Summary: Sango siempre ha soñado con convertirse en una exitosa pintora, y guiada por sumejor amigo, llega hasta una de las más prestigiosas escuelas. Pero internarse al mundo que ama significa ser testigo de una cruel verdad que atañe a Kagome... ¿Sacrificar una amistad por un sueño?:: Universo Alterno::
"De confesiones y traiciones"
Un Universo Alterno de InuYasha
Por Kuruma Michiyo Chidori (Iya n.n)
Dedicado por completo a Sayo Yukishiro
((Comenzado el 17 de diciembre del 2004, a las 02:43 pm. ))
Capítulo 1 "Dulce esperanza, dulce amistad"
-¿Por qué no vienes un día conmigo? Estoy seguro que encajarías perfectamente en ese lugar. – El joven de cabellos ligeramente platinados y grandes ojos almíbar
sonreía orgulloso del majestuoso trabajo de su más querida amiga.
-¿Lo crees? Sabes que es lo que mas quisiera Inu...- Sango miraba dulce y satisfechamente la pintura que hacía unos minutos había terminado. Desde pequeña, el pintar atardeceres y noches estrelladas era lo que más le gustaba.
-¿Crees que bromearía con algo así?- Trató de parecer resentido.
-Está bien, no.- Sango alborotó los largos cabellos de su amigo, riendo divertida.
-Tienes talento, es lo único que puedo decir... Es más, ¿por qué no has tomado la iniciativa de inscribirte en alguna academia?- Reprendió arreglando la coleta platinada.
-Es obvio, ese tipo de escuelas son muy dispendiosas. Sabes que no cuento con los recursos...
-Pues olvidemos esas cosas, yo me encargaré de obtenerte un buen lugar en la academia Tsukino.- Inuyasha observaba atentamente la pintura de la chica de larga cabellera castaña.
-Pero Inuyasha... no...- Sango se mantenía antípoda. Jamás le había gustado que se hicieran cargo de ella, era demasiado independiente.
-¡No hay problema Sango! Tengo dinero de sobra, lo sabes. Además... Te debía un favor desde hacía exactamente seis meses.- Sonrió cansinamente.
Seis meses, ¡tanto tiempo!. No podría creer cómo no había hecho algo al respecto... De todas formas, en ese tiempo había estado inmensamente agradecido, y pese a que la situación ya le tenía un poco fastidiado, la joven de trenza ocre era su amiga y debía pagarle ese favor...
-¿De qué hablas?
-De que gracias a ti Kagome y yo somos novios...- Forzó una sonrisa. Sango le miró algo turbada, el tono de voz de Inuyasha había permutado radicalmente de alegre a soporífero, mas sin embargo, la sonrisa le fue devuelta al chico.
-Muchas gracias Inu.
-¡No hay de qué!- El joven pasó su brazo detrás de la espalda de la chica abrazándole.- Ahora, yo paso a retirarme a la panadería, ya sabes, mi madre está algo enfadada pues no he ayudado mucho que digamos los últimos días. Además tengo que ir a clases.
-¿A estas horas?- Observó Sango. Pasaban de las tres de la tarde. Inuyasha dudó.
-Sí, es que tengo... algunos asuntos pendientes.- Evitó a toda costa la mirada interrogante de su amiga.
-Comprendo... te veo hoy en la noche en la fiesta de Kagome ¿Cierto?- Sentenció la muchacha mirando como el hombre se alejaba.
-Eh... –Inuyasha vaciló.- Temo que no Sango, tengo muchísimo que hacer, ya sabes, se acerca el festival y la gente llega más a comprar pan.- Rió nerviosamente.
-Sí...Ya veo.- Sango se mordió el labio con cierto dejo de pesar. Kagome había comentado toda la semana que pretendía pasar su cumpleaños en compañía de sus amigos y novio, ¿Con qué cara le saldría ahora?
-Discúlpame con Kagome ¿Sí? –Pidió mirando soslayadamente a la mujer. Aquel tono le bastaba a Sango, aunque no estaba totalmente de acuerdo.
-Claro, ya sabes que para eso estoy...- Sonrió tristemente.
-Nos vemos.- Inuyasha abrió la puerta del departamento de su amiga y se marchó.
-Adiós Inuyasha.
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¡Qué patético se estaba haciendo todo aquello! No podía creer que aún no hubiese encontrado el valor suficiente para decírselo. El interés se había perdido desde hacía tiempo, ella ocupada con sus estudios para convertirse en abogada, los cuales eran demasiados y se llevaban casi todo el tiempo libre de la joven; y él en la pintura, la escritura y el teatro, sin olvidar su pasatiempo del piano, y encima con la fuerte carga de llevar a medias el negocio familiar...
Hacía semanas que no sostenían una charla tan amena como las que solían acostumbrar meses atrás, los dos cada vez más ocupados, y aunque ella siempre hacía hasta lo imposible por pasar tiempo a su lado, Inuyasha ponía una excusa de por medio que evitaba aquel arrimo.
-Debería decírselo...- Murmuró para sí mientras se ponía el delantal de cocinero y sacaba del horno dos pasteles de manzana.- Pero no ahora, es su cumpleaños.
Inuyasha Shigeru vivía sólo con su madre y su hermano menor Shippo. Entre los tres sostenían una pequeña panadería, con la cual sacaban para comer pues era bastante visitada por toda la gente que residía en los alrededores.
Pese a que a Inuyasha le sobraba el dinero, y podía poseer todos los lujos que desease, su madre jamás había aceptado nada de él. Sus padres se había divorciado años atrás, pero éste mantenía todos los caprichos y estudios de sus dos hijos... A excepción de
Izayoi.
Y cómo no, Inutaisho Shigeru era dueño de varias compañías textiles y automotrices.
"Te he dicho que de Inutaisho no aceptaré nada" Eran las palabras de su madre, una mujer de apariencia joven y de flamante belleza.
Sin embargo, Inuyasha debía ayudar con el negocio, cosa que no le molestaba, pues siempre le había agradado la repostería. Pese a aquella apariencia humilde que poseía, el muchacho era un apasionado por sus estudios. La pintura, el teatro y su piano eran su entera debilidad.
"Puras ociosidades" Le decía seguidamente su novia Kagome, pues se trataba de una mujer bastante metódica. Con el único interés de ser una buena abogada y formar una familia. Los estudios de Inuyasha no eran bien vistos por la exigente familia Higurashi. Les creían inútiles y estaban convencidos de que no llegaría a nada pintando, escribiendo tontas novelas y cuentos, y mucho menos de actor teatral.
-En eso diferimos bastante.- Dijo para sí al tiempo que sacaba de una alacena un paquete de harina y un recipiente para mezclar. ¿Acaso sería que desde un principio lo que le habría atraído de Kagome era su indiscutible belleza angelical?...
No. Debía ser la relación tan conflictiva que siempre habían mantenido lo que le atraía. Le conocía desde hacía tanto tiempo... apenas podía recordarlo. Eran vecinos desde que tenía memoria, pero el distanciamiento se había hecho inevitable cada vez más y más. Y aunque siempre fue su mejor amiga, ahora ese puesto lo ocupaba casi por entero Sango Tanaka.
-Que tenga buen día señor.
Inuyasha logró captar la vocecilla chillona de su hermano menor y el ruido que producía la puerta de la panadería al ser abierta. Shippo era un chiquillo de ocho años bastante alegre y confianzudo. De despeinada cabellera pelirroja, enormes ojos verdes, y ternura increíble, era la entera debilidad de su madre, Sango y Kagome.
El joven de cercanos veintitrés años, de largas hebras platinadas amarradas en una coleta, de preciosos ojos ambarinos ocultos tras un par de gafas y un par de cabellos rebeldes, siempre solía llevar puesta alguna prenda de vestir roja, tratándose de su color favorito desde pequeño, al igual que un rosario de perlas oscuras que ocultaba entre sus ropas. No había razón aparente para lo último, sin embargo había sido un regalo algo peculiar por parte de Kagome hacía meses atrás.
Debía admitir que aunque ésta ya no provocara las reacciones de antes, o el ferviente deseo de poseerla, le guardaba un cariño amistoso muy fuerte. No deseaba herirle, tal vez por eso era que no había tenido la valía de dar por terminada su relación.
Trató de ignorar aquellos pensamientos tan molestos, no podía distraerse. Ágilmente vació en el recipiente la harina, huevos, leche y azúcar (Y lo que se necesite en un pastel O.o) y comenzó a revolver la mezcla.
-Debo darme prisa si quiero llegar a tiempo a la academia.- Farfulló batiendo cada vez más rápido.
-Inuyasha, si sigues mezclando con esa fuerza arruinarás el pastel.- Sonrió divertida una mujer de larga y brillante cabellera negra, y tierna mirada verde.
-Cierto...- Inuyasha dejó el recipiente sobre la mesa de la cocina mirando aburrido a su madre.- Pero tengo algo de prisa, debo ir pronto a la escuela para... para ver los resultados de la próxima obra de la academia. Audicioné para un papel y espero haberlo conseguido.- Inventó.
-En ese caso...- Izayoi comenzó a mezclar.- Ve hijo, yo me encargaré.
-¿Estás segura?- Dudó.
-Claro. ¡Suerte!
El muchacho sonrió dando un rápido beso en la frente a la mujer, despojándose del delantal rojo y saliendo rápidamente del establecimiento.
-¡Te veo luego madre!
-Sí... ¡Pero recuerda el...!
Inuyasha se había marchado dejando a una entristecida Izayoi.
-...el cumpleaños de Kagome.
Continuará...
Konnichiwa! nuevamente subiendo una historia, y esperando de corazón sea de su agrado. Puede que el título aún no diga mucho, pero espero que éste fic llegue a estar entre sus preferidos a futuro n.n (Se vale soñar)
Fic regalo a mi hermanita mayor Alex (Sayo Yukishiro) excelente escritora de fics de Inuyasha y excelente amiga que este 30 cumplirá años, siendo para mi una fecha sumamente importante, aunque posiblemente no para ti. Mi sis te quiero muchísimo y eres tremendamente importante para mí ;; no se qué haría sin ti, felicidades sisi solecito! Te quiero demasiado, más de lo que se puede expresar en palabras. Besos.
Mando un beso y saludo especial a mi hermana Gaby n.n, a sis Lina, y a mi gemelita Naryís nn
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Se cuidan!
IyArI (Kuruma Chidori)
