Disclaimer: Hetalia no me pertenece, supongo que lo saben…

Dedicatoria: A mí queridísima Flonne-chan… Te quiero.

Advertencia: Leve NataliaxIván.

Soledad e Incomprensión.

-El tic tac del reloj, tan monótono y aburrido fastidiaría la paciencia de cualquiera… una y otra vez ese irritante sonido que siempre lo acompañaba en sus momentos de soledad, los cuales eran muy a menudo, tumbado en la cama perdido en sus pensamientos no pensaba hacer nada aquél día, nada importante por lo menos, el viento golpeaba insistentemente el cristal de la ventana el cual era completamente ignorado. Se removió tratando de encontrar comodidad, pero anhelaba otra cosa. Sí. Otra cosa, ¿Qué era? No lo sabía realmente, en sus ojos morados se asomaba una profunda tristeza y la necesidad se ocultaba, en lo más recóndito de su ser, sin ser vista, oída… ni presenciada…

-Uno, dos, tres golpeteos consecutivos en la puerta de madera, no tenía ganas de responder así que, simplemente no lo haría. No sabía con exactitud desde cuando había empezado a extrañar ciertas cosas, una oleada de nostalgia lo abrumaba, hizo ademán de agarrar un objeto y lanzárselo al reloj imaginariamente, esperando que así cesara, pese a que sabía perfectamente que era imposible que callase así. Se incorporó nuevamente y se varó frente a la ventana, contemplando las caras tristes e iguales de las personas, tan parecidas, todas hacían lo mismo, se levantaban y cumplían con una rutina... Posó una mano sobre el vidrio y se estremeció ligeramente ante el frío contacto. Ladeó suavemente su cabeza y esbozó una leve sonrisa, sabía lo que sentían todas y cada unas de esas personas que observaba desde su ventana…

-Los deseos reprimidos y los sueños pisoteados.

-Se volteó y se recargó en la pared, miraba fijamente la nada. Deslizó suavemente sus dedos por la bufanda grisácea que lo acobijaba, aquélla tan característica y estúpida sonrisa seguía en su rostro, aún seguía sin comprender del todo aquellas emociones que tanto manipulaban a las personas, aquellos impulsos que los conducían a la locura lentamente. A donde todos irían a parar algún día, según él. — ¿Por qué?—. Entrecerró los ojos tratando de buscar una respuesta a esa pregunta retórica. Un leve gorgoteo se apreciaba desde la habitación, ese sonido le perforaba los oídos y se desplazaba con gran facilidad por su mente, dejando que sus pensamientos poco a poco se fuesen desvaneciendo, hasta que el sonido permaneciese… solo, tan solo como él.

—Iván… Iván… ¿Qué sucede?.

-Preguntó aquella joven muchacha de cabellos plateados, sus ojos demostraban preocupación y tristeza. Sin dejar de aparentar ser una persona fría. Más tarde, en su rostro se dibujó una sonrisa de alivio, aunque su mirada continuaba vacía y sin vida. La rodeó con los brazos acercándola así a su cuerpo, no dejaría que ella le fuese arrebatada, tampoco permitiría que le quitasen nada más… le dedicó a la joven una cálida sonrisa que rara vez solía esbozar, una sonrisa que sólo ella sabía sacarle. Una sonrisa… sincera. Acarició uno de sus mechones de cabello y se inclinó un poco para quedar a su altura, la besó delicadamente, a partir de ahí, tal vez sus pensamientos cambiarían…

—Te quiero, Natalia.

La espera infructuosa por la inspiración que tanto anhelaba me estaba matando... espero que les guste, y si no, pues...

Gracias por leer... Si alguien lo hace.

Bueno, gracias... Bye bye~