Espero les guste el fic. Ya tengo todos listos pero me falta solo corregirlos. Espero sus reviews.

Capitulo 1 =Distrito 2

"Uno...dos...tres..." cuento cuantas veces le doy al maniquí con mi larga espada, siento como corta el pecho, la barriga y un poco el cuello pero no alcanzo a hacerle mucho daño...

-Mas fuerte Ania!- me grita mi entrenador Airus Filick- Haz como si fuera tu enemigo!...

Me grita cada vez mas fuerte y yo paro de darle al maniquí y me concentro. Respiro hondo y pienso en el que el maniquí sea Airus y con un solo golpe seco le arranco la cabeza haciéndola rodar por el piso y hacer que quedara mi entrenador en silencio.

-Muy bien Ania- me dice el- te puedes ir, prepárate para mañana antes de la cosecha.

-Gracias abuelo- le digo yo rápidamente y me voy.

Me voy corriendo hacia mi casa, veo por el camino a algunos amigos del colegio y de entrenamiento que me saludan y yo solamente les devuelvo el saludo.

Al llegar a la casa voy di rectamente a la grande cocina y encuentro a mi mama con mi hermano Andrew en sus brazos mientras le daba de comida.

-Te llegaron los vestidos que pediste para la cosecha de mañana- me dice mi mama sin ni siquiera mirarme.

Yo solo subo las escaleras hacia mi habitación. Nosotros somos de esas muchas familias ricas del distrito 2. Arriba estaban las habitaciones de mi hermano Andrew, de mi hermano mayor Dariur que no estaba porque trabajaba y por ultimo la de mis padres y la mía.

Abro la puerta y lo primero que veo son dos cajas grandes que deben de ser donde contienen los vestidos.

Me acerco a uno de estos y lo abro con cuidado porque son preciosos para mi, cada año me pongo uno diferente y buenos de calidad. El que veo de primero es un vestido rojo pegado al cuerpo y pequeño que solo llega hasta las rodillas y tenia un corsé que te hacia ver mas los pechos. El segundo es negro y es casi el mismo modelo solo que este es mas suelto y tiene mangas.

Elijo el primero y me lo pruebo. Me veo en el espejo y quedo sin aliento. Se me ve hermoso. En el espejo me veía a mi, una chica alta, piel clara ni tan oscura ni tan blanca, pelo rubio con rulos perfectos que llegaban hasta los hombros.

-Perfecto- digo mientras sonrió a la chica del espejo y pienso que si me eligieran en la cosecha honraría a mi familia.

Me despierto a la mañana siguiente temprano para ir a entrenar. Me pongo la ropa deportiva y salgo de la habitación hacia la cocina donde encuentro a mi madre cocinando y mi hermano mayor. Mi hermano y yo nos llevábamos dos años de diferencia, todos decían que nos parecemos mucho pero yo siempre decía que era por afuera porque por adentro éramos muy diferentes. Tenemos el mismo color de pelo y de piel, el era un poco mas alto que yo, tenia mucho músculos pero el era arrogante, malvado y no tenia corazón. Mientras yo era dulce y tranquila pero sabía que si me eligen para ir a la arena tenía que cambiar de carácter a uno más rudo.

-Buenos días- dije yo entrando y agarrando un pedazo de pan y comiéndolo. Mi hermano levanto la cabeza del periódico y solo me dedico una mirada fría.

-Ania...- dijo mi madre volteándose y mirándome.

-Si?

-Ven un momento- me dice ella llevándome al salón haciendo que la siguiera.

-Que pasa?

-Te quiero dar esto para que lo lleves hoy a la cosecha- me dio un collar de oro que tenia una A- se que no nos llevamos bien pero te quería dar esto para que te de suerte hoy...-

Vi que estaba llorando pero ni me le acerque. Yo era mas alta que ella, no se me parece en nada, tenia el pelo marrón, era baja y de piel muy pálida y era malvada como mi hermano. Me sorprendí con las palabras que me dijo, creo que es el mejor cariño que me ha echo después de tanto tiempo.

-Gracias mama- me puse el collar y salí corriendo de la casa aguantando las lágrimas.

-Llegas tarde- dice Airus (abuelo) mientras me daba el arco- quiero que primero practiquemos con el arco para ver como estas con este-. Mi abuelo era un señor anciano pero fuerte. Se le veía las primeras canas pero sabia mantenerse joven.

Posicione el arco bien, lo alce y agarre una flecha, apunte el arco en el maniquí que estaba muy lejos de mi. Me relaje, respire profundo y la lance.

-Muy bien- me dijo mi abuelo sacando la flecha del corazón del maniquí.

Así paso toda la mañana, pasamos de un arma a otra hasta que faltaba media hora para la cosecha.

-Suerte hija- me dijo mi abuelo.

Yo solo dije que si y me fui hacia la casa para cambiarme.

Me puse el vestido rojo y unas sandalias marrones, me arregle el pelo dejando los preciosos rulos y a la final poniéndome el collar de mi mama.

Al llegar a la plaza nos sacaron una gota de sangre para guardarnos en los registros del Capitolio. Por un lado pusieron a los hombres y por el otro a las mujeres. Desde mi posición vi a mi madre con mi padre, Andrew y Dariur. Podía ver la cara de aburrimiento de mi padre y mi hermano y la de miedo que tenia mi madre.

La plaza donde estábamos se encontraba un gran escenario donde había un grande televisor y cerca estaba sentado el alcalde y unos tributos que ganaron los juegos anteriores. El alcalde hace el discurso de todos lo años y como todos los años nadie lo escucha, se ve que todos están contentos, esperando a ser elegidos.

Llega Legve Unika, el encargado del sorteo. Era un hombre altísimo, piel palidísima, el pelo hacia atrás y marrón y tenia una cara que daba miedo. No escuche nada de lo que dijo hasta que empezó a elegir a las mujeres.

-Primeros las damas- dijo este acercándose a la bola donde estaban los billetes- Ania Filick!

Todos empezaron a aplaudir mientras me veían caminar hacia el escenario. Yo solo tenía un poco de nervios pero me sentía bien. Vi mientras caminaba a las cámaras y les di una sonrisa coqueta haciendo que muchos suspiraran.

-Ania!- dijo Legve cuando me puse alado suyo y le di un beso en la mejilla- que bello tributo tenemos aquí- lo dice haciendo a todos reír de felicidad.

Todos saben que soy una de las mejores combatiendo y se lo que todos piensan " ella ganara este año y nos dará riquezas"

-El siguiente es... Daviel Casmur!

"No, todos menos el". Vi como se quedaba petrificado mientras lo nombraran. El era uno de los pocos pobres del distrito, flacucho, alto, y con mucho pelo negro.

Los pacificadores lo tuvieron que llevar al escenario para moverlo. Veía como todos se reían de el mientras subía. " Será fácil matarlo" fue en lo único que pensé. El me miro con una cara de ayuda pero yo solo le sonreí mandándole el mensaje que decía que pensaba en como matarlo en la arena haciéndolo empezar a temblar y apartando la mirada.

-Distrito 2, saluden a los nuevos tributos! Que la suerte este de su lado!

Salimos del escenario pero antes les mande un beso a todos y saludaba a las cámaras mientras nos íbamos. Después nos llevaron a unas habitaciones grandes y elegantes donde nos despedimos de la familia.

Me senté en el sofá rojo y elegante esperando, lo único que escuche fueron los llantos de la madre del perdedor de Daviel.

Escuche que la puerta se abrió y vi a mi madre entrar con mi hermano Andrew y mi hermano mayor Dariur.

Ella me abrazo fuertemente, yo solo me quede petrificada y no le devolví el abrazo, cuando se alejo, dándose cuenta del rechazo, vi que estaba llorando.

-Madre no seas hipócrita, sabes que a alguien tenían que elegir- dije yo con mi mejor voz de hielo.

-Lo siento- dijo ella secándose las lágrimas- solamente te pido que vuelvas.

Dicho eso se fue con mi hermano Andrew. Me di cuenta que mi padre no vino, el y yo nunca hablamos y era de esperar que el no viniera.

-Se que eres fuerte Ania- fue lo único que me dijo Dariur mientras se iba.

Después de ellos entraron unas amigas de mi escuela diciéndome lo felices que están y dándome toda la suerte para que regrese.

Legve entro avisándome que ya teníamos que irnos al tren.

Me levante, me arregle mi vestido, mi pelo y salí de la habitación.

Saliendo del edificio nos recogió un carro de lujo, mientras entrábamos vi a Daviel que había llorado, yo solo mire a otro lado cada vez aportándolo menos.

Al llegar a la estación, las cámaras se abalanzaron para tomarnos fotos.

-Ania, sonríenos!

-Ania eres hermosa

-Ania te amamos

Todos estaban embobados conmigo, ni paraban a Daviel, mejor todo para mi. Yo sacudía mi pelo y sonreía haciendo que todos me mandaran besos.

Entramos al tren haciendo que la puerta se cerrara. Todo adentro era grande, con mucha comida en la mesa, televisores, muebles costosos...

-Ahora viene Dosw, su entrenador- dijo Legve yendo hacia otra habitación dejándonos a Daviel y a mi solos.

Yo vi por la ventana, viendo como todo se movía veloz y yo no sentía nada. Me voltee para sentarme en el sofá pero me quede parada viendo a Daviel llorando en el sofá. No lo soporte más y me le acerque y lo agarre de la camisa acercándolo a mí.

-Deja de llorar!-

Vi la cara de miedo que tenia y como se sonrojaba también por lo cerca que estábamos. Yo lo solté delicadamente dedicándole una sonrisa malvada de parte mía y arreglando su camisa que quedo un poco arrugada.

Dosw llego después de algunos minutos.

-Mis tributos! Bienvenidos- nos saludo haciendo que nos sentáramos en las sillas del comedor. Dows era un hombre alto, tenia mucho pelo marrón y no era tan flaco, tenia un poco de panza, el gano los juegos como hace 20 años atrás y todavía estaba en forma solo con unos kilos de mas. Nos traen comida a la mesa unas Avox y yo ni les dedico ni una mirada como si no estuvieran aquí, mientras que Daviel veía a todos lados y se veía nervioso.

-Sírvanse lo que quieran, dentro de unas 6 horas llegaremos a Capitol City-

Yo comí todo lo que pude hasta que casi lo vomito, Daviel izo lo mismo y casi se atraganta.

-Bien tributos, cuando llegaran irán a las carrozas, sus estilistas los conocerán allá, duraran con ellos como unas 3 horas -dijo sonriéndonos haciéndome devolverle la sonrisa.

-Me encanta, ya quiero llegar- dije yo haciendo que se le alargara la sonrisa.

-Apenas nos conocemos y ya te amo, eres mi favorita- dijo el.

Me fui a mi habitación después de un rato, vi de reojo a Daviel como se iba con la cabeza agachada y en silencio.

Entre en mi habitación, me quite el vestido quedándome desnuda, me quite el collar y decidí dejarlo en la mesa de noche para no volverlo a ver.

Me cambie y me fui a dormir.

Después de algunas horas me llamo Legve para avisarme que ya íbamos a llegar. Yo me puse el mismo vestido rojo y salí de la habitación dejando el collar de mi madre en la mesa. Al llegar a la sala encontré a Daviel, Dows y Legve cerca de la ventana.

-Capitol City- dijo Dosw señalándonos la ciudad por la ventana.

Daviel se pego a la ventana viéndose por primera vez feliz, y quien no. Era la cosa mas bella que e visto, edificios altos, todo blanco, azul, edificios redondos, puentes de figura graciosa otros grandísimos, el mar mas hermoso que e visto, todo grande, las montanas altas atrás de la ciudad...

-Wao- dijimos Daviel y yo a la misma vez.