Corazones Rotos.
"Como un dulce sentimiento puede transformarse en una venganza"
Respuesta al desafío de KiokiKai.
Parejas: Seto x Katsuya (Joey), Katsuya x Subaru S., Subaru S. x Seishirou Sy Yami x Yugi(secundaria).
Prólogo: "El inicio del fin"
Corría a toda velocidad al imponente edificio que se cernía a su paso, algo inexplicable había ocurrido con él y era necesario tomar medidas drásticas; medidas que le aterraban pero eran necesarias, alguien más dependían de ellas, alguien totalmente inocente.
No pudo elegir mejor día para decírselo, atravesaban por un serio problema como "pareja" y más encima llovía a cántaros.
Un día gris era poco para describir por completo lo que sucedía en el rededor del ambiente: tristeza, dolor, impotencia.
Avanzó de un extremo a otro del edificio velozmente hasta llegar al ascensor privado que lo dirigía a la oficina personal del Ceo.
Transcurrían los minutos y sentía que algo frío surcaba su espalda, un pésimo presentimiento.
Que, para desgracia del rubio duelista, se hizo realidad. La traición era asfixiante para el joven, no podía odiarlos realmente y eso lo dejaba sin defensas, sin energías en el momento en que abrió silenciosamente la puerta.
Katsuya estaba ensimismado en el umbral de la puerta de la oficina de Kaiba Corp viendo algo que le destruyó todo el sentimiento que pudo tener hacia el imponente ojiazul que, en esos momentos, se hallaba "platicando" animadamente con la que alguna vez fue su querida y educada hermana.
Sintió que no tenía de donde afirmarse para mantenerse en pie.
"como esos cuadros que aun están por colgarcomo el mantel de la cena de ayer...
siempre esperando que te diga algo más
y mis sentidas palabras no quieren volar
Los gemidos en la habitación detuvieron el latir de su desamparado y roto corazón, comprendió finalmente quien estaba de su lado de verdad no eran aquellos que desgastaban palabras en él, eran los que pro medio de acciones se preocupaban de él.
Dolió que su única hermana, por quien peleó por tanto tiempo durante su época de duelista, le hiciera esto aunque las palabras dichas por el magnate fue lo que finalmente destruyeron la esperanza del joven en la puerta, mientras intentaba convencerse de que todo lo antes dicho por él fueron mentiras.
-La verdad es que no me interesa tu hermano - bajaba el tono de su voz hasta hacerlo grave y seductor en los oídos de la muchacha sobre sus piernas - mi deseo no va más allá que para calentar mi cama, y que debo confesar – mientras intercalaba besos en el cuello de su amante – no era nada de malo.
-¿Y que tal soy yo para ti? - susurra la chica sobre los labios del CEO - ¿suficiente, satisfactoria?
-Mmm, estás bastante bien. Me has demostrado tener algo más de cerebro que el muy idiota de tu hermano, élno me puede dar hijos, ni siquiera una imagen decente frente a la sociedad - retiraba la blusa de la chica y soltaba el sujetador con presteza -¡Ja! El creía que yo permanecería junto a él por siempre, pobre ingenuo, otro más que cayó - selló suy boca con la de ella y su propia hermana secundaba con besos lánguidos, profundos sabiendo que el estaba saliendo con Seto.
A él no le importaría, dentro de su mundo de cristal, cederle a su hermana a Seto; porque creía hasta hace muy poco que sólo los unía algo meramente superficial, hasta que él mismo le confeso a su hermana que él lo amaba como nada en el mundo.
"lo nunca dicho se disuelve en técomo el infiel dice: nunca lo haré
siento que estoy en una cárcel de amor
me olvidarás si no firmo mi declaración"
El ver minada su confianza en las dos personas más queridas por el lo hizo sentir miserable, su alma estalló en llanto, en un mar de sangre, lágrimas y sufrimiento; pero aún así en esos instantes no podía concretizar ese sufrir en ellos, demasiado amados.
Y él era muy dependiente de esas personas que ocupaban su corazón.
A la persona que estaba parada en medio de la oficina, al ojiazul de su perdición le entregó algo más valioso que el dinero, las pertenencias vanales. Él le entregó su corazón puro y noble, le entregó su cuerpo y alma.
Cosas que sólo se regalan a personas que uno confía de verdad, que uno ama de verdad.
"me abrazaría al diablo sin dudarpor ver tu cara al escuchar mi hablar
eres todo lo que más quiero
pero te pierdo en mis silencios
mis ojos son dos cruces negras
que no me han hablado nunca claro
mi corazón lleno de pena
y yo una muñeca de trapo"
Ya no había nada que hacer, todo lo que había decidido fue cambiado sustancialmente, ahora retrocedía con cuidado, trataba de no hacer ruido, no quería interrumpir y que él le dijera algo sino se desmoronaría, ya no resistiría más, no después de lo que se enteró, no después de esto , que sabía la verdad
Que el mismo era un chico fértil, y que esperaba un hijo suyo o una hija. Sin querer escuchó que por eso lo dejaba, pues bien, que así fuera.
Ya no podía pensar unicamente en Jounouchi Katsuya, ahora debía pensar por dos, por el bienestar de dos.
"No tengo miedo al fuego eternoTampoco a esos cuentos amargos
Pero el silencio es algo frío
Y mis inviernos son muy largos
Y a tu regreso estaré lejosEntre los versos de algún tango
Porque este corazón sincero
No es muñeca de trapo"
Sin esperar nada más, y del mismo modo en como entró a la oficina, así mismo salió causando un poco de ajetreo por su afanoso deseo de salir, de escapar de ese sitio a como diera lugar. Tomó el primer taxi a las afueras de las oficinas de Kaiba Corp y partió rumbo a el único lugar donde lo recibirían con los brazos abiertos; no podía estar en su casa, su padre ya habría vuelto y en su actual estado, no puede arriesgarse a recibir golpes. Más de una vida corría peligro ahora.
Tampoco iría a la casa de su madre, ella lo detestaba y lo trataría como un fenómeno repudiando aún más si era posible a la despreciable mujer.
Mucho menos ir a molestar a Yugi, Tea o a Tristan, ninguno de ellos sabía lo que le sucedía ni les parecía interesar. Tampoco era que los culpase pero todos hicieron su vida, no era culpa de ellos que la suya fuera una basura.
Sólo quedaba una alternativa.
La casa de su único amigo que sabía de su situación familiar, además estaba ajeno al mundo en que estaba sumergido y de prejuicios que lo harían sentirse peor.
Alguien que lo entendería e intentaría animarlo cuando él mismo no fuera capaz y que pudiese ayudarlo con su nueva responsabilidad.
Sabía que podía contar con él
Debía ver a Subaru Sumeragi.
Continuará...