3ra persona.
El grupo se hallaba atento a cualquier amenaza de parte de sus nuevos acompañantes. ¿Podrían confiar en Aaron y su novio? ¿Luego de todo lo que pasaron por confiar en otras personas? Era normal que dudaran de la lealtad de estos.
Las armas de todos lo apuntaban mientras Rick le hacía una especie de interrogatorio a estos cuando alguien entró, llamando la atención de todos al instante. Se giraron a verla, apuntándola ahora a ella.
Su voz, notoriamente femenina irradiaba energía y despreocupación, como si no supiera lo que los caminantes eran y lo que le había sucedido al mundo ya hace como… ¿7 años? ¿Quizá 8? Era fácil perder la noción del tiempo en el apocalipsis, pero su apariencia no correspondía a su voz.
Era linda, ¿Para qué mentir? Su largo pelo negro, enrulado en las puntas, decaía sobre sus hombros. Estaba algo despeinada y sudada, su remera estaba manchada con un poco de sangre, seguramente acababa de enfrentarse a unos errantes. Sus ojos, marrones, casi negros, como la obsidiana. Parecía como de 14 o 15 años. En su mano derecha tenía una daga y en su cinturón una pistola calibre 360. En su mano izquierda, un bolso negro con un logo de la policía de Virginia.
- ¡Papi! ¡Papi! Mira lo que… Oh…- Al ver al grupo apuntándola soltó lo que tenía en las manos y dejo el arma en el piso, levantando rápidamente ambos brazos. – Emm… Hola… ¿Son el grupo de Rick? Papá habla mucho de ustedes, bajen las armas, no haré nada.
Rick la miró seriamente, analizándola de pies a cabeza. Se acercó y tomó el bolso. Lo abrió y revolvió: un chaleco antibalas, munición, un látigo y una placa de policía.
- ¿Quién eres? – dijo el líder con el ceño fruncido.
- Me llamo Beth Thompson, supongo que eres Rick.
- ¿Qué quieres? – se paró y comenzó a acercársele.
- Vivo aquí.
- ¿Ese o esos son tus padres? – dice señalando a Aaron y su pareja.
- Aaron lo es.
Rick asintió y se acercó lentamente a ella, pateó su daga a un lado y la pistola. Maggie estaba arrodillada en el piso llorando mientras Gleen intentaba calmarla, seguro que ver a una chica de la edad de su difunta hermana y con su mismo nombre le abrió viejas heridas.
- Rick, por favor, mátame, pero no la lastimes. – dijo Aaron suplicante.
- Cállate. – respondió molesto.
