Vida, Purgatorio y Renacer de Jasper Withlock
"Los placeres violentos tienen finales violentos"
Prefacio:
Nunca fui, ni seré una persona de planes, siempre deteste pensar en lo que pasara mañana, no tiene sentido, menos ahora con mi condición actual. ¿Qué importa el mañana si no hay razón para vivirlo?
Camine bajo la lluvia; tomé aire de manera inconsciente y en seguida me arrepentí, pues la quemazón empezó a atormentarme como un cruel recuerdo de mi naturaleza, intente ignorarla, aunque bien sabía que en esta bestial naturaleza se encontraba mi única salida a esta condena eterna. Suspire y me dirigí a una cafetería que para mi desgracia estaba semivacía. Al abrir la puerta tome aire de manera intencional y deje que mi naturaleza se apoderara de mi poca humanidad. En cuanto pensé en tomar postura de ataque, fije la vista en la esquina de la barra, nunca pensé que ese simple hecho cambiase el rumbo de mi vida…
CAPITULO 1: Resumen
1850-Houston, Texas
-¡Jasper!-Gritó mi madre. Acto seguido la escuche subir las escaleras, pero no me movi-¡Jasper Withlock!-dijo un poco molesta y sorprendida-¿Qué haces corazón?-dijo aproximándose a mí. La mire y le sonreí.
-Nada mamá-me incorpore-ya voy-
-Apresúrate, te están esperando-Asentí y salí en silencio, mientras mi madre se mordía el labio de preocupación. Como cualquier otra madre, la mía estaba angustiada por la situación en el país, pero sobre todo estaba preocupada por mi reciente obsesión con la milicia, ya que según ella es muy pronto a mis escasos 10 años, pero para mí buena suerte siempre he sido excelente en el arte de la persuasión, a veces me siento culpable de usarlo con mis padres pero de otro modo jamás me hubiesen dejado tomar clases de equitación.
Al bajar las escaleras me topé con mi hermana Zara que estaba lavando la loza.
-Pero que quede bien limpia- Zara sonrió y me saco la lengua. A pesar de ser 2 años mayor que yo Zara siempre me cuenta todo lo que le pasa y yo igualmente, somos como 2 amigos que viven juntos.
Salí de la casa no muy emocionado. Divise a mi padre, a mi caballo y a mi instructor. Suspire, es increíble que tenga escasos 10 años y la vida ya me parezca monótona.
1885
Baje las escaleras con nostalgia, recordando cada momento de mi vida que compartimos, salí de la casa para dirigirme al patio trasero, donde mi padre me esperaba con gesto impaciente, junto con mi hermana, que estaba completamente fuera de sí, llorando sin poder parar frente a la tumba de nuestra madre. Automáticamente mi instinto protector hizo que me aproximase a Zara, que rodeó mi cuello sin poder contener las lágrimas, la abrace buscando consolarla y así mismo ocultar mis propias lágrimas silenciosas.
Durante la pequeña ceremonia mi padre no mostro señal alguna de dolor, contrario a eso estaba impaciente, ya que había dejado sola la mina y los plantíos. Al concluir la ceremonia, mi padre simplemente se fue refunfuñando de la pérdida de tiempo, sin siquiera mirarnos.
Guie a Zara a la casa, la deje en el sillón, prepare café, le extendí una taza y me senté a su lado, acto seguido ella busco refugio en mi costado. Suspiro y dijo:
-Ahora solo somos tú y yo-al abrace y conteste:
-No, sé que papá es un poco frio, pero nos ama- hice una pausa- y algún día lo recordara- Zara se soltó a llorar. Me mecí suavemente con Zara en brazos.
-Llora, Zara, llora todo lo que quieras, llora que no quede nada…-se me quebró la voz y me uní a su llanto…
1856
Las cosas se me complicaron cuando mi padre falleció y todo su patrimonio quedo a mi cargo.
Y en contraste con el funeral de mi madre, ni Zara ni yo le lloramos a nuestro padre ¿Eso nos hace malos hijos?
1857
-Jasper no tienes que hacer esto, te lo juro no es necesario, ¿Tu qué harás?-Dude en contestarle con la verdad, no quería arruinarle el día de su boda, pero por otro lado era algo inevitable.
-Me enlistare en el ejército-Dije
-¿Qué?... ¡No!-Soltó
-No te estoy pidiendo permiso Zara- Le dije severo, pero dulce
-Pero Jasper, no tienes por qué hacerlo, a mí no me molesta que vivas aquí- Dijo en un pobre intento por convencerme.
-Lo sé, pero este es mi sueño, yo solo estaba esperando a que tú hicieras tu vida, ahora que lo has hecho es hora de hacer mi propia vida- Conteste
Zara sonrió con resignación.
-Está bien-Dijo con la voz quebrada
-Hey no llores, hoy es tu día, vendré cuando pueda, lo prometo-Zara me abrazo con fuerza, le di un beso en la mejilla, tome mi maleta y salí de la casa que me vio nacer, para aventurarme hacia al futuro sin mirar atrás.
1860
Prediciendo lo inevitable me preparo para la guerra civil junto con mi batallón, y es que gracias a mi don de persuasión e ascendido rápidamente en las filas del ejército por encima de soldados más experimentados, lo que obviamente me ha generado un sinfín de enemistades, pero simplemente no puedo dejar de ser, como dice el General Lee, de mente estratega que aunado a mi carisma fueron una buena mezcla para que me admitieran en el ejército tragándose mi cuento de mis recientes 20 años.
Zara se encontraba eufórica, pero a la vez preocupada por mi reciente nombramiento de "Mayor", ya que según ella eso suponía un riesgo mayor para mí.
1862
La guerra hasta hace unos meses era a favor de nosotros, la Confederación, pero con las batallas de Gettysburg el norte detuvo nuestro avance y poco a poco nos han arrebatado territorios.
Zara, su esposo y mi sobrino Derek han huido del país, ya que ambas familias somos reconocidas no les fue difícil encontrar lugar en un barco rumbo a Europa, solo Dios sabe si los volveré a ver.
