"Renuncia"
"No mires hacia atrás". Kurogane, Tsubasa Cbronicles.
Fye era sorprendente, tras su apostura perezosa e indolente existía una inteligencia superior, y una comprensión fundamental de la verdadera naturaleza de las personas, también podía leer los sentimientos callados. Se preguntó qué clase de dimensión había engendrado a alguien así. Y su otro compañero, Kurogane, con su espíritu guerrero y su natural impetuosidad, parecía haber entendido finalmente que él, Syaoran, jamás desistiría de su propósito, así que al pronunciar esas palabras, que le estaban machaconeando insolentes el cerebro, lo reconoció por lo que era, un guerrero de una clase diferente a la suya.
Escuchó la frase entre brumas, el corazón aún latiendo con fuerza mientras sentía las lágrimas quemar su camino cuesta abajo, deslizarse por las comisuras de los labios y caer sin hacer ruido. Una molesta pulsación en las sienes amenazaba con convertirse en un fuerte dolor de cabeza.
Sin embargo… había muchos "sin embargos" implicados en la frase de Kurogane, era fácil decirlo. Cuando Yuuko, la bruja dimensional le dijo que entregara lo más preciado para él, había aceptado, por la vida de ella lo había hecho.
Pero del dicho al hecho...
La pluma cayó en el regazo de Sakura, y el recuerdo asociado a ella llegó.
-¿Princesa? –musitó él ansioso al verla abrir los ojos, la esperanza iluminándole el rostro.
-¿Quién es usted? –le había preguntado, clavando en él sus hermosos ojos verdes.
Y fue en ese momento cuando él había comprendido la magnitud de su renuncia. No existía, ni existiría para ella... lo que habían compartido... nunca se enteraría de qué era lo que la princesa Tsubasa le iba a decir cuando sonaron las campanadas de ese trágico día. La desolación lo inundó como una marea que le trepara sobre la piel hasta llegar al corazón dejándolo frío. Se avergonzaba de esa debilidad, de arrepentirse de lo que había entregado. Y calladamente se reprochaba esa falta de valor.
Los pasos de Fye se ahogaron en el césped. Se acercó a Syaoran y se paró a su lado. Volvió el rostro, no quería que lo viera así.
-A veces es necesario llorar para poder seguir adelante –musitó Fye, causándole un sobresalto.
-Gracias.
-¿De qué?
-Por ayudarme –respondió controlando la voz.
-No tenía nada que hacer –dijo Fye sonriendo.
-Aún así, gracias.
-No creí que fuera a ser así –dijo Syaoran agachando la cabeza.
Aún sin decirlo claramente, Fye comprendió a qué se estaba refiriendo. Pensó brevemente cómo decirle lo que pensaba.
-Renunciar es difícil, uno tiende a querer que no termine, a aferrarse a las cosas o, a la comodidad que representa la continuidad. –contestó Fye quitándole importancia.
-Fye, ¿no te duele haber perdido tu magia?
Fye se quedó mirando a la distancia, silencioso.
-Renuncié al tatuaje –afirmó sonriendo.
-¿Quieres decir…? –se interrumpió, la sugerencia de Fye era un rayo de esperanza que iluminaba su oscurecido corazón.
-Cuando renuncias, una parte de tu corazón se rompe. Luchas desesperadamente por recuperar los trocitos y… pegarlos. Cuando ya está completo, aunque hay fisuras, no deja de ser tu corazón.
Syaoran se preguntó qué le quería decir con ello. ¿Tal vez que aunque Sakura no lo recordara, seguiría estando presente de alguna manera en su corazón? ¿Quizá que, como había dicho Fye anteriormente, al ser la naturaleza de las personas la misma, sin importar la dimensión, podría recordarlo sin recordarlo? Miró al mago totalmente confundido, este sonreía, los ojos perdidos en los cachetes.
-¡Kurorin está molestando a Mokona! –se oyó el grito del peludo ser, desde la ventana. Fye movió la cabeza y se dio la vuelta para acudir al rescate de Mokona.
-Fye...
-Siempre habrá memorias nuevas para crear –dijo guiñándole un ojo.
N.A. Escrito para Ali.
