La gata blanca

Tras salir del boticario de la familia Beauchamp, tras oír las palabras de Joanna una y otra vez en su cabeza, por un segundo pensó quedarse fuera esperándola, necesitaba hablar con ella, suplicar perdón y repetirle que no quería que Ingrid saliera herida, que la quería como a la hija que no tendrá jamás. Los segundos pasaron y solo se oía el llanto de Athena, un instantes después otro llanto apareció, Joanna, ella estaba llorando. Y entonces lo comprendió. Jamás la perdonaría. Las lagrimas seguían corriendo por sus mejillas, como una señal del cielo empezaron ha caer pequeñas gotas de agua, como si el cielo sintiera la perdida de Ingrid. Sin mirar atrás se agarro su falda y echo ha correr sin mirar atrás, atravesó East End llegando a la salida en menos de quince minutos y cuando llegó al cartel que daba la bienvenida a East End se apoyo en él y rompió ha llorar, para ese momento la lluvia se había vuelto mas fuerte y había hecho que su vestido negro ahora se pegará a su cuerpo, su respiración era entrecortada, el pelo se le pegaba a la cara y a el vestido, y sus lagrimas eran una mezcla de agua y sal. Miro las luces del lugar por última vez. Maldito Archibald, maldigo el día que te conocimos, maldigo el día en que naciste. Se limpio las mejillas aunque el agua aun caía por ellas y suspiro. Este lugar era mágico, un lugar mágico corrompido por un monstruo, pero ¿Quien era el monstruo, Archibald o ella? Al fin y al cabo ella mato a Ingrid, cerro los ojos y negó cuando ese pensamiento la asalto, podía ser un monstruo pero jamás hubiese matado a Ingrid intencionadamente, adoraba a esa niña. Cayo al suelo y se llevo las piernas al pecho abrazándose a si misma, aun mojada y notando como amanecía. Había dejado de llover, Freya moriría pronto, eso la hizo volver ha tener ganas de llorar, se pellizco la mano para tragarse las lagrimas como hacía cuando era pequeña delante de su padre. Se levanto, y se quito el pelo de la cara, respiro hondo y se dio cuenta de que ahora estaba sola. Y entonces, cayo al suelo entre la ropa que llevaba puesta hace unos segundos en forma de gato. Tenía que empezar un viaje, en el cual, quizás nunca mas volviera a ver a Jo y las chicas. Se dirigió hacía el bosque y mientras empezaba su nueva vida, a la entrada de East End el aire se había levantado y hizo que el vestido bailará una danza solitaria que lo termino por enterar en el barro.

CONTINUARÁ...