Hola, es la primera vez que participo en un reto y además que hace mucho tiempo que no escribo, pero este drabble se me vino a la cabeza al ver la imágenes del reto. Espero seguir subiendo drabbles y que la inspiración no quiera irse de vacaciones, tanto tiempo me tuvo abandonada.

Dedicado a las chicas del foro proyecto 1-8. Gracias por invitarme, espero ser más activa ahora que estoy libre.

Aclaraciones: Digimon no me pertenece. Este drabble esta inspirado en el CD drama Natsu e no tobira, recomiendo que lo busquen antes de leer. Inspirado en la imagen número 3


Estaba echado en mi cama jugando con mi pelota de fútbol entre mis manos, recordando mi último viaje a Estados Unidos, allí me encontré con Willis y Mimi, y la conocí a ella. El solo recordarla me dolía, especialmente su sonrisa y su triste mirada. Me siento como un tonto si me hubiera dado cuenta de la oscuridad que la rodeaba o si le hubiera dicho que si sería su compañero de toda la vida.

Yo fui el único que la escucho, el que la encontró, debí salvarla. No sé en qué momento las lágrimas comenzaron a salir y su nombre se me escapo en un suspiro.

—Nat-chan, lo siento.

No me di cuenta que alguien abrió la puerta de mi habitación, me sorprendí no esperaba que ella viniera a visitarme. Seque mis lágrimas disimuladamente y mostré una sonrisa falsa, de seguro la más falsa que he dado en mi corta vida.

—Daisuke, ¿quién es Nat-chan?—pregunto la castaña que me robaba el aliento con un tono muy dulce, esperando mi respuesta. Yo solo guarde silencio. Y ella se acercó y tomo mi cara entre sus manos.

—¿Por qué estas llorando? —me interrogo con una cara preocupada. Yo nunca lloraba frente a mis amigos, era el líder tenía que mostrarme fuerte.

—Es una larga historia Hikari y a ti no te gustan las historias tristes —dije en un torpe intento de cambiar de tema. Ella inflo sus mejillas molesta, se veía muy adorable.

—Si es algo que te hace llorar, debe ser importante. Y no me moveré de aquí hasta que me lo cuentes —lo dijo decidida y conociéndola cumpliría su palabra.

Y esa fue la primera vez que me mostré débil ante un amigo, la primera vez que Hikari me consolaba y lloraba sobre su hombro. La primera vez que mostré esa faceta que tanto odiaba. Porque siempre hay una primera vez para todo.