Disclaimer: Ninguno de los personajes de ATLA ni LOK me pertenecen. Todos son propiedad de Michael Dante DiMartino y Bryan Konietzko.

Caótico Ballet.

Capítulo I: ¿Por qué me miras así?

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Llevo siete años maravillosos viviendo con mi pareja, una joven de cabellos oscuros y ondulados, su piel es ligeramente morena, tiene ojos color aceituna y un hermoso lunar enmarca su rostro justo debajo de su ojo izquierdo.

Me siento complemente afortunado de que mi vida se hubiese visto lazada con una mujer como Kuvira Frontier, sin duda alguna es lo que me complementa en demasiados aspectos de mi vida, ella es fuerte, tiene un temple de acero pero cuando se lo propone y por muy orgullosa que sea ella es tierna, linda y delicada sin perder esa elegancia que tiene, aquel porte altivo que solo pudo haber heredado de su madre.

Miro con atención un retrato en el estudio, es una foto de nuestra boda, y a pesar de tener poco casados, me siento realizado, como si casarme fuera aquello que le hacía falta a mi vida para sentirme feliz y en paz.

Kuvira trabaja en la empresa de su padre, es la contadora, se esmera demasiado para llevar el absoluto control de todo, incluso desarrollo un software especial para llevar la contabilidad y control de las cuentas bancarias, ventas, compras y todo lo relacionado con lo económico, no solo eso, además de hacer toda las cuentas a mano, con una computadora y con el software, mantiene en constante vigilancia cada centavo.
Ahora se saben quién lleva la contabilidad de nuestro hogar… Correcto Kuvira.

Aunque no siempre coincidamos en el hogar, aun podemos darnos los lujos de disfrutar largas y grandes vacaciones por el mundo, sin preocupación alguna.
Desde hace unos cuantos meses Kuv está muy estresada y agobiada, ha sido motivo de discusión para ambos las responsabilidades que pone sobre sus hombros pero de alguna u otra manera puedo entenderla.

Es una de las mayores de su múltiples hermanos, la mayor de mi cuñado, el cual es bastante pomposo, Kuvira siempre ha querido demostrar que ella puede heredar la presidencia de la empresa, que es la persona adecuada para mantener, acrecentar y poner en alto el nombre de su padre. Siempre ha querido mostrarles a todos que no es lo que se pensaba de ella. Que no por ser la media hermana, vale menos que sus hermanos. Qué desde que tuvo su accidente no está rota que sigue valiendo absolutamente lo mismo o hasta más.

A diferencia de mí, que simplemente me dediqué a una carrera militar, Kuvira no siempre quiso ser una economista, ella siempre fijo su vista en ser una artista, sin embargo sus sueños se vinieron abajo ante un trágico accidente en su carrera. Kuvira era bailarina de Ballet profesional, tan solo a los diecinueve años de edad había conseguido tal puesto, fue de las jóvenes de edad más corta en alcanzar los teatros profesionales y agradar a los críticos más severos.

Lo recuerdo, acompañarla a las gira de su debut con el papel de clara en el cascanueces.

Ella me contó que peleó mucho tiempo con su madre para dejarla entrar a su academia de danza y esta se negaba la mayoría de las veces.

No siempre fue todo tan fácil, tuve que luchar para llegar hasta aquí— Me susurró mientras se miraba al espejo que se encontraba en su camerino— Mi madre nunca deseó dejarme entrar en la academia de danza, tuve que demostrar con sangre y sudor que era capaz de entrar, que tenía la capacidad, la tenacidad, el valor y la disposición de llegar hasta aquí y cuando pude estar en ella me negué… Y mírame, no ha sido en vano, pero no sé porque si ahora estoy aquí el cuerpo me tiembla como si jamás me hubiese mostrado antes a un público para bailar, muero de miedo Iroh… —Sonrió con lágrimas en los ojos, presionó su mandíbula sintiendo su propia tensión riendo nerviosamente— Me encanta esta sensación, sin embargo a la par la odio…

Lo harás maravilloso cielo— Le apoyé— En serio…—Sonreí abrazándola.

Al separarnos del abrazo limpie sus lágrimas cuidadosamente y deposité un beso en su frente.

Gracias por estar aquí… Por apoyarme en cada momento— Tomó mi mano y me miró a los ojos, sabía que estaba aterrada pero eso era lo que le daba fuerzas, sabía convertir su miedo en algo hermoso cuando bailaba.

Te amo— Sonreí y salí del camerino— Estaré en las tribunas apoyándote a cada momento cielo— Le prometí.

Sin embargo nunca pensé que después de esas palabras amargas toda nuestra vida como hasta entonces la concebíamos iba a cambiar para siempre, aquel día del accidente nada volvió a ser lo mismo para ninguno.

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Miré una foto que estaba colgada en el estudio de nuestra casa, sonreí y reí amargamente, quizás ella tenía un poco de razón en prohibirme entrar a su tonta academia. Llegué más lejos sin ella…

La mirada de estaba llena de recelo, a pesar de su pequeña edad ella era capaz de sentir y actuar como cualquier adulto, miraba como si su enemigo no fuera tan grande como en realidad lo era. Su principal némesis no era ni más ni menos que su propia madre… El villano que atizaba con alevosía y ventaja cada cosa que refería a ella, el obstáculo para sus planes. La ironía era deliciosa y desoladora.

Quiero aprender en Zaofu Ars— La encaró con fuerza, una niña de seis años llena de coraje, estaba ansiosa por tener el pase a sus sueños— Tú puedes ayudarme madre, solo con una palabra tuya puedo ser aceptada… Por favor…—Dijo con súplica.

No, hemos hablado de esto antes querida— Suspiró masajeando sus sienes— No puedes entrar a Zaofu… No importa que sea la directora, si pretendo que continúe como una academia prestigiosa primero debes demostrar que eres competente, seré rigurosa contigo como con cualquier alumno, no por ser mi hija entraras como si nada.

Pero mamá…— Replicó,— Yo…

Tú aun no tienes edad de hacer la audición y punto, esta conversación se pospone hasta que tú tengas catorce años cielo, para eso faltan siete años— La observó con una sonrisa conciliadora— hasta entonces tómatelo con calma.

Eres injusta conmigo— Exclamó conteniendo sus lágrimas, porque no iba a darle el gusto de llorar, guardó cada gota de orgullo y se marchó de la sala a su cuarto.

Cerró la puerta con fuerza y miró el techo tratando de leer alguna respuesta en él, por si había alguna duda, jamás encontró las respuestas en aquella plancha de materiales diversos. Las respuestas a sus deseos llegaron posteriormente.
Un día a su escuela primaria entró por la puerta ese hombre; Aang, el famoso bailarín de ballet de Ilma, junto con Katara su esposa y no menos famosa bailarina de ballet Utariana, ellos junto con unos cuantos bailarines más estaban haciendo pruebas a todos los alumnos del colegio para encontrar candidatos a su academia de ballet privada.

Lo recuerdo muy bien, quienes me hicieron la prueba eran ellos dos, usaba el uniforme deportivo del colegio y me hicieron alzar la pierna lo más alto que pudiera, y sostenerla con mi brazo allí durante el mayor tiempo que soportara.
Me esforcé y recuerdo mantenerme en la posición 5 minutos según mis cuentas personales. Tras esa prueba Katara se acercó a mí y me hizo sentar en el suelo y quitarme los tenis, se arrodillo cerca de mis pies y comenzó a doblarlos en distintos ángulos, cada que flexionaba me preguntaba si sentía dolor, pero en realidad no lo sentía. Fueron múltiples pruebas las que realizaron, al final solo me agradecieron con un rostro ameno y me despidieron.

Estaba nerviosa, al día siguiente nos informarían quien había pasado las pruebas, no le conté nada a mis padres, no quería que me frenaran en mi sueño, el silencio siempre fue mi mejor arma y la actuación mi mejor defensa.

Ellos no se presentaron en el salón, ni se les vio en todo el día, comenzaba a sentirme decepcionada, hasta que me llamaron al salón de arte, recuerdo estar con otros cinco niños más, dos niñas y tres niños.
Allí estaban ellos, con sonrisas cálidas, esas que creía estaban impresas en sus rostros. Las que mostraban tras un espectáculo.

—Bien niños, queremos informarles que han pasado las pruebas, ustedes tendrán la opción de asistir a Avatars Ballet Academy, la beca que ofrecemos es completa pero, sus padres deben firmar una carta en la que aceptan que ustedes asistan a esta, es un internado especializado en danza, aprenderán todo los básico de la danza, entrenaran y tendrán una dieta especial, se les enseñara también todos los conocimientos de educación básica con la excepción de que estarán en contacto con la danza…— Explicó Katara.

—Deben estar seguros de tomar esta decisión, porque si lo hacen deberá ser porque verdaderamente ustedes aman la danza lo suficiente como para hacer este pequeño sacrificio de su infancia, porque desde el momento que crucen esas puertas pasaran gran parte de su tiempo danzando y entrenando.

No había que preguntarlo en mi caso, yo quería danzar, pero mis padres jamás me dejarían hacerlo, de eso estaba segura, comenzaba a comprender que no me veían capaz de desarrollarme profesionalmente en el baile y eso era frustrante.

Tome la carta y pensé de qué manera podría convencer a mis padres de asistir, incluso me fui a casa y sentía que en la mochila yo cargaba una bomba de tiempo… Una que explotaría.

Después de la cena me acerqué a ellos, estaban sentados en la sala, con la chimenea encendida, deje la carta en la mesa de la sala y esperé pacientemente a que ellos la notaran y la leyeran, no iba a decir ni una palabra.

La primera en leer fue Suyin, palabra a palabra sentía como me retumbaba el corazón en el pecho con fuerza. El sudor frío comenzaba a correr por mi espalda y al final de todo la dejó en su lugar con un suspiro.

—No cuentes con mi aprobación— Se limitó a mencionar— Espero estés de acuerdo conmigo Baatar— Lo miró como si se tratara de una amenaza silenciosa.

Se levantó dándonos a ambos las buenas noches mientras cargaba a Opal en brazos, mi padre confundido tomó la carta entre sus manos y suspiró audiblemente al terminar de leer todo el contenido de esta.

— ¿En verdad deseas tanto esto?— Me cuestionó mirando mis ojos.

—Lo hago padre…— Murmuré con tristeza, estaba segura de que se negaría hasta que…

Sacó del bolsillo de su camisa su pluma fuente azul y firmó la carta antes de extendérmela.

—Anda, vamos a tu cuarto, te ayudaré a hacer maletas, mañana temprano, antes de que tu madre se despierte te dejaré en la academia, así no podrá detenernos… ¿entendido?

—Gracias— Corrí y brinque a sus brazos con lágrimas de felicidad en los ojos— Gracias papá… Gracias.

—No hay de que mi niña…

Aquel día muy temprano, salí en silencio de mi habitación, nunca había sido tan silenciosa, era como un pequeño ratón temeroso que evitaba al gato de la casa, incluso salimos sin usar los coches y caminamos varias cuadras para tomar un taxi y que el ruido al cerrar la puerta no despertara a mi madre, ella tenía el sueño como una pluma, aseguraba mi padre.

Llegamos a la academia y me recibió un hombre fortachón de piel morena y una coleta de caballo, su rostro sonriente me dio confianza de inmediato y mi padre preguntó cuándo podía pasar por mí a verme e incluso cuando podía salir de la academia.

Estaba demasiado feliz, fue el mejor día de mi vida, le había ganado una batalla a mi némesis, a la par que había firmado el tratado de guerra.

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Sentí unos suaves besos recorriendo mi cuello enviando pequeñas corrientes eléctricas a todo mi cuerpo y suelto una pequeña risa sin querer.

—Iroh…— Murmuré saliendo de mi ensimismamiento— ¿Hace cuánto que has llegado?— Sonreí volteando para darle un beso.

—Hace exactamente diez minutos— Confesó con esa sonrisa de príncipe azul que solía poner cuando quería decir un cumplido.

— ¿Y que estabas haciendo?— Sonreí esperando a su próxima oración.

—Bueno, primero al entrar miré la foto de nuestra boda, así que me quedé pensando un momento en que… ha pasado tanto tiempo y aun así te sigo amando con la misma intensidad— Admitió.— Después supuse que estarías aquí pensando cuando miré el corcho en la mesa de la cocina… así que como te vi tan concentrada decidí llamar tu atención de una forma especial— Soltó una risa traviesa.

—Pues lo lograste amor, y vaya forma de atraer mi atención— Lo miré y caminé hasta la salida del estudio con mi copa de vino— Anda, vayamos a comer, debes estar hambriento, porque yo si lo estoy— Me detuve antes de dirigirme a la cocina.

Sonreí con calma, a mi lado tenía a un hombre maravilloso, que siempre había estado a mi lado desde mi juventud hasta en mis momentos más difíciles…

— ¿Recuerdas cómo nos conocimos "estrellitas"?

—Lo recuerdo aceitunas— Sonrió con esa dulzura que amaba de él.

—Quien a pensar que después de ese enorme disgusto seguiríamos encontrándonos y que luego de trece años nos casaríamos.— Lo miré sacando del horno nuestra comida.

—La vida teje los caminos de forma misteriosa…

Miré la pasta con una gran sonrisa y recordé, Yama, sus colores y aromas por los negocios que había alrededor.

Estar distraída apreciando la arquitectura y el derribándome, gruñí con odio, el golpe me había dolido y el gran imbécil que me había golpeado seguía encima de mí.

¿Qué demonios te ocurre?— Protesté.

¿A mí?— Preguntó el otro indignado.

Se levantó y se sacudió el uniforme, era una uniforme militar de la Republica Unida, era de mi nación, suspiré continuando con mi enojo y cruce los brazos.

Si estrellitas— aproveche las estrellas que portaba en su uniforme para hacer una burla rápida— A ti— Me levanté yo sola rechazando su ayuda— Deberías mirar por donde vas.

Pues si no hubieses ido distraída eso no hubiese sucedido en primer lugar— Remarcó— Así que no fue del todo mi culpa —Agregó.

No, pero también tú deberías fijarte

Me eché a caminar con enojo por las calles de Yama sin hacer caso a las disculpas que iba a ofrecerme.

—Ahora que lo pienso, no debí marcharme dejándote con las palabras en la boca— Reí— Así hubiese podido pelear más contigo— Admití con gracia.

—Quizás nos hubiéramos odiado aún más— Miró que comenzaba a emplatar la comida y el acomodó la mesa con rapidez.

—Pero a final de cuentas estábamos destinados a estar juntos cielo—Concilió.—Por muy terrible que fuera la primera vez que nos vimos.

Por la noche en la plaza de los dragones, nos quedaba cerca de nuestro hotel, salimos a cenar, de regreso encontramos a unos músicos callejeros, una bandolina, un acordeón, una guitarra y una flauta transversal tocando música del folklor Alnaar, como buenos bailarines que éramos comenzamos a bailar al ritmo de la música.

Y aunque muchos esperarían que Aang y Katara nos detuvieran, ellos fueron los primeros en danzar, respetando el ritmo de la música, nos fundimos con las notas y entre saltos de regocijo en el borde la fuente y de otros objetos, entonces al ver espectáculo que habíamos montado algunas personas se nos unieron en el baile.

Entre todos aquellos que se incorporaban a nuestro baile, se acercó ese joven con el que había chocado al medio día, me ofreció bailar y aunque quisiese negarme acepte por alguna razón

No era mi fuerte ni mi estilo bailar con desconocidos pero, el aun y con todo me inspiro confianza y bailamos al ritmo de un pequeño vals.

—Además, si me aceptaste luego de ver lo terrible que era yo bailando— Sacó de la nevera una jarra con jugo de moras— Debía quererte.

Parece que el soldadito de plomo sabe bailar— Sonreí con cierta burla.

Déjame confesar que soy pésimo en esto— Me dio vuelta y susurró a mi oído— Pero por bailar contigo vale la pena que vean lo torpe que soy… Además me gusta más que me llamen Iroh… No soldadito de plomo.

Más vale que seas mejor peleando que como lo eres bailando entonces o nuestra patria estará perdida— Solté una risita y al terminar la música nos miramos.

Él sonrió, yo sonreí y al llamarme la atención Katara comencé a caminar dándole la espalda.

¡Espera!— Me gritó con apuro.

Me di la vuelta y lo miré desde la lejanía que había puesto entre él y yo.

Por lo menos dime tu nombre— Me miró.

Yo sonreí altiva y solo solté una pequeña risa antes de contestar.

Para saberlo deberás ver la cartelera de los teatros de la Republica Unida en la próxima temporada de ballet, ahí quiero verte en primera fila con el conocimiento de mi nombre, porque pienso ser la estelar.

Me di media vuelta y comencé a trotar para alcanzar a los demás que iban ya adelantados.

—Fue agradable conocerte de una manera tan particular— Admití y comenzamos a comer con calma.

El día pasó con suma tranquilidad, charlamos un rato para luego salir a comprar algunas cosas que necesitaba para mi trabajo. Pasamos por la plaza comercial Golden, una enorme plaza llena de locales de todo tipo, La Republica Unida era una ciudad fría e inclemente en ocasiones y el día actual era uno de ellos, puesto que la lluvia azotaba cruelmente la ciudad, era uno de aquello días de tinte melancólico gracias al cielo con sus nubes grisáceas, no obstante aquella belleza no podía comprarse con nada, por muy triste que aparentara ser el día era hermosos.

Pasamos por una tienda en la cual fui detenida por una mano familiar, me di la vuelta y sonreí mirando a uno de mis hermanastros menores, Huan, a pesar de todos los problemas en mi vida, él era de mis únicos hermanastros que me dirigía la palabra y no precisamente para insultarme, como y yo, nuestro padre siempre nos reprendía por pasarnos la vida peleando, no obstante hacíamos una buena pareja de trabajo aunque en ocasiones el quisiese alardear de que todo era debido a él y sus habilidades empresariales.

—Hola, cuñado, Kuvira— Nos saludó sin tocarnos, Huan por algún motivo no toleraba que tocaran su individualidad.

— ¿Qué tal?— Lo miró Iroh acostumbrado a su forma peculiar de ser.

—Hola, es bueno verte luego de un tiempo— correspondí su saludo con calma.

—Quisiera hablar contigo un par de cosas, claro si Iroh nos pudiera dar algo de privacidad — Aclaró mirando con una clara directa a mi marido.

—Iré a ver algo por allí— Señaló los escaparates.

Lo miró con un poco de recelo hasta que Iroh se alejó lo suficiente para luego dirigir su mirada hacía mí con más tranquilidad.

—Bien, se ha ido pero ¿Era necesario que se fuese?— Comencé.

—Sí, tú marido es un bruto cuando de arte se trata, lamento revelártelo pero te casaste con un neófito de la danza y el arte en general, ese hombre solo sabe de armas, músculos y más cosas de violencia— Soltó un suspiro— Yo te advertí que él no tenía nada en común contigo, pero en fin.

— ¿Y qué tiene que ver el arte con esto?— Lo interrogué rápidamente con mi mirada.

—Bueno, verás, haré una exposición de mis esculturas, estarán algunas figuras del mundo de la danza y deseo que tú asistas, además de que quiero insistir en que enseñes en la academia Zaofu, el hecho de que no bailes como antes no quiere decir que debas cortar todo lo que tenga que ver con el baile de tu vida.

—Agradezco la invitación, pero respecto a enseñar en Zaofu, lo pensaré aunque por ahora estoy muy ocupada en la empresa de papá, sabes.

—La exposición será el sábado, la inauguración comienza a las 8 en punto, espero puntualidad— Agregó con rapidez— Y viste presentable al espécimen que tienes por marido— Dio por terminado para retirarse con rapidez.

Por algún motivo Iroh y Huan no podían llevarse del todo bien sin embargo eso era desde que lo conoció, no se caen bien aunque Iroh es más reservado en cuanto a hacer comentarios como los de Huan.

Huan mi hermano menor era todo un caso, de los únicos con quienes me llevaba bien, él también apoyaba que salir de casa era lo mejor para todos como hermanos y con el carácter de nuestra madre. Mi hermano era una persona muy peculiar, siempre alardeaba de su arte como si fuera único, y si bien tiene talento para ello a veces se volvía tedioso escucharlo hablar de escultura. Pero teníamos un trato secreto, yo lo escuchaba cuando hablara de escultura y el me escuchaba cuando hablaba de ballet aunque este siempre disfrutó del ballet a diferencia de Baatar,Jr y los gemelos.

Ahora mismo teníamos una invitación al pasado, solo sería cuestión de tiempo para evaluar la posibilidad de evadir aquel evento por las personas que asistirían a este o simplemente asistir y marcharnos con rapidez.

Solo eso quedaba.

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Continuará…

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Poderosa Nota De Autor: Como bueno ya algunos saben publiqué hace poco Cuernos y Alas y me dispuse a crear este fic antes de cuernos y alas y bueno lo inicie en agosto del año pasado, siempre había querido escribir algo referente al ballet y al fin está aquí, espero que se queden conmigo para descubrir más de esta historia que me gustó mucho como quedó ¡Saluditos! No olviden dejar un review si es que les gustó este primer capítulo y si no les gustó igual jajaja, Solo decir que estaré publicando todas las semanas el día Martes en la noche o el miércoles en la madrugada.