaron dos meses y medio, llegaron a un pueblo pequeño, parecía que estaba en proceso de ampliación, pues veía carpinteros, leñadores y demás gente trabajando; habló con algunos preguntando por una posada para alojarse unos días.

Esos días se volvieron semanas y poco a poco meses, comenzó a ayudar en la construcción del resto de casas, no pasó mucho para que oficialmente trabajara ahí, no era mucho lo que ganaba ahí pero le bastaba para su hermana y él.

Pasaron los años, y la salud de su hermana no mejoraba, pero se mantenía estable durante algunos lapsos cortos de tiempo, dejando sus esperanzas en doctores y plegaria a los dioses, comenzó a divagar más en la magia, o como le llamaban en el pueblo, "ocultismo".

—Deberías dejar de leer esas cosas, si el señor Liewen se entera te pateara el culo hasta que no puedas sentarte — dijo su hermana con el ceño un poco fruncido, él cual no duró mucho puesto que recibió un reclamo por parte de su hermano quien alegaba que una señorita como ella no debía usar el término "culo" para referirse a su retaguardia.

—Perdón…—dijo en un tono suave — Pero eso no quita que el señor Liewen te regañara y ni hablar de lo que hará su esposa, no pasara por alto esto.

El señor y señora. Liewen llevaban retándoles una pequeña cabaña desde hace unos meses, quizás unos pocos después de su llegada, una pareja muy amable, pero también muy religiosa en ocasiones, el mayor de los Oblit, ya estaba armando una imagen de lo que le haría la "dulce" señora Liewen, posiblemente lo dejaría en la iglesia hasta que su hermana fuera mayor de edad, y faltaban algunos años para eso.

—T-tranquila, no pasara nada mientras no se enteren — dijo un castaño nervioso.

Dicho eso, una pequeña castaña lo miró no muy convencida y se fue a dormir.


El joven castaño no tenía problema con ir al bosque a buscar leña, claro eso era cuando no estaba por anochecer y amenazaba lluvia, pero su hermana y la Sra. Liewen quería preparar pan de nuez y como el único hombre presente en la casa tenía que ir él, argumentaron ellas.

«¿Fue lo correcto no ir con el señor Liewen a la junta del pueblo?»

Pasaron tal vez 15 minutos, no había encontrado mucha ramas o troncos pequeños para llevar, el clima estaba poniéndose poco a poco peor, pero decidió caminar un tanto más.

—Se supone que por esta zona hay mucha rama suelta, ¿por qué justo hoy no hay?— se quejaba entre dientes, estaba más oscuro, a lo lejos sólo divisaba sombras, la lámpara que llevaba no era muy grande. Al poco rato se detuvo a descansar un poco, dejó su maleta improvisada para llevar la madera, y se recargó en un tronco, logrando sólo caer de espalda, puesto que el tronco estaba hueco.

Entre quejidos y maldiciones dichas al aire, palpó un poco la fría tierra tratando de darse soporte para salir de ahí, en el proceso sintió al tacto algo duro y frío, parecía tener forma de cilindro, no podía ver con claridad pero no parecía muy grande 6 pulgadas cuánto mucho.

—¿pero…q-qué? ¿qué es esto?— tomó el cilindro y con cuidado salió de ahí, curioso lo guardó en su bolsillo

No se dio cuenta cuando empezó a llover, pero ya era tarde para lamentarse por ello, tomó sus cosa y corrió hacía la cabaña principal. La madera llegaría parcialmente mojada aunque no es como que pudiera hacer algo para evitarlo.

Cuando llegó estaba empapado de pies a cabeza, la lluvia se convirtió en una tormenta cuando estaba a pocos metros de la puerta, dejó las ramas mojadas y se retiró excusándose con tener que cambiarse de ropa, no mintió del todo, sólo aprovecharía para revisar el cilindro que encontró, nada malo a su parecer.

Cerró la puerta de su cuarto, y caminó apresurado a la mesa que ejercía como su escritorio, sacó el objeto encontrado, ahora podía apreciarlo mejor, era un cilindro de color rojo escarlata, con detalles blancos y una nota.

"A quien encuentre esto, por lo que más quiera no lo abra, sólo destruya lo o…"

Alguien había arrancado el resto. Ignorando esto, lo abrió, dentro se encontraba una hoja enrollada y doblada a la mitad, la curiosidad le hacía cosquillas en el estómago de forma inconsciente una sonrisa se formó en su rostro, estaba emocionado imaginando los posibles contenidos que tendría la hoja.

La desdobló, tenía varias cosas escritas, algunas las entendía otras estaban escritas en alguna lengua antigua junto a símbolos arcaicos; rebuscó entre sus libros y comenzó a tratar de traducirlo, este lugar comenzaba a parecerle interesante. Pasaron los días, su rutina cambio a, despertar, ir a trabajar, ayudar a su hermana con su tareas, quedarse hasta tarde traduciendo el contenido del cilindro, y dormir tres horas, o en ocasiones poco más o menos que eso.

—E-esto, ¡esto era lo que he estado buscando!— después de poco más de dos semanas, al fin logró traducirlo todo, aquella hoja era un ritual para invocar un demonio o a alguna criatura parecida. El castaño estaba decidido, probaría a invocarlo y averiguaría si esta criatura o ser podía ayudar a su hermana, de ser así quizás podía hacer un trato.

Reunió lo necesario poco a poco, para no levantar sospechas entre las demás personas del pueblo, aunque esto no fue impedimento para que su hermana lo notara raro, salía de la casa desde muy temprano, algo inusual dado que su turno era en la tarde, pensaba la chica, luego de cuatro días así, decidida fue a preguntarle sobre su comportamiento durante esos días.


—¿qué tramas?— preguntó de repente mientras desayunaban, su hermano se quedó con su taza de café a medio camino de la mesa a su rostro

—¿de qué hablas?, si es por el café, sólo diré qu- — fue interrumpido de repente, extrañado miró a su hermana, ella nunca hacía eso.

—¡No es sobre eso!— se exaltó, esto le provocó un leve mareo, no dijo más, se sujetó la cabeza con ambas manos

—H-hey, ¿estás bien?, no te sobre esfuerces, recuerda lo que dijo el doctor, nada de corajes— decía a su hermana mientras le ayudaba a sentarse, ella sólo asintió levemente — tranquila, no es nada malo, es sólo… un pequeño proyecto que tengo.

—Sólo, promete me que no te meterás en problemas— dijo cabizbaja la castaña, mientras sujetaba de la manga de la camisa a su hermano

—Lo prometo… — Dijo un tanto dudoso, no podía decirle nada de esto a su hermana, sólo empeoraría su situación.


Era un día nublado, el clima parecía que iba a empeorar, no le importó, tomó la hoja donde estaba el ritual, la metió en una pequeña mochila que contenía más cosas, y se dirigió al bosque, no fue fácil conseguir todo lo que pedía, pero al final sólo le faltaba colocar seis velas, hoy mismo haría el ritual, y con un poco de suerte, la muerte se alejaría más de su hermana, al menos durante varios años.

El lugar que escogió para el ritual estaba retirado, tardo poco más de una hora en llegar, pero era lo mejor, así nadie interrumpiría. Sacó las velas de su maleta y las coloco en un círculo dibujado con una sustancia negra, ubicadas como indicaba la hoja, procedió a dibujar con la misma sustancia diferentes símbolos frente a cada una.

—Sólo falta una cosa…la ofrenda—sacó de su bolsillo una navaja y se cortó la palma de su mano derecha, dejando caer algunas gotas en centro del cirulo, procedió a recitar parte de lo escrito en la hoja.

—Or lord who hid in the dark is... Vi chiedo di accettare la mia umile offertai es mostri davant meu der har et tilbud til dig.

Esperó unos minutos… no pasó nada, un poco decepcionado el chico, soltó un suspiro, y con esto las velas se apagaron, se vio rodeado de una extraña oscuridad, la cual parecía parcial, como si hubiera anochecido de golpe.

—Vaya, vaya…— escuchó en una voz burlona y que parecía no venir de ningún lado en específico— ¿qué es lo que el destino me ha traído por aquí?

—Se-señor B...— se vio interrumpido, aquel ser charqueó los dedos y sus labios fueron sellados con una costura, más no sangró ni una gota, frente a él se encontraba una silueta humanoide la cual apenas mantenía forma al igual que el fuego, de color negro como el petróleo y dos círculos blancos los cuales supuso eran sus ojos.

—Ah, ah, ah, yo no te recomendaría eso, aquel que mi nombre se ose a pronunciar vivirá un completo infierno —al escuchar esto la cara del joven palideció, mientras que la sonrisa de aquel ser se ensancho —JAJAJAJAJA— carcajeo, fuerte, con burla y maldad, su risa le erizaba la piel al chico frente a él. —Tranquilo es broma, lo único que pasara es que podré poseerte— dijo restando importancia al asunto.

—E-error, para eso, tiene que hacer primero un trato conmigo. Y justo por eso le invoqué. Qui-quiero hacer un trato.

—Bien tienes toda mi atención, ¿qué es lo que quieres niño?, ¿poder?, ¿dinero?—decía mientras aparecía monedas de oro en su mano izquierda, y unas escrituras en la derecha— oh ya sé, buscas el amor, o la destrucción del mundo —ahora se encontraba flotando de cabeza frente a él.

—Yo… yo quiero que cure a mi hermana. Su salud ha sido mala desde niña…sólo quiero eso, quiero que ella tenga una vida plena.

—Uhm… ¿estás seguro que es todo lo que quieres?—preguntó con un tono aburrido y ahora un tanto más desinteresando aquel ser.

—S-sí, usted es su última esperanza, los doctores no logran nada, por años mis padres pidieron a los dioses que la curaran, incluso yo lo hice hace ya algún tiempo, nada, sólo tiempo perdido—respondió con un tono molesto, ya no miraba a aquella criatura, su cabeza estaba baja, mirando un punto ciego en el suelo.

—Está bien, quien soy yo para negarte algo tan simple—dijo con un sutil cinismo e hizo aparecer una pequeña botella de cristal— Sólo dale dos gotas hoy y una por la mañana, te aseguro que su salud volverá. Pero recuerda… —el joven tomo la botella, seguía sin mirar al ser frente a él, y él cual ensancho su sonrisa mostrando dos colmillos— es imposible esconderte de mí, una vez cerremos el trato, debes pagarme…

—Y…¿Qué es lo que quiere a cambio?— preguntó dudoso, mirando al demonio.

—Dos cosillas, nada complicado…—dijo mirando sus, ¿uñas? ¿garras?, o como tal su mano derecha en general —La primera bueno aún falta tiempo para que la reclame— el chico pensó que se refería a su alma o algo por el estilo —Así que no te preocupes— sonrió de lado, de un segundo a otro aquella sombra estaba a su izquierda—La segunda, podría ser un poco más complicada, como ya sabes, una vez cerremos el trato podre poseer tú cuerpo, detalles, detalles, etc., etc.

—Sí, leí todo meticulosamente, v-vaya directo al punto —dijo tratando de sonar tranquilo.

—Aquí está el asunto, para eso primero debo…crear una marca en ti, por así decirlo, así que ¿tenemos un trato?—extendió lo que parecía ser la silueta de una mano.

—E-está bien… «No tengo mucho que perder ¿cierto?»—extendió su mano izquierda y estrechó la de la sombra, quien sólo atinó a mantener su sonrisa.

La criatura invocada, comenzó a reír, fuerte, con burla y perversidad. Cuando el chico miró el final de su brazo, ya era tarde, el demonio chasqueó los dedos de su mano derecha; la mano, y poco a poco el brazo del chico se vio cubierta de una materia color gris, la cual a los pocos minutos se evaporó, dejando ver un montón de huesos…

—Oh mira, te queda sienta genial ese tono en los huesos— siguió riendo con cinismo, pero de pronto cesó — Bien, sólo una cosa más, nada muy importante…

—¿Q-qué es?— el chico alternaba su mirada entre su brazo y la sombra, ¿había sido buena idea cerrar ese trato? Su hermana lo valía pero…

—Puede que si tocas a alguien con tu mano izquierda, esta persona quizás…—hizo una pausa, intentado asustar al chico— muera, genial, ¿no?

—¿¡QUÉ!? C-como que…

—Los resultados varían de persona a persona, aunque lo más común es eso—decía mientras flotaba al rededor suyo, sentado en una silla imaginaria —Bien, es tiempo de irme, me requieren en otro lado…

Saliendo del shock momentáneo, se fue rápidamente a casa, para darle las gotas a su hermana, esperando que esto realmente la ayudara y que esta y sus caseros no se fijara en su brazo.


Los días pasaron, como pudo escondió su brazo, era lo de menos, simplemente evitaba tocar a la gente con él; su hermana se recuperó, estaba feliz por ello. Al final, quizás no fue del todo mala idea hacer este trato.

Lo que el chico no sabía era que el demonio le omitió una verdad, su hermana se curó, y tuvo una vida plena, sí, pero eso sólo duró hasta que ella cumplió los 21 años. De un día para otro, aquel ser se apareció frente al par de hermanos, venía a reclamar lo que era suyo, así que luego de presentarse y saludar a su viejo conocido procedió con el asunto por el que estaba ahí.

—N-no, p-puede llevarse e-el alma de mi hermano, sé que es un tonto pero…— la menor de los Oblit dijo lo primero que pensó.

—¿Y quién mencionó el alma de él? Yo vengo por la tuya querida— sonrió de lado dándole una palmada en la cabeza.

—E-esto es entre usted y yo, mi hermana no tiene nada que ver en esto.— dijo molesto y con cierto temor el Oblit mayor.

—Desde el momento en el que ella figuraba en el trato se vio envuelta en esto, pensé que habías leído a detalle— agregó con burla.

—¿q-que trato? —preguntó la joven, la cual no entendía nada.

—Oh, no se lo dijiste ¿cierto?— el castaño sólo desvió la mirada al suelo —Verás linda, tu hermanito hizo un trato con migo hace casi seis años, todo porque el pobre quería que tu salud mejorara, es el primer humano que no pide algo (tan) egoísta, me sorprendió un poco, lo admito. —su mirada aun estaba posada sobre la chica.

—E-es mentira… él no— miró a su hermano, acercándose un poco a él—¡Tu no pudiste, dime que es una mentira!

—Yo lo hice por tu bien, no podía quedarme de brazos cruzados…No quería perderte— Se posiciono frente a su hermana, sujetando su mejilla derecha

—Si, si, muy bonito y todo —aborreció la sombra, para luego sonreír ampliamente — Pero al final hiciste mi trabajo, bastante irónico ¿no?

Ya era demasiado tarde cuando procesó lo dicho por la sombra, fue tarde cuando se dio cuenta que había tocado a su hermana con su mano izquierda, sólo pudo mirar como poco a poco la vida se escapaba de ella, sus ojos iban perdiendo su brillo tan característico.

—S-Sara…no, ¡de-despierta!, por favor, yo, lo siento, sólo…— ahora se encontraba en el piso abrazando el cuerpo inerte de la castaña.

—Al final tú mismo has terminado con lo que más querías— aquel ser se posiciono frente a él, ya no tenía su color negro petróleo, ni su forma medianamente irregular, parecía un hombre de posiblemente unos 30 años, piel tostada, cabello negro azabache, vestía una camisa carmín, y encima lo que parecía un saco sin mangas, pantalón negro ceniza igual que el saco-chaleco, pero sus ojos parecían dos cuencas vacías, a excepción de que su iris era blanca y brillante—Los humanos son simplemente interesantes— dijo burlón, mientras extraía una llama color verde del cuerpo de Sara.

—Di-dijiste que tendría una vida plena… tú, ¡Tú mentiste!

—Yo no te mentí, sólo omití una verdad, ella vivió plenamente hasta que fuera hora de que reclamara su alma— miraba seriamente al joven— además, te recuerdo que no he sido yo él que la ha matado.— dicho eso aquel hombre salió por la puerta, dejando al chico en el suelo junto al cadáver de su hermana.

El joven no soporto la perdida y se ahogó en su propia miseria. Nadie está seguro si fue él o la sombra, pero adultos, niños o ancianos, incluso animales y plantas, cualquier cosa que tuviera vida y estuviera en su camino se vio afectada. Es incierto si al final sólo se suicidó o aquel ser que invocó cobró su vida.

—Fin, bien es hora de dormir pequeño— dijo un hombre de mediana edad cerrando un viejo libro, mientras se levantaba de una pequeña silla.

—¿Eh? ¿Pero qué pasó con el alma de la chica?— preguntaba curioso un pequeño niño de pelo verde— ¿Para qué su alma y no la del hermano?

—Eso será una historia para otro día, ahora a dormir. — decía el hombre mientras arropaba al niño

—Pero…bien—mientras hacía un puchero— sólo dime una cosa…

—Está bien, una pregunta y a dormir—sonrió resignado, mientras se sentaba al borde de la mullida cama.

—Tú eras ese demonio ¿verdad?

Esto tomó por sorpresa al hombre, quien sólo río un poco, mirando al niño— ¿tú que crees? Ahora sí a dormir Hiba, que tengas dulces pesadillas pequeño.

Dicho eso salió del pequeño cuarto, mientras que con un chasquido de dedos se apagaron las luces.