Pareja: SasuKarin, y otras, que se vienen formando.
Advertencias: Esta historias la escribí el año 2011, por ende, los hechos narrados van más acorde a la idea que tenía para lo que iba en esos tiempos en el manga. A ello, puede que haya un poco de Ooc, - que intentaré no sea mucho, - y la trama se desencadenará de otra forma. Gracias por tomar atención.
Desclaimer: El anime/manga de Naruto no me pertenece, por ende tampoco los personajes, todo es de Masashi Kishimoto.
Capítulo 1
Al entrar a Konoha, con la cabeza gacha y con un tanto de vergüenza y temor, por el resentimiento que debían de albergar muchos aldeanos de la villa, caminó con las manos metidas en los bolsillos e intentando simular desinterés al medio que le rodeaba.
Sí, exactamente había vuelto a su tierra natal, después de traicionar a Tobi, - sea, cual sea su verdadero nombre, a él le valía, - en esa guerra en la cual, él estaba como uno de los mayores causantes. Se podría decir que tuvo una redención y por eso mismo su vida había sido perdonada, al igual que su clasificación de criminal rango "S", quedó tirada en el trasto de basura.
La verdad era que en un principio se mostró reacio a volver a Konoha, pero con la gran insistencia de su antiguo grupo, - más las últimas palabras de Itachi, - con un suspiro, de resignación, acabó por acceder.
Y ahora se encontraba en las calles de Konoha, con la mirada acusatoria de las personas que lo miraban como una vez fue visto Uzumaki, con unos cuantos insultos que salieron entre el montonal de personas que se reunieron, para reconocer al antes chico más popular de la Aldea de la Hoja. Iban directo a la oficina de la Hokage para ver cuál iba a ser su sanción por lo anteriormente hecho, y aunque la idea de rebajarse a hacer trabajos comunitarios y otras cosas no le agradaba, en cierta forma no veía otra forma de pagar los errores cometidos.
Fue estúpido, lo aceptaba en sus adentros – claro, porque su orgullo Uchiha, jamás le haría decir tal cosa en voz fuerte – perdió muchas cosas importantes al ir tras esa meta equívoca de la venganza. El había sido de aquellos idiotas que había tirado a los cerdos un montón de gemas preciosas, perdió a su única familia, la confianza de su pueblo, la amistad que una vez tuvo, y tantas otras cosas de las que él no estaba consciente, no, no lo estaba.
Pero ya no era tiempo de lamentarse, era muy tarde para hacer tal cosa, solo le quedaba mirar hacia un futuro, - que de por sí, seguía siendo solo espejismo, - e intentar enmendar los males provocados, -al menos un poco.
Se podía mirar que Naruto tenía una enorme sonrisa que adornaba su rostro y que Sakura mantenía una sonrisa dócil y bella que resplandecía aun más su belleza natural, mientras sus ojos iban a parar cada vez, - con algo de disimulo, - en la silueta del chico de negra mirada. Era tan notable que la chica de mechas rosáceas aun lo adoraba y que así mismo tenía las firmes intenciones de conseguirle como pareja. O… ese era el plan.
Sus pasos iban cada vez de forma más lenta, o al menos eso le pareció a él, miraba sin mirar las calles de Konoha y de vez en cuando se daba cuenta de los grandes cambios en esta aldea, pero poco le importaba todo esto. Pudo visualizar a aquellos que tenían cierta cercanía con él, quienes ya habían cambiado en aspecto y su mirada irradiaba lo mismo que la de los otros aldeanos. Ira, decepción, odio, dolor… etc.
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¿Este, seguía siendo ese lugar que una vez nombro como su hogar?
-o-
Los aposentos de la Hokage llegaron a aparecer en su enfrente, y de nuevo se dio cuenta de los cambios sufridos en Konoha, pero era algo que debía suponer, esta aldea había sido destruida en más de una ocasión y en cada reconstrucción las cosas no podían ser una réplica de lo anterior.
Su mirada buscó a la que estaba en el cargo más alto de Konoha y se encontró con las hebras doradas de la mujer de grandes atributos. Por un momento quiso darse la vuelta al notar la mirada acusatoria que esta también le dirigía, pero al final por no quedar peor parado de lo que ya estaba, se quedó quieto y expectante. Claro, que muestre una sonrisa modesta o bien que ponga una cara más agradable a la vista, era algo imposible para Sasuke Uchiha, era suficiente el hecho de que se haya dignado a ir por sí solo donde la Kage.
La rubia le contempló por un momento, si fuera por ella en ese mismo instante le metía tras las rejas o bien lo expulsaba de la aldea, pero al notar que tanto el rubio como su alumna adoraban a este individuo, y no dudarían en dejar todo con tal de seguirle, tenía que re-pensar las cosas, y como ella no hubiera deseado, él, Sasuke Uchiha, con la ayuda que dio en la guerra, y la perseverancia de los dos chicos… había ganado.
Botó un hondo y tortuoso suspiro, resignada, cansada, tal vez un poco molesta.
— Uchiha Sasuke, — el nombre del chico salió lentamente de sus labios y con un expresión tal que daba la impresión de que estaba haciendo un sobre esfuerzo — como bien sabemos tú revocaste tus derechos como aldeano, — las palabras se pronunciaron con igual lentitud que el nombre, mientras que poco a poco las expresiones de la rubia se relajaron, — pero se te ha dado una oportunidad, para que vuelvas a reintegrarte aquí.
Naruto y Sakura sonrieron eufóricos, mientras el menor de los Uchiha se mantenía impasible – el chico era demasiado frío – pero pudo botar un suspiro de alivio.
— Gracias, muchas gracias, — habló feliz Naruto, — yo le prometo que el "Teme" se portará bien y…
— Naruto, cállate, — ordenó Sasuke, provocando que de esa manera Tsunade frunza en ceño, — estoy seguro que ella aún no ha terminado, — la astucia del pelinegro era tangible, pero también su mala educación era demasiado palpable.
Tsunade movió la cabeza negativamente de un lado para el otro, no entendía como su par de subordinados adoraban a este chico pedante y altanero. Pero, claro, que después caía en cuenta de que sí entendía, así era su trato con Orochimaru e idéntica una vez fue su devoción. Al final y al cabo este era como el reflejo de su anterior grupo, pero con integrantes que iban corregidos y mejorados, - y no siempre en el buen sentido.
— Tienes razón Uchiha, — habló la mujer mientras una diminuta sonrisa macabra se formaba en sus labios, — como castigo se te tiene prohibido el ascender al grado chuunin por el trayecto de cinco años, y como debes suponer tus misiones serán solo de rango D, — soltó una pequeña risita, — máximo podrías tener unas de C.
Los ojos de todos los del equipo 7 se blanquearon y vieron a la kage esperando a que esta se contradiga con la razón de que era una broma. Pero lamentablemente tal broma no existía. El Uchiha mordió su labio inferior fuertemente, para intentar reprimir las tremendas ganas que tenía de decirle en la cara a la rubia lo mal que lo iba a pasar, si no reducía la pena. Pero, no podía hacer tal cosa, tenía prohibido el gritar, el cerrar sus puños y por sobre todo mirarle retadoramente con el sharingan traslucido en sus ojos.
Naruto intentó negociar y Sakura imploró por qué no fuera tan brusca. Pero Tsunade ya había dado las condiciones para su estadía, era cosa de que este respondiera.
El cuerpo le temblaba ante la impotencia y solo pudo sacudir la cabeza de arriba abajo, dando a entender de esa forma su afirmación. Aún estaba en prueba y el ser impulsivo derrumbaría lo poco construido.
Todos quedaron absortos ante la inesperada afirmación, hasta Sasuke mismo no entendió como accedió tan fácil, pero ahí estaba condenado a estar cinco años sin poder ascender de rango y con misiones que tachaban a lo ridículo. Tenía que estar preparado para salir de chunnin a sus 22 años, claro, si la pena no aumentaba. Sin duda alguna si se iba a ver los rangos obtenidos pronto no sería suficiente rival para el "Dobe", era muy desmotivante pensar en ello… prefería zajar ese tema… por ahora.
Tsunade les dio el permiso de salir de su oficina y así lo hicieron. Mal comienzo, definitivamente había tenido un mal comienzo.
-o-
Por un momento pensó en el estado en que debería encontrarse ese lugar donde había habitado. Pero de nuevo cayó en la cuenta de que Konoha ya no era la misma, por tanto caos que reinó de forma tan consecuente, el pensar en la gran casa Uchiha era solo una fantasía. No pudo evitar sentirse más demotivado, mientras pensaba mejor en los cambios, de la aldea… también los suyos.
Konoha que era el lugar que le albergó toda su infancia y pubertad, ya no era la que una vez conocía, al igual que él ya no era el mismo Sasuke que una vez existió. Todo era distinto, ya nada era lo mismo, ni ese par que decían ser sus amigos eran como solían ser. Todo cambia.
Intentaría volver a tener un cupo en esta villa, pero un gran abismo ya había puesto un límite entre este y todo lo antes conocido. Estuvo mucho tiempo en la oscuridad, para que se vuelva a adaptar a la luz. Muy poca gente entendería, a lo que él se refería y eso era una cosa que también le frustraba.
Era mejor dejar de poner "peros" de por medio e ir en busca del cambio. Aunque era difícil hacerlo. Se pilló, volviendo a escusarse.
Sus pasos se amortiguaban con el cemento del suelo y su mirada paseaba distraída en las casuchas de Konoha. También se estaba preocupando por el lugar en el que residiría, estaba cayendo al gran hoyo de la realidad. Ahora no sabía qué hacer.
Tal vez le pediría a Sakura que le hospedara, pero al verlo desde un punto de vista más lógico se negó a esta idea, ya que algo le decía que no le haría ningún bien, - era ese sentimiento de pérdida, - ver cómo era una familia normal, donde la tragedia no había logrado hacer heridas imposibles de sanar. Naruto… no le agradó ese pensamiento ni bien surcó por su mente, todo acabaría hecho patas para arriba. O…
Los pensamientos desvanecieron de su mente cuando escuchó un ruido estrepitoso, de un cuerpo cayendo al suelo, y que provenía de la sala de interrogatorios. La verdad era que poco le importaba que los tontos, - esos, - salgan heridos por un lunático, al intentar conseguir cosa como información, y hasta le agradaba la idea de ver herido a Ibiki – asuntos personales desde el examen chunin – pero las cosas cambiaron cuando escuchó una estrepitosa voz ya conocida, insultando cuanto podía a quién sabe quien.
Su mirada le buscó, más por impulso que por voluntad propia. Pero de igual forma así lo hizo y la vio, después de tanto su mirada volvió a reencontrarla.
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— ¿Cómo me pueden hacer esto?, — la voz de Karin se alzó melodramáticamente, — me tiran a la calle, y yo soy una pobre chica que no tiene techo, — tras esto se tiró al suelo y su rostro mostraba tal expresión que parecía anunciar un próximo llanto, que podría durar, horas y horas. De verdad, nadie quería eso, — ¿ven?, todo el mundo me usa, siempre me ven como un objeto.
Uno de los ninjas le veía con lástima y estiraba del brazo de Ibiki de forma aniñada, como queriéndole pedir un poco más de tiempo para la pelirroja. Más Momochi movió la cabeza negativamente.
— Te estás quedando demasiado tiempo, — la voz áspera del Joonin se alzo fuerte y claro, — ya es hora de que salgas de aquí.
— Esta aldea es horrible, ya me están botando, a pesar de que les dí información clave para que ganasen la guerra, — alzo aun más la voz en un intento de salirse con la suya, – pero no se preocupen ya estoy acostumbrada, así me pasa siempre.
Sabía perfectamente que causaba lástima, y aunque muchas personas no optarían por lo que hacía ella, resultaba muchas veces la mejor arma en los aprietos. No estaba dispuesta a dejar esa cómoda cama, esos banquetes diarios, ese buen trato recibido y por sobre todo no soportaría perder a su gran despacho de lacayos, (ups) perdón, mejor dicho escoltas.
Ibiki se puso un par de dedos en su cien, la chiquilla pelirroja era difícil de tratar, pero era a la vez angustiante dejarla a su merced. Se acercó a la chica y con un instinto paternal que él juraba no tenía, - y era cierto, pero no era impermeable, a chiquillas que siempre se salían con la suya como esta, y Yamanaka, - poniendo una bolsita pesada en manos de ella, Karin vio confundida el presente.
— Esto te servirá para encontrar un lugar donde hospedarte, – explicó, – y si quieres puedes venir a almorzar con nosotros.
La chica le vio por un corto periodo y sonrió ligeramente. Para después asentir y levantarse a abrazarlo.
— Gracias, — prorrunpió casi eufórica, estuvo a nada de hacer sonrojar al hombre, pero este no lo hizo, vamos, sería ridículo que lo haga.
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Los ojos negros de Sasuke vieron toda la escena, sus oídos también escucharon toda la plática, pero seguía sin entender a que se debía que se haya quedado viendo a su ex compañera. Sasuke hasta se había acercado para observarla mejor y sintió un sentimiento que se negaba a reconocer, - angustia, - cuando notó que ella no notaba su presencia.
Él siempre la había notado, desde el primer momento en que sus miradas se entrecruzaron hasta ahora. Le era difícil olvidar esos cabellos despeinados de color rojizo, al igual que era difícil no recordar esos lentes de botella y a los ojos carmín que eran resguardados por estos. Aunque puede que el interés se haya debido principalmente, a que vio en ella atributos destacables, - en destreza como ninja, - que no encontró fácilmente, de ahí que se fijara más cosas, suponía, se debía a que esta estuvo a su alrededor por mucho tiempo.
No paró de observarla, hasta su último recoveco e intentar notar alguna diferencia en su persona, - aunque de forma inconciente. Se encontró con que no tenía nada diferente, exceptuando el brillo casi extinto de sus ojos. El vio como ella se movió al poco tiempo.
Karin se puso de pie y con sus manos limpio su ya sucia ropa. Una sonrisa se vislumbró en sus labios y metió dentro de su bolso el regalo de Ibiki, haciendo de esta manera que dentro se formase una sonata de monedas.
Su nariz aspiro el dulce aroma de Konoha. Pero… este aroma era diferente, diferente, pero conocido, tan familiar… tan agradable. Casi maldice en voz alta cuando se dio cuenta, a quién pertenecía este aroma que le gustaba, - tanto, tanto, como nadie tenía idea, - desbió la mirada. Los ojos rojos se encontraron con los negros, por un segundo, solo un segundo ese par de miradas se encontraron y observaron atentas. Un segundo, que si fuera por Karin no hubiera desperdiciado.
Su mirada se desvió y al notar la insistencia de la del azabache, volteó la cara completa y con el ceño fruncido espetó:
— ¿Qué es lo que estas mirando, idiota?, — la voz sonó con antipatía y enojo. Un tono que el Uchiha jamás había escuchado en Karin, ni siquiera en sus constantes peleas con Suigetsu.
Este volteó la mirada y se puso las manos en los bolsillos, haciéndose al que no paso nada. Porque él no tenía nada, - absolutamente nada, - que mirar.
Continuará...
Tuvo que re-editar esto, ya que… era un asco, ¿no? Si bien, apuesto, aún tengo errores, estos son menos, y en fin, ya fue arreglado el primer episodio... me dan flojera los demás T_T
