Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, pertenecen a Sir Arthur Conan Doley y a la BBC, los utilizo simplemente con fin de entretenimiento y sin ánimo de lucro. Es puro entretenimiento.

Advertencias:UA. Lenguaje duro, uso de drogas, situaciones límite, sexo. Tal vez muerte. Tal vez no deberías de leerlo. Tal vez nadie debería de leerlo.

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Capitulo 1

Esta no es una de esas historias donde el protagonista conoce al amor de su vida, donde la vida te ha dado justo lo que deseabas, cuando lo deseabas, una historia en la que el protagonista realiza sus sueños; no, esta es una historia real, donde alguien tiene su vida rota y vacía, donde los sueños hace tiempo que fueron olvidados, donde te miras al espejo y no te reconoces, no ves ni fuerza ni determinación, no ves un futuro.

Para John Watson la vida era complicada, muy complicada, apenas si tenía familia en la que apoyarse, solo una hermana, con la que tenia sentimientos encontrados, la quería si, quería que todo le fuera bien, pero no soportaba estar cerca de ella ni de su problema con la botella. Años atrás ya intentó ayudarla de todas las formas posibles, y nada funcionó, porque cuando el daño es profundo, nada puede ayudar solo tú mismo.

El problema era que desde que se licenció del ejército su vida había ido de mal en peor, lisiado y atormentado por los recuerdos; no podía encontrar un trabajo que complementara su patética pensión del ejército y últimamente había encontrado el mismo consuelo que su hermana. El bar en el que se encontraba cerraba a las dos de la mañana, y él estaba derrumbado en la barra, prácticamente inconsciente cuando el barman, un hombre rudo de gran tamaño, al ver que no respondía a sus múltiples insinuaciones de que se largara, opto por cogerlo y tirarlo literalmente a la acerca, provocando un golpe seco, que bien podría haber roto algún que otro hueso.

—Su madre…. ¡Será CABRON!— En cuanto las palabras salieron de su boca, se arrepintió, el no era así, no, él era un gran hombre, uno bueno; tambaleándose se puso en pie, solo para ver el momento en el que el aludido le propino un buen derechazo en la cara y un rodillazo en el estómago, que le hizo, comenzar a devolver de manera incontrolada todo lo que había ingerido.

—No se te ocurra volver por aquí ¡entendiste!— John no podía ni hablar, estaba arrodillado en la acera intentando respirar pero en sus labios se pudo leer perfectamente un "hijo puta", a lo que el hombre respondió con una fuerte patada que dejo el mundo sumido en tinieblas.

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Mike Stamford terminaba su turno en el hospital Sant Barts a las cinco de la mañana, su turno realmente había terminado hacia seis horas, pero un médico de urgencias apareció en su puesto en un estado algo más que dudoso, y no tuvo más remedio que reemplazarlo. Caminaba adormilado buscando un taxi, aunque sabía que no encontraría ninguno y le tocaría coger el subterráneo; odiaba coger el subterráneo a esas horas, porque estaba lleno de mendigos, y él era un romántico siempre lo había sido, mirar a esas personas que habían caído tan bajo, lo sumía en un estado profundo de tristeza.

No pudo evitar fijarse en un bulto a su derecha, estaba oscuro, pero le había parecido ver sangre. Se acerco cuidadosamente, era un hombre de mediana edad, más bien bajito, con ropa no lo suficiente andrajosa para ser un vagabundo, más bien alguien que se había metido en problemas. Lo extendió en el suelo cuidadosamente para valorar sus heridas, y algo se le hizo familiar en sus facciones, pese a tener media cara inflamada por los golpes ¡No puede ser! Rebuscó entre sus ropas, pero no encontró su cartera, y se le ocurrió que si era quien él pensaba, tal vez llevara su identificación militar al cuello, y con mucho cuidado abrió su chaqueta ¡Que asco! Olía agrio. Encontró lo que buscaba, una chapa militar que rezaba como JHW ¡no puede ser este John Watson! El John Watson que el recordaba, tan alegre, tan vivo, con tantas pretensiones; el mejor estudiante de medicina de su promoción, el que ayudaría en la guerra, el que quería mejorar el mundo, valiente y sensato como ninguna otra persona que se le había cruzado en su vida. Mike no pudo evitar que las lágrimas recorrieran sus mejillas, mientras evaluaba los daños de su antaño amigo; miró bajo toda su ropa para observar sus costillas por si alguna estaba rota, para encontrar un cuerpo famélico, casi enfermizo, y sí por supuesto tenía una costilla claramente rota. Sacó su móvil y llamó al hospital, no podía dejarlo así.

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Lo primero que percibió fue el olor, es increíble los recuerdos pueden despertar los olores, y son tan personales; para John el olor a menta, le recordaba a su abuela Clarisa, con su dulce sonrisa y lo suave que era su piel; el olor a tierra húmeda le recordaba los momentos en su infancia, cuando corría por el lago persiguiendo a Harry; pero el olor a antiséptico, lo sumía en la guerra, comenzó a respirar con dificultad, cuando recordó su última misión, en la que intentaba una y otra vez salvar al soldado Tomsom inútilmente, mientras este aun consciente lloraba recordando a su hija, la que tal vez ya nunca volvería a ver, y como la vida abandonó su cuerpo ante la mirada de un abatido John. Las lágrimas desbordaban sus ojos, todo el cuerpo le dolía, y ese maldito olor, cada vez estaba más y más nervioso, su respiración se volvió irregular. Notó una mano en su frente, era suave y cálida, entreabrió los ojos y observo a una joven morena, que le hablaba pero no entendió ninguna de sus palabras, y de pronto cayó de nuevo en la inconsciencia.

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— ¿Cómo está Molly?— Mike entraba en la sala de reconocimiento, había decidido descansar un poco en la sala de médicos, y así tener controlada la evolución de John.

—Lo he tenido que sedar…yo lo siento, pero me asustó— la joven médico rehusaba mirarle a los ojos, era la única que había querido ayudarlo cuando apareció con John por urgencias; era normal que estuviera asustada, John daba una imagen pésima— Empezó a alterarse semiconsciente, gritaba y lloraba ¡tal vez necesite ayuda psicológica Mike!

—No te preocupes Molly… ¡gracias por todo! Ya me quedo yo con él, ves y descansa.

La joven médico se dirigió a la puerta, pero antes de atravesarla se giro.

—Deberías de considerar el hecho de que este ya no sea el John Watson que conociste Mike— sus ojos estaban llenos de preocupación, Mike era un buen hombre, no quería verlo sufrir.

—Con que sea la mitad del hombre que conocí, para mi es suficiente— su contestación fue rotunda, suficiente para hacer desistir a Molly.

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N/A: Ok, ok, en esta historia toca ser dramática, y como yo soy la reina de los dramas espero que os guste, o que os horrorice y me lo digáis. No va a ser una historia bonita, lo aviso desde ya.

Comenten, comenten por favor!

Besos Lord.