Sumario

No todas las historias tienen un final feliz ni mucho menos un comienzo por lo que si es eso lo que buscas no deberías leer ni una sola palabra más, este texto cuenta los hechos tal y como ocurrieron en el mismo planeta que tu habitas pero entonces todo era bien distinto ¿quieres conocerlo? adelante, pero te advierto que no habrá final feliz.

Prologo

Todos cometemos algún que otro error en nuestra vida y quizás el único que ella cometió fue contraer un matrimonio secreto con ni más ni menos que Dereck Phoenix, un canalla de los pueblos del oeste como solía referirse su padre, y el hombre al que hoy, casi un año después de aquellos hechos, decapitaban a través de la ventana.
Hannah se arrepentía entonces de no haber insistido lo suficiente en lo peligroso que era volver a casa. Regresar y enfrentarse a los suyos. A un incierto recibimiento por parte de su padre, pero como siempre Dereck se salió con la suya.
Sus rubios cabellos recogidos en una trenza se soltaron al no estar sujetos más que por una ramita que aún llevaba de cuando atravesó el portal desde Ekkaia hacia la frontera entre Megaminade y Beikoku.
Ella exhaló un suspiro, se levantó de la cama e hizo llamar a través de la puerta a sus dos damas de compañía con el fin de salvar el último vestigio de Dereck.
Acunó en sus brazos a uno de los bebés que había comenzado a llorar. Al poco tiempo, el bebé se calmó y entonces la puerta se abrió dejando paso a dos mujeres: una de rostro amable, ligeramente regordeta y otra cuyo rostro enojado venía cincelado desde nacimiento, así como su altura le pertenecía. Hannah le pasó el niño a la primera y se sujetó en Ginny un par de segundos.
- Lo que más extrañaré cuando muera será a estos niños. Lo que más temeré será la incertidumbre que se cernirá alrededor de ellos... Debéis cuidarlos como si fueran vuestros, esa es mi última orden, amigas mías... Quizás Elenya encuentre su hogar en Cöa, entre el mestizaje el color de sus cabellos no llamará la atención.
Echó un cariñoso vistazo a los escasos cabellos de un rojo fuego que poseía la niña, del mismo color que el padre. La tomó en brazos y le besó la frente de forma cuidadosa y delicada para luego entregársela a Ginny la cual, con un gesto torpe la cogió, entonces Karen la miró confundida.
- Majestad... ¿Y el niño? ¿A dónde lo llevo? ¿Cómo debo llamarlo?
- Se llamará Dereck, como el padre... y recibirá educación en las tierras sacras, esperemos que el manto de Melzibeah sea suficiente poderoso como para ocultarlo de los malos ojos.
El silencio se apoderó de la torre mientras la princesa se despedía amargamente, luego con un gesto indicó que se marcharan. Hannah Alqüa nunca había sido mujer de muchas palabras y eso no cambiaría ni el día en que su vida llegara a su fin.

Al atardecer de ese mismo día, los ojos más amables que hubo visto el reino de Beikoku morirían entre las llamas de una pila ubicada en la misma entrada de palacio donde justamente, delante suya, el emperador disfrutaba de un banquete, dando muestras si cabía, de su importancia, aunque sólo lo hacía por guardar las apariencias pues su difunta esposa Evangeline fue la única que alguna vez llegó a conocerlo y hacía muchos años que había corrido la misma suerte que su hija por un delito similar.
Kreig sufría en silencio por las malas mujeres que había tenido a su lado pero aún más porque ni con todas sus malas artes lograría recuperarlas. Debería conformarse con una eternidad en soledad.