Estrella sin amor One-Shoot ((SesshxKag))

Estrella sin amor One-Shoot ((SesshxKag))

Capitulo 1 de 3

Aquel maldito desgraciado, cuando lo cogiera... Kagome se encontraba mirando el techo desde la cama de la habitación de su hotel. No iba a llorar de nuevo, estaba cansada de hacerlo.

Había sido una necia al dejarse llevar ¿que clase de artista idiota hacia eso? Pues ella.

¡¡Si hasta el más necio sabía que los cantantes no debían mezclarse con los empresarios de sus Factorías (Las empresas musicales que los contratan)!!

Tendría que haberle echo caso a Inuyasha y no involucrarse con él.

Encima y para colmo, era el presidente de su Factoría y lo tendría que estar viendo todos los días. Por lo menos le quedaba el consuelo de saber que su nueva gira para promocionar su último disco: "Joya rota", la tendría fuera de Japón por lo menos tres meses y no lo vería en todo ese tiempo.

I´m loving you...In my heart your name is eternal...Coming with me...

Kagome tomo su móvil, siempre la animaba oír el tono que indicaba la llamada, pues ese había sido su primer éxito, haría ya un año. Al ver quien era el que llamaba, sonrió y apretó el botón de aceptar.

-¿Diga?

-¡Kagome! ¿Estas en Tokio?

-Si, Inuyasha, ¿por?

-¿Tienes algo que hacer esta noche?

-No, ¿pero tú no estabas de gira por Estados Unidos?

-La gira termino hace una semana, cabeza hueca, ¿acaso no sabes en que día vives?

-Ah...Etto...Vale.

-Ok, paso a buscarte a las 11 a la puerta de tu hotel y nos vamos por ahí, espero que estés lista para entonces.

-¡¡Pero si son las 10!!

-¡¡Y quuee?! ¡¡Con una hora tienes de sobra!!

-Pero, Inuyasha...

-Nada de peros, mas te vale estar lista.

Pi...Pi...Pi...Pi...

Kagome suspiro, resignada, en fin, así era Inuyasha, siempre tan caprichoso, tan creído, tan diferente de "él".

Se sacudió esos pensamientos de la cabeza, sería mejor no hacer comparaciones, a fin de cuentas, Inuyasha siempre había estado con ella, desde niños, la había apoyado, la había ayudado a cumplir su sueño mientras él realizaba el suyo y nunca jamás le había fallado, a pesar de haberle roto el corazón una vez (él a ella), no había faltado a la promesa que le hizo cuando eran niños y la había estado protegiendo durante casi toda su vida.

Kagome se deshizo de su pijama y comenzó a vestirse, unos vaqueros y una sencilla camiseta de tirantes bastarían, conociendo a Inuyasha, no la iba a llevar a ninguna fiesta de la alta sociedad.

A las once en punto estuvo lista. Apenas se había maquillado, no le gustaba. Bajo hasta la recepción y allí s encontró con el peliplateado, que la miraba sorprendido desde la puerta de entrada.

-No puede ser, estoy viendo visiones, ¿tu lista a la hora que te he dicho? ¿No tengo que esperar media hora más a que te pongas veinte cremas más, invisibles?

-No te pases, Inuyasha, no estoy de humor.

-¬¬ ¿Y cuando lo estas? Anda, vamos.

Salieron y se subieron al auto del chico, un Mercedes descapotable que sería la envidia de cualquiera que lo viera. Una vez en él, ninguno de los dos hablo, ya tendrían tiempo una vez llegado a su destino, ambos tenían mucho que contarle al otro y poco tiempo para ordenar sus pensamientos.

En pocos minutos, la velocidad disminuyo y aparco en las cercanías de una pizzería. La chica sonrío, ¿como no?. La pizzería en donde ambos habían trabajado hacía apenas dos años, antes de que una simple canción les llevara al estrellato.

Entraron y se dirigieron a una mesa mas apartada de las demás, su mesa. Se sentaron y pidieron una pizza cada uno y sendas bebidas. Hablaron de banalidades hasta que sirvieron la comida, entonces, como si hubiera sonado un timbre invisible, pasaron a la verdadera conversación.

-Verás, haya algo que tengo que decirte, Kagome, necesito tu opinión.

- ¬¬ Vaya, tu necesitando mi consejo, lo que nunca ocurre, venga, ¿Que ha pasado?

Él comenzó a contar lo ocurrido, a medida que hablaba, Kagome se horrorizada cada vez más. Por lo visto, durante su gira por Estados Unidos, Kikyô, la prometida de Inuyasha, había estado acostándose con un hombre llamado Naraku y al llegar Inuyasha del aeropuerto, se los había encontrado en la cama de su apartamento en Tokyo. Aquello había sido demasiado para él, los echo sin miramientos, a los dos. De eso hacía ya una semana, en todo ese tiempo, Inuyasha había estado reflexionando y había llegado a una conclusión, aunque no dijo cual.

-Por Dios, Inuyasha, lo que te ha pasado es horrible.

-¿Y a ti, Kagome? ¿Por que llevas dos días encerrada en tu hotel sin hablar con nadie? Tú gira es dentro de tres días y no te has aparecido por ninguna de las entrevistas que se hicieron para promocionarla. ¡Ni siquiera has ido a la Compañía!

-Estuve...Ocupada.

-Ya, claro, ¿que ha pasado con Sesshômaru?

-¡¡Qué?! ¿Como sab...?

-¿Me tomas por tonto? ¡¡Siempre te lo quedabas mirando, como una boba, antes de mi gira ni siquiera lo mirabas a la cara y te sonrojabas cuando él te miraba!! ¡Era evidente que estas colada por él, al menos para mí! Y es lo único que puede haberte puesto en este estado de "soledad", por que tú no te dejas apabullar por nada.

-Yo...Veras...

-Tranquila, no te estoy recriminando nada, cuéntamelo, anda.

Se lo dijo, comenzó a explicarle todo lo que había ocurrido, desde el principio:

-Yo me enamore de Sesshômaru desde el primer momento que lo vi, en aquella mesa el día de mi contrato. Aunque ya de por si sabía que cualquier tipo de relación era imposible, pronto me entere de algunas cosas sobre él, como que era divorciado y tenia una hija pequeña, que según decían era autista y nunca hablaba con nadie. Y también de que era un mujeriego, jugaba con cuanta mujer deseaba y al poco de estar con ellas las dejaba tiradas. Por lo visto, ni a la mujer con la que se casó, una tal Kagura, la había amado.

Hizo una pausa y tomo un sorbo de su bebida, Inuyasha le prestaba la más absoluta atención, puesto que él siempre era el que acudía en busca de su consejo, tenerlo hay intentando ayudarla con el suyo era algo totalmente nuevo.

Inuyasha, por su parte, estaba muy preocupado. ¿Por que Kagome siempre tenía que enamorarse de quien no debía? Y el primero al que nunca debió amar era él mismo, lo sabía. Involuntariamente, le había echo muchísimo daño a su amiga cuando renuncio a ella por Kikyô.

-Los días transcurrían con normalidad, yo no dejaba de mirarle de reojo y él parecía no darse cuenta, pues tenía conmigo el mismo trato frío que con los demás. Realice mi primera gira. El día del último concierto, invitaron a una chica que deseaba conocerme a mi camerino.

Era una niña, de apenas ocho años, que se decía fan mía. A pesar de llevar ropa bastante ajada, a mí me pareció encantadora, aunque un poco tímida y estuvimos un buen rato charlando, enseguida nos hicimos amigas, pero al poco no separamos, prometiéndonos volver a vernos.

Varios días después, cuando salía de la Factoría, había alguien junto a la puerta, la niña del concierto, con la misma ropa de aquel día. La mire y me reconoció. Después se acero a mi y me dijo que si quería ir con ella a tomar un helado, yo le dije que sí, me parecía tan tierna...

Nos fuimos a un parque cercano y compramos helados, ella me dijo su nombre, Rin, mientras nos reíamos sin parar de la gente tan estrafalaria que paseaba por la calle.

A partir de aquel día, la chica siempre me esperaba a la salida de la Factoría y nos íbamos al cine, a comprar, de fiesta, a cualquier parte. Era apenas una niña, pero me lo pasaba muy bien con ella y Sango también quedo encantada con ella cuando la conoció. Estábamos siempre juntas.

Una tarde en la que Sango no pudo venir, me la encontré llorando. Nos sentamos en un banco y me contó por que lloraba.

Su padre estaba saliendo con una mujer. Me contó de el, estaba divorciado de su madre, pero a Rin aquello no le importaba, por que su madre se había portado muy mal con ella y le había pegado durante toda su infancia, mientras que su padre estaba fuera y no se enteraba, igualmente, de haberse enterado, como ella dijo, no la habría ayudado, por que no la quería.

Inuyasha puso cara de haber caído en la cuenta de algo, ella supuso que ya lo había intuido y enrojeció un poco, por que había tardado mucho en darse cuenta.

-Empecé a decirle que todos los padres quieren a sus hijos, aunque a muchos les cuesta admitirlo o demostrarlo, aunque ella no me creyó, me decía que su padre no la quería, ni había querido a su madre y muchos menos quería a la mujer con la que estaba, para él todos eran como peones de un juego que el movía a su antojo y su única ambición era ganar dinero.

Le pregunte que como sabia que su padre estaba con otra mujer, a fin de obtener más datos para intentar convencerla y ella simplemente dijo: "Es que él trabaja en tu Factoría, de hecho, el primer día que nos vimos, yo le esperaba para intentar hablar con él pero lo vi saliendo de ella con esa mujer y no me atreví a hablarle, entonces te vi a ti y me alegre mucho, de verdad, nunca había tenido amigas, como he pasado mucho tiempo en el hospital por que mi madre me...bueno, no podía ir a clase y después me pusieron un tutor particular".

Empecé a atar cabos y llegué a la conclusión de que esa niña era...

-La hija de Sesshômaru Tashio, Rin.

Inuyasha había acabado la frase por ella.

-Si, cuando nos despedimos, yo volví a entrar en la empresa y me fui derechita al despacho de Sesshômaru.

-¡¿Que?! ¡¡Estás loca!! ¡Ha despedido a gente por menos que pisar su despacho sin su consentimiento! ¡Eres tonta! ¡Pero re-tonta!

- o Ya no te cuento más.

- 0¡¿Que?! ¡¿Me vas a dejar en lo más interesante?!

-Pues si.

Él sabía que no iba a decir nada más, Kagome era así, le dolía relatar a partir de aquel punto, Inuyasha lo comprendió y no insistió más.

El resto de la cena transcurrió en paz, hablaron de su gira, su nuevo disco y le dio la noticia de que quería cantar a dúo con ella. Aquello le subió mucho el animo, al fin y al cabo, el primer éxito que los llevo a la cima había sido una canción cantada por ellos dos.

Entendía que había una segunda intención en aquello, pues si hacían un dúo, sus Factorías lo negociarían y él podría estar cerca de ella en la empresa, de manera que no quedaba sola frente a Sesshômaru. Definitivamente, este Inuyasha siempre estaba protegiéndola.

Al regresar al hotel, Kagome dejo su bolso sobre la mesita y se tiro a la cama, sin desvestirse, mientras la invadían los recuerdos de la parte que no había contado a Inuyasha.

+ Flash Back +

Kagome abrió la puerta del despacho furiosamente. Sesshômaru Tashio levanto la cabeza de los papeles que estaba revisando, los últimos documentos de la gira de su cantante más famosa (Es Kagome) y se quedo perplejo.

La estrella más famosa de Japón, Europa y Estados Unidos, con fama Mundial, Kagome Higurashi, que se caracterizaba por un carácter tranquilo, dulce y apacible y que antes de cantante había sido ídol por ello, estaba frente a él, furiosa y lo miraba como si fuese un reptil que acaba de salir de algún lado.

Alzo uno de sus dedos y lo señalo como si con aquel gesto fuese a conseguir que cayese un rayo y lo fulminase en ese mismo escritorio.

-Tu...Tu...Tu...

-Señorita Higurashi, ya se que soy yo, no hace falta que me lo indique. Y seguramente nadie se lo ha dicho, pero señalar es de mala educación.

-¿Y usted me habla a mi de educación? No me de lecciones de algo de lo que carece.

Sesshômaru se sintió golpeado, herido en su orgullo. Nunca antes ninguna mujer le había replicado, ya por que careciese del valor necesario o por que no tenía la inteligencia suficiente para ello. Aunque el motivo principal era que todas caían rendidas a sus pies.

-Disculpe, ¿se podría explicar mejor? Que yo recuerde, nunca me he comportado groseramente con usted.

-No me refería a su trato hacia mí, hablo del trato que da a su hija.

Cada vez más perplejo, Sesshômaru se levanto del sillón. Se acerco a la chica hasta que quedaron "cara a cara".

-Usted no sabe nada de mi hija.

-Yo diría que, por lo menos, sé mucho más que usted.

-No sea necia, ni siquiera la conoce.

-Si la conozco, su hija tiene el cabello por los hombros, castaño claro, ojos castaño oscuro, le gusta vestir color naranja y amarillo, su helado favorito es el de chocolate y le gusta comer fruta más que nada en el mundo. Puede preguntarle a ella, por que dudo mucho que usted sepa ni tan siquiera una de estas cosas.

-¿Como puedes saber eso?

-Su hija ha venido a esta empresa a esperarle a la salida desde hace dos meses, pero al ver que se iba con una mujer, renuncio a hablarle y casualmente, yo la conocía de una gira, nos hicimos amigas y hasta hoy no me entere de que usted era su padre.

Él se dio la vuelta, mirando por las grandes cristaleras de su despacho y se limito a decir:

-Muy bien, no vuelva a ver a mi hija y no se meta donde no la llaman. Ahora retírese.

Cuando se oyó la puerta cerrarse, Sesshômaru por fin se dio la vuelta, para caer en la cuenta de que la chica seguía allí.

-¿Es sorda o no ha escuchado lo que le he dicho?

-No pienso hacerle el más mínimo caso, ¿por que debería cuando usted ni siquiera me presta atención?

-Por que soy su jefe, ¿tal vez?

-Pues considera que ahora no lo eres, el horario de trabajo ha terminado, de manera que esto no tiene nada que ver.

-Muy bien, como tú digas, tú lo has querido.

Mientras Sesshômaru bajada las cortinas del despacho, Kagome le reprochaba mil cosas, muchas de las cuales él trataba de rebatir. Cuando la última cortina fue corrida, mientras ella seguía debatiendo, Sesshômaru se acerco a Kagome al punto que podía sentir su reparación. Fue entonces, cuando Kagome se percato de la cercanía del uno al otro y trato de poner distancia, cosa que Sesshômaru le impidió tomándola del brazo.

-¿Qu...que haces?

-¿No has dicho que ahora no somos jefe y cantante?

-¡¡Suéltame!!

-No. Ahora no tengo que por que contenerme.

-¿De que hablas?-Él acerco sus rostros un poco más- ¡No me toques!

-¿No sabes de que hablo? ¿No te das cuenta que eres la cantante más famosa de esta Compañía y estas totalmente prohibida, y que no puedo arriesgarme a perderte por que das mucho dinero?

-¿Si? ¡¡Pues suéltame!!

-No tengo por que, ahora no soy tu jefe, ¿verdad? Pues esto no se lo puedes tener en cuenta al jefe.

-¡¡No me refería a eso!! ¡Dejam...!! Mmm...

Los labios se unieron de un fuerte estirón. Sesshômaru la besaba con el ansia propia de aquellos que llevan largo tiempo deseándolo. Al principio, ella se resistió, pero no duro demasiado, por que, en resumidas cuentas, estaba enamorada de él.

Tras el beso, Sesshômaru comenzó a lamer el cuello de la cantante, despacio, mientras con sus manos desabotonaba la blusa que ella llevaba. Kagome se dejaba hacer, puesto que aquel contacto lo deseaba con cada célula de su cuerpo.

Apenas se libro de la camisa, atrapo los senos de ella entre sus manos, masajeándolos con sobrada maestría, para desprender el sostén y atrapar uno de solos suaves pezones entre sus dientes, lamiéndolo con cuidado, mientras la chica comenzaba a jadear.

Después, deshaciéndose de la estorbosa prenda, paso a quitarle la minifalda negra que llevaba sostenida con un cinturón y se limito a dejarla en braguitas.

La puso sobre la mesa de su despacho, para admirar ese cuerpo que traía loco a medio mundo mientras se desnudaba.

Ella lo miraba hechizada, trataba de cubrir sus pechos con sus manos, ruborizada al máximo, pero no podía dejar de observarle mientras se desnudaba. Primero cayo la camisa de él, dejando al descubierto su fuerte pecho, sin vello, de piel suave, tras la blusa vinieron los pantalones, que mostraron sus fuertes piernas y, cuando se disponía a quitarse los boxers, por fin aparto la vista.

-Vaya, ¿ahora te ha entrado vergüenza?

-Por favor, déjame irme.

Ella se dispuso a recoger su ropa, pero Sesshômaru la freno en seco y la tumbo sobre el suelo. Kagome se asusto al sentir contra su cuerpo el fuerte miembro del empresario. Él, ignorando su miedo, la beso de nuevo, de forma exigente y demandante, sin obtener respuesta.

-¿Por que no te dejas llevar?

-Por que no quiero que sea así. No quiero hacer esto contigo.

-Entonces, ¿a que venían todas tus miradas durante meses, en las reuniones? ¿Esos cuchicheos con tu amiguita Sango cuando yo te decía algo? ¿Los murmullos en los contratos? ¿Acaso me vas a negar que me has estado deseando?

-¡No! Y...Yo...

ÉL tomo su rostro con la mano y la obligo a mirarlo, así, tumbados en el suelo, el sobre ella.

-¿Me deseas, Kagome?

Dos lágrimas rodaron por los ojos de la cantante, que se impulso y se abrazo al cuello de él, para susurrarle:

-Te amo.

Por unos momentos, él pareció no reaccionar, como si aquello le cogiera de sorpresa, pero poco después, la aparto de su cuello, dejándola de nuevo totalmente tumbada sobre el suelo y se inclino sobre ella.

-Entonces, me tienes que desear seguro.

Y ya no hablaron nada más. Kagome se abandono a sus sentimientos y se rindió al deseo.

Él acaricio de nuevo sus suaves senos, mientras una de sus manos se dirigía al pubis de la chica, para acariciar la tierna carne de allí.

-¡Agh! ¡No! No me toques ahí...Mmmghnnn...

Sesshômaru continuo con sus caricias en el clítoris hasta que la sintió lo suficientemente húmeda como para entrar en ella sin provocarle dolor.

Alzo las caderas de la chica y la penetro de una sola embestida. Kagome chillo de dolor.

Ignorándolo, continuo moviéndose a ritmo acelerado en su interior, pero ella comenzó a llorar y se percato de que algo iba mal. Se detuvo un poco y volvió a acariciar el clítoris de la chica, con embestidas lentas, hasta que Kagome gimió de placer.

El placer sucedió al dolor y él se aseguro de golpear estratégicamente el pubis de ella con cada embestida, de forma que sus sexos chocaran totalmente.

-Sessh...ômaru...No...No puedo...más...

-Tranquila, preciosa, aun queda placer para rato.

Y cambio sus posiciones, situándola en cuatro puntos, para que su cuerpo conectara con la espalda de ella. Y la penetro de nuevo, mientras con una de sus manos masajeaba el húmedo sexo de Kagome.

Esta posición daba mayor movilidad y las estocadas se hicieron cada vez más profundas, hasta que Sesshômaru se vino, mientras Kagome era recorrida por un suave orgasmo.

Sesshômaru quedo agotado tras la ardua sesión de sexo y cayo a un lado de Kagome, para no aplastarla. Ella se tumbo un poco en el suelo, intentando recuperar la respiración, para después irse, pero Sesshômaru la jaló hacia él y la obligo a recostarse sobre su pecho.

Se encontraba extraña, allí, tumbada sobre el hombre que amaba, pero solo de escuchar el sonido de los latidos desbocados del corazón de Sesshômaru, se sentía feliz. Ojala el la amas...

-Eras virgen, ¿verdad...?

Ella le miro, ¿acaso no se había dado cuenta hasta ese momento?

-Si.

-Lo siento, si lo hubiera sabido, habría sido más delicado desde el principio.

-Ahora ya no creo que importe.

Se levanto y comenzó a ponerse su ropa. Él la miraba extrañado. ¿Se había equivocado en algo? Normalmente, todas las mujeres que tenían sexo con él, le exigían que pasase el resto de la noche con ellas, a pesar de que él dejaba bien claro que no iba a abrazarlas, besarlas, ni nada... ¡Un momento! ¡Si incluso había abrazado a la chica!

-¿Te vas?

-Si.

-Kagome...Cuando has dicho que me amabas, ¿has mentido?

Ella le miro, estaba llorando, lo que, inexplicablemente, le hizo sentir mal. Kagome se sentía peor, ¿por que tenía que preguntarle aquello? ¿Con que derecho lo hacía?

-No, no he mentido. Pero ójala no te amase, eres despreciable.

Aquellas palabras dolieron, a él, a un hombre que no le había importado nunca nada, las palabras de una de sus "fuentes de dinero" le estaban destrozando. ¿Por que?

-¿Por qu...?

Ya era tarde, Kagome se había marchado y él comprendió por que. No iba a responderle ahora lo que había querido contarle antes de que el... ¿la violara?

CONTINUARA...