[Thanks you, Adrien]
Si bien la mayor parte de su vida había tenido amigas, ¿Por qué no tener amigos?
Bueno... eso sonaba más fácil que hacerlo. Todo por culpa de su timidez.
Nunca había sido bueno socializando, y eso lo sabían perfectamente todos.
Sus dos amigas y su novia.
Eso lo acongojaba mucho, por lo cual siempre terminaba siendo consolado por la italiana.
-Tú puedes hacerlo Nath.- siempre le animaba la dulce Lavillant, con esas sonrisas tan propias de una madre y buena amiga.
-Tiene razón.- le apoyaba Juleka, con una pequeña sonrisa.
Lila solo se limitaba a sonreírle con dulzura y acariciar sus cabellos, mientras el tenia apoyada su cabeza en el regazo ajeno.
-È possibile Nath.- le decía la Rossi en su lengua materna, quizás no sabía lo que le decía pero estaba seguro de que le estaba dando ánimos.
...
Ese día ni sus amigas ni su novia habían podido asistir a la escuela, por lo cual se encontraba solo.
Cuando estaba a punto de ponerse a dibujar, una voz reconocible le hablo.
-¡Hey Nath!- le llamo Adrien, con una sonrisa.- ¡Ven acá con nosotros!
El rubio se refería a que fuese con él, con Nino, Alya y su novia, Marinette.
El Kurtzberg dudo si ir o no, pero luego accedió un poco acongojado.
...
Desde aquel día, Nathanael habla más con el Agreste. Pues él se había ganado su confianza, podría decirse que se trataban como hermanos.
Lila, Rose y Juleka estaban orgullosas de él.
Y un solo pensamiento rondaba por la mente del pelirrojo.
-Gracias, Adrien.-
Al final, había logrado tener un amigo. Uno de su mismo género.
