Apenas puedo moverme, por algún motivo no siento mucho de mí; escucho un sonido, más bien un zumbido. Trato de abrir los ojos pero me cuesta mucho trabajo. Una figura borrosa está a mi lado, en cuanto voltea a verme sale gritando algo; de manera inmediata se presentan muchas personas vestidas de blanco y comienzan a revisarme, me ponen una luz que me deja un poco cegado al momento. Comienzo a abrir los ojos un poco más, es una habitación blanca con bastante iluminada.
Un hombre vestido de traje y con lentes entra corriendo y me abraza, me pide que lo perdone que no sabía que era yo. ¿Quién es este hombre? ¿Dónde estoy? Pero lo más importante ¿quién soy?
Uno de los hombres que esta vestido de blanco le comunica al hombre que me abraza que debido al traumatismo craneal tengo amnesia pero no saben qué tan dañado puedo estar. No entiendo ni una palabra de lo que dicen, pero el hombre que me abrazó comienza a llorar, me toma de la mano y me ruega perdón. No sé qué pasa, no entiendo nada, perdón por qué.
Me duele la cabeza, por fin puedo mover mis manos y presiono mi cráneo con ellas; el dolor es inmenso; no encuentro las respuestas y lo último de ronda en mi mente es obscuridad en forma de una densa neblina. Me cuesta trabajo respirar, la desesperación se apodera de mí, quiero salir, yo… hay alguien en mi mente. Se reflejan unos bellos ojos azules: son como un resplandeciente amanecer pero están llenos de lágrimas, escucho un nombre pero suena más como un susurro. Debo saber si esa persona está bien; las personas de blanco me sujetan y me pinchan con algo: un líquido comienza a entrar en mi brazo y de pronto siento como todo mi cuerpo se va relajando…
Todos empiezan a irse, llevándose al hombre de lentes. Él no deja de pedirme perdón; dice que por su culpa estoy así, que no se dio cuenta que él era yo… no sé a qué se refiere. El dolor de cabeza no disminuye, tengo tanto miedo que me cuesta trabajo respirar, no debieron dejarme solo.
La puerta comienza a abrirse pausadamente: es una chica, esta vendada. ¿Qué le habrá pasado? Bueno, está en mejores condiciones que yo, que tengo diversos aparatos conectados a mí. Puedo moverme pero lo que sea que me metieron no me permite hacerlo libremente.
Me pregunta con una voz apenas audible si estoy bien, esa frase se escucha como si estuviera a punto de quebrarse. Mi cabeza da vueltas, esta chica no deja de llamar mi atención, es como si tuviera un lado mágico o misterioso. Siento como si mi cabeza estuviera bajo el agua pero puedo respirar bien. Ella mantiene la mirada en el piso, ¿por qué no quiere verme? Su presencia me calma, como si todo fuera a estar bien, ni siquiera se quién soy. No puedo contestar su pregunta, las palabras no salen de mi boca.
Levanta la mirada tímidamente: esos ojos, son los mismos que se esconden en mi penumbra, ¿tiene los ojos húmedos? ¿Le habré hecho algo? No me gusta verla así, apuesto a que si sonriera se vería más hermosa de lo que es. Su cabellera negra es enigmática, su piel se ve tan suave y tersa, tiene unas pequeñas pecas que cubren parte de sus mejillas: es adorable, se ve tan linda. Algo me dice que ella fue lo último que vi antes que la obscuridad carcomiera mi mente y el dolor de cabeza se desvanece. Como si fuera mi principio y mi final.
Todo pareciera que no recordar nada es bueno, pues siento que estoy ganando al poder verla de cerca. Me agradece por rescatarla y se culpa: "Si no me hubiera molestado contigo habría puesto más atención al ataque del akuma y no estarías así. No recuerdas nada y todo es mi culpa" ¿Qué necedad de decir que tienen la culpa? Por lo que dijo, si fui causante de sus lágrimas y lo sigo haciendo. Apenas termina de hablar sus bellos ojos se inundan de un caudal de lágrimas contenidas. ¡Demonios! Aun cuando llora es hermosa.
Verla me hace feliz, no sé por qué, no sé quién es, no sé por qué el sólo hecho de verla hace que mi corazón se oprima en un rápido latir dentro de mi pecho. ¿Quién eres hermosa chica, que hace que mi cabeza y corazón entonen una melodía por ti? ¿Cómo es que nos conocemos? Me desespera más no conocerte, si tan solo mi mente comenzara a aclararse para saber quiénes somos.
"Adrien, perdóname" un susurro ahogado sale de sus labios ¿Quién es Adrien? ¿Por qué debe perdonarte? Se nota que no eres capaz de hacer nada malo, ¿por qué ese Adrien te culparía de algo? La bella chica de cabellos azabaches toma mi mano con fuerza "Adrien por favor, perdóname" Yo… ¿soy Adrien?
Esta frustración de no recordar nada, de no recordarla; comienza a molestarme. El dolor de cabeza vuelve y más grave, cada vez que trato de rememorar algo inicia esta agonía. ¡¿Qué demonios me pasó?!
Verla tan asustada y afligida me mata, algo dentro de mí me dice que ha pasado por peores cosas y ha sabido manejarlo, como si el mundo tratara de tirarla, pero ella jamás lo ha permitido. ¡Vamos recuerdos! ¡Dejen de esconderse, sé que están ahí! No puedo contestarle, mi voz no sale; lo he intentado pero no puedo. No sé cómo hacerlo.
Mi cuerpo por inercia me pide sentirla más. Nuestros dedos entrelazados no son suficientes. Coloca mi mano en su mejilla, de verdad es tan suave su piel. Con mi pulgar limpio las lágrimas de su mejilla; eso hace que por un segundo algo parecido a una sonrisa se dibuje en sus labios.
No sé por qué pero de verdad necesito tenerla más cerca, el líquido que me dieron está comenzando a vencerme y me está dando sueño. Tal vez cuando despierte ella ya no esté aquí, algo me dice que el hombre que me abrazó no me dejara volver a verla. No me puedo despedir de esta bella aparición, es mi perdición. Sus orbes lapislázuli devoran todo lo malo que hay en mi alma me hace sentir bien tenerla aquí. No quiero un momento, quiero varios, quiero experimentar más con ella, sólo con ella. Ignoro como se llama este sentimiento que le da calidez a mi alma el hecho de sentirla mía aunque sea un instante, no puedo decirle que ella puede tomar lo que sea de mí, yo le daré todo de mi ser.
Mi corazón no deja de latir, arriesgaré todo; no importa lo que pase. Ella se acerca un poco más, esto es perfecto. Con ayuda de mi otra mano tomo su rostro y lo acerco al mío. Nuestros labios comienzan a sentir una ligera calidez, tan dulce e indescriptible. Esto es lo que necesitaba, su respiración uniéndose a la mía, quiero beber su alma, por fin esos labios color cereza calman mi ser, estoy perdiendo el conocimiento, no quiero soltarla.
–Me alegra que estés bien, Marinette.
Al fin pude hablar…
