Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a J.K. Rowling, yo solo juego con ellos, sin ningún tipo de lucro.
He modificado un poco las edades de los protagonistas para que coincidan en tiempo y espacio de una manera lógica. Perdonadme las licencias pero es que son tan monos….
"A las 12 en la torre de Astronomía, no faltes, lobo"
Remus Lupin llevaba 10 minutos leyendo la nota que le había llegado por lechuza aquella mañana, nadie salvo sus tres amigos y Dumbledore conocían su secreto en la escuela.
No sabía qué hacer, se debatía entre decírselo a sus amigos o presentarse ante el desconocido solo ;ellos siempre le sobreprotegían y no quería meterlos en más líos aún, al menos no por su culpa.
Llevaba 5 años en Hogwarts y el tema de su licantropía era del todo secreto, aunque si sus tres amigos consiguieron averiguarlo en el primer curso, quizás alguien que se hubiera fijado de la misma manera en él podría haberlo descubierto.
Era un tema que siempre le había asustado, sabía que por su condición sería abiertamente rechazado en el mundo mágico, y solo por Dumbledore y sus "locas ideas de integración" como había escuchado a muchos padres sangres pura llamarlo, le habían abierto las puertas del colegio. Pero ni siquiera él había hecho pública su condición.
—¿Qué te pasa Lunático?—le dijo Sirius.
Mal iba si dejaba que se le notara la preocupación, Sirius Black y James Potter, se habían convertido en sus mejores amigos, sobreprotectores desde el primer año no toleraban el más mínimo desplante hacia él, lo que le había ahorrado muchísimos problemas en el pasado. Pero aquello iba a afrontarlo solo, estaba decidido.
—Nada, Canuto—le sonrió a su amigo. Se le iba a hacer muy difícil mentirle, muy pero que muy duro.
Esa noche no tardaron en quedarse dormidos, él había cogido el mapa para evitar a cualquier profesor que estuviera haciendo su ronda, aquello le daría la ventaja de saber quien era su desconocido descubridor.
Llegó 5 minutos antes, escondido tras unas de las columnas, podía sentir como el viento sacudía su ropa. Atento a cualquiera que se fuera aproximando, notaba como el corazón brincaba dentro de su pecho a una velocidad alarmante.
La estupefacción que sintió cuando el nombre apareció en el mapa, le robo el aliento por unos instantes. No podía ser cierto, no podía ser él.
Alto, arrogante y con una melena tan rubia que parecía plateada, terminó de subir las escaleras Lucius Malfoy, prefecto de ultimo año de Slytherin. Remus estaba aún sin palabras, jamás le había dirigido ni tan siquiera una de sus arrogantes miradas, ¿cómo había averiguado su secreto?
—Sal de tu escondite, lobo—dijo mirando al punto exacto donde él se encontraba.
¿Cómo podía saber dónde estaba? Remus se sorprendió al no ser el único en tener un as en la manga. Saliendo de donde estaba se sintió como un niño pequeño al que acaban de pillar en una travesura.
Hizo frente al impresionante rubio que por primera vez, al menos que él supiera, le miraba a los ojos.
—¿Qué quieres, Malfoy?—dijo tratando de no parecer asustado.
Se tomó varios segundos que hicieron agonizar al Gryffindor, mirándolo de arriba abajo, hacía tiempo que no se sentía tan tenso.
—A ti, por supuesto.—Esa respuesta saliendo como una caricia lasciva de los labios del rubio le erizó todo el vello de su cuerpo.
Jamás había visto esa mirada llena de lujuria ni en Malfoy ni en nadie que le hubiera mirado a él. Le costó tragar saliva, le costó incluso pensar qué podría contestar a eso, le costó recordar casi cómo se llamaba.
—Como bien sabes, mi familia no tiene dinero para pagar ningún tipo de chantaje que me quieras hacer—fue toda la argumentación que pudiera salir de su boca. No era un experto en la materia sexual, pero el rubio con solo una frase le había dejado bien claro el tipo de interés que tenía en él, en él.
—Puedes estar buscando todos los argumentos que quieras—dijo arrogantemente, sabiéndose superior en aquella conversación en la que lo había acorralado—.Ya sabes lo que quiero, y lo que haré si no lo tengo.
Acto seguido se fue, no dijo nada más, dejando a Remus aún más afectado de lo que estuviera hacía unos minutos.
Aquello no tenía sentido ninguno, Lucius Malfoy, uno de los alumnos más jodidamente sexys de Hogwarts, le quería a él, que para su vergüenza no había ni tan si quiera dado un mísero beso. Y para colmo, que él supiera jamás se había cuestionado su sexualidad, nunca se había sentido atraído por un hombre, y no creía estar interesado en ello, menos aún como resultado de un chantaje.
-x-
No pudo pegar ojo aquella noche, y las pocas cabezadas que dio se despertaba acosado por una serpiente.
Sus amigos notaron claramente que nos se encontraba bien, y aún sin querer afrontar el tema, lo achacó a lo próxima que estaba la luna llena. Dada su falta de experiencia en inventar excusas, sus amigos le miraron poco crédulos, y ya bastante tenía con su problema rubio platino, como para enfrentar a sus tres amigos.
—Necesito cantidades ingentes de zumo de calabaza—dijo agarrando del cuello a Sirius, como cuando jugaban en su forma animal.
Todos rieron y bajaron al comedor a por litros de zumo de calabaza.
Sin poder evitarlo su mirada se dirigió a la mesa de los Slytherin en la que se encontraba Malfoy, ni una mirada por su parte, quizás sólo había sido un sueño, una pesadilla de su constate miedo a ser descubierto y expulsado.
Pero en ese momento, el rubio, como si pudiera leerle la mente y sus dudas, levantó la mirada hacia él, en sus fríos ojos plateados brilló aquella misma lujuria que no se había solo imaginado la noche anterior. Nuevamente la desagradable sensación de no poder tragar, no había durado ni un pestañeo, pero ya estaba tenso para el resto del día.
Era conocida la reputación del Slytherin, pura sangre, orgulloso y arrogante, con las mejores notas de su clase, se le sabía líder de las serpientes sin lugar a dudas, era mejor no ponerse en su trayectoria pues siempre aplastaba a sus rivales, rápidamente y sin saber bien los motivos, aquella persona caía en desgracia. Y no solo él o ella, sino toda su familia.
Contradecir a Malfoy no solo era una riña entre alumnos, podía truncar el futuro de una familia, con ese peso a sus espaldas, el lupino se sentía agotado mucho antes de comenzar a luchar. Sus padres, que se apartaron de la comunidad mágica cuando Remus fue mordido a los cuatro años, eran humildes.
Su padre tenía uno de los puestos más bajos en el Ministerio, no queriendo llamar la atención sobre su familia; y su madre cosía en casa para sacar algo extra. Remus sabía lo que pensaban las familias como la de los Malfoy de ellos, en el primer año se lo habían dejado todos bien claro. Y si a eso le sumaba su maldición, se sentía acorralado, si era descubierto el Ministerio tenía orden de arrestarlo, los hombres lobos no tenían permiso de residencia en el mundo mágico inglés.
Malfoy se sabía ganador la noche anterior en la torre de astronomía de eso no le cabía la más mínima duda, barajó las opciones que tenía, y tristemente se dio cuenta que eran escasas, por no decir inexistente, pensó en ceder, en darle a Malfoy lo que creía querer de él, realmente no había mucha cosa que ofrecer, estaba seguro que rápidamente se aburriría de alguien tan inexperto.
Buenas a todos, tengo varias historias abiertas aún. Aunque realmente larga solo es "Qué hubiera pasado" será un trabajo que me lleve más tiempo. A los que esperan "El Club" y "Melin's club" no desesperáis que estoy en ello. Pero tenía esta historia prácticamente terminada (solo queda el último capítulo por rematar) y quería compartirla.
Es una pareja que adoro y que por otro lado destroza un poco todo el posible Drarry que tanto amamos, ( no soy muy fan del mpreg). Aún así para mi son casi igual de atractiva que el Sirius/Severus.
Espero que le deis una oportunidad y os guste, y si me dejáis un comentario, mejor que mejor.
Besos, Shimi
