"Awesome Day!"


Resumen: Al ir escapando de Hungría, la pequeña orden de caballeros, se encuentra con un pajarillo malherido… ¿Podrá su "onkel" ayudarlo?

Disclairmer: Ni Labyrinth ni Hetalia ni Alice In Wonderland, [Aún por sólo nombrarlo], no me pertenecen.


Iba corriendo por los campos. Hungría lo perseguía para golpearlo, ¿qué rayos sucedía con ese tipo?, siempre lo estaba persiguiendo sin descanso.

Llegó a un árbol y se apoyó en él, jadeando cansado. Al parecer había logrado perder a ese extraño chico gruñón. ¡Ja!, ¡Claro que sí lo había perdido!, ¡porque él era la SORPRENDENTE Orden de Los Caballeros Teutónicos!.

Iba a dar un paso, pero vio una pequeña cosa amarilla, apenas moviéndose, entre el largo césped. Sacó su espada, listo para atacar, cuando vio que esa pequeña cosa no era nada más que un pajarillo bebé, que estaba al lado de su cascaron. Guardo su espada, mirando nervioso al animal.

Tomó al pajarillo, con cierto temor, entre sus manos. El animalito podría morir… ¡NO!, ¡AQUELLO NO SERÍA ASOMBROSO!.

-O…Ojalá…-Murmuró nervioso, sintiendo sus ojos obscurecerse.-Ojalá viniese… el rey Goblin ahora mismo…-Terminó con un grito el pequeño, esperando a esa explosión a la cual se había acostumbrado, por tantos años de invocarlo.

(…)

Estaba metido bajo una montaña de papeles, los ancianos del consejo se estaban divirtiendo a costillas suyas y aquello lo estaba haciendo enfadar, además de todo eso Inglaterra… su primer "esclavo" se estaba alejando cada vez más de él, ¡incluso había dejado de jugar con lo goblins!... por otro lado su pequeño Lovino estaba ahora con Antonio, todo porque Austria se lo había dado como colonia y él no pudo evitarlo, porque tuvo que solucionar problemas de sucesión en el reino del Wonderland…

Se estiró pesadamente cuando sintió que era invocado por esa pequeña orden de caballeros. Suspiró y chasqueó los dedos para aparecerse frente al niño, del cual espero que se lanzara sobre él, diciéndole lo asombroso que era, pero aquello no ocurrió.

-¿Gilbert?.-Dijo el nombre que Germania le había puesto a la orden de caballeros. El niño alzó su mirada y se sorprendió al ver los ojos negros y no rojos, como debería tenerlos el niño.-¿Gil?, ¿Qué pasa?.

-Onkel Jareth…-El niño le tendió las manos, mostrando al pequeño pajarillo, que a duras penas se veía que respiraba.-Ayúdalo… por favor…

Suspiró pesadamente y se puso a la altura del pequeño. Conjuró un pequeño cristal en su mano.

-Gilbert, ¿prometes cuidarlo y nunca dejarlo?.-El cristal comenzó a brillar, pero el niño ni siquiera lo noto aquello, únicamente miraba los extraños ojos del rubio.

-Ja, lo prometo… nunca lo dejare, Onkel Jareth…-Al escuchar esas palabras llevó el cristal al pequeño pajarillo. El cristal entró en el cuerpo del animalito, el cual brillo unos instantes… fueron unos minutos de silencio, cuando la pequeña ave comenzó a moverse. El pajarillo se sentó en las manos del niño albino y comenzó a piar.

-Muy bien, Gilbert, tu amiguito, Gilbird, nunca te dejara, ahora debó volver y…-Se sorprendió al ser abrazado por el pequeño.

-¡ERES ASOMBROSO, ONKEL JARETH!.-Sonrió al escuchar al niño y le iba a acariciar la cabeza, pero se sorprendió al ver al pequeño pajarillo ahí. Bien… al menos su día había cambiado gracias a un pequeño pajarillo y a esa orden de caballeros, que él sabía que sería un gran país…

"THE END!"