Amor A Primera Vista
Seria eso amor a primera vista? Que mas podía ser?
No era posible que sintiera eso si nunca la había visto en su vida. O si?
Esas preguntas eran las que el pequeño Sammy de 10 años se hacia mientras veía a la chica nueva cruzar el pasillo del comedor del colegio al que asistían.
La había conocido esa mañana en la clase de matemáticas y había quedado maravillado con su belleza, con su pelo rubio brillando como el sol y esos ojos color verde mar que transmitían una paz que no sentía desde hacia mucho.
La vio acercarse con su charola de comida hacia su mesa, mientras los demás chicos, lo miraban incrédulos preguntándose que tendría el de especial.
-Hola- dijo ella.- mi nombre es Jessica, pero creo que ya lo sabias porque el señor Lee nos presento.- se la notaba nerviosa.
Sam la miraba como embobado.
-puedo…. Sentarme aquí? – pregunto algo tímida.
-claro que si- reacciono Sam, como impulsado por un rayo.- perdona estaba pensando en otra cosa-
- yo me llamo Sam Winchester.
Siguieron hablando hasta que toco el timbre. Jess fue a su clase de botánica, mientras que Sam iba a la clase de literatura.
A la salida de la escuela el la busco con la mirada para ver si la encontraba pero ya se había ido.
Al llegar al motel en donde se estaban hospedando, se encontró con un panorama que todavía no esperaba encontrar: su padre y su hermano estaban empacando bolsos. Se iban por que su padre había encontrado unas pistas sobre algo en lo que estaba trabajando.
Esa noche, en el viaje, estuvo muy callado, miraba por la ventanilla del viejo Impala, con los ojos brillantes de tristeza. Habían estado en esa ciudad, más tiempo del planeado mientras su padre resolvía algunos asuntos, y cuando por fin conocía a alguien que valía la pena tenían que partir. No sabía por que se molestaba en ir a la escuela, siquiera, aunque a él le gustaba aprender todo lo que podía, no era justo que se quedaran por tan poco tiempo.
Su padre y su hermano, se miraron. Sam siempre se quejaba cada vez que se mudaban, pero esta vez era distinto, ni siquiera hubo una discusión. Estaba demasiado callado.
Paso el tiempo y Sam había cambiado, estaba mas rebelde, se peleaba con su hermano y le contestaba a su padre, ellos no entendían por que estaba así, hasta que una noche durante la cena su padre se animo a preguntarle, y él les conto todo sobre Jess, les conto que aunque la había conocido ese mismo día, estaba perdidamente enamorado de ella. Su padre, que lo miraba con atención le conto que lo mismo había pasado con el y su madre y le dijo:" el destino, es inevitable". En ese momento Sam no entendió mucho esas palabras, pero 10 años mas tarde, cuando entro en Stanford, las mismas palabras le vinieron a la mente al cruzarse con los mismos ojos verde agua que había visto alguna vez. Su padre tenía razón, el destino si era inevitable, y sus destinos eran estar juntos para siempre.
