¿Alguien dijo Keveddy?

(Advertencias: los adolescentes tienen bocas muy, muy soeces...¿y tal vez algo de OoC?)


Eddy volvió del colegio antes de lo normal, Doble D enfermo en cama y Ed decidiendo ir a 'hacerle de enfermera' nada más terminadas las clases. Y le importaba una mierda. Las clases habían sido horribles, aburridísimas, y sin el cabeza de calcetín para controlar a Ed cuando este se ponía pesado, un infierno.

El gilipollas de Kevin tampoco había ayudado. Se había pasado el día apareciendo de la nada, solo para empujarle e insultarle. Maldito capullo. Últimamente parecía haberle cogido el gustillo a molestarle a todas horas, y él y Kevin se pasaban el día empujándose el uno al otro, acercando las caras e invadiendo el espacio personal del otro constantemente. Eddy estaba hasta los huevos.

Pero más hasta los huevos estaba de como se revolvía su estómago cada vez que estaba cerca del chico más alto.

Es solo cosa de las hormonas, o como se llamen esas cosas, se repitió mentalmente, tirando la mochila en una silla cualquiera y dirigiéndose a la cocina a coger algo de picar. Solo las hormonas de la mierda, o tal vez la profunda repugnancia que tengo por ese idiota. Eddy frunció el ceño ante la palabra. Huh, parece que el vocabulario del cabeza de calcetín se me está pegando. Ni que fuera la rabia, joder.

Abriendo la nevera, observó en su interior, finalmente decantándose por un vaso de leche. Casi actuando en automático, se puso a la tarea de prepararse el refrigerio, su mente desviándose involuntariamente hacia el gran capullo que había jodido sus hormonas hasta puntos insospechables.

Es culpa del maldito cabrón que ahora en vez de tías en pelotas tenga que imaginarlo...a él, para poder masturbarme como dios manda, medito, arqueando las cejas en una mezcla de rabia y frustración. Maldito Kevin de los cojones...

Vertiendo el líquido en el vaso, sus ojos se fijaron en la carta que había a su izquierda, inocentemente ubicada en la pila de la cocina. Confuso y curioso, Eddy dejó el tetrabrik de leche en la superficie de mármol y cogió la carta, preguntándose si su padre se habría olvidado la factura en ese lugar, probablemente para ocuparse de la colada o algo así. Para su sorpresa, su nombre era lo único escrito en el envoltorio, en una letra que conocía demasiado bien. Frunciendo el ceño de nuevo, y preguntándose por qué demonios le habría escrito ese imbécil una carta, el adolescente meditó entre si abrirla o no. Finalmente, la curiosidad pudo más y, sentándose en una de las mesas, vaso de leche en mano, empezó a leer la carta, escrita a lápiz.

Perdedor, (tachado) Querido (rayado con tanta fuerza que la marca del lápiz se notaba con el tacto) Eddy,

nunca nos hemos llevado bien, lo se. Tenemos nuestras diferencias, y tu siempre estás con los otros dos per-(tachado) con tus amigos y yo con los míos. Eres un pelmazo...y, tal vez, yo he sido un poco cabezota. Estaba tan convencido de que te odiaba que asumí desde el primer instante que la forma en que reaccionaba ante ti...era por eso. Lo creía firmemente hasta hace poco, pero eso ha cambiado. Sigues siendo un perdedor y un imbe-(tachado, rayado y repasado varias veces) No empezamos desde el mejor pie ya desde pequeños, y tal vez no debería de haberte puteado tanto de crío...a lo que voy es que, tal vez nunca supe expresar mis sentimientos de la manera adecuada, y es normal que me odies a muerte y todo esa mierda, pero yo...Tengo algo que contarte, ¿vale? Desde pequeños siempre tuve una opinión muy marcada sobre ti y, yo que sé, tal vez sentía esto desde pequeño y solo ahora me doy cuenta, lo que es bastante estúpido puesto que tu eres el idiota y no yo. ¡Olvídalo! Joder, que me gustas. En el sentido de que soy gay, sí, o bisexual o yo que se que mierda. Me cago en todo, me gustas. Y mucho. Más que Nazz, y mucho más que mis amigos o la otra gente del colegio. ¡Ale, ya esta dicho! ¿Y sabes qué? Me importa una mierda, porque solo estoy escribiendo esta jodida carta para poder desahogarme como me recomendó la psicóloga, y no es como si fueras nunca a leerla. Joder, tendría que matarme si lo hicieras. Mierda, sueno como un idiota...Agh, solo eso, que me gustas y te haría cosas que prefiero no imaginar en público (Nazz me preguntó si tenía fiebre la última vez que lo hice. No, gracias, no quiero repetir esa experiencia). Ea, ahora podré quemar esta carta o comérmela o pasarla por la trituradora. Una vida de chantaje evitada, y todos contentos.

Putas hormonas.

Putas, putas hormonas.

Kevin.

-...-...-...-...-...-...-...-...-...-...-...-...-. ..-...-

El sonido de unos pies bajando por las escaleras se escuchó por toda la casa, un grito siguiendo a los pasos poco después.

-¡Papá! ¡¿Donde está la carta que había en mi escritorio?!

-Ah, sí, dado que era para Skipper, se la di esta mañana a su padre. ¿Por qué? ¿No era para él?