Lamentos en la oscuridad.

Todo empieza con un extraño amor que surgió entre una adolescente y el padre de ambos Üchiha, ella jamás imagino que un accidente acabaría con la vida de su esposo, dejandola ciega y a la merced de sus hijastros.

1) La madrastra.

Sakura es joven y bastante hermosa, sus ojos jades conseguían cautivar a muchos, sus cabellos rosas provocaban una especie de curiosidad y emanaban un aroma a cerezos con lo que varios quedaban embriagados. Tiene piernas largas y curvas bastante marcadas, una cintura bastante pequeña y unos pechos no tan abultados. Tiene diecisiete años pero actúa de manera mucho más madura que su edad, la mayoría de su tiempo lo dedica a leer y estudiar. Ella es huérfana, se crió en un orfanato y aún vive en el. Gracias a su inteligencia y dedicación consiguió una beca en un colegio para gente de dinero. Y es mal vista y escucha murmuraciones por parte de sus compañeros, pero no le importa, Sakura sabe como defenderse a tenido una vida bastante dura y no siente miedo.

Viste un pantalón jean y una blusa apretada en la cintura pero cae bastante floja en la parte de abajo. Se anuncio a los guardias y estos dijeron que esperará. Debía realizar un proyecto como ayudante de algún empresario y ella eligió a Fugaku Üchiha. ¿Por que? Por qué ella lo admiraba y solía ver sus imágenes con sus logros, en los periódicos y revistas. Y sabía que podía ser echada y ni siquiera recibida pero no quería al menos perder la oportunidad de intentarlo.

Una sirvienta salio y mencionó que podía seguirla y ella lo hizo, entró a aquel lugar y aunque sabe que es de mala educación no puede evitar que sus ojos divisen todo a su alrededor, floreros llenos de grandes rosas, estatuas de tigres, leopardos, serpientes y halcones. Se desconcentra por unos momentos y se queda atrás sin embargo apresura su paso y la alcanza, le abre la puerta de una habitación y le indica que entre. Inmediatamente da un paso dentro hace una reverencia. La oficina es amplia, llena de repisas que contienen innumerables libros. Deja de pensar en los libros y le dedica una mirada a aquel hombre sentado detrás de un escritorio. Cabello negro y profundos ojos del mismo color. No se aprecian en él arrugas e incluso no sabe de que edad catalogarlo. Recuerda haber leído en una revista que tiene treinta y cuatro. Viste camisa y encima su sacó color negro y aunque está bastante cubierto, ella ha visto fotografías de él en la piscina y sabes que posee músculos marcados. Y se concentra en lo que vino a hacer y deja de pensar en las imágenes que llegaron de repente a su mente.

-Buenos días Señor Uchiha, gracias por haber dedicado su tiempo para recibirme.- quiere estirar su mano pero teme que el la deje con la mano estirada. Sin embargo el lo hace y ella se apresura en corresponder y habla rápido por qué sabe que el es un hombre ocupado.- No se si lo escucho de su hijo Sasuke, nos han enviado en él colegio a hacer un proyecto obligatorio en el cual debemos trabajar para una empresa, elegí las empresas Uchiha señor. Por favor déjeme trabajar con usted.-

Él la observa detenidamente, apenas entró la oficina se inundo del aroma de cerezos y aunque hay perfumes que lo sofocan, este le gusta. Y podía notar nerviosismo en ella pero aquella voz salía bastante firme. Y ya no recordaba a cuantos jóvenes había rechazado en esto de los proyectos. Ella se veía humilde, asustada pero bastante determinada.

-¿Tu nombre?

Se recrimino no haberse presentado con su nombre.

-Sakura Haruno.- respondió.

Él se quedó en silencio sabía perfectamente quien era Sakura Haruno y como no saberlo si los becados eran de lo que más se hablaba durante las visitas al internado de su hijo.

-Ok Sakura te quiero en mi empresa mañana después de que terminés el colegio, Sasuke también estará trabajando para mi así que puedes ir con él.-

Una sonrisa se dibujo en el rostro de la chica y aguanto las ganas de correr hacia él para abrazarlo.

-Gracias señor Uchiha me esforzare bastante y no se arrepentira de esta decisión.- está vez ella estiro su mano y se apretaron bastante despacio. La mano del hombre era más grande que la suya, y podía jurar que hasta más suave. Por lo cual ella sintió vergüenza. Le hizo una reverencia y se despidieron. La misma empleada de antes la acompañó a la salida y justo cuando iba a salir hacia la calle el sonido de la bocina del auto logró hacerla a un lado. Iba a reclamar pero recordó que no era su casa y camino bastante cohibida. Él auto se detuvo a su lado y en la parte del volante la ventana se abrío y lo observo a él. A aquel muchacho con él que nunca desde su llegada al internado paso palabra alguna.-Disculpame.- dijo ella.

-¿Que haces aquí?. - se quito las gafas de sol, ella pudo apreciar sus orbes onix y él la observó de arriba a abajo, recordó el sueño que tuvo ayer con ella, la única chica del instituto que no se había inclinado a lamer sus pies como todas los demás.

-Es por él proyecto, elegí la empresa de tú padre.-

Lo que élla dijo le agrado un poco, aunque también le disgusto el hecho que su padre jamás aceptaba a ayudantes sin experiencia.

-¿Te acepto?

Ella no pudo evitar una sonrisa de oreja a oreja, cosa que no pasó tan desapercibida por él. Era hermosa sonriendo.

-Si, contra todo pronóstico lo hizo.- a Sakura se le hizo extraño conseguir hablarle con tanta confianza seguro se trataba de la felicidad.

La respuesta a él lo dejó un tanto shockeado, su padre la había aceptado en la empresa, eso sólo podía significar una cosa. Había despertado interés en su padre. Cerró la ventana y se adentro en la mansión sin despedirse.

Sakura llegó a la conclusión de que si era un bipolar como todos decían.

...

Todas las tardes luego que terminaban las clases ella iba en el auto de Sasuke a la empresa y él primer día ella prefirió tomar el autobús, él la detuvo y dijo que no había problema en que fueran juntos. Los caminos hasta la empresa eran largos y silenciosos. Sasuke colocaba música a todo volumen y ella se dedicaba a leer su libro se finanzas. Anhelaba ser empresaria. Ayudar al orfanato donde se crió y hacer sentir orgullosa a la mujer que la cuido y sigue criando y brindandoles amor de madre a cuanto niño se queda sin amor de familia. Salió de sus pensamientos cuando la fría mano de Sasuke tocó su pierna. Él la quito de inmediato.

-Es por la palanca.- mintio, lo hizo a propósito, y siempre lo hacia con malas intenciones.

-Descuida.- ella se apegaba más a la puerta de su lado del auto y cruzaba sus piernas para que esa mano no lo volviera a tocar. Pero no se daba cuenta que la falda del trabajo se le elevaba y dejaba a la vista sus muslos blancos que era la única razón por la cual el le permitia subir a su auto.

Cuando llegaban cada uno iba por su lado y era lo mismo en el colegio, no se hablaban, no se saludaban y sólo cruzaban palabra cuando ella le daba gracias. O él para decir que era por la palanca que su mano tocaba su pierna.

Ella trabajaba como secretaría del señor Fugaku, lo trataba con respeto, ordenaba documentos, hacia firmar a los socios y cuando no había que hacer el la llamaba a su oficina y como un amigo le conversaba historias de la empresa, hablaba de su difunta esposa con melancolía y como había dejado que Sasuke se convirtiera en un muchacho rebelde. Sakura le preparaba café y el sonreia cada que lo probaba porque le recordaba el sabor que sólo podía ofrecerle Mikoto. Y el corazón de la pelirosa latia apresurado disfrutaba de su compañía, de que le tenga confianza y que deje que ella le de masajes en su espalda cuando está cansado.

En el colegio ella trata de analizar si es un amor fraternal o se trata de algo más, nunca se ha enamorado asi que no lo sabe.

Se asusta al sentir una mano en su hombro y voltea un tanto aterrada.

-Me asustaste.- murmura con una mano en su pecho que sube y baja. La biblioteca casi siempre pasa abandonada. Los niños ricos hacen sus investigaciones en Internet y ya a casi nadie le interesa los libros que permanecen llenos de polvo.

-Hoy Fugaku no trabaja.-

Sasuke nota como su rostro se entristece y le produce ira. Se ha dado cuenta de lo distraída y nerviosa que se porta últimamente, y lo alegre que se ha puesto su padre estos días y él no es tonto. Sabe que algo ocurre entre ellos.

-Esta bien, gracias por avisarme.- y ella se gira y él se pregunta que la hace diferente y por qué no se lanza a sus brazos y la deja tocarla donde a él se le apetesca. Deja que se aleje, por qué el nunca a rogado por sexo. Y ella no es la excepción.

Ha pasado un mes y cada que entra a aquella oficina con la taza de café, se siente nerviosa y su corazón late con mucha fuerza que teme él llegue a escuchar.

Cuando sus manos rosan ella se sonroja y él ha dejado de hablarle de su esposa y de sus hijos. Ahora hablan sobre ellos, sus pasatiempos, libros en común, música y deportes que practican. Y él se comporta como una adolescente y ella trata de ser más madura para él. Y vino la primera cita.

-¿Quieres salir conmigo mañana en la noche?

Ella duda, pero desea salir con él.

-Como debo ir vestida.-

Él sonríe.

-Te llevare a un parque de diversiones. Puedes vestirte cómodamente.-

Ella también le dedica una sonrisa. Y él pasó a recogerla en su auto al orfanato no llevaba un terno, sólo una camiseta negra, encima un abrigo del mismo color y un pantalón jean. Y se sonrojo al notar que lo miraba demasiado y agacho la cabeza avergonzada. Sakura tenía miedo de subir a algunos juegos, él sujetaba su mano y la adrenalina siemplemente le llegaba y se sorprendia cuando levantaban los brazos juntos en la montaña rusa y gritaban llenos de emoción. Fugaku trata de hacer cosas por ella, y ella por él.

Se dieron el primer beso en el auto y él tomó el control sobre ella, porque prácticamente era él primer beso para ella. No quiso alejarlo, no intentó empujarlo sólo disfruto el momento. Y lo supo, no era un amor fraternal, y no entendía desde cuando la admiración que sentía por él se convirtió en amor.

Él proyecto finalizó hubieran más de diez citas y nunca llegaron a más de besos, él la respetaba y ella a él.

No supo un mes entero sobre él. A veces deseaba preguntarle a Sasuke sin embargo no lo hacia. Él día de la graduación. Tsunade la mujer que la crió estuvo con ella, y vio a Fugaku a lo lejos acompañando a Sasuke y quiso ir hacia él. Su orgullo no se lo permitió, él no volvió a llamarla, debía aprender a perder con dignidad. Sin embargo se sorprendió al verlo a él caminar hacia ella, se dirigió hacia Tsunade y le dijo palabras que Sakura no pudo escuchar, la rubia se sonrojo y luego una sonrisa se dibujo en su rostro. Él tomó de la mano a la adolescente y la llevó a la salida, algunas miradas se fijaron en ellos. Pero no les importó.

Sasuke salió tras ellos, los siguio sin ser visto y de repente se detuvieron en el pasillo, Fugaku se arrodillo frente a ella y sacó una cajita de gamusa negra, la abrió y dentro estaba completamente seguro que había un anillo. Ella se agacho hasta su altura y vio como beso a su padre. La ira lo gobernó y con su puño golpeó fuerte la pared y se fue enseguida.

Él la vio primero, quería su pureza, su dulzura, quería que ella le perteneciera. Y su padre se la estaba quitando. Se convertiría en su madrastra, jaló sus cabellos desesperado. No podía estar enamorado de ella, él no conocía ese sentimiento. ¿Como se le llamaba al sentimiento que sentía? No lo sabía, lo único que quería era poseerla. Su perfume lo embriagaba, su sonrisa lo volvía loco. Deseaba escucharla gemir su nombre en cada embestida que le propinara. Y lo haría, porque él no se detendria, era su presa y la tendría si o si.

...

Que les pareció?

Opiniones, consejos, críticas?

Si hay muchos review actualizo más rápido XD

Saludos y nos leemos en el próximo capitulo .