Disclaimer: Los personajes de Sakura Card Captor, son propiedad de las ingeniosas pero maquiavélicas Clamp, yo sólo los he tomado para hacer una historia sin fines de lucro, con el simple objetivo de entretener a quienes leen (eso espero xD) y entretenerme yo mientras escribo, invento, corrijo y todo lo demás.

Amor Clínico

Capítulo Uno

"Dos Perfectos Desconocidos"

Eran las siete de la mañana en punto, cuando dentro de un bonito departamento de piso y medio un reloj despertador sonaba insistentemente avisando a su dueña que era hora de abrir los ojos.

Sakura Kinomoto, una joven de veinticuatro años, tomó la "cajita endemoniada" como solía llamarle, y la lanzó con toda la fuerza que pudo contra la pared, fallando en su intento por callar el aparato, ya que en cuanto golpeó el piso, comenzó a sonar como loco no dejándole otra opción a su dueña que levantarse para apagar el ruido infernal.

Resignada luego de sacarle la pila a la maquinita, y es que aunque lo pusiera en "off" no dejaba de sonar, se plantó frente al espejo y comenzó a cepillar su cabello castaño claro, que se extendía unos centímetros por debajo de los hombros.

Para cuando decidió que estaba como le gustaba, ya eran las siete con veinte minutos y gritando que se le hacía tarde para su primer día de trabajo, se vistió con lo que gracias a dios había dejado el día anterior, unos pantalones de tela negros y una blusa ajustada blanca con uno que otro vuelo, sugerencia de su querida amiga Tomoyo, y bajó que volaba arrasando con todo lo que había a su paso para llegar a la cocina y beber apresuradamente un vaso de jugo y meter como pudo en su boca un panecillo que había guardado del día anterior.

Tomó su abrigo blanco y con los guantes y bufanda a medio poner, bajó al primer piso, en donde saludó al conserje con un rápido "buenos días" y se aventó hasta su más preciada posesión, un bmw plateado cortesía de su padre luego de que su carrera como arqueólogo diera un giro de 360 grados.

Encendió el motor y al mirar la hora en el panel, casi se va de espaldas, eran las siete con treinta y no las ocho como ella pensaba, y se acordó que el día anterior, había cambiado la hora del despertador para no atrasarse, y ahí estaba, completamente puntual, aceleró un poco y decidió que sería mejor estar antes del horario para organizar su nueva "oficina" como le llamaba al no tan diminuto box que le correspondía en la clínica Tomoeda.

Dobló en un estrecho callejón para evitar la congestión vehicular que había visto más adelante felicitándose por su "brillante idea", sin embargo, no contaba con que otro carro apareciera en dirección opuesta y a toda velocidad. Pisó el freno con todas sus fuerzas evitando así el choque. Indignada, tocó seguidamente la bocina, y el chofer del otro vehículo no tardó en bajar.

Anonadada, esa era la palabra exacta que la describía en el momento en que lo vio poner un pie fuera de la inmensa camioneta ford azul, cabello castaño, tez trigueña, ojos color café que parecían mezclarse con miel, alto y con cuerpo fornido, en fin, el hombre más perfecto que sus ojos habían visto alguna vez la miraba con… ¿El ceño fruncido y una clara mueca de fastidio?

¡Tonta Sakura! Se reprochó mentalmente, por culpa de estar embobada analizando la anatomía del hombre, se había olvidado completamente del contexto en el que se encontraban. Bajó con algo de torpeza y se paró junto a su carro.

-Era demasiado obvio que sería una mujer la causante de esto.-dijo él con voz de reproche. No había comenzado bien la mañana y definitivamente no estaba de humor para aguantar situaciones como esas que sólo lograban complicar aún más las cosas.

-Bueno señor…-comenzó a decir pero se interrumpió al recordar que no tenía ni la más remota de idea de cómo se podía llamar aquel desconocido

-Li Shaoran.-completó este.

-Señor Li, le hago saber que estamos en un siglo donde el machismo está completamente pasado de moda, así que si tiene algún problema con el sexo femenino en general, no es necesario que se descargue conmigo.-tomó aire y luego continuó.- porque, por si usted no se ha dado cuenta, este callejón tiene una sola dirección y es exactamente la que yo tomé.

El marcador iba uno a cero favoreciéndola a ella. Por su parte, Shaoran Li se quedó petrificado al comprobar que la mujer tenía razón, era su culpa y su orgullo de macho con mayúsculas, se vio atacado y mientras buscaba como responder, la voz de la chica lo sacó de sus cavilaciones.

-En fin, a nuestros carros no les ha pasado nada, ¿por qué no mejor retrocede y dejamos el asunto hasta aquí?

Dio un respingo, se había dado cuenta de cuan guapa era la mujercita con aires de sabelotodo, observó como el cabello se rizaba levemente en las puntas y el brillo de los dos ojos verdes semejantes a las piedras jade, a pesar de llevar un abrigo blanco puesto y estar completamente forrada con sus guantes y bufanda, se veía a leguas que bajo esas prendas se escondían unas curvas exquisitas….

-Señor Li, ¿Me oye?-preguntó provocando que el aludido sacudiera la cabeza molesto por las tonterías que estaba pensando y por no haberle prestado atención a su interlocutora, de seguro parecía un estúpido plantado ahí mirándola.- ¿Sabe qué conozco a un excelente otorrino si tiene problemas con el oído y también a dos excelentes oftalmólogos si tiene problemas de vista, que es lo más probable si no vio el cartel del callejón…

-¡Ya basta, está bien, moveré mi carro pero deje de hablar de una vez por todas por favor!, ¡Me marea!-exclamó entrando apresurado al automóvil, ¿cómo se le había ocurrido si quiera pensar que esa bruja parlanchina podía ser una pizca de bonita?, era el colmo.

Luego de que el pequeño "problemita" se había resuelto, encendió el motor y se puso en marcha, esta vez un poco más rápido, pues ya no le quedaba mucho tiempo para gastar. Estacionó su BMW en el estacionamiento de uso exclusivo para el personal y entró con paso apurado en el edificio.

-Buenos días-saludó a la recepcionista que en ese momento se encontraba examinando atentamente unos papeles.

-Buenos días.-respondió distraída.- ¿La puedo ayudar en algo?

-Sí, verá, soy Sakura Kinomoto, la nueva psicóloga, me dijeron que le preguntara a usted donde me puedo ubicar.-respondió señalando unas cajas que tenía a sus pies con artículos para hacer un poco menos frío el lugar.

-Ah, es verdad, bienvenida doctora Kinomoto, su consulta está en el box 12 del segundo piso, junto a traumatología.-indicó la recepcionista alcanzándole unas llaves que aceptó para luego despedirse y tomar la caja rumbo al ascensor.

-¿Necesita que la ayude con eso?-preguntó una suave voz masculina a sus espaldas cuando no había dado más de cinco pasos.

Giró para ver a su interlocutor y se encontró con un hombre que aparentaba unos dos o tres años más que ella, con cabello azulado y ojos del mismo color tras unos lentes. La miraba con una sonrisa amable y extendiendo los brazos un poco para que le pasara la caja.

-La verdad no pesa mucho, pero gracias de todas formas.-dijo ella entregándole la caja.

-¿Su primer día de trabajo?-preguntó él cuando subieron al ascensor.- es que no la he visto antes.

-Sí, soy la nueva psicóloga, Sakura Kinomoto, mucho gusto.-se presentó haciendo una leve inclinación.

-El gusto es mío Sakura… ¿No le molesta que la llame así, es que como seremos colegas sería bueno tener algo más de confianza no cree?-sugirió mientras salían del ascensor y caminaban por un largo pasillo.

-No para nada.-sonrió ella.

-Que bueno. Yo soy Eriol Hiragizawa, pero ya que como estamos con esto de la confianza, puedes llamarme Eriol, soy uno de los traumatólogos, así que estaremos en el mismo piso. –dijo dejando la caja sobre un escritorio de la salita donde Sakura atendería a sus pacientes.- Ah, por cierto Sakura, la clínica es mucho más grande de lo que se ve, si le parece yo puedo ser su guía turístico

-Sí, muchísimas gracias por todo-agradeció con una inclinación para despedirlo en la puerta.- Nos vemos más tarde Eriol.

Cerró la puerta y lo primero que hizo luego de eso, fue abrir las cortinas que no dejaban entrar la luz del sol de los primeros días de primavera. "No está tan mal" se dijo a si misma luego de observar detenidamente el lugar. Se desperezó un poco y comenzó a sacar el contenido de la caja, retratos, cuadros, una que otra planta y algunas hojas con garabatos que parecían ser dibujos, todos regalos de su sobrina.

.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.

Bajó al mismo tiempo que se ponía el delantal blanco, pero antes de poder abotonarlo, el móvil había empezado a sonar entonando una de sus melodías favoritas y contestó sin mirar la pantalla.

-¿Diga?

-¡Shaoran! ¿Se puede saber por qué te fuiste así sin más en medio de nuestra discusión?-cuestionó una voz femenina que se notaba claramente enfadada.

-Meiling-suspiró él entrando y haciendo caso omiso al "buenos días doctor Li" y la cara de babosa que ponía la recepcionista.- es que estaba apurado, no puedo llegar atrasado a mi trabajo. Sabes que hay mucha gente esperando.

-¿Esa es la única excusa para no escuchar a tu prometida Shaoran? Porque es lo que siempre me dices cuando no quieres salir, no quieres hablar ni nada que tenga que ver conmigo.

-No puedo seguir esta discusión Mei, tengo una lista gigante de pacientes esperándome-se excusó entrando en su sala de consultas.

-Lo sé, por lo mismo nos conseguí una hora para una psicóloga

-¡¿Qué?!-exclamó estupefacto.

-Sí Shaoran, pienso que un tiempo de terapia es lo que más nos hace falta.-explicó ella sin darle mayor importancia.- y como sabía que me dirías que tienes que estar todo el día en la clínica, pedí la hora con la que trabaja en tu clínica, una tal Sakura Kinomoto.

-¡¿Por qué rayos no lo conversaste conmigo primero?!

-Intentaba decírtelo esta mañana, pero con el lío que armaste cuando te dije que quería un hijo se me olvidó por completo. En fin, te dejo porque estoy llegando al trabajo cariño. Nos vemos a las diez en el box doce. Te mando un beso, adiós.-se despidió entusiasta la mujer.

-Adiós.-se limitó a decir y guardo el aparato en uno de sus bolsillos. Se sentó frente a su escritorio para luego masajearse las sienes. Esa mujer estaba completamente loca. Él, no tenía intención alguna de tener un hijo, no aún por lo menos ¡Tenían recién 25 años! Por lo que cuando la mujer le dijo claramente que quería ponerse en campaña para tener uno, los nervios se le crisparon y se alteró tal vez un poco más de lo necesario, ¡Pero no creía que fuera para tanto como para terminar yendo a un psicólogo!

Decidiendo que sería mejor ponerse a trabajar, se puso de pie y comenzó a llamar uno por uno a sus pacientes.

.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.

Luego de dejar todo como se lo imaginaba, se sentó para revisar las fichas que había traído una de las encargadas. Leyó atenta el historial de la primera paciente, al parecer tenía un grave problema de estrés post-traumático que había mejorado levemente en dos meses de sesiones con el psicólogo anterior.

El segundo paciente, un hombre de treinta años con una marcada personalidad múltiple y por último, una pareja la mujer llamada Li Meiling y el hombre… Li Shaoran. Con los ojos abiertos como un par de platos, comenzó a rogar al cielo que existiera más de un Li Shaoran en ese pequeño pueblo, porque… No podía ser el único con ese nombre… ¿o si?


Notas de la autora: ¡He terminado el capítulo! Y ¡Me gustó! Lo cual es aún más sorprendente que el hecho de que lo haya terminado en menos de un día xD. Lo digo porque he escrito un millón de millones de fanfics que no he subido porque no estoy del todo convencida…y terminan inevitablemente en la papelera de reciclaje xD. Espero que les haya gustado porque de verdad disfruté mucho escribiéndolo y que me dejen reviews con sus comentarios :D para saber si tienen alguna idea, crítica, elogio, corrección… lo que sea :) acepto de todo xD . Bueno, en fin, ¡Nos vemos en el siguiente cap! :)

Kitty.e2